SILENCIOS EN DEFENSA PROPIA

SILENCIOS EN DEFENSA PROPIA

Decir que el ser humano es prismático añade poco a lo que ya todos sabemos, sin que tal condición merezca descalificaciones,  aunque así lo entendamos en ciertos momentos debido a las diferentes caras que mostramos en sociedad, unidas por aristas desiguales que se unen en un vértice común, síntesis de quienes realmente somos.

 La actitud mantenida en el trabajo, – sea la oficina, el aula, la fábrica o el consultorio – no siempre coincide con el comportamiento doméstico. Ni la conducta sostenida en los clubs deportivos, asociaciones vecinales y organizaciones sociales, se corresponde con disposiciones actitudinales sustentadas en las relaciones personales individuales.

Esto explica las diferentes opiniones que existen sobre la misma persona en ámbitos donde se relaciona; justifica las valoraciones  contradictorias; y aclara las sorpresas de colegas y vecinos al confirmarse actuaciones desconcertantes de personas supuestamente conocidas.

Pero diversificar las manifestaciones no implica personalidad múltiple ni trastornos psicológicos adicionales porque, de ser así, el mundo sería una inmensa casa de reposo, ¿o lo es? No creo. Tener varios perfiles fragmentarios que conforman una totalidad, no es argumento suficiente para construir un descansorio universal. Tampoco creo que pretendamos ser lo que no somos, sin excluir el deseo de complementarse en los demás.

En cambio, preocupan silencios encubridores de posibles mentiras por omisión, encontrando justificación a  tal actitud en la protección personal y profesional que busca el afectado. Ello explica que por temor al despido, un trabajador evite decir lo que siente en lo más profundo de su alma. El político trepador intermedio se guarda mucho de decir aquello que no agrada a quien tiene que pulsar la catapulta que lo lance a la gloria eterna, es decir, al sillón, teléfono, coche oficial y bastón. El funcionario que aspira a la promoción profesional evita denunciar los tejemanejes que tienen lugar en las comisiones de selección por miedo a que le sierren dos o tres peldaños de la escalera. El que aspira a subvenciones oficiales está más atento a pasar el plumero por el asiento del político de turno que a denunciar sus chantajes, por miedo a que le corten el grifo de los euros que se destilan en las comisiones de adjudicación. Es la ley del silencio, del acatamiento, del cabezazo y de la menesterosa mano tendida en busca de las migajas que caen de la mesa donde se acodan y acomodan los acomodadores del dinero común.

WOJTYLAMANÍA

WOJTYLAMANÍA

(A Carmen, atea seguidora del Karol, que me pide un recuerdo al beato)

Hay comportamientos de ciudadanos ateos o agnósticos difíciles de comprender y otros con fácil acceso al entendimiento, como es el caso del afecto y simpatía manifestado por algunos descreídos hacia el papa polaco recientemente beatificado, por los firmes  valores humanos que representaba.

Para honrar esas virtudes humanas y sociales algunos fueron al Vaticano el día de la coronación. No a rezar, no; sino a rendir homenaje a la honestidad, generosidad, sacrificio y lucha por la solidaridad, la libertad y la paz, que llevó a cabo el reverendo Karol en su larga vida, como mensajero incansable de la paz.

Hasta Roma fueron a pisar el mármol Vaticano de Carrara con esa intención muchos escepticos, perdidos entre casullas, bonetes y tocas; dormitando en las escalinatas; bebiendo agua samaritana en las colas; y detrás de las columnas barrocas de Bernini, reivindicando silenciosamente la supuesta integridad personal del Pontífice que se fue.

Gran parte de los que allí se reunieron no buscaban al Papa, ni al padre, ni al abuelo, sino al líder sin fisuras ni atisbo de corrupción aparente. Aplaudieron al paradigma de la ética, al referente moral, al soñador del amor fraterno y al defensor de la igualdad. En una palabra, se reunieron allí con la esperanza de mantener el espíritu de un tío legal, como dicen ahora los jóvenes.

No obstante,  sobraban algunos de los que allí estaban. Pero es que el protocolo no conoce virtud, amigo. Es juego de diplomacia o, si prefieres, hipocresía legalizada. Penoso espectáculo de bisutería el que dieron ciertos políticos, arrodillándose para la fotografía. No debemos hacernos ilusiones de que vayan a seguir el honesto ejemplo del beatificado, porque los valores defendidos por el jefe católico, nada tienen que ver con los de algunos enlutados, compungidos y teatrales dirigentes del mundo mundial. Ya sabéis, una cosa es predicar y otra dar trigo.

Tampoco extraña que el Vicario ya fallecido haya cautivado a muchos jóvenes con fuerza, aunque no pisen las iglesias ni practiquen seculares ritos religiosos, porque eso no les importa. Los miles de jóvenes que congrega por el mundo su  recuerdo, quedaron seducidos con la frescura del personaje, con su alegría, su entrega y su desinterés. Sintonizaron con él, porque los chavales son así. Luego, con el paso de los años, la vida se encargará de llevarlos por otros caminos menos románticos.

Pero la Iglesia no debe crearse la falsa expectativa de un renacer espontáneo y milagroso de la fe religiosa en los descreídos, porque se trata de una reivindicación masiva de ciertos valores que la sociedad ha ido relegando poco a poco, al ritmo que ha marcado la economía y la política, porque la gente empieza a cansarse de sacralizar incompetentes, por el saldo de su cuenta corriente. Los ciudadanos están hartos de líderes de pacotilla. De representantes de la nada. De dirigentes del tres al cuarto que sólo buscan un pesebre donde apacentar y un sillón donde asentarse. Por eso hemos de cambiar el “tanto tienes, tanto vales”, por el “tanto vales, tanto tienes”. Y tendremos que decirle a más de uno que no vale nada por mucho que tenga.

A la globalización, cuyo líder es el dinero, Wojtyla opuso la paz y la solidaridad, como bienes fundamentales, y el pueblo lo hizo su líder, nombrándole guía del común destino de mil doscientos millones de católicos a los que se añadieron muchos millones más, que miran de tejas abajo, pero que comparten su “comunismo”. Por eso más de una vez he hablado de los cristianos ateos que van por un mundo paralelo a los reclinatorios sin contaminarse de casullas ni cuentos escatológicos.

El mérito del aquel pastor consistió en hacer atractiva la honradez; dignificar la decencia; enaltecer los derechos humanos; y consagrar la libertad. Fue la voz de los sin voz y el pacifista más revolucionario. Con ese equipaje a la espalda se ha convertido en un referente moral y un modelo a seguir, paradigma de todas las virtudes que han huido de
los despachos políticos, financieros y empresariales.

En él cristalizaron los valores que hacen más habitable la tierra. Y su muerte provocó la sintonía emocional de los millones de personas que estaban con él, traducida en una catarsis colectiva purificadora que a todos hermanó el día de su muerte, en momentos  de exaltación colectiva, sin atragantarse con publicidades católicas.

A nadie importó su fundamentalismo interno, su conservadurismo teológico, su dogmática
ortodoxia, su defensa del celibato y su condena de la eutanasia, el preservativo y el aborto. Él sí que ha dejado todo atado y bien atado. Basta echar un vistazo a cuerpo cardenalicio. Pero los ciudadanos se han fijado más en su lucha por la igualdad social, por la defensa de los débiles y por lograr un mundo más justo. Parece claro que en sus contradicciones la gente ha optado por entregarse al Papa comprometido con el mundo, más que al Papa tridentino en sus ideas. El pueblo ha preferido ver muros por el suelo, más dogmas en los altares; ha preferido la paz, a la ortodoxia; y los derechos humanos de la gente a los derechos de sus clérigos.

La historia nos dirá si fue un mago de la demagogia, un encantador de ingenuos, un visionario de la fantasía, un embaucador de crédulos, o el líder carismático que ahora muchos creen que ha sido. Confiemos que las asociaciones pacifistas, los “indignados”, las ONGs, las agrupaciones vecinales o los movimientos antiglobalización, por ejemplo, nos den un líder similar, porque en los partidos políticos no vamos a encontrarlo.

 

AQUÍ UN AMIGO

AQUÍ UN AMIGO

Creo llegado el momento de presentar a un buen amigo, para que también lo sea de quienes pasáis la mirada por las páginas de esta bitácora, buscando en ella cuanto se nos niega en espacios donde la mentira ha hecho trinchera, el egoísmo domina, la indiferencia clava su estaca, se promueve la ignorancia, triunfa la vanidad y reinan las monedas.

Os ofrezco este amigo con honores de hermandad y espero que tenga en vuestra vida el mismo espacio que yo haré en la mía cuando vosotros me presentéis a quien siempre os acompaña sin reclamar nada a cambio, porque cada uno tenéis similar amigo al mío, aunque algunos no hayan percibido aún su roce.

Desconfío de la tradición oral recogida en el Talmud porque yo no me encontré conmigo mismo buscando a Dios, sino de forma espontánea y sin pretenderlo, el día ya lejano en que acepté sin remedio la compañía de mi otro yo hasta que la muerte nos separe a los dos, quedando él entre quienes me recuerden y yo flotando en cenizas por el aire.

Me sorprendo algunas veces hablando con este amigo, sin menguar la entrega y sinceridad que don Antonio guardaba al conversar con el hombre que siempre iba con él, ni demorar el tiempo que Borges pasaba conversando consigo mismo en el banco municipal ginebrino.

Diálogos que mantengo en los que me cuento aquello que nadie más que yo puede oír, recreándome en explicaciones innecesarias, porque conozco la narración tan bien como el cronista del hecho que a mí mismo refiero.

Algo de terapia deben tener estos coloquios a dúo unipersonal, porque tranquilizan el ánimo y ayudan a reflexionar en voz alta con el doble reflejado en el espejo, en el agua o en la soledad del silencio nocturno, cuando todo duerme menos el pensamiento que se mantiene despierto incluso en sueños de madrugada.

No he tenido amigo más a mano, ni mejor, ni más fiel en mi larga vida que yo mismo, como anticipó Pitágoras definiendo al amigo como el otro yo. Por eso, quienes más cercanamente me conviven no se alarman al verme en animada tertulia con el “otro”, ni atribuyen a trastornos identitarios disociativos  las reflexiones que hago en voz alta, cuando el íntimo recogimiento envuelve el aire donde quedan suspendidas las palabras.

Y si en algún momento hago a mi otro yo depositario de confidencias futuras que nadie sabe, es para que les dé vida cuando a mí ésta me falte, porque será él quien me sobreviva.

Este amigo embrida mis impulsos cuando la irritación por injusticias, corruptelas y mentiras, altera el pulso, y me dicta lo que no debo proclamar. Este huésped que me habita es quien alivia los desasosiegos si algo perturba el ánimo y desdibuja la esperanza. Él fue quien más alejó de mi vida los desgraciados días del abandono cuando la parca se empeñó en cerrar puertas y ventanas a un futuro imposible por tanto desamparo. A él debo el estimuló y fuerzas que he necesitado para seguir luchando y la sonrisa en el espejo, cuando el llanto era alimento huérfano diario.

Ha sido certero en el consejo, inflexible en la exigencia, tolerante en los errores, y crítico leal desde la cuna, sin clavarme espinas en el alma, pero obligándome a prometerle que no volvería a hacerlo, mientras me abrazaba dándole razones a Jaime para proclamar el amor a uno mismo como la más innoble servidumbre.

 

QUISIÉRAMOS SABER

QUISIÉRAMOS SABER

Vuelan sobre nuestras cabezas como evangélicas lenguas de fuego algunas preguntas sin respuesta satisfactoria, que convierten los interrogantes en escabrosos enigmas pendientes de resolver, obligándonos a exigir una solución inmediata que nos libere de la ignorancia en que quieren mantenernos los propagandistas de respuestas sin sentido.

Muchos quisiéramos saber por qué tenemos que pagar un canon digital para que un grupo de estafadores judicialmente encausados se hagan millonarios con las recaudaciones que una ley abusiva nos obliga a pagar.

Quisiéramos saber por qué la justicia adapta su velocidad al infractor, se deja politizar en silencio con la cabeza sumida, permite que se escapen por las fisuras delincuentes de guante blanco y tolera resignada la burla de los políticos.

Quisiéramos saber por qué los ciudadanos no desempolvan guadañas, hoces y estacas dieciochescas frente a quienes les han llevado a la quiebra económica y moral, mientras los “delincuentes” siguen especulando con la ruina de los vecinos.

Quisiéramos saber por qué se escamotea el IVA, se ocultan trabajadores,  se falsean facturas, se cobran subvenciones indebidas, se hacen operaciones negras, se ocultando capitales, se crean empresas tapadera, es decir, se defrauda al Estado.

Quisiéramos saber por qué hay tanto politiquero suelto, tanto usurero en consejos bancarios, tanto especulador sin escrúpulos, tanta púrpura entre sagrarios, tanto empresario explotador y tanto pícaro por las esquinas de trabajo.

Quisiéramos saber por qué no se han descubierto vacunas contra el síndrome de la Moncloa, el partidismo político, el talibanismo religioso, la oposición irracional, el enfrentamiento sistemático y la hipocresía legalizada.

Quisiéramos saber por qué se mantiene una ley electoral que permite acceder a cargos públicos a imputados en casos de corrupción, al tiempo que cierra listas electorales prohibiendo a los ciudadanos elegir directamente sus representantes.

Quisiéramos saber por qué la jerarquía católica y los profesionales de la virtud que administran la fe de los creyentes, se encuentran tan alejados del pueblo sencillo que adoctrinan, del evangelio que predican y del Dios que patrocinan.

Quisiéramos saber por qué los 1,6 trillones de dólares que se utilizan en fabricar armamento, defender territorios y ¡pacificar guerras!, no se emplean en fomentar el desarrollo de los países pobres, como verdadero camino hacia la paz.

Quisiéramos saber, en fin, por qué el único ser racional que habita la Tierra no utiliza la razón para organizar un mundo más feliz, equitativo, justo, civilizado, pacífico, solidario y culto, donde podamos vivir con la dignidad que merecemos.

 

CARTA ABIERTA A DOS ENAMORADOS

CARTA ABIERTA A DOS ENAMORADOS

Queridos Maira y Diego:

Añadid a la buenaventura que anoche os deseé, mi petición de que la magia litúrgica y el papel que firmasteis ante testigos no os alteren la vida, porque vuestro compromiso de amor no necesitaba sellarse en un contrato, aunque así lo hayáis hecho.

Tampoco hagáis mucho caso a las palabras del oficiante, que gastó inútilmente sus energías tratando de advertiros sobre futuros cambios en vuestras vidas, existentes sólo en la mente del clérigo, empeñado en diferenciar el antes y el después de la ceremonia, con pretendido afán de haceros ver un futuro virtual.

Estad tranquilos, que nada va a cambiar a partir de ahora, ni debéis permitir modificación alguna en vuestra ruta, porque habéis hecho de la felicidad costumbre, sin necesitar santificaciones ni acuerdos por escrito. Enriqueced, pues, cada día el amor como venís haciendo y con eso será bastante para manteneros uno en el otro. Propósito de vínculo en régimen de igualdad y ayuda mutua, dentro de la comunidad de vida que fundasteis hace años con vocación de permanencia, sin ayuda de terceros, bendiciones rituales ni contratos formales.

Pacto de amor libre, ayer convertido en institución social, que debe perpetuarse al albedrío que dicte el amor que os tenéis, confirmado algún día, tal vez, con hijos fruto del respeto mutuo, la ayuda solidaria y la actuación cooperativa en beneficio de la comunidad familiar. Igualdad de derechos y deberes que os mantendrá unidos, guardándoos fidelidad y recíproca ayuda.

León Tolstoi comparaba la pareja enamorada con una barca que llevaba a dos personas por un mar tormentoso, afirmando que si alguna de ellas hacía movimientos bruscos, la barca se hundiría. Por eso debéis mantener la prudencia en las palabras, la moderación en los gestos, la templanza en las actitudes y el diálogo en las diferencias. Si esto hacéis, poniendo las cuatro manos en los remos, tened seguro que la barca se mantendrá a flote, lejos del naufragio.

Sosteneos en la adversidad por fatigosa que esta sea. Perseverad en la tolerancia. Sed leales a vuestros principios. Obstinaos en la indulgencia. Persistid en la generosidad. Renunciad al propio beneficio. Prodigad el perdón. Ejerced la empatía. Y sustentaos en la solidaridad, para ganar la vida que sólo a vosotros pertenece.

Esto quería deciros en carta abierta, y desearos al mismo tiempo corta estancia en Brasil, confiando que la situación de nuestro país mejore para que cerebros universitarios como vosotros no tengan que irse de la piel de toro a lidiar en otras latitudes el miura del paro intelectual.

Un abrazo, queridos Diego y Maira,  y mucha suerte.

 

CAZADORA CAZADA

CAZADORA CAZADA

Según informan todos los medios de comunicación digitales, el responsable del juzgado central de  instrucción nº 5 de la Audiencia Nacional, Pablo Ruz, está investigando una presunta estafa por apropiación indebida y desvío de fondos, realizada por algunos directivos de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), siguiendo las diligencias abiertas en 2010 por Baltasar Garzón tras recibir unas denuncias, que la Fiscalía Anticorrupción se tomó en serio.

El magistrado Ruz ha ordenado registros en la sede de la institución y la detención de nueve personas, entre las que se encuentra el cerebrito de la trama delictiva, José Luis Rodríguez Neri, director general de la filial digital de la SGAE, quien desvió presuntamente decenas de miles de euros a su empresa Microgénesis. También ha caído el director financiero de la SGAE, Ricardo Azcoaga; el Director General, Enrique Loras, y hasta el denostado Teddy Bautista, presidente del Consejo de Dirección, que no habría participado activamente en el choriceo, aunque tuvo conocimiento de la trama.

Según noticias confirmadas se han agotado las reservas catalanas de cava y las francesas de champagne, como puede comprobarse leyendo los cientos de comentarios que los ciudadanos han incluido al pie de la noticia en los diferentes medios, donde se evidencia una antipatía ciudadana hacia esta Sociedad que desborda todas las previsiones.

Unánime inquina que los internautas han expresado con una rotundidad incuestionable, aunque la moderación y el respeto hayan brillado por su ausencia en muchos comentarios difundidos urbi et orbi, como iniciaban sus proclamas los romanos del Imperio.

Unos se alegran que “hayan pillado al mayor pirata y ladrón del reino”. Otros festejan que “por fin la justicia haga algo” y muchos gritan “¡Viva la justicia española!”. No faltan los más radicales que llaman a los dirigentes de la SGAE “Panda de ladrones sinvergüenzas, que deberían ir todos a la cárcel”, quejándose que “llamaran ladrones a los que se descargaban música de la red”, contentándose irónicamente con saber “dónde iba todo el dinero recaudado”.

Los comentaristas con más sentido del humor ironizan sobre la situación pidiendo que el proceso se retransmita en directo para sentarse “en el sofá con las palomitas a disfrutar del espectáculo”. Uno aparentemente religioso se limita a cantar “Aleluya, aleluya, aleluya”. Y otro espera que aparezcan pronto chistes sobre las detenciones, pues “esta historia va a producir un millón de carcajadas, y la SGAE no va a poder cobrar derechos”.

Tampoco faltan pesimistas dispuestos a cercenar toda esperanza: “No les va a pasar absolutamente nada. Lo mismo que Millet y tantos otros. Con el silencio cómplice de PP, PSOE y CiU (por no seguir nombrando). Resulta todo vomitivo.  ¡Democracia real ya!”. A esta idea se añade un indignado más pidiendo al personal que no se alegre tanto: “Sabéis perfectamente por casos anteriores que después de todo este teatro los van a soltar (fianza, prescripción de delito, etc) y se quedarán con toda la pasta (el supersueldazo, más esto). Pero con estas pantomimas parece que vivimos en un país democrático. ¡¡¡Democracia real ya!!!”.

El resumen es que jamás la detención de unos presuntos delincuentes produjo en los ciudadanos tanto regocijo y aplausos.

 

MÁS INDIGNACIÓN

MÁS INDIGNACIÓN

El espectáculo que han ofrecido los políticos en el debate parlamentario sobre la situación del país puede calificarse de indignante, y la actitud de nuestros “padres” repugna al sentido común, a la educación más elemental, a lo socialmente deseable y a lo políticamente correcto.

Indignación ha producido ver que los ciudadanos les importamos tres pimientos morrones a los parlamentarios, aliñados con la leche que maman en el escaño.

Indignación al comprobar que las expectativas del debate estaban puestas en la victoria del líder respectivo y no en resolver los problemas del país.

Indignación al observar decenas de escaños vacíos, en un alarde de desprecio mutuo entre las señorías, merecedor de los peores calificativos.

Indignación al presenciar el desaire a los representantes parlamentarios de las minorías, como si éstas no merecieran ser escuchadas.

Indignación al oír enfervorecidos aplausos por discursos de la nada, en lo que no se aplaudía el contenido de los mismos sino la promoción del patrón.

Indignación al verificar que muchos parlamentarios no merecen por su trabajo ni siquiera el subsidio de desempleo.

Indignación al advertir que el aspirante sea el mayor guadiana parlamentario, con apariciones, desapariciones, retrasos y escapadas injustificables.

Indignación al constatar que no se aúnan esfuerzos en beneficio de los ciudadanos, porque cada facción se ocupa en mantener o conseguir el poder al precio que sea.

Indignación al confirmar la enorme grieta que separa a quienes deberían unirse en beneficio de todos, con vocación de servicio indiscutible.

Indignación al verificar la impunidad de los parlamentarios ante las ausencias al trabajo, cuando a otros el retraso y absentismo les cuesta el puesto de trabajo.

Indignación por los murmullos, conversaciones, falta de educación y ausencia de respeto a los oradores, por parte de los pocos que asistían aburridos al pleno.

Indignación al ratificar la falta de sensibilidad social de los parlamentarios en momentos en que los ciudadanos necesitábamos ver a los políticos poniendo toda la carne en el asador para sacarnos del pozo donde nos han metido con su negligencia, despreocupación y falta de capacidad para evitar el derrumbe.

Indignación al comprobar que muchas de las 51 resoluciones aprobadas están alejadas de los problemas ciudadanos, como la ampliación de las frecuencias de FM o el control en puertos pesqueros.

Indignación, finalmente, por el tímido guiño que han recibido los “indignados” con la resolución que protege el sueldo de los embargados con insuficientes 320 ó 709 euros de subida sobre los embargos por impago de hipotecas, y la escasa elevación del valor de los inmuebles cuando nadie puje en las subastas.