2 – ALGO DE MÍ

2 – ALGO DE MÍ

En Zurich, – donde pasé varios años ocupado en hablar de la vida a mis alumnos, aunque fui comisionado para enseñarles Física y Química – un escritor allí afincado me invitó a dar un recital poético, presentándome ante el auditorio con un poema sobre mis percepciones vitales, que gustó a los presentes. He recogido algunas ideas en él contenidas para componer con brevedad este Autorretrato de vuelta, que utilizo como apoyo para dar mis primeros pasos en el blog.

Puede completarse tal perfil añadiendo mi prejubilación a los sesenta años abandonando cátedra, doctorado, sexenios, abusos e injusticias de incompetentes politiqueros temerosos de sombras inexistentes, y mi rotundo menosprecio a la mentira, mentideros y mentirosos, por mucho que quieran ocultar la verdad sobre la falsedad que viven y en ella sobreviven, creyéndose sus propios engaños.

Escultura-Autorretrato

AUTORRETRATO  DE  VUELTA

Ignoro si estaba muy conforme en la nada, donde vivía, cuando mis padres, sin consultarme, quisieron hacer algo por ellos y a Salamanca me trajeron, sin saber que me dejarían pronto solo al borde del camino.

Meció mi cuna la negra pena del doble luto, y el verde uniforme de una imbenemérita fuerza alejó las travesuras de mis juegos infantiles, desterrando a golpes militares las sonrisas, y cerrando toda posibilidad de huida a mis inalcanzables sueños adolescentes.

Vinieron luego años del Estudio salmantino a devolverme cuanto se me había hurtado, y la paz doméstica me sostuvo en la felicidad que aún permanece conmigo, junto a ellos.

He sido profesor de enseñanza media, itinerante por España más tiempo del necesario, y exiliado de lujo en Suiza y Bélgica durante muchos años, pero menos de los que hubiera deseado.

Hoy mi edad es superior a la media nacional; mantengo estatura media, pertenezco a la clase media, y entre tanta medianía hace media docena de lustros que perdí mi identidad. Fui el huérfano interno número 24, el soldado número 76, el funcionario A-48-EC-13163 y el viajero SA/801-83. En cada carnet tengo un número, y números diferentes en las tarjetas deudoras. Hasta en el lecho del hospital he sido el enfermo número 15. Numeran mi coche, mi casa, mi teléfono y mi nómina. Y para evitar que numeren mi tumba ya he pedido hora en el horno crematorio.

Después de muchos lances me he acostumbrado a vivir y no me consuela saber que todos tenemos que irnos algún día, ni me conformo con saber que la Tierra da vueltas porque me gustaría que el Sol girara en torno a ella.

Me satisface la vida con su bondadosa entrega, pero le niego el perdón por ser única e irrepetible, aunque el libro sagrado se empeñe en lo contrario y el campanario anuncie la resurrección.

Tengo que agradecer al poeta que me desvelara los cuentos mecedores de ilusionantes quimeras juveniles; al sepulturero la luz del sol en el ocaso; y a las estrellas la infinitud del firmamento, donde no tiene cabida la redención del catecismo.

Sabed que disfruto golpeando una bola sobre la alfombra verde, haciendo recitar a la madera romances medievales, dibujando renglones con letras en la pantalla virtual y descubriendo los secretos de la arcilla.

No tolero hipotecas de vida, ni preceptos, ni obligaciones externas, ni horarios, ni compromisos. Pero, menos aún, consiento que un ignorante pueda pasar por sabio, a pesar de sus sandeces, sólo por tener reclinatorios en su alcoba o abultadas cuentas en paraísos fiscales.

Ahora, cuando ya veo en lontananza los andenes de la estación término que me espera, menosprecio sin clemencia a electoreros, que juegan con la urnas sin reparos; a tramposos, que impunemente nos engañan; a hipócritas, que hacen de la mentira su afán; a explotadores sin escrúpulos del sudor ajeno; a beatos, que pretenden lavar con agua bendita su miseria; a cortijeros, dueños incluso de la tierra que no es suya; a mandones, sin capacidad de mando ni conciencia; a corruptos, herejes del sistema, y ambulante basura; a incompetentes que deciden sobre nuestras vidas; a banqueros, insaciables de rentas y beneficios; y a usureros de guante blanco capaces de quitarle las muletas a un inválido.

Me pregunto si vale la pena el combate, y mi respuesta es que sí, porque negándolos me mantengo con la limpieza juvenil de quien nunca ha defraudado un ideal.

Pero si algún día me detengo por miedo, o prefiero la seguridad al riesgo de la aventura, entonces dejadme al borde del camino porque habré empezado a envejecer y puedo ser un lastre en vuestra vida.

PROFESIÓN DE FE

Todos las personas, creyentes y descreídas, tenemos un credo, compendio de aquello en que confiamos para dar sentido a nuestra vida. Y declarar en voz alta la fe  profesada compromete la conducta y exige testimonio personal de la fe proclamada.

La cuestión es que muchos vociferan las creencias que otros han dictado, no incluyéndome entre los asamblearios que repiten consignas de terceros,  inaccesibles al entendimiento, porque la fe religiosa exige cerrar puertas a la razón ante lo inalcanzable a la cordura.

Mi profesión de fe se limita a optar por aquello que en la vida ha estimulado mi ánimo, alegrándome el camino y dándome fuerzas para mantener la esperanza en el único mundo posible, sabedor que la vida es única e irrepetible, porque creo sobre todo en el amor terrenal compartido, hacedor del bien, origen de la paz, y camino cierto de felicidad.

Creo en mi experiencia de amor familiar, plena de entrega incondicional a quienes he tenido siempre a mi lado en horas dulces y amargas soledades.

Creo en la muerte sin redención posible, en la nada postrera, en el silencio eterno y en el olvido total cuando aquellos que ahora me conviven desaparezcan.

Creo en mi vecino, en quien se cruza conmigo y en el desconocido que ignoro, más que en el cielo lejano que no alcanzo.

Creo en la amistad como valor eterno, aunque no haya conseguido eternizarla, por lo cambiantes que han sido las oportunidades de lograrlo.

Creo en la honradez natural de las personas, y disculpo el hurto para sobrevivir, pero no el enriquecimiento a costa del sudor ajeno o de las urnas.

Creo en el esfuerzo diario como fuente de inspiración; en la renuncia como base del éxito personal, en el sacrificio como itinerario y en la superación permanente.

Creo en el diálogo como terapia para los conflictos por encima de intolerantes barreras e incomprensiones interesadas de sofistas y malversadores dialécticos.

Creo en la humildad de quien se guarda de la presunción, y detesto la humillación del prepotente que va golpeando a todos con su cuenta corriente o su tarima.

Creo en la fuerza revolucionaria de las ideas, en el mérito de las opiniones avaladas, en la virtud de todas las creencias  y en el poder de convicción de los argumentos.

Creo, en fin, en el cielo y el infierno terrenales, vibrando de felicidad con la madre primeriza y conmoviéndome de dolor ante prematuras despedidas.

Creo en el destierro de fronteras, el derribo de murallas y la siega de alambradas; en los apátridas; en el huerto común; en el aire compartido; y en el sol universal.

Creo en el mártir redentor de alienaciones mentales, en el liberador de ideologías encadenadoras, doctrinas esclavizantes y paraísos inexistentes.

Creo en la verdad por encima de todas las cosas, aunque arrebate el sosiego, comprometa la amistad, exija sufrir un poco y disperse la conformidad.

Creo en el error humano y lo disculpo cuando es ajeno, careciendo de indulgencia para los desaciertos propios si éstos afectan a las personas que amo.

Creo en la lealtad de los amigos pero me mantengo en estado alerta y a la espera de que cante el gallo porque sé que en algún momento llegará la decepción.

Creo en los creyentes sinceros a toda religión y credo, por lejano que éste sea, a pesar de mi descreimiento en la doctrina que proclame.

Creo en todo aquello que no puede comprarse en taquilla alguna y que la vida entrega a manos llenas a quien camina llevando la solidaridad por bandera.

Creo en la justicia terrenal sin esperar nada del consuelo celestial que proporciona a los creyentes la justicia divina, a la que no espero llegar algún día.

Creo, en fin, en quienes en mí creen y en los que desconfían por no haberme ganado su confianza con actitudes distintas a las que de mí esperaban.

DECÁLOGO DE ERRORES

Concluyo el año con examen de conciencia, haciendo cómputo de errores cometidos, sin orden de predominio, pero con la certeza de que se han repetido año tras año desde que comencé a dar mis primeros pasos sin ayuda de un andador, ni de la mano protectora de quienes no tuvieron oportunidad de dármela para caminar a su lado, porque se fueron antes de tiempo dejándome al pairo de la vida.

  1. He cometido el error de afrontar las dificultades a mi manera, sin atender otras opiniones o consejos, actuando con criterio propio, cuando las sugerencias podrían haberme ayudado a tener menos tropezones.
  2. He cometido el error de implicarme en luchas perdidas de antemano, sin prevenir las heridas que dejaría en mi alma la batalla, ni el tiempo de convalecencia moral que tendría que soportar para cicatrizar las secuelas.
  3. He cometido el error de amar a personas que no merecían ser amadas, queriéndolas a destiempo, en lugares donde no había espacio para el amor y de forma distinta a como debe amarse cuando no se espera correspondencia.
  4. He cometido el error de mantener siempre la verdad por encima de toda componenda y de exigir sinceridad a quienes me han acompañado, sin tener en cuenta el precio que tendría que pagar por la decepción sufrida.
  5. He cometido el error de hablar mucho, escuchar poco, tolerar solo lo obligatorio, negar oportunidad a la reparación de los errores cometidos, ser indulgente con la negligencia, desconocer la prudencia, no pensar dos veces las respuestas y disparar sin apuntar.
  6. He cometido el error de no medir bien mis fuerzas al acometer una empresa, de hacer trabajos que correspondían a otras personas sin recibir la gratitud de los beneficiados por mi esfuerzo y de ocuparme demasiado en resolver problemas ajenos.
  7. He cometido el error de intentar hacer de mi conducta patrón universal, exigiendo a quienes me han rodeado tanto como les he entregado, olvidándome que cada uno da lo que puede y no lo demandado, por mucha voluntad que tenga la persona en hacerlo.
  8. He cometido el error de responsabilizarme y asumir como propios los errores cometidos por otros, implicándome en la solución de los mismos con más entusiasmo que quienes los habían provocado.
  9. He cometido el error de competir en exceso con mis colegas en trabajos de promoción profesional, tropezando algunas veces con trampas prefabricadas por un injusto nepotismo obstaculizante que impedía alcanzar mis pretensiones.
  10. He cometido, en fin, el error de olvidarme que el error es una cualidad inseparable del ser humano, llegando a esta certeza en la madurez, con tiempo suficiente para escribir en mi lugar de trabajo que “todo es imperfecto”.

18 comentarios en «2 – ALGO DE MÍ»

  1. Querido Paco: me alegro de recibir y leer tus comentarios, es un gran honor para mi.Como me hubiera gustado ser yo quien diera forma a esas ideas que compartimos. Un saludo.

  2. A partir de ahora, pienso dedicar mi tiempo a compartir tus pensamientos en vez de plantarme delante de la caja tonta, a dormir. Tus reflexiones son mucho mas interesantes y, – no me duermen -.
    Un saludo afectuoso

  3. Es el mejor credo que he leído hasta el momento. La experiencia familiar….(la mía)
    Bueno tampoco me quejo. Digamos las experiencias familiares.
    Es un gran honor para mi el poder leerte, y un orgullo el saber que compartimos tiempos difíciles. Gracias Paco.

  4. Querido Paco,
    Muchos años después de ser alumno de tus clases de Física y, sobre todo, de Química en Bruselas me encuentro leyendo tu blog. Todo surgió este sábado cuando, en la boda dos compañeros de clase y alumnos tuyos, Ricardo y Macarena (no pretendo que recuerdes quiénes son, ni quién soy yo, dicho sea de paso), con muchos amigos de l’École reunidos, hablando de nuestras andanzas, alguien comentó que tenías tu propio blog. La sorpresa fue mucho mayor de lo que cabe esperar del hecho de que alguien escriba un blog, pero eso prefiero contártelo por una via de comunicación menos pública, si estás de acuerdo. El caso es que en ningún lugar encuentro una dirección de e-mail a la que escribirte, y me gustaría contactar contigo para contarte alguna cosa más que el por qué de semejante sorpresa.
    Un abrazo muy fuerte y hasta pronto, espero.

  5. Hola Paco,

    Gracias por compartir tus ideas con los demas.
    Da gusto leerte.
    Y cuando me acuerdo tambien daba gusto escucharte en clase.
    Espero que cuando llegue el momento encuentre las palabras adecuadas para transmitir a quien lo necesite esa savia dorada que nos negabamos a beber pero que tu nos dabas de buen corazon.

    Un abrazo

  6. Estoy en Medellín haciendo tiempo y empiezo a recordar personas a las que tuve y tengo cariño y que ocupan un pequeño espacio en mi corazón. ¿que será de ellas? Y te encuentro querido profesor. Te visitaré más a menudo, aunque no frecuento mucho estos lugares. Me ha gustado saber de ti.

    Un abrazo muy fuerte.

    Silvia (béjar)

  7. Sin tu permiso, me he atrevido a poner amplificador a tus ideas para que lleguen a mis amigos de facebook. Son pocos, pero no quiero que se las pierdan.
    Gracias Paco. Un abrazo

  8. La verdad es que llevo un tiempo siguiendote y nunca me he atrevido a realizar ningún comentario. Hoy quiza llevado por un acúmulo de sentimientos encontrados, me apetecía expresarme en tu blog y de esta manera dejar, sin entrar en grandes discursos, un poco de mi.
    La verdad es que ahora mismo esta siendo mi único momento de sosiego y tranquilidad de una semana llena de diferentes emociones profesionales y personales. Sentimientos amargos en la profesión, por que ves como amigos… buenos y comprometidos compañeros se quedan en la estacada por decisiones laborales incomprensibles, y sentimientos llenos de emoción e ilusión por esa paternidad que me espera a la vuelta de la esquina y que le da velocidad a mi corazón, y te hace considerar la jerarquía de valores de otra forma.
    perdonand si he sido algo extenso pero leyendo tu blog has provocado que me lanzara a escribir.
    Gracias Paco (tenemos una cita pendiente)
    Un amigo filial

  9. Permiteme que haga uso de tu profesión de fé, igual que que hice mi tío «al tito Schopen» cuando leí Los dolores del mundo
    Lo único que agradezco a la situación actual es reconocerme en opciones, ideas, gente y filosofias que me reconcilian con y alejan del, mundo.
    Soy muy atrevida y por tanto ignorante pero sé cuando algo y alguien cala en mi espíritu.
    Un abrazo

  10. Creo en tu credo………..
    A veces la casualidad hace que te encuentres en el camino de tu vida a personas que merece la pena escuchar. Gracias.

  11. Ahora entiendo porque me gusta tanto leer tus pensamientos, coincidimos en la mayoría de ellos. Pero hay algo en lo que discrepo totalmente. Tu dices.
    <>
    AMIGO

    <Nunca puede ser un lastre el amigo que se admira, porque es tuyo. Tu interior se
    niega a perderlo.
    Los lazas de la amistad son indestructibles pues ambos amigos se eligen el uno al otro.
    <<<>>>>…….AMIGO…..

  12. Como compañero del Infanta, aunque en etapas distintas, me voy a permitir reproducir una frase que alguien escribió allá por años sesenta, fue en ocasión del mes de mayo, era el llamado mes de la flores y sobre todo el mes en el que se veneraba de manera especial a la Virgen María, teníamos que escribir algo con respecto a las madres, y repito alguien escribió, no se si se refería a la Virgen María o nuestras madres, en general, pero decía «Madre que difícil es hablar de ti, quererte es más sencillo». Pues bien, plagiando esa frase, deja que te diga: «Qué difícil es decir de ti todo lo que uno piensa, admirarte en silencio es más sencillo» Gracias por compartir con los demás lo mejor que un ser humano posee, los sentimientos personales.

  13. Paco, si leer tus pensamientos e ideas es una gozada, mucho más gratificante es oírte hablar y escuchar de viva voz tus comentarios anécdotas y vivencias; que demuestran lo entrañable que eres, el humor que tienes y la sabiduría que posees; es un honor tenerte en las reuniones que celebramos en Infanta, y me siento muy orgulloso de ser tu amigo.
    Un abrazo y hasta pronto.

  14. D. Francisco el poder de tu prosa y el sentir de tu música me han atrapado en el tiempo y me han posicionado en un pasado lejano y en un colegio de huérfanos al que llegue como externo.
    Tu presencia supone un hallazgo intelectual que espero redescubrir cuando me pase por la Ciudad Charra. Yo también me he dedicado a la docencia desde un lugar más técnico como la enseñanza de la arquitectura en la UPM.
    Con mi recuerdo te llegan, mis mejores deseos y un fuerte abrazo.

  15. Grandes y dolorosas verdades leo en su blog. Se necesitan voces así para salir de este país anestesiado con verdades a medias, o mentiras enteras más bien

  16. Amigo/hermano Blanco, te suelo leer en la página del Infanta y siempre me quedo atrapado en tu prosa, ya te lo dije una vez. Pero hoy he recapacitado sobre la gran pérdida al no haberte, apenas, escuchado dado las vicisitudes de la vida y como dice nuestro común amigo/hermano Pascual Suarez, «Admirarte en silencio es más sencillo» un fuerte y sentido abrazo.

  17. Condensación de poesía, prosa y pensamiento. Perteneces a la generación literaria que pasará a la historia de la literatura como «La generación de internet» que no tiene desperdicio. Gracias por tus escritos.

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