Cuando lo imprevisible da paso al amor inesperado; cuando la vida cotidiana se hace aventura amorosa; cuando lo natural se desnaturaliza; y cuando la desesperanza recobra la esperanza, no queda otra opción que responsabilizar al amor de la mudanza, culpar del entrañamiento al azar, abrazar lo inesperado, complacerse en el encuentro, ajustarse los crampones y caminar junto a la persona encontrada vida arriba hacia la felicidad que espera.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.