ROSA PARKS

ROSA PARKS

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Una simple gota desesperada puede derramar el vaso de la resignación; y una chispa indignada es capaz de provocar un incendio que haga cenizas el paraíso donde habitan quienes están desesperanzándonos a todos.

Recuerdo con nostalgia el tiempo en que confiábamos en el amor para salvar el mundo. Tiempo de generosidad, entrega y sacrificio por el vecino. Tiempo de lucha solidaria por las libertades y el bienestar común. Tiempo de hacer realidad utopías inalcanzables.

Pero aquellos días de lozana mocedad y juvenil madurez en el que vivíamos al este del edén, se ha tornado en oscuro pasadizo hacia el estercolero, llevados de la mano por la indiferencia de un poder que impide la convergencia de nuestras almas. Tiempo este de ocaso y derrumbe que nos obliga a caminar entre cascotes ruinosos y jirones de vida.

¿Dónde están los herederos espirituales de Mahatma Gandhi? ¿Qué almas guardan el sueño de Martin Luther King? ¿Quién sostiene hoy la antorcha del Che Guevara? ¿Cuántos están dispuestos a mantenerse sentados frente al poder como hizo Rosa Parks?

Fue ese gesto de Rosa la chispa que desató el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos, negándose a ceder su asiento en el autobús a un hombre blanco, sabiendo que su actitud la llevaría a la cárcel por perturbar el orden establecido por los explotadores.

Hoy no queda rastro del legado que nos dejaron estos vecinos, porque hemos dilapidado el capital humano en urnas electorales y ventanillas bancarias, sin percibir que estábamos alimentando a un monstruo que ha terminado por devorarnos sin apartar la vista de su cuenta corriente.

Hoy gobiernan el mundo todos los demonios contra los que luchamos en tiempo de entrega generosa a la redención de nuestros vecinos. Hoy nos ponemos el chubasquero para protegernos del dolor ajeno, en vez de salir a la calle a coger de la solapa a los sinvergüenzas y politiqueros que construyen su vida sobre la ruina ajena. Hoy el que tiene resuelta su vida disfruta de ella sin importarle la basura humana tirada al borde de la acera. Hoy nadie lucha por invertir el giro de la tierra y poner vertical el horizonte.

Hoy somos muchos los que echamos de menos a Rosa Parks al ver que hay más ciudadanos dispuestos a vivir de rodillas que a morir de pie.

Un comentario en «ROSA PARKS»

  1. Te contaré algo que mi padre me ha contado a mi y que a su vez su padre le contó a él.
    Durante la guerra civil, en Mera donde vivía mi abuelo, el maestro era falangista, Mi abuelo Pedro, que así se llamaba , hombre rudo, curtido por la mar y de convicciones
    férreas, no tenía ninguna ideología política, pero sí un grave pecado; no era creyente y nunca iba a misa.
    En una ocasión se encontró con el maestro, que empuñando una pistola a la altura de su cara le dijo: ahora mismo di » Arriba España » cabrón, Pedro se lo quedó mirando se apartó y siguió su camino.
    Los cobardes tienen miedo de aquellos que desarmados les hacen sentirse pequeños.
    Los cobardes necesitan estar en mayoría para poder ejercer el poder sobre sus víctimas.
    Son ellos los que viven de rodillas. Son los que se tapan la cara como el KU KUS KLAN.
    Son los mismos que rechazan la homosexualidad pero violan a los niños.
    En fin Paco, que quieres que te diga. Tus artículos siempre son certeros, da gusto leerlos. Un besiño.

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