SER UNO MISMO

SER UNO MISMO

En el templo original de Delfos estuvieron escritos los tres principios de la sabiduría, sin hablar del cielo y el infierno, ni mencionar a Dios, ni argumentar que en el temor a Él estaba el principio de la sabiduría.

Las huellas marcadas en este centro del universo, patria del oráculo, fueron esculpidas por manos eternas en el frontispicio de la sabiduría, descubriendo al mundo la existencia más pura en este sencillo lema: “Sé tú, conócete a ti mismo y mantén la mesura”.

Tal camino marcado junto al Parnaso aconseja someter todos los bienes materiales a la posesión de uno mismo, como forma de llegar al imposible nirvana personal predicado en latitudes ajenas a todo materialismo.

La propuesta de doblegar lo externo, caduco y contingente a la inagotable vida interior, es la ruta más directa para llegar al fondo de nosotros mismos donde nos espera la vida purificada que anhelamos.

En la intimidad del empíreo edén personal camina la autenticidad abrazada a la lealtad que nos debemos a nosotros mismos, llevando de la mano la sinceridad más limpia, junto al séquito reconfortante de amistad que nos congrega en torno a la solidaridad, el altruismo y la entrega mutua.

Nos obliga este compromiso a caminar por el mundo sin máscara, disfraz ni atrezzo ocasional que impida lucir ante el espejo el propio rostro y descubrir la arquitectura del mundo interior, mostrando sin reparos las fibras espirituales que conforman nuestro principio vital interno.

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