CREDO, ANTICREDO Y TU CREDO

CREDO, ANTICREDO Y TU CREDO

El actual credo católico, como síntesis de fe, es una oración que contiene los principios esenciales de dicha la religión. Encontramos su origen en el Credo Niceo Constantinopolitano, fruto de los concilios ecuménicos de Nicea (325) y Constantinopla(381), donde se concretaron las respuestas de la Iglesia al Arrianismo, que negaba la divinidad de Jesucristo. Un segundo credo es el de los apóstoles, y ambos son la base de las tres principales doctrinas cristianas: católica, protestante y ortodoxa.

El credo católico exige creer en un solo Dios, que además es Padre y con sus inimaginables poderes ha creado el cielo, la tierra, todo lo que puede verse y hasta lo que no puede ser visto por el ojo humano. Este Padre tiene un hijo llamado Jesucristo que también es Dios, y no fue creado, sino engendrado por el Padre con su misma naturaleza. Vino del cielo para salvarnos, encarnándose en María, la mujer de un carpintero, por obra de un Espíritu Santo, haciéndose hombre. Este Hijo fue crucificado, muerto, sepultado, descendió a los infiernos, resucitó al tercer día, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre, hasta que venga a juzgar a los que estén vivos y a los que hayan muerto. Los católicos también creen que el Espíritu Santo es Dios, que da la vida y que procede del Padre y del Hijo, mereciendo la misma adoración y gloria que ellos. Creen, finalmente, en la Iglesia, claro, que consideran única, santa, católica y apostólica. Confiesan también creer en un solo bautismo para el perdón de los pecados y esperan la resurrección carnal de los muertos y la vida eterna después de la muerte….

Todo esto sería increíble para una mente adulta que no hubiera sido colonizada doctrinalmente en la infancia, anulando una libertad de pensamiento para muchos ya inalcanzable.

También Buda tenía su credo, aunque aparentemente parezca un anticredo por su razonable invitación a la descreencia, recomendando creer solamente en lo vivido y experimentado, sin atender a los cuentos que durmieron a León Felipe:

– No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos.

– No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean.

– No creáis en nada porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas.

– No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os lo inspira.

– No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras, sólo porque ellas lo digan.

– No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano.

– Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia.

Por último, recordemos que todos tenemos un credo, bien sea propio, prestado, adquirido o impuesto, pero creencias y descreencias nos acompañan, aunque muchos no le hayan dado forma escrita en un folio o en una pantalla, como este bloguero hizo meses atrás en la página “Algo de mí”.

MOVIDA EXCEPCIONAL

MOVIDA EXCEPCIONAL

Afirma el líder episcopal Rouco Varela que las Jornadas Mundiales de la Juventud Católica serán “una movida excepcional”, y tiene razón, aunque si supiera qué es una movida, hubiera empleado otra palabra para calificar la reunión internacional que ha convocado.

Excepcional evento, efectivamente, porque semejante “movida” se aparta de lo ordinario, y las publicitarias jornadas festivaleras tendrán lugar por primera y única vez en la capital de este reino. En eso tiene razón.

Pero también excepcional, porque el propio cardenal ha concedido a los curas de pueblo poder sacramental para liberar a las abortistas arrepentidas, de la excomunión a que fueron condenadas.

Excepcional, porque el jefe de don Antonio María ha tenido a bien evitar que los fieles comulgantes pasen por el purgatorio, incluyendo en el lote una reduciendo del tiempo de estancia en el mismo a quienes recen por la juventud.

Excepcional, porque, a lo peor, el portavoz de la Conferencia Episcopal, señor Camino, va a ser denunciado por Europa Laica de incurrir en un posible delito de difamación al tachar de «parásitos» a los convocantes de la «marcha laica».

Excepcional, porque el acontecimiento ha trastornado a este mismo Secretario General haciéndole decir que los ¡50 millones de euros! “no son un despilfarro, son gastos que se necesitan, mínimos y de gran austeridad”.

Excepcional, porque ningún otro acontecimiento urbano ha supuesto los gastos de la “movida” católica, muy superiores a los 50 millones de euros declarados oficialmente por el señor Barriocanal, director financiero del evento.

Excepcional, porque no se recuerda en la Villa y Corte un despliegue policial semejante, ni medidas de seguridad tan radicales, con graves molestias para los vecinos y visitantes ajenos a la “movida”.

Excepcional, porque los bloqueos urbanos, cambios de sentido, direcciones obligatorias y accesos prohibidos, perturbarán la vida cotidiana de millones de ciudadanos desinteresados en la manifestación.

Excepcional, porque la historia de la iglesia católica no tiene páginas donde se refleje un testimonio más elocuente de olvido y desprecio a la hambruna, como el banquete que sus jerarcas van a darse el día 20.

Excepcional, porque no se recuerda otra “movida” eclesial que haya recibido tantas críticas desde dentro, como la del sacerdote catedrático Alvilares que afirma: “La JMJ es el cristianismo como espectáculo, que Jesús rechazó». O la de Evaristo Villar, portavoz del Foro de Curas donde se agrupan 120 sacerdotes de las parroquias más pobres de Madrid, quien no se ha cortado en decir: «Un evento de esta categoría no cabe en una sociedad con cinco millones de parados».

Ahora nos falta saber qué opinan sobre las Jornadas los católicos que se están dejando la piel entre los pobres por cumplir el mandato evangélico, como Casaldáliga, Merino, Boff, sor Raquel y miles de anónimos cristianos proféticos. En cambio, no es difícil suponer qué opinarían sobre la “movida” los que se ya se dejaron la vida en el empeño libertador de los oprimidos por la  miseria, como Ellacuría, Romero, Cámara, Múgica, Teresa, Ferrer,…

AGOSTO PENITENCIAL

AGOSTO PENITENCIAL

La conocida expresión “hacer el agosto” que se ha referido tradicionalmente al gremio de la hostelería, reflejando en tres palabras los suculentos ingresos que tal mes reporta a los bolsillos de los propietarios, ha cambiado este año de dueños.

En el verano de 2011 no harán el agosto los hoteles, bares, chiringuitos y restaurantes costeros, sino las pecadoras abortistas excomulgadas por la católica iglesia, que se librarán de ir a las calderas de Pedro Botero, sin pasar por la humillación de postrarse de hinojos al catedralicio canónigo penitencial. Les bastará con hincarse de rodillas ante el cura de su pueblo y contarles las vergüenzas, para que éste les imponga “una penitencia conveniente” que las redima de la ofensa infringida a la ley de Dios, permitiéndoles “alcanzar los frutos de la gracia divina, que les abra las puertas a una nueva vida”.

Bien, ¿y esto por qué?, pues sencillamente porque los miles de jóvenes que vitorean a Rouco por las calles, han conmovido su corazón y Antonio María ha decidido levantar su implacable mano, tras hablar privadamente con Dios en su oratorio y con su jefe alemán por teléfono. Detalle que agradecerán las pecadoras asesinas acudiendo en masa a comulgar, arrepentidas por desobedecer el mandato de ¡no abortarás!

Tanta misericordia en el jerarca eclesial ha sido posible porque quien dicta la ley hace con ella lo que le venga en gana, faltaría más. Ese mismo criterio fue seguido por el beato polaco para cargarse de un plumazo el “limbo”, redimiendo así del dolor eterno a los no bautizados, que desde aquel día respiran tranquilos. Lo que no explicó el Santo Padre fue el paradero de las almas que durante siglos desembarcaron en lugar tan extraño.

Se benefician también de las rebajas penitenciales agosteñas, los creyentes que hagan cola para recibir devotamente la hostia sagrada durante las jornadas festivas, siendo favorecidos con un indulto plenario que les librará de purgar las penas de sus pecados en el purgatorio, subiendo derechitos al cielo si no hacen más el tonto.

Los que no harán tanto el agosto son los fieles que se limiten a “elevar oraciones al Señor con el corazón contrito” durante las Jornadas, pidiendo por los jóvenes. Estos pobrecitos sólo recibirán indulgencia parcial. Vamos, que se van al purgatorio con una reducción en el tiempo de permanencia allí.

Con humildad y debido respeto, me atrevo a sugerir a Joseph Aloisius y Antonio María que no jueguen tanto con las indulgencias no vaya a ser que aparezca en el seno de la Iglesia que gobiernan un nuevo Martin Luder dispuesto a amargarles la vida, llevándoles a una segunda Contrarreforma.

En todo caso, tanta generosidad de la jerarquía eclesiástica durante los seis días festivos de las Jornadas, nos obliga a pedir que se celebren éstas más veces al año, con la esperanza de que en las próximas liberen del pecado a los jóvenes que hagan el amor sin pasar por la vicaría y les autoricen a usar el preservativo.

INSOLIDARIAS JORNADAS

INSOLIDARIAS JORNADAS

El señor Barriocanal, – director financiero de la JMJC (Jornada Mundial de la Juventud Católica) -, afirma graciosamente que el evento “no costará ni un euro al Estado”, porque los ¡50 millones de euros! que la fiesta propagandística se llevará por delante en cinco días, serán pagados por los alegres “peregrinos” que asistan al evento, las empresas patrocinadoras del mismo y los donativos particulares de personas no menesterosas.

Parece claro que el pensamiento único del gestor económico, le impide ver la realidad de unos hechos incuestionables, mal interpretados por él sin intención alguna, que exigen las matizaciones correspondientes, sin ánimo de criticar a la confesión religiosa convocante.

Cierto es que el Estado no se va a gastar ni un céntimo en el festejo porque éste sólo es una entelequia pobre de solemnidad, formada por el conjunto de órganos de gobierno de un país soberano, que se limita a administrar lo que recibe de los ciudadanos. Es decir, que sería más correcto decir que los contribuyentes no van a pagar ni una “perra chica” en la propaganda católica que actualmente tiene bloqueados los medios de comunicación.

Pero, aún expresándose así, el señor Barriocanal estaría faltando a la verdad porque las concesiones y los servicios que nuestros representantes políticos han puesto a disposición de la Iglesia católica, organizadora del acontecimiento, no son gratuitos aunque su cálculo sea imposible. Tal es el caso de la seguridad, las obras de acondicionamiento y posterior desacondicionamiento, la cesión de espacios libres y locales, los ventajosos precios del transporte, las reducciones impositivas y tantas otras concesiones que cuestan mucho, pero que mucho dinero a los ciudadanos, aunque los organizadores hablen sin pudor del gran negocio que se va a hacer quienes están sobrados de beneficios.

No pretendo responder al señor barriocanal como hizo Gonzalo de Córdoba con el rey Fernando, porque los euros que cuesta el dolor de los hambrientos al contemplar ese despilfarro, la indignación de los “indignados”, la impotencia de los parados, el llanto de los desfavorecidos y la humillación de los pobres, no tiene precio ni hay máquina registradora capaz de sumar la cantidad que representa.

Debe saber el director financiero de la católica manifestación que el problema no está en quién financie semejante exceso, ni si el Estado va a pagar mucho o poco por ello. No. Lo indecente es que en un evento propagandístico de tal magnitud, la iglesia de los pobres y desheredados de la fortuna, dilapide ¡50 millones de euros! en publicidad, en vez de remangarse y luchar en el fango por la liberación de los oprimidos. Esto es lo penoso.

Ese es el debate y no otro. Eso es lo detestable y no el diseño de las mochilas o los rollos de papel higiénico blancoamarillento que van a ser arrojados desde balcones por donde la crisis no ha pasado, como no pasó la plaga bíblica por las casas de quienes habían pintado el dintel de su puerta con sangre de cordero.

Lo triste es que las viviendas de politiqueros, banqueros, especuladeros y ladrilleros, ajenos a la brutal crisis que padecemos, no estén estigmatizadas con sangre de animal, sino de humano, y que las jerarquías eclesiásticas vayan paseándose a hombros de fieles privilegiados por esos mundos de Dios, mientras la otra iglesia, la profética, la evangélica carnal, se vaya dejando la piel por el mundo redimiendo la pobreza y compartiendo la miseria con los hijos de Dios que abandona en la cuneta la insolidaridad de una iglesia de púrpura, festejo y pandereta.

¿JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD?

¿JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD?

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Con este título, sin interrogantes, se anuncia la celebración propagandística que la jerarquía católica ha organizado en combinación con el gobierno español, para publicitar una religión que cuenta desde hace siglos con el discriminatorio favor de mandatarios y fundamentalistas de sacristía, mientras los creyentes comprometidos con la doctrina están pasando hambre en Somalia con sus hermanos, en nombre de Jesús, lejos de cantos, guitarras, panderetas y pancartas.

Escribo esto sin caer en la vulgar tentación de criticar lo evidente, porque las razones expuestas para la visita papal no la justifican, la inoportunidad del momento es incuestionable, el coste que representa ofende al sentido común y la falta de solidaridad la descalifica. Pero el título dado a la convocatoria  exige una matización que evite confusionismos en mentes ingenuas.

La juventud abarca una edad que se sitúa entre la infancia y la edad adulta, sin que puedan precisarse los años que abarca, aunque en 1983 la ONU estableciera entre los 15 y 29 años la edad juvenil. Por otro lado, la OMS propuso como juventud plena la edad entre 20 y 24 años, asignando a la pubertad la comprendida entre 10 a 14 años, y a la adolescencia de 15 a 19.

Habitualmente las concentraciones y movimientos juveniles van siempre acompañadas del “apellido” correspondiente que determina el sector de la juventud a quien se dirige la convocatoria. Así sucedió, por ejemplo, en 1968 con los movimientos estudiantiles que se agitaron en Francia y México; o en los años 2010 y 2011 con la participación de jóvenes en la Revolución Democrática Árabe. Es decir, en el primer caso se convocaba a los estudiantes y en el segundo a la juventud árabe.

¿Qué religión promueve y convoca la XXVI Jornada mundial que tendrá lugar en Madrid del 16 al 21 de agosto? Pues la católica, apostólica y romana. ¿Alguien piensa que a ella asistirán jóvenes ateos o agnósticos? Pues no. ¿Se espera que acudan el domingo al aeródromo de Cuatro Vientos jóvenes musulmanes, budistas o judíos? Pues tampoco.

Entonces parece razonable pedir a los organizadores que modifiquen la nominación de la convocatoria para ajustarla a la realidad, sin disfrazar la verdad con falsas expectativas que confunden la parte con el todo, pretendiendo abarcar en la cita a un gran sector de la juventud que no les pertenece.

Es por eso que pedimos titular la convocatoria como JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD CATÓLICA, para servir a la verdad que el octavo mandamiento de su ley exige, dejando a otras conmemoraciones que lo merecen las convocatorias a toda la juventud del mundo, como hoy, que se celebra el DÍA INTERNACIONAL DE LA JUVENTUD, desde que la Asamblea General de las Naciones Unidas lo decidiera el 17 de diciembre de 1999.

MIRE USTED, NO

MIRE USTED, NO

Un malicioso tertuliano, aprovechando la infinita sabiduría que Dios le ha infundido misteriosamente a través de la sagrada paloma, analizaba en las ondas el vandalismo de algunos jóvenes londinenses poniendo en similar balanza a nuestros “indignados”, sin que hasta ahora tengamos noticias de su ingreso en un centro de reposo.

Mire usted, no. Nada tiene que ver la pacífica acampada de los “indignados” en la orilla soleada del Manzanares, con la delincuencia pura y dura practicada por los descerebrados en la ribera del Támesis. Ni en los motivos, ni en las formas, ni en la violencia, ni en la brutalidad, ni en la sinrazón, ni en la opinión ciudadana, ni en el valor de las reivindicaciones, ni en el ingenio de las pancartas, ni en la organización interna, ni en la seriedad de sus actitudes, ni en el pacifismo de su lucha, ni en la resignación ante los “porrazos”, ni en la limpieza de sus mentes, ni en sus justas reivindicaciones.

Vamos, que no, sabelotodo de la nada. Que una vez más ha dejado usted volar su mente por el infierno, donde debía encontrar alojamiento perpetuo, porque sus memeces y disparates ya no complacen siquiera a quienes comparten la tertulia donde su bilis se expande como plaga bíblica, sin que haya un Moisés en los despachos superiores que le ponga un esparadrapo en la boca.

Mientras los salvajes se saquean hasta las mochilas entre ellos, los “indignados” comparten lo que tienen con el vecino; las pedradas a los policías de los gamberros se convierten en claveles en manos de los “indignados”;  la pistola que llevaba el fallecido en su bolsillo, son en los “indignados” palmas abiertas en son de paz; los incendios provocados por los bárbaros, nada se parecen al fuego que consume en el alma la esperanza de los “indignados”; el saqueo de los delincuentes comunes, contrasta con la generosidad de los “indignados” a quienes el sistema les ha saqueado el futuro; las capuchas y camuflajes de los ladrones ingleses nada tienen que ver con los rostros descubiertos de los “indignados” que defienden honestamente su vida; los violentos han incrementado la venta de bates de baseball en un 5.000 %, y los “indignados” multiplican la solidaridad ciudadana en todo el mundo; mientras los rateros buscan ipads, ipeds, ipids, ipods, ipuds por las tiendas, los “indignados” pasan hambre y sueño luchando por sus derechos sociales.

Mire usted, no.  ¡Basta ya!

JEFES Y JEFECILLOS

JEFES Y JEFECILLOS

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La conversación que mantuve ayer con un amigo me anima a confirmar la importancia que tiene en todas las organizaciones la persona que golpea la voluntad de sus subordinados con el bastón de mando, siendo determinante para el buen o mal funcionamiento de la misma, que a su frente haya un jefe o un jefecillo. Esto es obvio por mucho que algunos se empeñen en mantener que lo fundamental son las mimbres, sin darte cuenta que éstas no saben hacer los cestos.

Tampoco existe aparato automecánico que funcione si un motor no activa su movimiento. Ni los vagones, por lujosos que sean, circulan si una locomotora no tira de ellos. Esto ocurre en la vida social, política, empresarial y doméstica, incluso. Cualquier organización humana navegará o naufragará, según el timonel que marque su rumbo. Con un jefe al frente llegará a buen puerto, pero con un jefecillo acabará encallada en rocas con la quilla destrozada y los marineros saltando por la borda.

En los partidos políticos, a los jefes acostumbran a llamarlos líderes; en las entidades bancarias, presidentes; en los hospitales, gerentes; en los centros educativos, directores; y en las pequeñas empresas, simplemente, eso, jefes. Dime qué jefe tienes y te diré como funciona tu empresa, tu departamento, tu servicio, tu centro o tu hospital.

El jefe impregna la organización de sus propios valores. Pero si carece de ellos, se irá devaluando lenta y progresivamente hasta convertirse en un erial. No puede exigirse aquello que no se da, ni solicitar virtudes que a uno le faltan, porque el subordinado responderá negativamente a la demanda.

¿Qué organizaciones sociales o profesionales tiene reconocido prestigio? Los que están bien regidas, en manos de personas responsables, trabajadoras, cumplidoras del horario y profesionalmente competentes.

Y no basta con que el jefe sea el más enterado en la materia. Ha de ser un buen gestor, tener facilidad para las relaciones, buena comunicación, ser emocionalmente inteligente, capaz de conformar un grupo de trabajo eficaz, saber rentabilizar las habilidades de cada subordinado en beneficio del proyecto común, tener las cualidades personales de un líder natural y ser un ejemplo a seguir por los subordinados.

¿Es este el caso de tu jefe? No, pues a sufrir lo menos posible la frustración de tener encima de ti un jefecillo el tiempo que permanezca en el cargo, dando órdenes absurdas, cometiendo abusos de autoridad para encubrir su incompetencia y haciendo propuestas de trabajo que degraden tu inteligencia. No obstante, si un día te pide que recojas agua con una criba, mándalo a la mierda.

A pesar de todo, conviene saber que los jefecillos no quedan exentos de pena y suplicio, porque el día que le pican el billete, precisamente cuando más necesitan una sonrisa, cuando más desean que los teléfonos sigan sonando y que la gente los salude por la calle, esto no sucederá. Tal fue el drama que vivió un personaje muy poderoso en esta ciudad cuando tuvo que abandonar el sillón. Emocionado y triste, me confesó un día que lo encontré dando vueltas a la Plaza con su soledad a la espalda, que la gente se cruzaba de acera para no saludarle.

Este es el sino que le espera al déspota profesional y al jefe que oculta su incompetencia en el nombramiento que tiene colgado en su despacho. Así acabará quien considera que la vida se reduce a un sillón titulado, y piensa que el poder es eterno, porque sólo el afecto es capaz de traspasar las fronteras del alma y ayudar a que la vida discurra serena y feliz, hasta que seamos llamados al valle de Josaphat.