INDEPENDENCIA PERSONAL
Nacemos destinados a la independencia personal, pero la vida nos obliga a pegajosas adherencias que aceptamos sin posibilidad de renuncia, siendo manejada nuestra voluntad por invisibles manos, doctrinas y tradiciones que nos impiden satisfacer el autogobierno vocacional que merecemos.
Juego peligroso para nuestra libertad, en el cual participamos empujados por extrañas fuerzas externas que moldean nuestra conciencia, nuestra ideología, nuestras creencias, nuestras aficiones y nuestras fobias, llevándonos por caminos que nunca transitaríamos si la inevitable socialización no determinara las concepciones que nos han sido impuestas.
Pero aún es tiempo de borrar el disco duro mental donde se guardan todos los archivos que agentes externos han introducido en nuestro pensamiento, y reescribir de nuevo la página en blanco de nuestra futura historia personal, con principios de libertad que dan vida a la independencia mental que podemos apuntalar en nosotros mismos.
Libres de toda dependencia para escapar de cárceles afectivas o ideológicas.
Libres de patrias que reclamen la vida que nos pertenece.
Libres de sentimientos que distraigan nuestra mirada.
Libres de la ciencia que nos aleje del descubrimiento de nosotros mismos.
Libres de virtudes impuestas que nos impidan descubrir vicios que no lo son.
Libres de nosotros mismos para encontrarnos a nosotros mismos.
Libres de toda religión y doctrina contraria a nuestra experiencia personal.
Libres, en fin, para poder reservarnos el derechos de admisión.