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Día: 3 de enero de 2015

EL «OFICIO» DE SER PADRES

EL «OFICIO» DE SER PADRES

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En vísperas de Reyes Magos, cuando hacen de monarcas conseguidores los padres de las criaturas que sueñan el milagro de la magia, es buen momento para reflexionar sobre el oficio más antiguo de la Humanidad, aunque algunos pretendan conceder esta primacía a las mujeres de vida fácil, usurpando el privilegiado lugar a los padres, merecedores de tal honor por derecho propio.

No hay «oficio» más difícil, sacrificado y en ocasiones desagradecido, como la de ser padres. Ingrato, porque no siempre llaman a su puerta los beneficiarios para dejar una limosna de gratitud; difícil, porque los padres desconocen a veces la ruta a seguir para abrir sendero a los hijos; y sacrificado, porque no admite descanso, se trabaja a jornada completa de veinticinco horas diarias, se paga la vida como salario y no hay jubilación posible.

La paternidad y maternidad son estados que corresponden a padres y madres, compartiendo tareas sin desmayo con inagotable entrega a los hijos, perenne quehacer diario, dedicación incondicional, generosidad ilimitada, paciencia infinita y tolerancia beatífica, sin esperar a cambio más que besos y sonrisas de los favorecidos por tanta abnegación, sacrificio, renuncia, sudores y dolores.

Los padres engendran vidas que no les pertenecen, protegen aves que volarán lejos algún día a su propio nido, orientan el rumbo de náufragos hasta que ellos adquieren pericia para viajar por la vida, ejemplarizan con la esperanza de que sus actitudes perduren y entregan a los hijos cuanto les pertenece, incluido aquello que no tienen.

En compensación, los padres son el primer blanco de la ojeriza infanto-juvenil de sus hijos, porque representan la fuerza opresora más inmediata y cercana, que impide a los principitos hacer aquello que les gustaría hacer y no deben hacer, obligándoles los padres a hacer lo que de ninguna forma harían si no fueran obligados a hacerlo.

El legítimo deseo de los padres y su mayor aspiración es ver crecer a los hijos sanos y felices, hacerse hombres y mujeres en libertad, trabajar en aquello que les satisface, tener una pareja que los complemente y formar un nuevo hogar, algo que contradice su aspiración  de que los hijos permanezcan siempre junto a ellos.