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Mes: octubre 2012

WERTIZACIÓN IMPUNE

WERTIZACIÓN IMPUNE

Con pena y tristeza, evoco hoy una página del tardofranquismo, cuando la muerte de Carrero Blanco destituyó de manera fulminante a un payaso disfrazado de rector con la cruz del Opus Dei en la pechera que gobernó el Ministerio de Educación durante unos meses, dislocando el sistema educativo español con decisiones inspiradas en libros de terror, hasta sacar de su descerebrada chistera un calendario “juliano” que provocó las iras del personal, mereciendo una patada en las nalgas que lo envió a la estratosfera, liberándonos a los españoles de sus locuras.

Hoy no valen reprobaciones parlamentarias, ni críticas sociales unánimes sólo defendidas por su tertuliana esposa en diferentes televisiones, ni huelgas de profesores, padres y alumnos. Hoy nada vale contra la wertización que estamos padeciendo por un tertuliano venido a ministro, que pasea su arrogancia sin despeinarse, luciendo una desvergüenza provocativa impropia de un ministro de educación, ante la pasividad de su jefe que guarda un silencio protector hacia su desvalido valido.

Lo detestable de Wert no es que haya recortado las becas, suprimido asignaturas amparándose en textos escolares inexistentes, subido las tasas universitarias, eliminado profesores o reducido presupuestos escolares con disparos vesánicos contra la calidad de la enseñanza, sino la prepotencia que exhibe con sonrisa irónica ante las críticas universales que recibe.

Los ciudadanos no merecemos un ministro semejante, pero menos aún la insultante y provocativa altanería con que pretende justificar sus decisiones, pasándose diariamente por su arco del triunfo el respeto debido a los contribuyentes que pagamos su sueldo, con una chulería merecedora de la misma patada que recibió su predecesor Julio Rodríguez en 1974.

PARADOJAS Y MENTIRAS IMPUNES

PARADOJAS Y MENTIRAS IMPUNES

La teoría de los contrarios explica que la historia cabalga dialécticamente a dos patas que saltan juntas hasta su síntesis, sin que ambas se rocen en el indicio de la andadura, pues la tesis va por su camino sin contaminarse con la antítesis hasta línea de meta, donde ambas se funden en el siguiente escalón.

Pero sucede algunas veces que los apoyos iniciales de los opuestos se mantienen en su sitio como vías de un tren, unidos por traviesas, que no llegan a rozarse, haciendo de la contradicción, sorpresa; y de la verdad incuestionable, una paradoja desconcertante.

 Así, sucede que el líder alemán Hitler no era alemán; el francés Bonaparte tampoco era francés; la amante del antisemita Mussolini era judía; Che Guevara fue declarado inútil para el ejército argentino. Y el hijo de Dios nació en tierra desértica y sin nieve, para que los occidentales universalizásemos la Navidad con nevadas, y los mercaderes que expulsó del templo hagan su agosto en diciembre.

Otro orden de contradicciones también pone en evidencia la teoría de los contrarios, aunque en este caso la síntesis a que conducen los extremos reproduzca situaciones más penosas de las producidas en la segunda gran guerra, convirtiendo las palabras de Churchill en un juego de niños, pues a la “sangre, sudor y lágrimas” del inglés, se añade la impotencia, abuso, cinismo, explotación, indignación, frustración, ruina, pobreza, paro, miseria y hambruna.

“Mejoraré la sanidad”, dijo el político antes de ordenar los recortes sanitarios. “Promoveré la educación” aseguró el mentiroso antes de cerrar las escuelas. “Mantendré el IVA” prometió el candidato antes de subirlo. “Perseguiré el fraude fiscal” juró el electorero antes de amnistiar a los defraudadores. “No mentiré a los españoles”, afirmó el politiquero antes de guardarse en un saco todas las verdades.

Ante tanta contradicción, mentira y paradoja, sólo nos queda cerrar la calle con barricadas para abrir el camino hacia una verdadera democracia, donde la impunidad de políticos corruptos, despilfarradores, usureros, cínicos y estafadores, no sea más que una página negra en los libros de historia contemporánea.

PROFETA POPULAR

PROFETA POPULAR

Isidro, un octogenario pastor soriano de Valdegeña, analfabeto funcional por abandono social, que espera resignado la visita de la parca en su despoblado pueblo natal, anticipó en 2007 la estafa que hoy tenemos encima, con la llaneza propia de sus torpes palabras, plenas de sabiduría, a las que nadie prestó atención, por venir de un pobre ignorante perdido en la comarca del Moncayo.

Aseguraba este pastor entonces, recostado sobre la pared de su vivienda: “¿Estudiar economía?. ¿Economía? No hace falta estudiar economía, esto es bien cierto. El hombre que gane cinco duros, que se gaste uno. Ya está la economía. Pero si el hombre que gana cinco duros se gasta seis, ya se ha jodido la economía. Yo si no lo tengo, no compro. No hay bien que siempre dure y esto va a terminar muy mal, ¿eh?, va a terminar muy mal”.

Y ha terminado muy mal, como anticipó Isidro hace cinco años. Pero olvidó este profeta popular advertirnos que no sería igual de mal para todos, ya que el grupo privilegiado causante de la desgracia colectiva, no siente el mordisco del paro, ni el arañazo del hambre, ni el peso de la justicia.

OBJECIÓN DE CONCIENCIA

OBJECIÓN DE CONCIENCIA

Hacen espinosa la decisión de objetar, los principios de libertad, conciencia y ley que conforman la negativa a obedecer mandatos contrarios a las propias convicciones personales, en ciudadanos con pensamiento libre que viven en un país organizado con leyes promulgadas por sus vecinos.

Es, pues, la objeción de conciencia el principio moral que sustenta la rebelión ciudadana, cuando las personas se niegan a cumplir leyes artificiales con fecha de caducidad, contrarias a universales leyes naturales que determinan los comportamientos humanos.

¿Tienen los poderes públicos capacidad para exigir a los funcionarios del Estado el cumplimiento de leyes dictadas por ellos, si éstas son contrarias a las convicciones personales de quienes deben cumplirlas?

¿Merecen sanción quienes se niegan a traicionar su íntima conciencia, incumpliendo dictados externos, leyes y órdenes de sus vecinos, que confrontan y colisionan con su personal modo de sentir, vivir y creer?

¿Merece arresto un policía que se niega a reprimir manifestaciones ciudadanas que piden pan, trabajo y justicia para los hambrientos, parados y desahuciados, objetando razones de conciencia?

¿Merece suspensión un juez que se inhibe o evita el desahucio de un ciudadano desesperado, negándose a cumplir una ley centenaria, injusta y caduca, rechazada por su conciencia y ética profesional?

¿Merece sanción un médico que atiende a un “sin papeles” contraviniendo el eufemístico “Decreto Ley de medidas para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud”, siguiendo el código deontológico dictado por su conciencia?.

DESAHUCIOS Y SUICIDIOS

DESAHUCIOS Y SUICIDIOS

Anoche he tenido que apagar de nuevo el televisor ante el espanto que me ha producido un nuevo intento de suicidio en Burjassot, tras el ocurrido dos días antes en La Chana granadina, cuando ambos ciudadanos iban a ser desahuciados por terroristas usureros.

Ese, y no otro, es el calificativo que merecen los asesinos de guante blanco, pues quien provoca el suicidio de un ciudadano por un afán de usura desmedida, mientras perdona deudas millonarias a los partidos políticos, es un terrorista financiero. Depredadores que no matan para sobrevivir como hacen los animales, sino para darle unos metros más de eslora al barco que atracan en Puerto Banus.

No obstante, amigos, por mucho que la realidad se empeñe en demostrar lo contrario, sigo pensando que la naturaleza humana se dirige espontáneamente hacia la armonía, el equilibrio, el afecto y la concordia. La depredación no es propia de la raza humana y sólo anida en corazones rotos de extraños homínidos todavía por catalogar, que van por los despachos en taparrabos morales.

Nada hay bueno detrás de la usura, ni el cumplimiento de una ley de 1909 consuela el estrago social que provoca. El desahucio espanta los más nobles sentimientos del ser humano. Conculca los derechos naturales básicos. Enaltece la sinrazón. Y lo que es peor, despierta malos instintos en los desahuciados, provoca el desprecio ciudadano y abre las puertas a la guerra social, como advirtió Schiller al ver que los sajones se transformaban en caníbales.

La enfermedad de nuestro tiempo no se llama cáncer, ni infarto, ni parálisis, sino codicia, ambición y poder, detestable trinidad que ha llevado al matadero a 85 millones de personas en el siglo pasado, y amenaza con mejorar la cifra en el presente.

Nada hay más importante que la vida, amigos, nada. Y los jóvenes tienen que gritarle a los ángeles exterminadores en las narices que su principal misión es existir, ser, y que sus ocupaciones con la vida no les dejan tiempo libre para morir. Ese es el principio del ser humano, porque con la muerte todo termina. Por eso, incluso una larva acomodada en las entrañas de un cadáver, representa algo más que los restos de carne que le han dado vida.

HISTORIAS DEL SOCIALISMO ESPAÑOL

HISTORIAS DEL SOCIALISMO ESPAÑOL

Invitado por los organizadores del acto, asistí ayer tarde en la Facultad de Historia de la Universidad de Salamanca a la presentación de dos libros, – a cual de ellos más interesante -, aunque sólo prestemos atención a la obra del profesor Antonio Muñoz titulada “El amigo alemán. El SPD y el PSOE, de la dictadura a la democracia”.

Quiero dejar en esta bitácora tres páginas desconocidas de la historia del socialismo español que el autor desvela en las páginas de su libro para asombrar a propios y extraños, en el primer caso; en el segundo, para desmitificar la propaganda oficial socialista; y en el tercero, para recordar a los militantes del partido la consecuencia de la obcecación de sus líderes oficiales.

En el primer caso, declaran los profesores Charles Powell y Antonio Muñoz que no existen actas ni otros documentos del partido socialista, sencillamente porque al intentar digitalizarlos desaparecieron los originales y los CDs correspondientes, sin que nadie sepa dónde están tales los documentos. Es decir, no hay base documental donde investigar la historia interna del PSOE.

Por otro lado, el mito del apoyo inicial del PSD a PSOE se diluye al comprobarse que el Partido Socialista Alemán optó por ayudar al franquismo, convencido que el transito de la dictadura a la democracia iría por mejor camino si las autoridades del régimen apreciaban las ventajas del régimen democrático y su integración en Europa.

Y, finalmente, los megaterios del PSOE capitaneados por su líder oficial en el exterior, Rodolfo Llopis, se opusieron al apoyo que quiso dar el PSD a los renovadores socialistas que luchaban en el interior contra la dictadura, liderados entonces por Tierno Galván, – expulsado del PSOE por mantener esos contactos -, ocasionando la escisión y el desplome del partido, que no levantó cabeza hasta el congreso de Suresnes en 1974, con el apoyo de la Internacional Socialista.

SER UNO MISMO

SER UNO MISMO

En el templo original de Delfos estuvieron escritos los tres principios de la sabiduría, sin hablar del cielo y el infierno, ni mencionar a Dios, ni argumentar que en el temor a Él estaba el principio de la sabiduría.

Las huellas marcadas en este centro del universo, patria del oráculo, fueron esculpidas por manos eternas en el frontispicio de la sabiduría, descubriendo al mundo la existencia más pura en este sencillo lema: “Sé tú, conócete a ti mismo y mantén la mesura”.

Tal camino marcado junto al Parnaso aconseja someter todos los bienes materiales a la posesión de uno mismo, como forma de llegar al imposible nirvana personal predicado en latitudes ajenas a todo materialismo.

La propuesta de doblegar lo externo, caduco y contingente a la inagotable vida interior, es la ruta más directa para llegar al fondo de nosotros mismos donde nos espera la vida purificada que anhelamos.

En la intimidad del empíreo edén personal camina la autenticidad abrazada a la lealtad que nos debemos a nosotros mismos, llevando de la mano la sinceridad más limpia, junto al séquito reconfortante de amistad que nos congrega en torno a la solidaridad, el altruismo y la entrega mutua.

Nos obliga este compromiso a caminar por el mundo sin máscara, disfraz ni atrezzo ocasional que impida lucir ante el espejo el propio rostro y descubrir la arquitectura del mundo interior, mostrando sin reparos las fibras espirituales que conforman nuestro principio vital interno.