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UN HOMBRE BUENO

UN HOMBRE BUENO

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Hemos celebrado con los ojos cerrados y húmedos por la tragedia gallega, el cumpleaños de un hombre bueno, en el mejor sentido de la palabra, sin que el poeta venido al mundo el 26 de julio de 1875 en el sevillano Palacio de las Dueñas, supiera entonces que viviría eternamente en el alma de los enamorados de la vida, de la amistad, de la solidaridad y del amor, porque los versos de Machado habitarán siempre entre nosotros.

Hermanado Antonio con su hermano Manuel, fueron compañeros de sueños en París, antes de que el profesor Juan de Mairena hiciera un espacio en su alma a la niña Leonor, que decidió abandonar al poeta tempranamente y sin avisar, obligándole a huir con el dolor a cuestas a Baeza, pidiéndole a su amigo Palacio que le hablara de la primavera soriana, en versos de singular belleza y sentimiento.

Luego fue Segovia, llevando el recuerdo de Lorca en la punta de la pluma y, finalmente, Madrid, ciudad donde llegó con tiempo para sufrir en carne propia la barbarie de la guerra incivil que le llevaría a Valencia, arrastrando desde allí su cuerpo derrotado hasta Colliure, llevando de la mano a su madre Ana y en el corazón a la enamorada Guiomar.

Frente al mar del exilio descansa don Antonio desde el 22 de febrero de 1939, recordando aquellos días azules y el sol de la infancia, sin ser rehabilitado en su cátedra hasta 1981.

BLANCOS DE COLOR

BLANCOS DE COLOR

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Cuando hablamos de una persona de color, nos referimos a seres humanos de raza negra, sin tener conciencia del error que cometemos al definirlos de esa manera, pues somos los blancos las auténticas personas de color, como nos hizo saber el poeta senegalés Léopold Sédar Senghor, –  casualmente presidente de su país -,  poco antes de morir en 2001.

Este profesor fue el primer hombre de raza negra que dio clases de francés en Francia, enseñando a los franceses a hablar francés, hacer poesía simbólica y construir una civilización universal, uniendo todas las tradiciones sin diferencias raciales, donde la negritud se confundiera con la blanquitud.

Leopoldo nos hizo entender que una persona de raza negra, es negra en toda circunstancia, de día y de noche, cuando le da el sol o estando a la sombra, enfermo o gozando de buena salud, al nacer y al morir, es decir, el negro es negro por mucho que la vida se empeñe en lo contrario.

En cambio, las personas de raza blanca no somos blancos, sino coloreados, es decir de colores cambiante según las circunstancias. Nacemos rosados, nos tostamos con el sol, azuleamos con el frío, amarilleamos con la bilis y la muerte nos tiñe de gris. ¿Por qué, entonces, nos empeñamos en hablar de personas de color al referirnos a las de raza negra, si los coloreados somos los blancos?

18 DE JULIO

18 DE JULIO

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Evocaba ayer al profeta León dando el tercer grito perdido del español para avisar inútilmente en 1936 que venía el lobo, y hoy recojo el pacífico sentimiento de recordar la página más triste de nuestra historia para que no se vuelva a repetir tan penoso hecho, protagonizados por seres hipotéticamente racionales, que colgaron la razón en el perchero y se calzaron la piel irracional del más fiero depredador.

Eso dice el testimonio solidario que comparto, y por ello abrazo a los descendientes de quienes perdieron su vida en aquella salvaje guerra civil, a bayoneta calada en las trincheras, entre familias, amigos y vecinos, que nadie comprende ni se puede explicar por mucho esfuerzo que hagan los analistas de tan macabra historia.

Esa locura comenzó en España un día como hoy de 1936, y traigo a esta bitácora el recuerdo de aquella barbarie, no para abrir las heridas ni señalar con el dedo a la culpable sinrazón, sino para cicatrizar los quebrantos y recomponer la memoria de los que murieron sin justificación alguna por parte de «hunos»y «hotros».

Recordar lo sucedido, sí. Superar los rencores, también. Desterrar las venganzas, por supuesto. Pero olvidar a los que murieron, nunca. Sobre todo si el muerto es un padre o un abuelo deshonrado por la historia, olvidado en los libros de texto y enterrado en paradero desconocido.

Pasaron cuarenta años en los que “media España ocupó España entera con la vulgaridad, con el desprecio total de que es capaz, frente al vencido, un intratable pueblo de cabreros”, como dijo el poeta. Pasaron cuarenta años de victoria y ha llegado finalmente la hora de la paz.

La hora de recuperar el honor de los que murieron. La hora de hacer un gran cementerio donde se recojan los restos de todos los que desaparecieron y se devuelva la memoria a los olvidados en las páginas del Espíritu Nacional, porque todos fueron hijos de la misma patria y merecen iguales honores.

NUEVO GRITO DE LOS ESPAÑOLES

NUEVO GRITO DE LOS ESPAÑOLES

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El poeta de Tábara advierte que los españoles hablamos demasiado alto y que hemos dado tres gritos concluyentes a lo largo de la historia. El primero fue “¡Tierra!”, cuando coreamos con Rodrigo de Triana el descubrimiento del nuevo mundo. El segundo grito lo dimos con don Quijote por los campos de La Mancha, pidiendo “¡Justicia!”. Y el tercero fue avisando en 1936 de la tragedia gritando “¡Que viene el lobo!”, sin que fuera creído por los muertos de ambos bandos.

Hoy los españoles añadimos un nuevo grito a los tres bocinazos recogidos por León Felipe, sin esperanza alguna de ser escuchados por los tres poderes del Estado, porque uno de ellos está sometido al dictado teutón, otro vive en el nirvana de sus privilegios y el tercero cierra la ventana cuando el hedor de la corrupción llega a su despacho.

Mientras esto ocurre, el pueblo español grita “¡¡Se puede!!” hasta desgañitarse, frente al Palacio de la Moncloa, junto al Palacio de las Cortes y a la puerta del Convento de las Salesas Reales, escribiendo en las pancartas con sangre dolorida y lágrimas de impotencia que puede dársele lo que en justicia pide.

Efectivamente, se puede modificar la ley sobre desahucios censurada por el Tribunal de Justicia Europeo, dictaminando que no garantiza la protección ciudadana con cláusulas abusivas en hipotecas que vulneran la normativa comunitaria.

Se puede reparar el daño causado a los ahorradores estafados y engañados con las participaciones preferentes, devolviendo a los afectados el dinero que pusieron en manos de los usureros bancarios.

Se puede evitar que los defraudadores oculten su dinero en lejanas cajas bancarias y cuentas opacas, investigando movimientos de dinero y firmando acuerdos internacionales que eliminen del mapa los paraísos fiscales.

Se puede erradicar la impunidad de los corruptos obligándoles a devolver el dinero robado y enviándoles algunas décadas a la cárcel como penitencia por sus pecados en esta tierra, que del castigo infernal se encargará su Dios.

Se puede imponer una justicia igual para todos los ciudadanos sin más que equilibrar la simbólica balanza, ponerle de nuevo la venda en los ojos y despolitizar los tribunales y cortesanos que tiene tan bella dama.

Se puede democratizar el país abriendo listar electorales, limitando la vida política, aboliendo privilegios, reduciendo sueldos, desterrando el amiguismo, impulsando la vocación de servicio y confinando la mediocridad.

Se puede, en fin, rearmar éticamente la sociedad dando ejemplo a los ciudadanos de honradez, sinceridad, sacrificio, renuncia, esfuerzo, generosidad y otros valores morales que dignifican la raza humana.

Y EN ESO, LLEGÓ EL POETA

Y EN ESO, LLEGÓ EL POETA

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Mientras Estados Unidos declaraba la guerra a España por el hundimiento del Maine, Emilio Aguinaldo proclamaba la independencia de Filipinas, España perdía Cuba, madame Curie descubría el radio, se desperezaba la Generación del 98 y un eclipse de luna ensombrecía la noche, nacía el 5 de junio de 1898 en la calle Trinidad de Fuente Vaqueros, un pueblecito de la vega granadina, el primer hijo de la maestra Vicenta Lorca y el rico hacendado Federico García, siendo bautizado el niño seis días más tarde en la iglesia parroquial del pueblo con el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús.

La casa donde nació el pequeño era grande, pesada, majestuosa en su vejez…. Tenía un escudo en el portalón y unas rejas que sonaban a campanas cuando las golpeaba con una barra de hierro, simulando su sonar tocar a fuego, a muerto y a bautizos, para aquel niño físicamente débil y precoz para la música, pues antes de hablar ya tarareaba canciones populares, que abrirían las puertas a los gitanos antes de bañar su homosexualidad en el Hudson neoyorquino, habitar la Casa de Bernarda Alba y asistir a su propia boda de sangre con la barbarie de un fusilamiento en un barranco de Víznar.

Hoy celebramos el 115 aniversario de su llegada a este mundo impreciso que vagabundea sin atreverse a dar cobijo a la palabra, doblar el infinito, poner vertical el horizonte, rescatar el duende cautivo en los versos del poeta y la fuerza de su “Público”, que agonizó antes de haber nacido, sin ser estimado ni comprendido por los que niegan la revolución que esas páginas sueltas llevaron al teatro.

Lorca dio vida, durante su vida, a gitanos y jacintos, redimió suspiros peregrinos en los ríos de la vega, salvó del olvido los versos, rescató el himno, recogió el trigo, perfumó el tomillo, nos alivió el camino y alimentó con su sangre los olivos.

DÍA DEL LIBRO BONALD

DÍA DEL LIBRO BONALD

Caballero

Llegan hoy los acontecimientos culturales felizmente doblados, pues al tradicional homenaje al libro se añade el reconocimiento al escritor jerezano José ManuelCaballero Bonald por toda su obra, entregándosele a las doce de la mañana el Premio Cervantes de Literatura en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá.

Del abrazo al libro recuerdo que fue el escritor y editor valenciano Vicente Clavel quien tuvo en 1923 la feliz idea de homenajearle en la calle una vez al año, recogiendo Alfonso XIII la propuesta en un Real Decreto de 1926 que instauraba la “Fiesta del Libro Español”. Desde entonces todo permanece igual, salvo la fecha de celebración, pues inicialmente se fijó el 7 de octubre aprovechando que ese día podría haber nacido Cervantes, pero la incertidumbre de la fecha hizo que en 1930 se fijara para la exhibición de libros el 23 de abril, por la certeza de que ese día murió en Madrid el padre literario de don Quijote, aunque según Canavaggio dio su último suspiro el viernes 22, siendo registrada su muerte al día siguiente en la parroquia de San Sebastián, de acuerdo con la costumbre de la época, donde sólo figuraba la fecha del entierro.

De los 86 años vividos por el escritor Bonald me quedo con su obra poética. Del caballero Caballero conservo su independencia, insumisión y compromiso político-social. Y guardo de José Manuel el romance vivido durante siete años con Rosario Conde entre los “Papeles de Son Armadans”, desvelado por él en las páginas de su memoria.

En el momento de escribir este recuerdo, Caballero Bonald se encuentra “agobiado y atolondrado por la solemnidad un poco arcaica” que envuelve la entrega del Premio Cervantes, con la esperanza de salir ileso a base de buen humor y acompañado por Pepa Ramis que desde hace más cincuenta años vela los versos del poeta.

SALINAS, EL «PROETA» DEL AMOR

SALINAS, EL «PROETA» DEL AMOR

Sin aviso previo ni despedida anunciada, se nos fue a la eternidad el poeta del amor, dejándonos huérfanos de querencia y testimonio de apasionada entrega a sus dos grandes amores, porque fue Margarita la estabilidad y Katherine la quimera inalcanzable; una la estabilidad y otra el riesgo; Marga el anclaje familiar y Katy la idílica aventura amorosa.

Entre ambas fue y vino la poesía de Pedro Salinas hasta la doliente tarde del martes 4 de diciembre de 1951 cuando enmudeció en Boston la voz del maestro, catedrático de tribuna académica y forzado exilio, cuyos restos quedaron en el cementerio de San Juan de Puerto Rico.

Profesor itinerante que peregrinó por aulas de Massachusetts, Baltimore y Puerto Rico, mostrando a sus alumnos y alumnas las heridas abiertas en sangre de dolor que el destierro dejó sobre la piel de su alma desgarrando la esperanza de un imposible regreso a la tierra prometida de la infancia.

Hace hoy sesenta y un años que el «proeta» del 27, viajero a lo absoluto, nos dijo que estimaba de la poesía, la autenticidad; luego la belleza; y finalmente el ingenio. Latidos íntimos y talento creativo toman forma en versos cortos sin esfuerzo por la rima, dando oportunidad a Lorca para llamar “prosías” a sus elementales y cercanos versos.

“Perdóname por ir así buscándote tan torpemente, dentro de ti. Y cada beso perfecto aparta el tiempo, ensancha el mundo breve donde puedo besarse todavía. Sé que cuando te llame entre todas las gentes del mundo, sólo tú serás tú”.