PARTIDO ÚNICO

PARTIDO ÚNICO

correo_1_f650x650_1Un día como hoy de 1937, en plena guerra incivil, Franco apareció en el balcón del palacio episcopal salmantino donde tenía su cuartel general, para anunciar el Decreto de Unificación, suprimiendo todos los partidos políticos menos uno de corte fascista, formado por la unión de Falange Española de las Junta Ofensivas Nacional Sindicalista con la Comunión Tradicionalista, resultando el partido único Falange Española Tradicionalista y de las JONS, bajo el mando del “Caudillo”:

“Llegada la guerra a punto muy avanzado y próxima la hora de la victoria, urge acometer la gran tarea de la paz, cristalizando en el Estado nuevo el pensamiento y estilo de nuestra Revolución Nacional. (…) Por ello, DISPONGO:
Artículo Primero: Falange Española y Requetés, con sus actuales servicios y elementos, se integran, bajo Mi Jefatura, en una sola entidad política de carácter nacional que, de momento, se denominará Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Dado en Salamanca a diecinueve de abril de 1937. Francisco Franco”.

Los estatutos del «partido único» fueron publicados el 4 de agosto, estableciéndose que el «Caudillo» sólo sería «responsable ante Dios y ante la Historia», y ante nadie más. Consumándose así la “democracia orgánica” del régimen, con Raimundo Fernández Cuesta como Secretario General del nuevo partido, con el jefe falangista Hedilla detenido por Franco y el fundador José Antonio fusilado.

De esa forma tan simple, Franco tuvo en sus manos la ideología política que le faltaba, manipulando a su conveniencia los servicios de la Falange, aunque nunca merecieran su respeto y afecto, como dejó claro en el lecho de muerte al falangista Vicente Gil, su veterano médico personal, diciéndole: “Vicente, los falangistas, en definitiva, sois unos chulos de algarada”.

La ideología de este partido monárquico, imperialista y franquista, fundamentaba sus propuestas en el nacionalismo español, el conservadurismo, anticomunismo y catolicismo, formando sus alevines en el Frente de Juventudes, al que pertenecieron por legado natural casi todos los adolescentes de mi época.

GRACIAS, GABO

GRACIAS, GABO

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Unknown

Le han sobrado a García Márquez los 47 años de vida que le llevaron a la eternidad entre nosotros, desde que en 1967 la editorial Sudamericana expusiera en las librerías bonaerenses los sentimientos de un continente reducidos al mínimo espacio de Macondo, donde la saga Buendía vivió las peripecias del realismo mágico que a todos nos hizo enmudecer con gozoso placer literario.

Mercedes, Rodrigo y Gonzalo llevarán las cenizas de su cuerpo al homenaje, recordando los paquetes de cigarrillos que consumió diariamente en el exilio mexicano de la “cueva de la mafia”, mientras daba eterna vida en las páginas a la soledad centenaria de José Arcadio, Úrsula, Aureliano, Melquiades, Amaranta y Remedios, recibiendo a cambio 500 dólares como anticipo, para ahuyentar el hambre.

Ayer escribía yo en esta bitácora un elogió al amor, ignorando que agonizaba en su casa un hombre que vivió solamente para que sus amigos le amaran. Y le amamos todos los que hoy le agradecemos las páginas que nos han deleitado durante años, convertidas en libro de cabecera y costumbre diaria.

Se ha ido un cuerpo desgastado por el cáncer, pero su espíritu dicharachero, su abierta sonrisa y su alma buena queda entre nosotros, unida al compromiso solidario, la lucha por la justicia, el amparo de los derechos humanos y la denuncia de abusos, que Gabo condenó en voz alta desde las tribunas, como hizo en Estocolmo el miércoles 8 diciembre 1982, al recibir el más alto galardón de las letras, diciendo:

“Los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”.

COBIJO DEL AMOR

COBIJO DEL AMOR

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Hoy que la Iglesia abre el Triduo Pascual celebrando el Día del Amor Fraterno que une espiritualmente a todos los creyentes, los descreídos evocamos el sencillo amor universal de cada día, porque solo el amor nos salvara de la infelicidad, cuando este amor se expande más allá de las personas, abrazando virtudes, amistades, bellezas, aromas, pétalos, arpegios, otros seres vivos y propia vida.

Hospedarse en el amor es el mejor cobijo para la tristeza provocada por turbulencias externas, porque en tan dulce territorio el bienestar se protege de tormentas imprevistas, manteniendo a salvo los puñaditos de felicidad que la vida otorga a quienes van por ella con su corazón en bandolera.

El amor es un blindaje contra los huracanes externos, la capa freática impermeable a turbulentas aguas de la vida y el mejor arnés para evitar vendavales desventurados que pretenden alejarnos de la dicha fecundada por el amor, único redentor de lágrimas y sinsabores.

Las tinieblas declinan al resplandor del amor, se funden los misiles en su fuego fatuo, las virtudes buscan sus huellas para seguirlas, los reyes midas emigran con su aliento espeso y hace inmortales las almas de los que se fueron, porque el amor posibilita la resurrección diaria en el recuerdo de los enamorados.

En el refugio amoroso se respira la felicidad expirada por quienes en él se alojan y la diástole compartida hermana los corazones de los que en su portal habitan, haciendo posible la esperanza en la redención universal y la liberación de la luz secuestrada por el desamor en las trincheras, tribunales, jurados y despachos.

No es el beso sede del amor, ni la palabra su asentadero, ni su mirada el único secreto, ni el deseo de compartir algo hermoso suficiente, ni la caricia estremecida, ni la sonrisa …, porque el amor se aloja en el olvido de uno mismo y el abandono de la voluntad propia en manos de un destino que conduce fatalmente a la felicidad ajena.

Pues, que el amor os guarde, amigos, porque en su cobijo hallaréis la felicidad.

PERPLEJIDAD

PERPLEJIDAD

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Las cosas que suceden en este país están dejando perplejos a muchos ciudadanos y sin capacidad de respuesta, inmovilizados por un asombro que aturde su ánimo, ante los detestables hechos que presencian atónitos frente a la pantalla de la vida.

Que algunas esposas de presuntos corruptos ignoren las andanzas de sus maridos es defendido por ciertos políticos y publicistas; pero que sean expulsados de la carrera judicial los magistrados que pretenden encerrarlos, es aplaudido por ellos.

Que el presidente catalán desprecie la Constitución y otras Instituciones no provoca una respuesta contundente del Gobierno; pero que los ciudadanos se manifiesten en defensa de sus derechos fundamentales requiere una ley mordaza por vía urgente.

Que el rey se hayan hecho multimillonario en poco tiempo contando con empresarios amigos íntimos que han dormido en chirona, no inquieta al personal; pero que algunos ciudadanos enarbolen banderas tricolores por la calle merece castigo.

Que politiqueros, sindicalistos, cajistas y empreSSsarios estén en el punto de mira de la justicia no preocupa a políticos, sindicalistas, cajeros y empresarios; pero estos se rasgan las vestiduras ante las críticas que reciben los tramposos del gremio de cada cual.

Que las mentiras políticas de colores varios lanzadas desde las tribunas atonten a los ingenuos no está bien; pero que la amnesia les lleve de nuevo a las urnas con la papeleta en el bolsillo y la sordera en la Trompa de Eustaquio parece grave.

DESAPARECIDOS

DESAPARECIDOS

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Millones de seres humanos han desaparecido en guerras, dictaduras y dictablandas, sin que los gobiernos se hayan preocupado demasiado en dar con su paradero, sea cual fuere el rincón del mundo donde permanecen ocultos sus huesos en la tierra, tras servir de alimento a los gusanos.

Sabemos que muchos de ellos convivieron en sótanos, cárceles y galerías nocturnas antes de ser asesinados, entrecruzando miradas opacas de dolor, profundos suspiros resignados al exterminio y respiraciones entrecortadas, mientras en la superficie la ciudad dormía ajena a su tragedia.

Tras la matanza quedaron todos desnudos y amontonados en el suelo sobre sus excrementos, sin rostros en las fotografías ni mortaja de alivio, con insultante impunidad para los matarifes y, en algunos casos, con los dioses por testigo.

Urge que la reja del arado se sorprenda arañando túmulos amorfos de peronés, tibias y costillas, ante la mirada sorprendida de los forenses al contemplar la procesión interminable de cadáveres mutilados, sin manos unos, algunos sin piernas, otros ciegos, muchos con el cráneo perforado y todos linchados.

En nombre de quién, o de qué, se cometieron los crímenes que se llevaron a tantas personas por delante, junto a sus amigos, y a los amigos de sus amigos. A todos. Porque se llevaron a millones de seres humanos, que hoy están desaparecidos en Argentina, Brasil, Uganda, Chile, Indonesia, Argelia, Sri Lanka, Tailandia, Turquía,…y las cunetas españolas, porque nuestro país es el segundo en el número de desaparecidos, por detrás de Camboya.

Los desaparecidos son los cotidianos murientes de interminables agonías. Seres numerados, sin nombres ni apellidos. Mártires ignorados de la intolerancia. Desconocidos ciudadanos, nominados en todas las latitudes con una apocalíptica palabra: desaparecidos.

ANIVERSARIO REPUBLICANO

ANIVERSARIO REPUBLICANO

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Hace hoy ochenta y tres años que Unamuno proclamó la Segunda República Española en la Casa del Pueblo de la Federación Obrera salmantina, y más tarde desde el balcón del Ayuntamiento, recibiendo vítores y ovaciones de los miles de ciudadanos que abarrotaban el ágora charra, antes de ser nombrado alcalde honorario perpetuo del Concejo salmantino.

En el aniversario de la República, conviene recordar que ésta no tuvo rabo, ni piel de exclusivo color rojo, ni apestaba a azufre recién quemado, ni fue dañina para la salud, ni estuvo contaminada de maldad, ni traicionó nada, ni estafó a nadie, ni tuvo cuernos de macho cabrío, ni topó contra los derechos ciudadanos, ni arañó dignidades nacionales.

Fue la República estímulo cultural, manantial de intelectualidad, fuente de creatividad y esperanza de conquistas sociales, que cristalizaron en la reducción del analfabetismo, el fomento de la participación, la mejora sanitaria, el desarrollo industrial y la consagración de libertades.

Con la Segunda República se revivió en el país un nuevo Siglo de Oro, acumulando escritores, pensadores, músicos, científicos y artistas de reconocida talla mundial, que promocionaron en el mundo la marca España con una fiabilidad muy superior a la pretendida en estos tiempos de impunidad y corruptelas.

Trajo la Segunda República el sufragio universal, las Cortes unicamerales, los jurados populares, la reducción del centralismo, los derechos laborales, la legalización del divorcio, la verdadera aconfesionalidad del Estado y la protección de familias, ancianos, enfermos y niños.

Eso fue la República, y no otra cosa como tratan de hacernos creer los cortesanos a quienes aspiramos a organizar el Estado con una autoridad elegida por nosotros, eliminando privilegios hereditarios propios de tribus perdidas y desvalidas, incapaces de moderarse porque la cultura les falta y les sobra inmadurez.

ELECCIONES MUNICIPALES

ELECCIONES MUNICIPALES

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Exiliado y muerto el dictador Primo de Rivera y fracasada la dictablanda del General Berenguer, el presidente del gobierno monárquico almirante Aznar convocó elecciones municipales para el 12 de abril de 1931, sin prever la victoria republicana en cuarenta y una capitales de provincia, que pusieron al abuelo del actual rey en la frontera.

Efectivamente, aquel domingo electoral España se despertó monárquica con la apertura de los colegios electorales, y se acostó republicana al cierre de los mismos, cuando las urnas testificaron la voluntad mayoritaria de los españoles, enviando la monarquía al exilio y dando una pincelada violeta a la bandera.

Fue un día de nervios, incertidumbre y agitaciones para unos y otros, que cinco años después acabarían siendo “hunos” y “hotros”, por obra y desgracia de una salvaje guerra incivil, aunque el bando nacional vencedor de la contienda, pregonara durante cuarenta años que fue por obra y gracia de Dios.

Los temores, temblores y sudores de aquel 12 de abril, se transformaron pasajeramente en esperanzas, ilusiones y optimismo. Promesas de bonanza que terminaron en manos de gobiernos delicuescentes de signos contrarios y a garrotazo limpio entre los vecinos, helando el corazón del españolito que vino al mundo de la mano del poeta, sin ganas de charanga ni juegos de panderetas, con la sangre ennegrecida por una locura colectiva que comenzó con un golpe de Estado.