HONRADEZ PÚBLICA

HONRADEZ PÚBLICA

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Nuestro mayor problema político-social es la falta de escrúpulos morales y honradez personal de muchos delincuentes que nos gobiernan, acrecentado por la impunidad que les ampara en sus propios partidos y en las sedes judiciales, obligándonos a denunciar esta situación una vez más, sin esperanza alguna de enmendar la deshonestidad exhibida con descaro por dirigentes políticos, sociales, laborales y económicos.

No son las leyes, ni los procesos electorales, ni la división de poderes, ni la participación ciudadana, quienes sostienen, dan vida y purifican la democracia, sino la honradez ejemplarizante de quienes llevan el rumbo de la nación en cualquiera de las diecisiete latitudes que conforman el territorio llamado España.

La decencia política es el filtro democrático que elimina todas las impurezas que el sistema tiene en suspensión, enturbiando la convivencia y provocando turbulencias que impiden el flujo laminar de relaciones humanas tan necesarias en toda colectivo se seres racionales por herencia, pero honrados por voluntad propia, sin aspiraciones escatológicas.

La justicia moral no siempre va hermanada con las leyes ordinarias, pero es legítima hija de la honradez, que lleva a la rectitud en los comportamientos, a la limpieza de intenciones, a la pulcritud mental y al sostenimiento de actitudes serviciales en beneficio de la comunidad que ha puesto la confianza en manos de sus representantes.

Implica la honradez un compromiso firme con la verdad, con uno mismo, con las demás personas y con el proyecto que lleva a las promesas ofrecidas, evitando engaños, falsificaciones, y autocomplacencias en una falsa realidad virtual que solo existe en la mente de los desleales estafadores.

La honestidad conduce invariablemente a la empatía que lleva a la comprensión y al esfuerzo solidario para reparar daños, aliviar dolores, reconfortar el ánimo, sanar el cuerpo y nutrir de cultura la ignorancia de quien vino al mundo en paradero ignorado por el alfabeto, la penicilina y el trigo.

AGUSTINA DE ARAGÓN

AGUSTINA DE ARAGÓN

Agustina

“Agustina de Aragón”, llama un buen amigo mío a su mujer por la valentía que está demostrando ante los difíciles momentos que viven, dándome pie para homenajear a las miles de “agustinas” ignoradas que luchan por el mundo para sacar a su familia adelante, recordando a la verdadera heroína que abandonó esta vida hace 157 años en Ceuta.

La catalana Raimunda Maria Saragossa i Domènech se convirtió para la historia en intrépida aragonesa Agustina, por su heroico comportamiento en la defensa de Zaragoza a cañonazo limpio contra el asedio de las tropas napoleónicas, durante la Guerra de la Independencia española.

Palafox la nombró artillera, consiguiendo ella por méritos propios, algo de suerte y mucha valentía los ascensos a cabo, sargento y subteniente, así como una página en la historia de España, el recuerdo en la memoria colectiva, la admiración de su hija Carlota y la gratitud de quienes se beneficiaron de sus cañonazos contra el invasor.

El puntillazo a su vida no se lo dio una bala, sino la vulgar bronconeumonía que se la llevó por delante en Ceuta a los 71 años de edad, donde descansaron sus restos hasta ser trasladados en 1879 al Pilar zaragozano y en 1908 a la capilla de la Anunciación de la Iglesia de Nuestra Señora del Portillo donde actualmente reposan.

Mientras atendía a los enfermos, llevaba agua a los soldados, preparaba el rancho y transportaba sacos terreros, le dio por apuntar con un cañón a las tropas francesas que asediaban la posición donde se encontraba, con tal fortuna que un puñado de gabachos rodaron por el suelo, provocando la huida de los demás y dando fama, honor y gloria a la afortunada Agustina.

El rey felón la ascendió en la carrera militar, Francisco de Goya la inmortalizó en un grabado y Lord Byron la mencionó en sus escritos.

EL PUEBLO ORDENA FRATERNIDAD

EL PUEBLO ORDENA FRATERNIDAD

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Nos faltaba a los españoles año y medio para recuperar la democracia perdida el 18 de julio de 1936, cuando nuestros vecinos portugueses cantaron a los cuatro vientos, con claveles en los orificios de los fusiles militares, la prohibida canción “Grândola, Vila Morena”, para decirle al mundo que la dictadura salazarista pasaba a mejor vida en la República portuguesa, después de cinco décadas de dominio.

Hace hoy cuarenta años que la emisora católica Renascença envió de madrugada ondas al aire anunciando el inicio de la Revolución de los Claveles, proclamando la orden popular de convertir Portugal en tierra de fraternidad haciendo “en cada esquina, un amigo; y en cada rostro, igualdad”, jurando tener por compañera la voluntad de Grândola.

Las guerras coloniales, el mercantilismo y la autarquía alimentaron el creciente descontento del pueblo, con fuerza suficiente para alentar el ánimo de los militares, aglutinados en el Movimiento de las Fuerzas Armadas que dieron un golpe de mano en la mesa presidencial de Caetano, más certero puñetazo que el Levantamiento de Caldas.

Hoy, después de otras cuatro décadas de silencio, el pueblo ha vuelto a recuperar la canción para gritársela al Gobierno actual en el Parlamento portugués, como protesta por los recortes que ahogan al país vecino con similar fuerza que retuercen el cuello de muchos españoles.

INVIOLABILIDAD E IRRESPONSABILIDAD MONÁRQUICA

INVIOLABILIDAD E IRRESPONSABILIDAD MONÁRQUICA

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Con motivo de la entrega ayer del Premio Cervantes a la entrañable Elena Poniatowska, un cortesano periodista sabelotodo pedía a los españoles que dajáramos en paz al rey y tuviéramos en cuenta que su persona era inviolable, sin responsabilidad alguna, pudiendo hacer de su vida lo que quisiera. Pues no, amigo.

El artículo 56.3 de nuestra Constitución, establece que: “La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad”, lo cual no quiere decir que el rey pueda hacer legalmente cuanto le plazca, – aunque lo haga sin apoyo de la ley -, sino todo lo contrario. Lo que eso significa es que no puede oponerse a decisiones políticas del Gobierno ni negarse a firmarlas, por ser trámite de obligado cumplimiento para él, algo que le otorga la inmunidad ya anunciada.

Dicho esto, la realidad no deja claro si la inviolabilidad del rey se extiende también a su ámbito personal, viendo el hermetismo sobre su vida privada y la de su familia, defendida por algunos medios de comunicación, cortesanos y monárquicos, que confunden vida privada con la inviolable vida íntima que a cada cual pertenece.

Así se justifica el blindaje político del rey, a quien no se puede perseguir criminalmente ni demandar civilmente por sus tareas institucionales, quedando fuera de este paraguas su persona física, su patrimonio y su familia, porque todos somos iguales ante la ley como proclama el artículo 14 de la Constitución y la propia voluntad real de que así sea, aunque no sea así.

La inviolabilidad e irresponsabilidad del rey alcanza solamente a sus funciones como Jefe de Estado, pero fuera de ahí es tan violable y responsable como lo somos el resto de los españoles, aunque mencionados políticos, cortesanos y periodistas no quieran enterarse de ello y dediquen su tiempo a proteger al monarca y su amplio séquito familiar.

Cuando una escalera de mano ha hecho su servicio, se guarda; y cuando se cae espontáneamente la costra de una herida cicatrizada, no puede hacerse nada para evitarlo. Admitamos, pues, que la monarquía ha hecho un gran servicio al país. Reconozcamos el poder moderador ejercido. Y aplaudamos su contribución a la unidad nacional. Pero es hora de superar medievales herencia y dar paso a la voz del pueblo para que elija su Jefe del Estado, ocupándonos de saber todo lo que nos falta por conocer de la vida privada del rey, de sus negocios, patrimonio y andanzas, respetando su vida íntima y pensando que más vale lo malo por conocer que lo bueno conocido.

AMOR A LA LECTURA

AMOR A LA LECTURA

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Celebramos hoy el Día Internacional del Libro, alegando que en este día del año 1616 murieron el español Miguel de Cervantes y el inglés William Shakespeare, aunque el primero dejara este mundo el día 22 y la defunción del segundo se corresponda con el día 23 en el desaparecido Calendario Juliano.

Sea como fuere, la UNESCO decidió en 1995 que hoy pensáramos en los libros y así lo haremos como hacemos los 364 días restantes, refugiándonos en el placer de la lectura, como tarea cotidiana que instruye, reconforta, gratifica, consuela, entretiene y deleita gratuitamente, porque para gozar de la lectura solo se precisa estar vivo, despierto y sin ataduras ni rememoraciones.

Celebramos cumpleaños, festejamos aniversarios de bodas, recordamos finales de carreras, compartimos nacimientos y brindamos los días que la suerte nos acompaña, pero son pocos los que solemnizan el hermoso día que aprendieron a leer, siendo millones los desdichados analfabetos a quienes malhadada suerte de la cuna les ha privado de tan complaciente magia.

Porque mágico es transformar las páginas yertas de los libros en imágenes virtuales con vida propia, haciendo volar la imaginación entre los renglones por senderos insospechados, rompiendo las barreras del espacio y el tiempo para habitar en Macondo, cabalgar por La Mancha, convivir con un príncipe en Dinamarca, soñar con Segismundo, versificar con el Capitán o pasear de noche por la orilla del aceitoso Hudson con gitanos de la vega granadina.

La lectura convierte en sueño la vida jugando con las palabras impresas en los pliegos, pero hay otras lecturas sin texto a las que se llega con el alma cuando los ojos se humedecen, las miradas se encuentran, los labios se hermanan, el tacto corresponde o el espíritu se estremece por el amor correspondido.

MÁS ALLÁ DE LA VEJEZ

MÁS ALLÁ DE LA VEJEZ

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En la antesala del gran viaje, cuando se abandona la vejez, la madurez queda atrás, la juventud es imposible anhelo y la infancia un recuerdo olvidado, es buen momento para dar un paso hacia delante y recoger los frutos que la experiencia ha dejado en el fardel de la vida y compartirlos con quienes van de camino hacia la estación término.

Pasada la vejez conviene hacer reparto de bienes y advertir de lo que espera, porque la sabiduría acumulada no está en libros ni manuales, sino en páginas de vida que cada cual debe ir leyendo mientras pasa por renglones de años con la esperanza en vilo, porque nunca se sabe el destino que el azar tiene reservado.

Un querido amigo que ya ha pasado la frontera de la vejez, me confesaba el otro día que en la sala de espera donde se encuentra ya no preocupa el dinero, ni la opinión ajena, ni el miedo al error, ni el descanso de la libido, ni la persistencia del insomnio, ni el cansancio crónico, ni la torpeza de los gestos, ni las novedades tecnológicas, ni la memoria perdida, ni las modas, el dolor, la sordera, el reúma o la muerte. No, ni siquiera perturba la muerte inevitable que espera inquieta.

Preocupa la invalidez postrada, la dependencia de otras manos que laven, ayuden, guíen, levanten, acuesten, alimenten y acaricien. Molesta la subordinación a deseos ajenos. Aflige el sometimiento obligado a otras voluntades. Desazona la ingratitud de quienes todo los recibieron de uno y nada devuelven ni agradecen. Turba la soledad, conmueve el abandono y entristece saber que se está en el peor momento de la vida.

¿ ACABAREMOS APLASTADOS ?

¿ ACABAREMOS APLASTADOS ?

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Los científicos han demostrado la continua expansión del Universo, desde que explotó una pequeña bola hipermegaenergética, caliente y densa, que no ha dejado de engordar según la ciencia alumbradora de tan inexplicable criatura, incomprendida por la mente humana, que no acaba de aprehenderla.

Lo cierto es que el huevo cósmico original es cada vez más grande, alejándose las galaxias unas de otras a velocidad tanto mayor cuanto más lejos están, como dice la ley del estadounidense Hubble, que midió pacientemente el corrimiento rojo de las galaxias.

El problema es que no sabemos si la expansión del Universo es eterna o si se producirá un Big Crunch, – opuesto al Big-Bang -, es decir, una gran impulsión, de sentido contrario a la explosión inicial, que nos llevará al aplastamiento de unos contra otros, aunque nada sepamos de ello porque no estamos fuera del Universo para saberlo, y desde dentro no podemos verlo.

Pero debemos estar tranquilos porque de momento vence la fuerza expansiva a la atracción gravitatoria que provocaría la implosión, algo que no está previsto que suceda en los próximos millones de años, porque no hay suficiente masa en el Universo para que esto suceda en el tiempo que nos resta de ver el sol, gozar con la familia, disfrutar de los amigos, recrearnos con la belleza, solazarnos con los libros y saborear un vaso de vino en buena compañía.