El CURIOSO CELIBATO DE PABLO III

El CURIOSO CELIBATO DE PABLO III

Pablo III

Es bien sabido el empeño de la Iglesia-estructura por no hacer lo que dice y exigir a los fieles que hagan lo que ellos no hacen, pero entre todos los incumplimientos destaca por su vulgaridad el celibato, es decir, el empeño en no conocer mujer ni matrimonio, pero dogmatizando sobre ello y estigmatizando a los adúlteros, más a las adúlteras y sin mirar a los pederastas.

Trescientos años después de morir el Redentor, la Iglesia impuso el celibato a sus pastores, algo que los primitivos católicos no hicieron, como tampoco hacen hoy los cristianos protestantes, que no ven justificación doctrinal para ello. Fue en el canon 33 del Concilio de Elvira celebrado en España en el año 305, donde se decretó que todos los obispos, presbíteros y diáconos se abstuvieran de mujeres y de engendrar hijos.

Esto fue confirmado años después en el Concilio de Nicea, recibiendo el espaldarazo definitivo el 11 de noviembre de 1563 en el larguísimo Concilio contrarreformista de Trento, convocado por Paulo III. Curioso papa, como tantos otros, amante del lujo, destacado nepotista y protector de su familia, que nombró cardenales a dos nietos de catorce y dieciséis años, estableció el Santo Oficio y puso en marcha el Índice de los Libros Prohibidos. Pero lo más pulcro y sincero que hizo este papa fue exigir el celibato a los fieles católicos, sin tener en cuenta que él tuvo cuatro hijos bastardos con una noble romana, que fueron legitimados por el sucesor Julio III.

ENSEÑAR A APRENDER

ENSEÑAR A APRENDER

enseñar

Me expresa un amigo abogado el disgusto que tiene al no conseguir que su hijo mejore las notas escolares, a pesar de los esfuerzos que él hace a diario ayudándole en casa y estudiándose previamente las lecciones de Física  que luego le explica al muchacho, vaya usted a saber cómo.

Tres cosas le advertí afectuosamente, que reproduzco aquí por si algún lector pasa por el mismo trance de este amigo. En primer lugar, le aconsejé superar la obsesión por las notas, algo comprensiblemente incomprensible para los padres, en una sociedad montada sobre la competencia académica, donde las notas cobran un desmedido valor que no merecen, una importancia de la que carecen y un mérito que no tienen.

En segundo lugar, conviene aclarar algo tan simple como que enseñar no es lo mismo que aprender. De la misma forma que no es igual comprar que vender,  pues no siempre que se muestra un producto al cliente, este lo compra, aunque las posibilidades de venta aumentan proporcionalmente a la capacidad del vendedor.

Todo el mundo puede intentar enseñar algo pero no todas las personas están capacitadas enseñarlo, consiguiendo que el aprendiz incorpore significativamente los conocimientos a su estructura cognitiva. Para enseñar se necesita tener un oficio que es ajeno a quienes ignoran algo tan elemental, porque la «letra con castigo y sangre no entra».

Finalmente, en tercer lugar, es hora de hacer un espacio en la enseñanza no universitaria, a los contenidos procedimentales y actitudinales, olvidando el tradicional enciclopedismo conceptual que demandan los ignorantes educativos, para dedicar más esfuerzos a enseñar a pensar y aprender con autonomía a los jóvenes, si queremos garantizarles un futuro de éxito en metas superiores, estimulando capacidades de aprendizaje autónomo para que puedan cabalgar por sí solos en el maravilloso mundo de los conocimientos.

A LA CAZA DE BRUJAS E INFIELES

A LA CAZA DE BRUJAS E INFIELES

Infieles y brujas

Se cumple ahora el 57 aniversario de la muerte por sobredosis de alcohol, merecido desprecio, exceso demagógico y brutalidad dialéctica, del Torquemada político que contaminó el alma de los norteamericanos con odio insano hacia las “brujas” comunistas que paseaban por las calles del capitalismo estadounidense.

Salvando las distancias en el tiempo y el espacio, no cabe distinción entre Torquemada y McCarthy, aunque uno se dedicara a chamuscar herejes con sarmientos secos en la hoguera, y el otro a decapitar hechiceros soviéticos en territorio anticomunista, durante los años de la caliente guerra fría.

El fraile dominico Tomás y el alcohólico Joseph han pasado a la historia por sus impunes matanzas de infieles y soviéticos, sin que las fechorías de uno y otro hayan podido borrar sus nombres de las páginas de los libros y ser condenadas a las calderas de San Pedro Botero, porque al lado de ellos el portero del infierno es un santo.

El confesor real que tantos pecados perdonó a la ¡católica! reina Isabel, ha obtenido el indulto de la Iglesia, pero no el perdón de la historia por su fanatismo exterminador de discrepantes doctrinales y judíos, olvidando que él era descendiente de estos, por más que intentara disimularlo.

En cuanto al borracho presidente del Subcomité de Investigaciones del Senado, McCarthy, conviene recordar que llevó su anticomunismo hasta el punto de pintar de rojo al mismísimo presidente Eisenhower y acusar al ministro de Defensa de encubrir actividades de espionaje extranjeras, todo ello con una botella de whisky en la mano.

Retiró de las librerías la novela Robín Hood, considerando que el protagonista era comunista porque robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Acusó también a Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Bertolt Brecht, Charles Chaplin y al padre de la bomba atómica, Robert Oppenheimer, por manifestarse en contra de la carrera armamentística nuclear entre Estados Unidos y la Unión Soviética, al ver los devastadores efectos de su invento.

Esto hacía el senador McCarthy cuando los efluvios del etanol desplazaban las neuronas de su cerebro, muriendo de alcoholismo crónico a los 48 años, víctima de una cirrosis y persiguiendo virtuales comunistas en sus alucinaciones alcohólicas.

«DOS DE MAYO» DE 2014

«DOS DE MAYO» DE 2014

aEn la celebración del «dos de mayo» es bueno recordar que la indebida ocupación de un territorio se llama invasión, como hicieron los franceses con nosotros. Pero también se produce una invasión cuando alguien usurpa funciones que corresponden a otros, como sucede hoy con los bárbaros del norte que dirigen la política de los países del sur.

En el primer caso, los hispanos se unieron un día como hoy de 1808 para expulsar de la patria a los gabachos invasores, y cabe esperar que los españoles de 2014 nos unamos con igual fuerza para evitar las injerencias en asuntos internos de quienes se apoderan de nuestra voluntad, dejando al pairo la salud, educación y bienestar de millones de compatriotas.

Nuestro Motín de Aranjuez ante el futuro incierto que nos espera, está tomando forma de manifestaciones populares y algaradas callejeras. El Tratado de Fontainebleau pudo ser el precedente de nuestra adhesión al euro. Y la represión inicial de Murat a las revueltas populares tiene mucho que ver con la Ley de Seguridad Ciudadana, las pelotas de goma, los porrazos y manguerazos.

La cruel y goyesca Carga de los Mamelucos, se adelantó en el tiempo a las cargas policiales que los ciudadanos repelen con piedras. Y a nadie extrañaría que nuevos daoizes y velardes surgieran espontáneamente entre los ciudadanos, poniéndose al frente del cañón que mi querido Ángel nutre cada día con justificada indignación, aunque seamos arcabuceados los rebeldes que tenemos muchas causas para serlo.

El resultado final de la rebelión ciudadana contra la invasión francesa que hoy recordamos, fue que los gabachos salieron corriendo frontera arriba allende los Pirineos, lo cual debe hacer pensar a nuestras autoridades que en el país solo están contentos ellos, los banqueros y publicistas pesebreros, porque los parados, sanitarios, jueces, obreros, profesores, monjas, bancarios, curas, funcionarios, quiosqueros, vigilantes, policías, jubilados, bomberos, guardias civiles, ONGs, sindicatos, Colegios Profesionales, y mi vecina “la dinamitera”, están por hasta el moño, sin que los privilegiados políticos parezcan enterarse que un pueblo herido es peor que el puma, y en este momento hay millones de ciudadanos heridos y al acecho.

PRIMERO DE MAYO

PRIMERO DE MAYO

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Si los obreros americanos no hubieran hecho huelga el 1 de mayo de 1886 pidiendo la jornada laboral de ocho horas que dio lugar a los “mártires de Chicago”, el Día Internacional de los Trabajadores tendría otra fecha diferente a la que hoy los congrega pidiendo de nuevo la jornada laboral de ocho horas, porque esta se alarga hoy más allá de ese tiempo y las condiciones de explotación no han variado para muchos trabajadores, después de 118 años.

Las primeras celebraciones de la fiesta del trabajo en España, despertaban inquietud en la población y temores en las autoridades que acuartelaban las tropas y distribuían patrullas de la Guardia Civil por todas las ciudades, hasta que comprobaron el pacifismo que guiaba las manifestaciones, consignas y pancartas, aunque la prensa integrista siguiera predicando la apocalipsis.

En las antiguas fiestas del trabajo había discursos de líderes obreros, repartos de premios a los aprendices, lecturas de poemas, funciones de teatro y meriendas camperas por la tarde, después de la manifestación matinal con posterior entrega a los gobernadores civiles de un escrito que contenía las reivindicaciones de los trabajadores, para ser transmitidas al Gobierno central.

Hoy han retornado algunas condiciones laborales al punto de partida de la lucha obrera, la patronal estira el cuello, los “liberados” ondean las banderas, sobran sindicalistos, se autorizan pancartas y altavoces para que todo siga igual, algún líder lleva veinte años subiéndose a la tribuna sin atreverse a dar un puñetazo encima del pesebre andaluz que lo sostiene y los seis millones de parados caminan diseminados, ignorando que si se unieran serían la mayor fuerza política y social del país.

REALEZA CONFESIONAL

REALEZA CONFESIONAL

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La piadosa visita realizada por los reyes de España al Papa -con peineta incluida – permite recordar las nefastas consecuencias políticas, económicas y sociales que ha tenido históricamente para nuestro país la confesionalidad real, debido a las decisiones tomadas por los monarcas que nos han reinado.

Ya las Cortes castellanas pidieron inútilmente a Carlos V y a su hijo Felipe II el abandono de toda guerra confesional y la apertura tolerante hacia otras religiones, considerando que si los herejes se perdían, allá ellos, porque esa era la voluntad de Dios.

La confesionalidad del Estado y la intolerancia religiosa fueron la causa principal del derrumbamiento del imperio, porque la luchas religiosas nos llevaron a la ruina económica y a la enemistad con varios países, olvidando los reyes que la doctrina católica no puede construirse sobre miles de muertos en guerras estériles promovidas por quienes utilizaron, y siguen utilizando, la religión como plataforma de poder político.

Combatimos a los turcos en el Mediterráneo, guerreamos con Francia, luchamos contra Inglaterra y tuvimos interminables guerras con los Países Bajos, sin otro motivo que la defensa de una confesionalidad que se ha mantenido hasta nuestros días, con actuales cruzadas intolerantes y represivas.

Con motivo de la reforma protestante y la posterior contrarreforma católica, las Universidades se mantuvieron enfrentadas en luchas y debates ideológicos que no favorecieron el progreso científico ni la unidad de los españoles, sino todo lo contrario, pues se fomentó una división interna de consecuencias negativas reconocidas por su magnitud.

Los luteranos y calvinistas se asentaron en Ginebra, donde se estudiaba Cánones; y los católicos se fortificaron en Salamanca, Lovaina y París, reforzando la doctrina escolástica. Cada bloque defendiendo sus ideas y la ortodoxia de su doctrina, con una fuerza combativa que se apartaba del verdadero espíritu cristiano que ambos bloques afirmaban defender.