RAZONES PROBATORIAS
El Tribunal Superior de Justicia valenciano ha suspendido el juicio del caso Gürtel por qué sé yo qué razones incomprensibles para los ciudadanos, ni con qué argumentos al alcance de los españoles de bien, ni en base a qué justificaciones razonables, salvo la excusa que está en la mente de todas las personas con un coeficiente intelectual superior a 0,01, incluyendo a los primates que superan tal nivel.
Son muchos los que intuyen la conclusión de la presunta farsa que se avecina, sobre todo los robagallinas, trileros y estafadores de mercadillo, a quienes se suman los propios corruptores y corrompidos, conocedores de todas las rendijas legales por donde escapar, sabiendo que si un juez da un puñetazo sobre la mesa, tiene que colgar la toga por imperativo legal y órdenes superiores, ajenas al común sentir de los mortales.
Nadie duda que los delitos tienen que ir a los juzgados, y que los magistrados no pueden condenar a nadie si carecen de las pruebas que acrediten el delito. Esto es así, por mucho que nos empeñemos en defender que las infracciones evidentes no necesitan pruebas y que un juez puede obviarlas para sancionar fechorías percibidas hasta por el más tonto del vecindario.
Por eso, continúo empeñado en dar por bueno el valor del delito que niegan códigos y tribunales de justicia en contra del sentido común, pues tengo por cierto que si alguien me habla de un líquido blanco dentro de una botella, no necesito ver el recipiente y el fluido para sumarme al refrán popular, afirmando con seguridad que el liquido contenido en la vasija, es leche fija.
Parafraseando a San Marcos (2, 23) es lícito afirmar que la ley se hizo para servir al hombre no para que el hombre sea eslavo de la ley, lo que en román paladino significa que el beneficio de la comunidad y el castigo a los delincuentes debe estar por encima de leyes que permiten escapar por las rendijas a facinerosos de guante blanco, políticos astutos y cínicos sin escrúpulos.