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Mes: octubre 2013

EL ARTE

EL ARTE

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No existe manifestación más deleitosa de la actividad humana que supere la visión personal que hace un artista sobre algo real o imaginario, utilizando pinceles, pentagramas, diccionarios, tutús, obturadores, cámaras y cinceles, como recursos plásticos que dan vida al arte que duerme en su alma.

El placer que produce y el bienestar que genera, es lo que hace del arte objeto necesario y colación obligatoria para alimentar el espíritu, en medio de una sociedad ocupada en nutrir el cuerpo y amamantar cuentas corrientes, sin percibir que tales pitanzas no avituallan la felicidad que buscan donde no se encuentra.

Al arte sólo se llega a través de lo inaprensible, invisible e indivisible, conjugando en soledad armonías estéticas, ignorando los rostros de quienes las comparten con los artistas y desconociendo su paradero, pero sabiendo que en esa hermandad anónima se produce el encuentro de las almas gemelas.

Pero el arte tiene sentido, orientación, cauce y ruta marcada por el ingenio a golpe de trabajo, inspiración, imaginación y creatividad consciente, que traduce la intención del artista en formas, arpegios, colores y páginas, capaces de parar el tiempo en los relojes y dilatar de asombro las pupilas.

Consigue el arte dar forma a todo lo que carece de ella, materializando ideas, condensando imágenes oníricas, cristalizando percepciones y haciendo posible el milagro de la vida que duerme en la imaginación, sin propósito de renacimiento hasta que el creador pone su aliento sobre lo imperceptible.

Gran virtud del arte es la donación generosa de su inocencia, sin pedir a cambio más que eslabones compartidos para formar cadena de esperanza y redimirnos del tedio y la decepción que campa por sus respetos en una sociedad calcinada en el codicioso horno materialista.

LOS GUSTOS DE BAROJA

LOS GUSTOS DE BAROJA

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El 30 de octubre de 1956 se despedía de la vida en Madrid el donostiarra Pío Baroja y Nessi, a los 84 años de edad, dejándonos como legado una centena de libros y otros tantos artículos, tras dejar colgada la bata de médico en un armario de Cestona, tomando la pluma del escritorio en 1896, dos años después de doctorarse en Madrid.

Hombre de pensamiento y poco hábil para la acción, buscó esposa intelectual sin encontrarla, llevándole su eterna soltería a la inexistente misoginia que algunos le atribuyeron, manteniendo un público rechazo al nacionalismo vasco y defendiendo el acercamiento del País Vasco al resto de España.

Liberal, andarín, crítico y anticlerical, no pudo con la arterioesclerosis y a su muerte fue enterrado como ateo en el madrileño cementerio civil, junto a La Almudena, para escándalo de la España nacional que pretendió modificar la voluntad del escritor, en presencia de los nobeles Cela y Hemingway como testigos de las paladas de arena que cayeron sobre el ataúd que guardaba el cuerpo de don Pío.

En los últimos años de su larga vida, Baroja fue un trabajador infatigable los 365 días del año, desde las nueve de la mañana hasta el anochecer, superando intermitentes dolores de estómago, con su eterna boina sobre la cabeza, barba blanca semicrecida, lento caminar, pantalones caídos, memoria gastada y el agnosticismo al hombro.

Lector de Standhal, Dickens, Dostoievski, Merimée y Balzac, gustábale “El lazarillo de Tormes” por su humanidad y buena letra y disfrutaba con “El escudero Marcos de Obregón, por su noble compostura. Amaba la poesía de Berceo, el Arcipreste, Verlaine y Laforgue, sin llegar a comprender a Valéry, ni a Mallarmé, ni a los modernos españoles. Por otro lado, Pérez Galdós le pesaba y Quevedo parecíale antipático, igual que su obra.

Amante de toda la pintura, se deleitaba especialmente con Echevarría, Patinir, Brueghel, los impresionistas, Van Gogh, … y mostraba entusiasmo por los cuadros de su hermano Ricardo Baroja, pareciéndole una estupidez el cubismo y el surrealismo. En cambio, aseguraba que la escultura era un arte acabado y sin futuro, porque desde el Renacimiento no habían vuelto a realizarse monumentales esculturas de plaza.

Finalmente, consideraba que había excesivos pedantes en la música, aunque le gustaba oír composiciones de Mozart, Beethoven y Haydn, mostrando su preferencia por la ópera bufa de Rossini, “El barbero de Sevilla”.

INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA

INSTITUCIÓN LIBRE DE ENSEÑANZA

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Pudo ser el 29 de octubre de 1876 la fecha de nacimiento de la Institución Libre de Enseñanza, que vino al mundo por rebeldía de un grupo de profesores krausistas, liberales y humanistas, retirados de sus puestos de trabajo por discrepar contra la supresión de la libertad de cátedra decretada por el ministro Orovio.

Cossío, Montero, Salmerón, Azcárate y Moret, capitaneados por Francisco Giner de los Ríos, se propusieron llevar a cabo la más profunda renovación cultural y pedagógica que imaginarse pueda, sin antecedentes ni consecuentes  similares en la historia de España y rechazando toda ayuda del Estado para preservar su libertad.

Pretendió este grupo regenerar el país de su degradación a través que la Institución Libre de Enseñanza, forjando hombres nuevos, íntegros, liberales, abiertos al conocimiento y alejados de tentativas religiosas, políticas y morales, respetando la conciencia individual y aplicando métodos educativos promotores de mentes críticas y despiertas, en el marco de una escuela neutra, mixta, tolerante y abierta al exterior.

Frutos de la Institución surgieron: el Museo Pedagógico Nacional (1882), la Junta para la Ampliación de Estudios (1907), la Escuela Superior de Magisterio (1909), la Residencia de Estudiantes (1910), el Centro de Estudios Históricos (1910), la Fundación Giner de los Ríos (1915), el Instituto-Escuela (1918), las Misiones Pedagógicas (1931) y el proyecto educativo de la II República.

La Institución se opuso al libro de texto y a la “estampación” -que decía Cossío-, como metodología de maestro parlante en posesión de la verdad absoluta que estampaba los conocimientos en el calladito alumno, para que éste los regurgitara en el examen.

Para sus fundadores, la educación debía ser una estimulación permanente a la búsqueda de lo ignorado, un goce activo del aprendizaje a través de la experiencia y el compromiso personal con la sociedad, bajo el lema: “Forja tus ideales por convicción y sé coherente con ellos, piensa cómo debes vivir y vive como piensas”.

AMISTAD

AMISTAD

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Es la amistad un sentimiento que nace de la relación afectiva entre dos o más personas, cuando entre ellas comparten la intimidad que cada uno guarda en lo más profundo de su alma como reliquia sagrada, transferible únicamente a las personas que se aman. Esto implica que los amigos se entregan mutuamente una daga con la que pueden herirse mortalmente, convencidos que cada uno la utilizará en defensa del otro.

Es la confidencia del secreto reservado la que hace posible la amistad. Confidencia íntima que revela las notas más íntimas del diapasón personal, inalcanzables para quienes pretenden hurtarlas, como hizo saber el príncipe de Dinamarca a Rosencrantz y Guildenstern cuando estos confesaron desconocer los registros del caramillo.

Nace la amistad de inquietudes comunes, aficiones compartidas, sentimientos hermanados y generosidad recíproca, traducida en mutuo afecto personal, recíproca afinidad, desinteresada entrega y lealtad incondicional, que se fortalece en el tiempo con el trato personal.

Imprevisible y súbita en ocasiones como flechazo desprevenido, o lenta y sosegada en su crecimiento como una planta que necesita riego para fortalecerse, la amistad hace posible en encuentro de almas gemelas enlazadas por cariño resistente a todo seísmo que pretenda resquebrajar sus cimientos.

MIGUEL SERVET

MIGUEL SERVET

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Aragonés de nacimiento y europeo vocacional, Miguel Servet pasó toda su vida viajando, estudiando, debatiendo, escribiendo y llevándole la contraria a los amos de la verdad, hasta que estos se cansaron de aguantar contrariedades y decidieron quemarlo vivo en la plaza pública para que callara de una vez.

Semejante brutalidad sucedió en Ginebra un día como hoy de 1553, patrocinada por Calvino, apoyada por el Consejo de la ciudad, amparada por las Iglesias Reformadas de los cantones helvéticos y aplaudida por los fieles cristianos que rezaban por su conversión.

Este sabio, que fue astrónomo, meteorólogo, geógrafo, abogado, teólogo, físico, matemático y médico, cometió el “error” de contrariar a católicos, inquisidores y protestantes con su doctrina de la Trinidad, negando que tuviera base bíblica, llamando triteístas a sus partidarios y apartando del triángulo al Hijo y la Paloma.

Por otro lado defendió la libertad de conciencia, estimuló la tolerancia, propuso el bautismo a la edad de treinta años como Jesús y descubrió la circulación pulmonar o menor de la sangre, dándole un sentido más religioso que científico, afirmando que el alma residía en la sangre y divinizaba a la persona al difundirse por todo el cuerpo.

Por todos estos delitos, el Petit Conseil de Ginebra dictaminó su sentencia de muerte “Contra Miguel Servet del Reino de Aragón, en España: te condenamos, M. Servet, a que te aten y lleven al lugar de Champel, que allí te sujeten a una estaca y te quemen vivo, junto a tu libro manuscrito e impreso, hasta que tu cuerpo quede reducido a cenizas, y así termines tus días para que quedes como ejemplo para otros que quieran cometer lo mismo.

AMAS DE CASA

AMAS DE CASA

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No existe oficio menos reconocido, peor remunerado y más desprotegido que el realizado por las “amas de casa” en la familia tradicional, impuesto a las mujeres por una milenaria cultura, desde que los primeros homínidos se cobijaron en las cavernas y las féminas se encargaron de limpiar la casa, cuidar los hijos, aderezar los víveres y otras funciones, nunca valoradas socialmente, ni estimadas laboralmente, ni agradecidas familiarmente.

La familia convencional añade a los quehaceres domésticos femeninos, la exigencia de abnegación diaria a las mujeres. Es decir, el requerimiento del sacrificio gota a gota, de la renuncia cotidiana a los propios intereses, del abandono de aspiraciones y la retirada de personales deseos a favor de la familia, llegando a la negación de sí mismas en beneficio de los demás y  desgastando su vida por ellos.

Insustituibles penélopes y trabajadoras ignoradas, que agotan su vida entre cazuelas, escobas, fregonas y mercados, haciendo y rehaciendo cada día los mismos quehaceres sin lucimiento alguno, ni recibir palabras de aliento, ni compartir entusiasmos, mientras se marchitan en cotidiana rutina, con la tentación pasajera de abandonarlo todo algún día.

Quienes llegan hasta el final desengañadas, se preguntan por el fracaso de sus expectativas y buscan a los culpables de robarles las aspiraciones y los sueños, cuando apenas les queda ya curiosidad alguna por saber qué había más allá de las paredes domésticas. Y la amarga soledad, que siempre las acompañó, les recuerda el vuelo de las águilas a quienes fueron obligadas por las sociedades laicas y religiosas a ser gallinas cluecas.

ALFONSINA STORNI

ALFONSINA STORNI

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Los documentos acreditan que Alfonsina Storni se suicidó el 25 de octubre de 1938 en Mar del Plata, arrojándose desde la escollera del Club Argentino de Mujeres; pero las versiones románticas sostienen que la poetisa se internó lentamente en el agua marina con una túnica blanca, para ahogar su desconsolada vida en las olas que rompían en Bristol junto a la Rambla.

Actriz, maestra, feminista, madre de hijo sin padre y poetisa, la vida de Alfonsina fue un rosario interminable de vaivenes para una mente demasiado frágil que anticipó el suicidio sin posibilidad de redención, negándose a recibir tratamientos y alivios de la ciencia, cuando el cáncer de mama venció a la mastectomía.

Escribió una última carta a su hijo Alejandro aparentando negar la voluntad de morir, pero en realidad cayó rendida por la locura celular, pidiéndole a su nodriza en vísperas de la partida que bajara la lámpara y la dejara dormir en paz, advirtiéndole que si llamaba él le dijera que no volvería jamás porque se iba para siempre:

“Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
 Ponme una lámpara a la cabecera,
 una constelación, la que te guste,
 todas son buenas; bájala un poquito.

 Déjame sola: oyes romper los brotes,
 te acuna un pie celeste desde arriba 
y un pájaro te traza unos compases

 para que olvides. Gracias… Ah, un encargo,
 si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido…”