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Mes: noviembre 2012

TAMBIÉN SE NOS FUE MARÍA TERESA

TAMBIÉN SE NOS FUE MARÍA TERESA

Era previsible, pero también se nos fue María Teresa sin haber comenzado a vivir, cuando la juventud de sus veinte años era preludio de larga felicidad junto a su familia y amigos. Ha volado María Teresa de esta vida al encuentro de Katia, Rocío, Cristina y Belén, dejándonos huérfanos de justicia, mientras los culpables señalan con el dedo al que tienen enfrente para eludir el castigo que merecen.

El dolor, indignación y lágrimas que el aplastamiento de cinco niñas en el Madrid Arena ha provocado, contrasta con la impunidad y cobardía de quienes pudieron evitar esas muertes y no lo hicieron. Empresarios sin escrúpulos, cegados por la codicia, en complicidad con irresponsables políticos que ahora huyen de la quema como las ratas de un naufragio.

La muerte ayer de María Teresa ha provocado la suspensión temporal de la falsaria comisión de investigación municipal con que los populares pretenden engañar a los ciudadanos, maquillando el incumplimiento de obligaciones legales de los compañeros políticos que pastan con ellos en el pesebre del cinismo, la soberbia y la mentira.

La imágenes de la tragedia son tan elocuentes que no admiten discusión posible sobre los hechos que se empeñan en negar los organizadores del funeral. Las declaraciones de policías, sanitarios y bomberos evidencian la negligencia política de los que pretenden escurrir el bulto. Y las palabras de los supervivientes niegan el indulto a los comisionados de la farsa y cierran las puertas de la misericordia hacia quienes asientan sus posaderas en inmerecidas poltronas municipales.

UNAMUNO EN EL ATENEO

UNAMUNO EN EL ATENEO

Esta tarde daré una conferencia en el Ateneo recordando a los oyentes la peripecia de Unamuno como ateneísta en todas las sociedades culturales así tituladas que había en su época repartidas por España, dedicando especial atención al Ateneo Científico, Artístico y Literario de Salamanca, que él fundo en 1913 y presidió durante varios años.

No decimos nada nuevo al afirmar que don Miguel fue hombre de Ateneo desde su juventud, pues siendo estudiante en Madrid con 17 años, ya frecuentaba el Ateneo de la calle Montera, era asiduo lector de su biblioteca, visitante de las exposiciones que allí se presentaban y puntual oyente de sus conferencias, aunque mudo asistente a los debates que tenían lugar en sus salones. Más tarde, cuando fue trasladado el Ateneo madrileño a su sede actual de la calle Prado, Unamuno llegó a presidirlo, ocupó numerosas veces la tribuna, presentó a los socios algunas de sus obras, leyó poemas y discutió con los contertulios en la Cacharrería.

Siendo rector de la Universidad salmantina, fundó en esta ciudad el Ateneo local apoyado por profesores universitarios e intelectuales, con el catedrático de Derecho Político Tomás Elorrieta a la cabeza del proyecto,  para “elevar el tono de la cultura, entretenerse en algo más que en murmurar de honras ajenas, distraer de mezquindades y de hacer cábalas sobre si menganito o fulanito saldrá o no diputado provincial”, según palabras de Unamuno en la sesión inaugural de la Institución.

Fue tal el prestigio que tuvo este Ateneo que a él acudieron princesas, ministros, infantas, obispos, nuncios apostólicos, académicos franceses, intelectuales de renombre, músicos destacados y escritores de prestigio, con generosidad desconocida en nuestro mundo intelectual.

LA SONRISA DE ARTUR MAS

LA SONRISA DE ARTUR MAS

Hay personas con sonrisa permanente que inspiran confianza, producen bienestar, reparten humor y provocan nuevas sonrisas. Pero hay muecas parecidas a sonrisas que pueden confundir a los ingenuos, seducidos por el visaje de un tahúr que no se guarda las cartas en la manga, sino detrás de una inquietante sonrisa.

Al primer grupo pertenecen todos los amigos que tengo en Cataluña y el resto de catalanes que se esfuerzan cada día por hacer grande su país, a pesar de los políticos que dirigen sus destinos, como don Artur Mas, cuyo eterno estiramiento de labios forma parte del segundo grupo de aspavientos, dejando claro que nada queda claro detrás de la sonrisa, porque sus arqueadas cejas la contradicen y su mirada no presagia nada bueno.

La sonrisa de Artur Mas nos recuerda al detestable profesor que esbozaba ese mismo gesto antes de castigarnos; al capitán de la compañía que sonreía de igual forma cuando nos arrestaba en el cuarto de banderas; y al trilero que se ríe de los incautos antes de timarlos y dejarlos sin un duro en el bolsillo.

La permanente sonrisa de Artur Mas inspira más dudas que seguridades; alienta más incertidumbres que certezas; produce más desconfianza que verdad; genera más inquietud que templanza; origina más recelo que confianza; provoca más sospechas que evidencias; y suscita el miedo propio de quien tiene poder sin talento para ejercerlo.

Esto deben pensar el 1.653.409 de catalanes ganadores de las elecciones, aunque la sonrisa de Artur Mas los desprecie sin olimpismo alguno por formar parte del olvidado colectivo de ciudadanos que militan en la abstención y el voto en blanco, nunca tenidos en cuenta en los procesos electorales.

LA CLOACA DEL ESTADO

LA CLOACA DEL ESTADO

Por si alguien no lo sabía, el Estado español, – es decir, el nuestro -, es un lugar sucio e inmundo formado por un gran colector donde van a parar todas las aguas sucias, deposiciones y orines de los políticos españoles, según ha dicho Josep Antoni Duran i Lleida en el Palau Sant Jordi durante el mitin final de campaña de CiU, afirmando que «el Estado es una cloaca».

Lo que no dice don Josep es que esas aguas políticas residuales recogidas por la alcantarilla estatal proceden de quienes gobiernan las diferentes Instituciones del Estado, que se han desbordado con las aportaciones de los colectores autonómicos que vierten sus inmundicias en el desagüe estatal, de las que el señor Duran, sus compañeros y todos los dirigentes del resto de taifas, saben bastante.

Debemos agradecer a don Antoni que haya salvado al Estado de toda responsabilidad en la podredumbre que nos rodea, porque la cloaca estatal no es más que el reservorio donde se vierte la mierda que llega de las decisiones políticas, lamentando los ciudadanos que los responsables del nauseabundo hedor que nos invade se libren de caer en dicha cloaca y ahogarse en la inmundicia que generan con sus actuaciones.

SOCRATÍZATE

SOCRATÍZATE

La historia nos enseña que la muerte ha llevado a muchos revolucionarios a la vida eterna, haciendo su memoria inmortal en el recuerdo de la humanidad. Uno de los primeros en sacrificar su vida por la eternidad sin pretenderlo, fue Sócrates. Pensador ateniense que decía no saber nada, sabiéndolo todo, a quien los demócratas griegos pusieron cicuta en los labios.

Por negarse a colaborar con el régimen de los Treinta Tiranos, se vio envuelto en un juicio en plena restauración democrática bajo la doble acusación de no honrar a los dioses y corromper a la juventud. Acusación promovida por supuestos demócratas que portaban el cetro del poder, sin saber ejercerlo.

Al parecer, enseñaba a los jóvenes a vivir por encima de la ley si se trataba de salvar su vida, porque a un hombre honrado no hacía falta decirle lo que estaba bien o mal, pareciéndole a los dirigentes políticos muy peligroso que los ciudadanos estuvieran por encima de la ley.

Sócrates fue condenado a envenenarse después de evidenciar en su defensa la inconsistencia de los cargos que se le imputaban. Según relata Platón en la apología que dejó de su maestro, éste pudo haber eludido la condena pero aceptó la muerte por predicar la libertad y desechar leyes de personas corrompidas, llevándole su inconformismo a una lucha permanente contra la ignorancia del pueblo, sabiendo que el conocimiento llevaría a los ciudadanos a la libertad.

Antes de morir, cuando el tósigo estaba a punto de enfriar su corazón, pidió a su discípulo Critón que pagara a Asclepio el gallo que le debía, recordando a todos que no moría un ateniense, ni un griego, sino un ciudadano del mundo, que pidió siempre a los gobernantes no hacer algo que fuera vergonzoso en presencia de alguien o en secreto.

VIERNES CON AMIGOS

VIERNES CON AMIGOS

Como venimos haciendo desde hace años, ayer nos reunimos antes de comer un entrañable grupo de amigos para despedir la semana, arreglar España, reírnos un rato y tomar copas de vino procedente de cepas que descansan en laderas ribereñas del Duero.

La tertulia de este viernes no es para recordarla en este blog porque puede leerla algún casto oído puritano o un votante de cualquier partido, y quedar seco de un infarto anímico provocado por las opiniones que vertimos, fruto de la situación indeseable que estamos viviendo en el país.

Jesús descargó toda su ira verbal contra los políticos al llegar de su “hacendosa” oficina ministerial, lamentando la mediocridad española, la falta de profesionalidad en todos los sectores y la impunidad de los gestores públicos que no pagan por sus excesos y errores.

Con algo de retraso llegó Eduardo de la manifestación de abogados en protesta por la subida de las tasas judiciales que tanto afecta a los profesionales del Derecho y a los ciudadanos desfavorecidos que no podrán recurrir sentencias y sanciones por carecer de recursos económicos para ello.

Al jubilado Luis le crispaba que el Fiscal General del Estado no hubiera cesado ya al fiscal de Cataluña por su implicación descarada a favor de los señores Mas y Pujol en el asunto de la evasión familiar de capitales y la posible financiación irregular del partido representante de la burguesía catalana.

Las sensatas y duras opiniones del notario Paco, que ejerció esa profesión muchos años en Cataluña, fueron el contrapunto y aval a muchos comentarios de los vertidos en torno a las tostas, rabas, bacalao y “jeta” que degustamos, abofeteando la jeta que tienen los chupópteros.

Con parcas palabras, Pepe asentía. Y Julio, su compañero en la agencia inspectora, giraba los cien kilos de peso que gozosamente atesora, golpeando virtualmente con la mano cerrada a todos los sinvergüenzas que andan sueltos por el mundo haciendo de éste una inmensa cloaca.

Tres ironías de Antonio, que a los ignorantes “declaradores” como yo asesora cada año al ser llamados a meter dinero en la hucha común; y las quejas del médico José María contra la casta política, cerraron la tertulia, sin haber tenido tiempo de hablar en esta ocasión sobre cosas más triviales e intercambiar bromas como hacemos habitualmente.