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Etiqueta: política

REALIDAD POLÍTICAMENTE INCORRECTA

REALIDAD POLÍTICAMENTE INCORRECTA

A todos nos sobran ejemplos y experiencias para tener bien sabido que expresar en voz alta ciertos sentimientos y deseos personales es, en muchas ocasiones, políticamente incorrecto, estando obligados los deslenguados a pagar por ello un alto precio político.

Esto evidencia que el cinismo social puede con todo, incluso con la verdad, sea ésta honrada y noble o desleal y traidora porque, desgraciadamente, vale más una mentira a tiempo que un mal gesto; tiene más futuro la sonrisa disfrazada que la palabra cierta; y esconder los malos sentimientos es más rentable que cacarearlos a los cuatro vientos.

El hecho es que don Ángel Mínguez Cervera, secretario popular de Presidencia de la Cámara valenciana, ha venido a decir por los altavoces que cuando gobiernen los suyos del PP, mi querida periodista Ana Pastor tiene que hacer las maletas camino del archipiélago Gulag, porque será expulsada de TVE.

Esto ha provocado una petición masiva de dimisión del tal Mínguez por decir en voz alta lo que piensan todos los militantes del PP, y por desear lo mismo que todos los militantes socialistas pretenden con las avispas cohoneras que les molestan. Por lo tanto nada hay que añadir a este cinismo social, por lo que yo voy a poner mis ojos en este ¿político? del PP que luce en Internet jersey amarillo, cinta roja al cuello y mirada perdida al Sol.

Bien es cierto que a este jovenzuelo dentista le faltan algunos hervores, pero es más grave que se declare “respetuoso con los demás” y que le guste la política porque “es como estar jugando a un juego de estrategia”.

Mira chaval, no parece que respetes mucho a los demás porque tu falta de miramiento y tolerancia son evidentes; ni la política es un juego, por mucho que tu padrino te lo haya repetido mil veces. Pero no voy a ser yo quien le lleve la contraria a este veinteañero, por si acaso, no vaya a ser que me quite la pensión de jubilación.

Pero tal situación me permite asegurar que, en este caso, la realidad es políticamente incorrecta, porque para decidir sobre la vida de los demás se necesita un grado de madurez que a este joven odontólogo le falta. Para tener poder se precisa una templanza que este mozalbete no tiene. Y para arbitrar sentencias que a otros afecten hay que tener un respeto a los administrados del que carece este secretario en cuestión, a quien ya le sobra prepotencia con los pocos añitos que tiene.

Miedo me das, chaval.

Si su despotismo lo permitiera, yo le aconsejaría que dedicara más tiempo a su oficio que a la política, salvo que pretenda mantenerse en ella hasta ser llamado a las filas celestiales; y, sobre todo, le recomendaría que ocupara más tiempo en leer libros en castellano que en aprender idiomas, porque así aprenderá a escribir.

MOHANDAS KARAMCHAND GANDHI

MOHANDAS KARAMCHAND GANDHI

Mi amigo Ángel Urruchi me envía desde Aubergenville unas hermosas y comprometidas reflexiones  que deseo compartir con los seguidores de este blog, como señal de afecto a todos los confidentes de mis cotidianos latidos volanderos y devaneos mentales.

Al parecer, un día que Mahatma Gandhi paseaba por las calles de Nueva Delhi con un grupo de amigos, uno de ellos le preguntó cuáles eran, a su juicio, los factores que destruían al ser humano y le apartaban de la felicidad, a lo que el maestro de la paz le respondió sin vacilar:

La política sin principios

El placer sin compromiso

La riqueza sin trabajo

La sabiduría sin carácter

Los negocios sin moral

La ciencia sin humanidad

La oración sin caridad.

Además, Gandhi aseguraba al amigo que la gente era amable con él, porque él lo había sido antes con la gente; que las personas estaban tristes, cuando él estaba triste; que todos le querían, cuando él amaba a los demás; que las personas eran malas, cuando él las odiaba; que sonreían, si él reía; que el mundo era feliz cuando él se sentía feliz; que la gente se enojaba, si él estaba enojado; que las personas eran agradecidas, si él mostraba agradecimiento.

En resumen, amigos, que la vida es un gran espejo, y la actitud que tomemos ante ella será la misma que tomará la vida con nosotros.

Para comprobarlo basta con empatizar un poco con el vecino incómodo, saludar al que pretende amargarnos la vida, ser generosos con quien nos envidia y hacernos solidarios con los desfavorecidos. ¡Ah!, y como decía Gandhi, «el que quiera ser amado, que ame».

GODIVAS Y CUADRÚPEDOS

GODIVAS Y CUADRÚPEDOS

En todas las profesiones es necesario acreditar  conocimientos sobre el oficio que se ejercita, salvo en una de ellas, que sin ser profesión, es una de las más profesionalizadas a tenor del largo tiempo que los beneficiarios la ejercen. Y sólo en una profesión, el sujeto que la ejerce dispone de asesores que le aconsejen, para suplir la ignorancia sobre el tema que el responsable exhibe sin recato.

Para acceder a la función pública todos los ciudadanos deben superar unas pruebas específicas, muy competitivas, salvo para ocupar las más altas responsabilidades del país, a las que puede acceder con el mínimo esfuerzo el más ignorante del reino.

Comprenderéis que estoy hablando de la profesión política, – oficialmente inexistente -, y de los profesionales que la ejercen, es decir, de los políticos. Galápagos provistos de una concha donde rebotan los pudores que avergüenzan al resto de ciudadanos y una cara más dura que el diamante.

Unidos, pues, el atrevimiento y la ignorancia, no extraña que los regidores nos lleven de tumbo en tumbo, guiados por asesores de tres al cuarto, más políticos que profesionales, porque los buenos técnicos suelen dedicarse a su oficio.

Tal situación explica las consecuencias de poner la educación de una Comunidad en manos de una Técnica en Información y Turismo como doña Espe, que lleva a su lado como vicepresidenta a una licenciada en Económicas llamada Lucía, que ya dejó ver los dientes en 2007 privatizando el Colegio Miguel Ángel Blanco, adjudicando su gestión a una empresa sin experiencia en el ámbito educativo, que luego fue ilegalizada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

No es el turismo, – oficio de la presidenta -, ni el producto interior bruto, – ocupación de la vicepresidenta -,  el bien más preciado de un país, sino la formación de sus ciudadanos, como sustento de  la democracia, base del progreso, soporte de la convivencia, eliminación de los fundamentalismos y confinación de las guerras.

Cuanto más se popularice, expanda y facilite la educación de los ciudadanos, mayor será el bienestar, la paz y la riqueza de un país. Es importante que los responsables educativos perciban su tarea con mesianismo social, y los ciudadanos tenemos la obligación de poner la educación en manos de personas que así lo sientan, porque de lo contrario será como dar godivas a un cuadrúpedo.

TENCAS POLÍTICAS

TENCAS POLÍTICAS

Llevo unas horas en la blanca tierra que mantienen dos carboneritos, viendo a la Clara ir a misa con el librito en la mano a pedirle a Dios perdón, mientras la enamorada exige a su hombre echar el surco derecho a la ventana para ser labrador de sus padres mañana.

En estas coplas estaba cuando unos amigos me invitaron a cambiar las sardinas gallegas por tencas salmantinas y hasta Matilla de los Caños me fui en compañía de mi amigo Antonio a degustar ese pez dulceacuícola que habita en el lodo de las charcas, capturado «de esa manera» por los anfitriones de la cena.


 

 

 

 

Pero no va de tencas la entrada de hoy, sino de política porque entre los once que compartimos mantel estaban el alcalde Nazario y el teniente de alcalde Ciriaco, obligándonos en la sobremesa al inevitable comentario político, que reproduzco con su autorización, como testimonio de una situación ejemplarizante de lo que ocurre en pequeñas localidades.

Preguntón: ¿En el pueblo quién gobierna?

Ciriaco: Quién va a gobernar, el Partido Popular. Tenemos cinco concejales y los socialistas dos, y de milagro, porque no los merecen. Aquí presentaron a la alcaldía una maestra que no es de aquí, nadie la conoce y ni siquiera vino por el pueblo el día de las elecciones. ¿Quién cojones va a votarles? Eso sí, en las elecciones generales siempre ganan los socialistas porque hay muchos trabajadores. Pero en las municipales se vota a las personas y ninguno de los 712 habitantes conocía a la candidata socialista. Tenían que haber presentado a alguien del pueblo.

Preguntón:  ¿Cuánto cobráis los concejales?

Alcalde y teniente de alcalde: ¡Ni un duro! Es más, el cargo nos cuesta dinero de nuestro bolsillo. Estamos aquí para servir a los vecinos, aunque todo sean problemas. Sobre todo cuando uno pide o protesta por algo y otro viene pidiendo y protestando por lo contrario.

Preguntón: ¿De dónde sacáis los siete millones de pesetas para las fiestas?

Nazario: Pues de impuestos y del Estado, pero este año hay que bajar el gasto aunque sea difícil porque las vaquillas, que son millón y medio, no pueden quitarse; las orquestas, dos millones y medio, tampoco se pueden tocar; las setecientas mil de la paellada popular hay que mantenerlas; y luego los juegos para los chavales, etc.

Preguntón: ¿Y el trabajo?

Nazario: Pues mucho. Que si reuniones aquí y allá, viajes, negociaciones y más de mil quinientas firmas que hay que echar. Pero todo lo haces por la gente, porque si fuera por el dinero, sería la ruina.

Preguntón: ¿Y las recalificaciones…?

Ciriaco: ¿Corrupción dices? Aquí nada. De eso no hay. Queremos aumentar el perímetro del pueblo y es imposible. Pedimos algo y vienen los ingenieros con el helicóptero y dicen: aquí no y aquí tampoco. Y luego tienen que estar los vecinos de acuerdo porque si uno dice que no, se jodió.

Así fue la tertulia y así queda escrito, agradeciendo las tencas, la conversación y la amistad que allí recibí por parte de todos, estando obligado a corresponder.

 

NUEVA PATOLOGÍA POLÍTICA

NUEVA PATOLOGÍA POLÍTICA

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Existe una dolencia que afecta a los más altos profesionales de la política llamada polinoia, definida por alteraciones paranoicas que llevan a los sujetos a promover ideas políticas delirantes, pues la realidad se quiebra en la mente de estos polifermos, provocando en ellos falsas creencias, imposibles de rebatir con argumentos lógicos. Dolencia mental debida a la recepción distorsionada de impulsos nerviosos sociales de interés general en beneficio de pretensiones obsesivas, que conduce a un progresivo deterioro de la función neuronal, con fuertes alteraciones en el pensamiento que oscurecen el sentido común.

Los policientes sufren una desorientación que les impide saber en cada momento dónde están, quiénes son y qué deben hacer. Todo ello asociado a una pérdida parcial de memoria que les hace olvidar los fracasos. Las causas de esta dolencia no están muy claras, aunque las últimas investigaciones apuntan a una intoxicación masiva de los axones por sobredosis de poder que produce un daño cerebral irreversible provocando delirios que pueden llegar a ser demenciales debido a las papelinas electorales, pues tales trastornos disociativos nunca llevan a la dimisión de quienes los padecen.

Los afectados no distinguen la realidad de la ficción y confunden su identidad hasta llegar a creerse que son lo que en realidad no son. Esto les lleva a tener delirios de grandeza al considerarse ungidos por Dios con el óleo de la sabiduría infinita y la omnipotencia absoluta por ser los únicos humanos que mantienen relaciones personales con la deidad que les capacita para realizar prodigios extraordinarios, inalcanzables para el resto de pecadores. Eso piensan ellos, pero la realidad es distinta.

Los polinoides se nutren de ovaciones internas y palmadas incondicionales que les alejan aún más de la realidad. Manifiestan una aparente tolerancia, pero no toleran que se les lleve la contraria o se les anime a dejar el puesto, mostrando una incapacidad natural para la autocrítica, junto a su innata frialdad emocional y egocentrismo creciente.

Si añadimos que los políticos afectados por esta patología sufren ilusiones ópticas y acústicas, comprenderéis que no vean ni oigan lo que sucede a su alrededor, malinterpretando así la realidad y construyendo explicaciones delirantes que sólo ellos comprenden.

Y lo más grave de todo, querido lector, es que los polifermos no son conscientes de su polinoia. Aunque tampoco serviría de mucho que se enterasen, al tratarse de una enfermedad crónica e inhabilitante, sin tratamiento terapéutico posible, porque los neurolépticos y antipsicóticos no mejoran los síntomas. La ventaja es que no se necesitan neuroimágenes para detectarla porque los síntomas son evidentes.

Lo curioso es que los afectados mantienen su juicio sobre las cuestiones que no se relacionan con el objeto de su delirio. Fuera de él no hay fantasías y mantienen un razonamiento normal mientras su mente no roce la obsesión que les perturba. Por tanto, hay que advertir a quienes estén cerca de ellos que no deben mentarle el tema de su vesania ni contradecirles, por incuestionables que sean los errores que cometan.

Su querencia bravía al espejismo enajenador les impide atender al terapéutico capote del humor que podría salvarles, y se enroscan viciosamente en su alucinación como los reptiles. Pero nosotros, sabedores del beneficio de la risa, debemos tomarnos a broma las acciones de los polifermos, cultivando el sentido del humor y riéndonos de nosotros mismos para mantener una visión objetiva del mundo y evitar contagios paranoides de las personas esquizotípicas que quieren expoliar nuestro sano juicio con falsos juegos malabares.