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¿QUÉ FUE DE LOS CANTAUTORES?

¿QUÉ FUE DE LOS CANTAUTORES?

Pastor

Con el título que hoy encabeza el artículo, recitó ayer en la Plaza Mayor salmantina el cantautor Luis Pastor, su alegato a lo sucedido con aquellos cantantes que protestaban guitarra en mano contra el régimen, en cine-clubs, parroquias, asociaciones vecinales y colegios mayores donde acudíamos a escucharlos, sin saber muy bien como terminarían los recitales, porque eran tiempos de sequía libertaria.

Felices coincidencias del azar me han permitido reencontrar a dos de los muchos cantautores que hubo. Ella, retirada del oficio como la mayoría de ellos; y él de la quinta, pero con alma joven que ayer noche me devolvió a juveniles tiempos de inquietante futuro, cuando en esa misma Plaza los “grises” disolvían sin contemplaciones a grupos de más de tres personas.

Hace cuatro días, fue Ana María Drac quien llegó a mi vida una vez más, enviándome un correo electrónico para decirme que se mantenía donde siempre estuvo, después de abandonar las canciones por el teatro y la poesía, devolviéndole yo mi gratitud por los momentos felices que pasamos juntos en aquellos días agridulces de futuro incierto.

Y ayer tarde-noche me dio Luis Pastor otra oportunidad de agradecerle su compromiso en la lucha por la libertades y su permanencia en los escenarios guitarra en mano, para decir en voz alta lo que nadie se atreven hoy a gritar desde los escenarios, como si el tiempo se hubiera detenido en nuestro primer encuentro vallecano.

El recuerdo que tuvo Luis Pastor hacia el cura-obrero Manzano, – hoy feliz abuelo de sus nietos – clérigo que llevó mi alma cantando “con alegría a la casa del Señor”, trajo a mí desrecuerdos olvidados de liturgias abandonadas en el desencanto de una incierta verdad que fue sustento de sueños logrados con cuentos ya dormidos en la almohada adolescente.

RESISTENCIA DE LA MEMORIA

RESISTENCIA DE LA MEMORIA

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He tenido el honroso placer de presidir el jurado del Primer Certamen Internacional de Poesía “San Cayetano”, patrocinado por el Colegio Castellano-Leonés de Gestores Administrativos, junto a Isabel Bernardo, Juan Carlos López Pinto y Alfredo Pérez Alencart, decidiendo por unanimidad que los mil euros del premio y la placa correspondiente fueran para la poetisa cubana Yenifer Castro Viguera, por su poemario “Resistencia de la memoria”.

Llegar al acuerdo unánime de esta ganadora ha sido fácil, porque a sus estrofas vivificadas con alma cubana, se ha unido la común sensibilidad poética de quienes tenían que poner nombre real a la plica que acompañaba los versos enviados desde la isla hermanada por una lengua común.

La poesía de Yenifer es intimista y personal, trenzada con cercano alejamiento, versos libres, estrofas de calado imaginativo, culto léxico, espiral emotivo, nexo temático y original imaginería poética, de quien pretende retener el abrazo del hombre que arrastró las estrellas en un cielo de sábanas, sin saber que otro nombre estaba escrito antes de que ella naciera.

Asciende la memoria de esta joven poetisa por sus talones, quemándose en ella el alma sustantiva del evocado fingidor, náufrago, polizón de la vida que va por derecho carril hacia ella agotando señales, donde la quimera de humo desborda el tiempo de su edad desnuda, obligándola al mutismo de los días sin las manos del amante ni espacio de paz, pues no tuvo sosiego hasta que llegó a las aguas turbulentas de la poesía.

ÁNGEL GARCÍA LÓPEZ

ÁNGEL GARCÍA LÓPEZ

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Hoy cumple 79 años el poeta andaluz más desconocido entre todos los galardonados, porque el roteño Ángel García López suma al Premio Nacional de Poesía, al Adonais y al de Crítica, varios premios más, que su humildad franciscana le impide exhibir en los foros literarios y publicistas.

Conocí al poeta en el colpicio de mi adolescencia cuando él era estudiante universitario que inspeccionaba desocupadamente a los internos del madrileño Infanta, mientras enamoraba a la hija del capitán de la emisora, veía consumir sus cigarrillos sobre la mesa del estudio y cargaba a los habladores con la “peladilla”, una enorme piedra blanca, redondeada y pesada.

En medio de aquellas fiebres “A flor de piel”, nos dijo que “Emilia era su canción”, poniendo “Los ojos en las ramas” en la “Tierra de nadie”, y hospedándose emigrado desde su pacífico albergue gaditano a la capital de la dictadura, donde aún permanece dedicándonos su Posdata, aunque el rey se haya trasladado desde El Pardo a la Zarzuela.

En medio de todo ello nos hizo un “Retrato respirable en el desván” entre “Latrocinios, virginidades” y “Perversificaciones” en “Territorios del puma”, haciéndonos enmudecer con su “Trasmundo”, extenso poemario dolorido en la antesala del quirófano, con un pulmón quebrantado.

Dominador de la rima y la medida en los sonetos; elegante en la prosa poética; emotivo en los largos versos libres; desgarrador ante la angustiosa muerte; creador de rumbos lingüísticos; y clásico en la modernidad, es García López profundo trovador de inimitable belleza lírica, que hoy celebra en familia su encuentro con la vida.

Feliz cumpleaños para el inspector de mis sueños juveniles. Dichoso aniversario para el sencillo profesor de mis colpicianos; reconocimiento al maestro de los versos, por los momentos de placer que nos ha dado leyendo sus poemas; y gracias al hombre, por ser “Carne mortal, terrestre 
alacena del agua,
 pretérito presente y
 puerta abierta cerrada”.

¿ QUÉ ES POESÍA ?

¿ QUÉ ES POESÍA ?

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Qué es poesía, le preguntaban ayer las ondas de radio a una adolescente que mecía los versos en la lozanía de su juventud, con la misma inquietud que el poeta de rimas se hacía esa pregunta, y voy a desesperanzarla diciéndole que poesía no es la enamorada cuando clava su pupila azul en el iris de su enamorado.

Tampoco es poesía aquello que en el verso queda, como dijo el de Tábara, cuando se avientan las palabras que lo forman y pierde los caireles de la rima,
 el metro, la cadencia 
y hasta la idea misma. Ni siquiera es poesía la manifestación de la invisible belleza puesta al descubierto en estrofas aromatizadas con ensoñadores pétalos.

Si la poesía fuera expresión trivial de íntimos sentimientos, convertiría la estética en exhibicionismo. Si pretendiera ser arte poético encristalado, moriría en su intento por mantenerse en la ortodoxia del diccionario. Y si intentara idealizar líricamente la belleza con el alfabeto, sería un esfuerzo baldío porque en el intento perdería su nombre.

Transformada en creación dócil, la poesía se disfraza de harapos. Destilada en el serpentín especulativo, huye a los trigales para refugiarse en el seno de la espiga. Cristalizada entre algodones se evapora por las alcantarillas sociales. Y licuada por la erudición, nunca toma la forma del recipiente.

No es la poesía refugio de alas, ni sigiloso nidal, ni ponedero feliz, ni cavidad bulliciosa, ni crisálida en capullo. Ni siquiera pregonera de secretos, cantos enjaulados, hija de temblores, heraldo de nostalgia, o vuelo de humo que se diluye en sentimiento puro y deshojada idea.

Si tampoco es la poesía vaguedad de niebla, anclaje de esperanzas, reservado cenáculo de sentimientos, bullicioso silencio, soñadero conmovido, helado fuego, pequeño mundo, paraíso perdido, ni estremecimiento, pálpito, escalofrío, caricia, beso o denuncia, ¿qué es, pues, la poesía?

EL AMOR HECHO RIMA

EL AMOR HECHO RIMA

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Hoy, que el pequeño grupo de afortunados descorcha vino espumoso extremeño, valenciano, catalán o francés, para brindar por los euros que les han llovido desde nubes invernales de lotería navideña, otros recordamos al poeta de la rima que esculpió con su pluma inmortales versos de amor que todos guardamos en el más íntimo rincón de nuestros recuerdos adolescentes, cuando el roce de una mano se antojaba escalofrío y el beso furtivo, milagro de felicidad.

Evocamos hoy a Gustavo Adolfo Bécquer, porque se cumplen 163 años de su muerte y otros tantos de su resurrección en las almas enamoradas que convierten el parpadeo de las pupilas en poesía esta mañana de invierno, cuando las oscuras golondrinas descansan en los nidos del sur, preparando el vuelo a los balcones en la verdecida primavera.

Qué no daríamos en la madurez del amor por retornar a las convulsiones y azaramientos del primer encuentro, la primera caricia y el primer golpe de sangre agitada en la turbulencia de una juventud que proclamaba a los cuatro vientos el prendimiento mutuo y la promesa de feliz enajenación perpetua reflejada sobre el rostro fundido en las miradas.

Treinta y cuatro años de vida le bastaron al sevillano poeta para inmortalizarse en el romántico espacio amoroso de los encadenados por ligaduras de amor liberador con diástoles entumecidas y gestos anhelados, desde la triste despedida hasta la gozosa bienvenida, avecindando el espacio y el tiempo en el mismo territorio con ojos lacrimosos y paciente espera.

Ello así, porque los amantes saben que el amor perdura si se fortalece con renuncia propia a cambio de la felicidad ajena; si se blinda con generosidad desprendida, se protege con tolerancia y se renueva cada día con esperanzas renovadas para hacerlo invencible, porque mientras fundirse puedan en un beso dos almas confundidas, la poesía de Bécquer seguirá iluminando el gran misterio del amor y la heredad humana se vestirá de perfumes y alegrías, aunque la ciencia no alcance a descubrir los misterios de la vida, ni la historia sepa hacia donde camina el amor por la línea del horizonte, rozando mar y cielo con sus alas.

MANUEL MACHADO

MANUEL MACHADO

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Cuando Manuel nació en el sevillano Palacio de las Dueñas el 29 de agosto de 1874 no sabía que después jugaría con sus hermanos pequeños Antonio y José en el patio de la casa, ni que con Antonio viajaría, cantaría y escribiría páginas literarias inolvidables

Poesía, teatro, novela y ensayo, conforman su obra, a la que se añaden traducciones, críticas literarias y, sobre todo, divulgaciones del cante jondo, mostrando la hondura virgen de la copla andaluza más pura. Su escribir era escribir en seco, pues jamás corrigió un poema y al ponerles punto final, comenzaba a detestarlos.

Escritor desterrado al olvido por colaborar con el franquismo, encomiar a Franco en sus poesías y dedicar panegíricos literarios a personajes y símbolos  del régimen, olvidando los críticos que fundó en 1933 La Asociación de Amigos de la Unión Soviética, cuando la derecha condenaba el régimen comunista.

El oscurecimiento de su obra literaria le ha impedido brillar con la luz propia, y su gracia personal permanece oculta en las páginas, teniendo que soportar sobre los hombros la losa histórica de su hermano, a pesar del modernismo que guarda su poesía, el colorido festivo que la embellece y el andalucismo que la hace única.

Manuel tuvo “el alma de nardo del árabe español”, como las gentes que a su tierra llegaron. Fue la gracia hecha persona, la locuacidad en la palabra, la amenidad en sus gestos y la simpatía mezclada con melancólico acento andaluz, que utilizaba para expresar ideas eternas y valores permanentes, con verbo claro pleno de  memoria.

ASÍ NO, SEÑOR ALCALDE

ASÍ NO, SEÑOR ALCALDE

Un nuevo rico que alimenta con godivas a un cuadrúpedo, comete el mismo error que los huercalenses dando el bastón de mando a un cultureta con evidentes carencias mentales para el oficio alcaldil.

Decir que se retira el nombre de Alberti del teatro municipal de Huércal-Overa porque el poeta “no vende”, es como expulsar del Ayuntamiento al alcalde por apellidarse Fernández.

Un teatro, un museo o un auditorio, no “venden” por la baja calidad de las obras que en él se representan, por los malos cuadros que se exponen en sus salas o por los desafinados conciertos que se ofrecen, pero no por la persona que da nombre al edificio.

Alguien tiene que decirle a don Domingo que Rafael Alberti pertenece a la generación que conforma la Edad de Plata de la Literatura Española. Que fue Hijo Predilecto de Andalucía. Que ganó el Premio Nacional de Poesía, el Lenin de la Paz, el Roma de Literatura, el Nacional de Teatro y el Cervantes de Literatura, renunciando al Príncipe de Asturias.

Alguien tiene que decirle al joven señor Fernández que el maniqueísmo es el peor camino a seguir en la gestión que tiene encomendada. Alguien tiene que hablarle de la transición al joven alcalde, para que sepa que fue el consenso quien nos llevó a la vida democrática. Alguien debe advertir al edil que el disenso lleva a la quiebra social. O mejor, que nadie le diga nada porque esta exhibición de sectarismo habla por sí sola.

Un escritor como Alberti, que llevó su andalucismo por todos los países donde estuvo exiliado más de treinta y siete años por cometer el gravísimo delito de pertenecer a un partido político que formó parte del Frente Popular en 1936, no merece este nuevo destierro por capricho visceral de un representante del pueblo.

Así no, señor Fernández, así no. Dividiendo a los vecinos no se hace vecindad. Deshaciendo con justificaciones de barquero lo que lleva tiempo hecho, no es el mejor camino para la paz. Insultando la inteligencia de los paisanos con argumentos dislocados, sólo explica la trisomía del provocador. Ocupando el tiempo en satisfacer fobias personales se resta esfuerzo para salir juntos del lodazal en que estamos metidos. Y comprometiendo la razón solamente se consigue el abucheo.