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LA FELICIDAD COMO PRESEA

LA FELICIDAD COMO PRESEA

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Sin ser joya, fetiche, gema, talismán o amuleto, es la felicidad presea buscada por todos los humanos, aunque muchos pretendan hallarla donde no se encuentra, otros crean que les lloverá del cielo sin conquistarla y algunos acudan a subastas de la vida para adquirirla, ignorando que la felicidad no puede comprarse en una taquilla.

Es un dulce sentimiento de abandono, un placentero estado de bienestar, un recogimiento que entumece, una emoción que conmueve los cimientos del alma y un suspiro que alienta dichosas bocanadas de paz, cuando la disposición hacia ella se hace realidad en la vida de quienes la merecen, alejándose de aquellos que pretenden sustituirla con sucedáneos de elevado coste en el mercado y bajo precio moral en los rincones del alma.

No es la felicidad planta que germine en terrenos baldíos de amor, sino en campos abonados con nitratos de cariño, fosfatos de generosidad, carbonatos de honradez y sulfatos de solidaridad, que expanden su condición bienhechora sin dejarse atrapar porque no es posible asirla eternamente y tomarla en propiedad, siendo como espuma sobre la mano imposible atraparla por mucho que cerremos los dedos en torno a ella.

No es la felicidad cosa nuestra, pero depende de nosotros alcanzarla, y podremos lograrla si respiramos aires solidarios, saciamos la sed con agua fraternal y nos alimentamos con el pan candeal de la hermandad, pero no será posible recuperarla acudiendo a lugares lejanos en el tiempo donde habitó entre nosotros.

La felicidad abomina el rencor, reprueba la soberbia, rehúye la envidia, desprecia el egoísmo, detesta la violencia, aborrece la mentira y maldice las guerras. Por eso, depende su presencia de la capacidad de olvido, del don de la humildad, de la alegría por el bien ajeno, de la entrega personal, de la sinceridad y de la paz.

EL DOLOR NOS DESTIERRA

EL DOLOR NOS DESTIERRA

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A la deportación política de disidentes, la expatriación laboral de emigrantes y exilio social de marginados, se añade un destierro interior que incapacita para toda respuesta y separa del entorno a quien lo sufre, llevándole al confinamiento anímico en la más profunda soledad, aunque el amor y compañía de las personas queridas consuelen, porque el dolor tiene reservado el derecho de admisión y no puede compartirse.

No hay extradición posible del dolor cuando viene de frente y por derecho a clavarse en el alma; cuando asoma el desamor, azota el abandono, defrauda la amistad, visita la parca o acosa la decepción. Tampoco hay redención para el dolor que flota sobre la inclemente contaminación de la sangre, el crecimiento enloquecido de las células, las atrofias irreversibles de médulas, el castigo de las trisomías  y todas las desviaciones insalubres sin respuesta para la algología.

El dolor condena al destierro cuando se enquista en el alma o en el cuerpo, haciendo girones la esperanza y desgarrando toda posibilidad de retorno a la paz interior, que pretenden reponer las consoladoras caricias y reconfortantes estímulos de las personas que nos aman, cuidan y protegen.

La convocatoria del dolor aisla el sufrimiento, segrega la congoja, aleja la esperanza, ampara la desilusión, impermeabiliza el pesimismo, quebranta el ánimo, exilia del exterior y provoca aflicción del espíritu, pero su abandono impulsa nuestro crecimiento interior cubriendo espacios de la vida desconocidos mientras el dolor estuvo ausente.

Cuando el tiempo o el bisturí cicatrizan el suplicio, se recuperan estímulos vitales perdidos durante el tormento. Aprendemos a engrandecer las pequeñas cosas de la vida. Tenemos en cuenta lo que antes no percibíamos. Estimamos el valor de los gestos cotidianos. Y descubrimos la eternidad del amor cotidiano.

DEJÉMOSLOS EN PAZ

DEJÉMOSLOS EN PAZ

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A la pesadumbre sobre el futuro que soportan los jóvenes, se añaden pequeñas aflicciones provocadas por familiares y amigos con la mejor intención, pero cargadas de pretensiones inútiles porque los sufridores de las amables presiones harán con sus vidas lo que les parezca bien, ya que sólo a ellos pertenece, por mucho que algunos nos empeñemos en lo contrario.

Así, al joven soltero y sin novia se le requiere con insistencia la necesidad de tener una compañera; pero si la joven interrogada es mujer treintañera, la pregunta adquiere tonos de exigencia que van más allá de lo admisible, porque se les pasa el arroz. Sigamos.

En caso de estar cubierto el espacio amoroso por un acompañante, la pregunta se dirige a la fecha de boda entre machaconas sonrisas, hasta que se cumple el deseo de los preguntones, por libre voluntad de los contrayentes, claro.

¿Acaban ahí los interrogatorios?, pues no. Ahora toca preguntar por el hijo que no acaba de venir, hasta que el bebé llega al hogar, sin terminar de complacer con ello a los entrometidos, que insatisfechos con un solo infante, comienzan a demandar el segundo. Y si éste llega, requieren a la pareja el tercero, porque ya viene con el pan bajo el brazo, haciendo numerosa la familia.

El tercer grado amistoso-familiar se complica si el divorcio llama a la puerta, pues las respuestas a las preguntas hechas por los observadores recibirán inicialmente división de opiniones: la separación les parecerá bien a los parientes y amigos de una parte, y mal a los de la parte contraria. Y tiempo después, las actitudes que tome cada uno irán acompañadas de un gesto censor, porque si rehacen la vida con otra persona, algunos observadores dirán que ha sido demasiado pronto. Pero si se retrasan en el tiempo, el reproche vendrá porque están perdiendo oportunidades.

Dicho todo lo anterior, no queda a los sufridores otra opción que mandarnos a fabricar puñetas a todos los inquisidores que les aburrimos con nuestras preguntas, aunque los interrogatorios estén cargados de buenas intenciones.

Dejémoslos, pues, en paz, aunque nos resulte imposible.

INVERSIÓN DE DOMINIO

INVERSIÓN DE DOMINIO

Se viene diciendo hace años y pocos lo han creído, que a partir del próximo siglo el mundo estará gobernado por mujeres, con lo cual ganarán mucho las generaciones futuras, porque la vida será más amable, habrá mayor bienestar social y estará asegurada la paz.

Pasados los tiempos de dominio de la fuerza bruta. Olvidadas las religiones que condenan las faldas al segundo plano.  Desterradas las leyes que someten las mujeres al macho, llegará la hora del talento, la sensibilidad, la lealtad, la libertad y el dominio de las féminas, aunque hoy todavía se continúe apedreando la infidelidad conyugal de las mujeres en ciertos ámbitos, por confundirla con la infelicidad forzada.

Las sucesoras de quienes fueron estigmatizadas por no llegar vírgenes al matrimonio, hoy consumen anticonceptivos sin esconderse de los inquisidores.

Las descendientes de  mujeres objeto que protagonizaban anuncios en el intermedio de las competiciones, hoy ganan más medallas olímpicas que los machos protectores.

Aquellas que la ley divina ordenaba cortar las manos que agarraban a un hombre por los testículos en defensa propia, hoy responden a las agresiones con leyes civiles.

Las herederas de las despreciadas por parir una hija que eran castigadas con 80 días de suciedad, hoy son un ejemplo de tenacidad y valor.

Las nietas de abuelas que no podían votar ni moverse por el mundo sin autorización de los maridos, hoy defienden la libertad de los hombres.

Las declaradas impuras durante la menstruación, acusadas de transmitir impureza a quienes las tocaran, hoy exhiben orgullosas su disponibilidad a la maternidad.

Las que todavía tienen hoy que demostrar ser doblemente mejores que los hombres en sus puestos de trabajo, lograrán un día desplazarlos de los sillones.

Las romanas que Cicerón sometía a los guardianes masculinos por la debilidad de su intelecto, hoy destacan en las actividades que requieren pensamiento, razón, constancia y reflexión.

Aquellas que para Aristóteles tenían menos dientes y cerebro que los hombres, hoy aprietan los dientes en su lucha por las libertades, con una inteligencia muchos siglos despreciada.

JUSTICIA, BIENESTAR Y PAZ

JUSTICIA, BIENESTAR Y PAZ

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El superjefe de la justicia española ha dicho en la homilía dominical pronunciada ayer con motivo de celebrarse el 200 aniversario del alto Tribunal que preside, que desea “una sociedad de justicia, de bienestar y de paz que sea el reino del futuro”. Yo también lo deseo, sabiendo que será difícil llegar a ella con personajes como el predicador de tal anhelo.

Yo también deseo una sociedad de justicia donde la ética y la ley vayan de la mano, sin que ésta última abra rendijas por donde puedan escaparse quienes abusan de inmorales principios éticos y religiosos no contemplados en las leyes, haciendo del sillón negocio con los “amiguitos del alma” como hizo el valenciano o de su toga un sayo con íntimos guardaespaldas, como hace el malagueño.

Yo también deseo una sociedad de bienestar, pero de bienestar para todos los ciudadanos, no sólo para aquellos que tienen el privilegio de gastar fondos públicos a su antojo en lujosos hoteles y selectas zonas de recreo, sin necesidad de dar cuentas a nadie, porque la ley abre una vía de agua por donde se destila la impunidad de los beneficiados.

Yo también deseo una sociedad en paz, donde reine la solidaridad, y el sacrificio por la supervivencia del vecino sea norma de conducta, por lejos que éste viva de nosotros. Una sociedad donde los golpes de pecho en las iglesias sean un símbolo real de compromiso por la liberación de la pobreza y no el somnífero que adormece preceptos evangélicos y pervierte la doctrina que dicen practicar quienes dan ejemplo de compromiso anticristiano.

MAESTRO UNAMUNO

MAESTRO UNAMUNO

Nueva conferencia ayer en Salamanca para hablar sobre el maestro Unamuno, en un selecto foro donde un grupo numeroso de profesores e intelectuales salmantinos optaron por asistir a la disertación en vez de presenciar un partido de fútbol, máximo rival que encuentran los actos públicos de todo tipo.

Entre todos los términos posibles para designar la actividad desarrollada por don Miguel durante los cincuenta y dos años que impartió clases, ninguna hay que defina mejor lo que fue y quiso ser, que la de maestro.

Maestro vocacional, porque Unamuno no podía haber sido otra cosa. Vocación que llevó más allá de las aulas, haciendo de su obra un foro de concienciación y cultura, donde la inquietud por la enseñanza y su tenaz empeño en educar fue el sustrato que alimentó cada una de sus páginas.

El soplo liberal que tanto necesitaban las aulas salmantinas fue dado por Unamuno con cierto coste personal debido a la oposición frontal que sufrió por parte del integrismo tradicional dominante. Su condición de vasco, joven, liberal y socialista, contribuyó a las hostilidades; los artículos como publicista multiplicaron las críticas; la proximidad a profesores progresistas le separó de la mayoría de claustrales; y su compromiso con la verdad fue causa de múltiples alejamientos personales.

Autoridad de maestro, basada en la competencia personal y el amor a la enseñanza, llegando a ser padre de una inmensa prole intelectual diseminada por el mundo,  “hijos espirituales” alimentados con su doctrina y compromiso moral, a los que transmitió lo mejor de sí mismo, haciendo vocación en todos ellos.

Agitar las conciencias, despertar espíritus dormidos, romper las almas anquilosadas, activar la monotonía intelectual, triturar el aburrimiento vital, renovar la vulgaridad mental y estimular el ambiente cultural, fueron ocupaciones diarias de este inconformista.

Pedíales a los estudiantes libertad de pensamiento, imaginación creativa e inconformismo intelectual para cuestionarlo todo, poniendo en tela de juicio lo que pareciera más asentado y axiomático, sin aceptar postulado alguno si querían gozar de una visión real de la vida, dándoles responsabilidades intelectuales no siempre alcanzables y pidiéndoles tolerancia, ajena a todo dogmatismo.

Leal a su profética misión de enseñar educando. Sincero en sus planteamientos y honesto en sus actitudes. Cortés, amable y educado en gestos y modales. Riguroso cumplidor del horario, eficaz gestor de actividades en el periodo lectivo y, finalmente, sabio como pocos lo han sido el los ochocientos años de historia de la Universidad salmantina, con una erudición apabullante.

Todo eso fue el maestro Unamuno antes de esconderse en el pecho del padre eterno, dejándonos, como lema de lucha, la defensa de la verdad por encima de la paz.

GODIVAS Y CUADRÚPEDOS

GODIVAS Y CUADRÚPEDOS

En todas las profesiones es necesario acreditar  conocimientos sobre el oficio que se ejercita, salvo en una de ellas, que sin ser profesión, es una de las más profesionalizadas a tenor del largo tiempo que los beneficiarios la ejercen. Y sólo en una profesión, el sujeto que la ejerce dispone de asesores que le aconsejen, para suplir la ignorancia sobre el tema que el responsable exhibe sin recato.

Para acceder a la función pública todos los ciudadanos deben superar unas pruebas específicas, muy competitivas, salvo para ocupar las más altas responsabilidades del país, a las que puede acceder con el mínimo esfuerzo el más ignorante del reino.

Comprenderéis que estoy hablando de la profesión política, – oficialmente inexistente -, y de los profesionales que la ejercen, es decir, de los políticos. Galápagos provistos de una concha donde rebotan los pudores que avergüenzan al resto de ciudadanos y una cara más dura que el diamante.

Unidos, pues, el atrevimiento y la ignorancia, no extraña que los regidores nos lleven de tumbo en tumbo, guiados por asesores de tres al cuarto, más políticos que profesionales, porque los buenos técnicos suelen dedicarse a su oficio.

Tal situación explica las consecuencias de poner la educación de una Comunidad en manos de una Técnica en Información y Turismo como doña Espe, que lleva a su lado como vicepresidenta a una licenciada en Económicas llamada Lucía, que ya dejó ver los dientes en 2007 privatizando el Colegio Miguel Ángel Blanco, adjudicando su gestión a una empresa sin experiencia en el ámbito educativo, que luego fue ilegalizada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

No es el turismo, – oficio de la presidenta -, ni el producto interior bruto, – ocupación de la vicepresidenta -,  el bien más preciado de un país, sino la formación de sus ciudadanos, como sustento de  la democracia, base del progreso, soporte de la convivencia, eliminación de los fundamentalismos y confinación de las guerras.

Cuanto más se popularice, expanda y facilite la educación de los ciudadanos, mayor será el bienestar, la paz y la riqueza de un país. Es importante que los responsables educativos perciban su tarea con mesianismo social, y los ciudadanos tenemos la obligación de poner la educación en manos de personas que así lo sientan, porque de lo contrario será como dar godivas a un cuadrúpedo.