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IGLESIA, IGLesia e iglesia

IGLESIA, IGLesia e iglesia

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Hace 2014 años que Jesucristo vino al mundo para redimir a los pobres y fundar sobre Pedro su iglesia, con intención de que esta fuera única, pero no ha sido así. Desde que los cristianos salieron de las catacumbas y el emperador Constantino los legalizó en el año 313, comenzaron a aparecer tres iglesias muy diferentes en comportamientos y actitudes.

No hay palabra en el diccionario que distancie tanto las acepciones de un término como sucede con la voz “iglesia”, pues las definiciones que corresponden a cada una de ellas divergen de tal forma que cada día están más alejadas una de otra, sin posibilidad de encontrarse jamás, como ha sucedido en los veinte siglos que llevamos de cristianismo, a pesar de los tímidos esfuerzos que está haciendo el regente Francisco por enlazarlas.

La IGLESIA entendida como estructura político-religiosa jerarquizada, es decir, gobierno eclesiástico general con el Sumo Pontífice a la cabeza, los cardenales detrás, prelados más abajo y curas a ras de tierra, nada tiene que ver con la iglesia formada por los fieles seguidores del hijo del carpintero que pierden su vida al servicio de los demás, ni esta con  la IGLesia de los falsos católicos que aspiran a ganar la felicidad eterna a base de cínicos golpes de pecho.

Las corruptelas, mafias, asesinatos, estafas y contubernios autárquicos de la machista IGLESIA de los regidores, descritas por la historia a lo largo de los siglos, nada tiene que ver con la sencilla grey de Dios unida en comunión fraternal basada en el amor de la iglesia, aunque entre ellos pretendan colarse los que forman parte de la IGLesia que se santigua con la  mano derecha y esquilma al vecino con la izquierda.

La intolerancia, dogmatismo, prepotencia y codicia de la IGLESIA jerárquica contrasta con la flexibilidad, entrega, humildad y generosidad del pueblo de Dios que hace iglesia practicando el amor fraterno, la entrega al pobre y la redención del oprimido, ofreciendo comida al hambriento, vistiendo al desnudo, consolando al enfermo, liberando al oprimido y dando la cara en las manifestaciones, mientras los jerarcas toman chocolate con churros en casa de los poderosos que forman parte de la IGLesia y bendicen con agua maldita a sus acompañantes.

IGLESIA, iglesia e IGLesia

IGLESIA, iglesia e IGLesia

images247La liturgia católica nos recuerda que hace hoy 2014 años que Jesucristo vino al mundo para redimir a los pobres pecadores y fundar sobre Pedro su iglesia, con intención de que ésta fuera única; pero no ha sido así porque desde el momento que los cristianos salieron de las catacumbas y el emperador Constantino los legalizó en el año 313, ya se crearon tres iglesias muy diferentes en comportamientos, testimonio y actitudes.

No hay palabra en el diccionario que distancie tanto las acepciones de un término como sucede con la voz “iglesia”, pues las definiciones que corresponden a cada una de ellas divergen de tal forma que cada día están más alejadas una de otra, sin posibilidad de encontrarse jamás, como viene sucediendo en los veintiún siglos que llevamos de cristianismo, a pesar de los tímidos esfuerzos que está haciendo el actual regente Francisco por enlazarlas.

En primer lugar está la IGLESIA, entendida como estructura socio-religiosa jerarquizada, es decir, con gobierno eclesiástico general dirigido por el Sumo Pontífice a la cabeza, los cardenales detrás, prelados más abajo y curas a ras de tierra. IGLESIA que nada tiene que ver con la iglesia formada por los fieles seguidores del hijo del carpintero que desgastan su vida al servicio de los demás, ni con la IGLesia de los que aspiran a ganar la felicitad eterna a base de cínicos golpes de pecho, sin compromiso evangélico.

Las corruptelas, mafias, asesinatos, estafas y contubernios autárquicos de la machista IGLESIA de los regidores, descrita por la historia a lo largo de los siglos, nada tiene que ver con la sencilla iglesia, grey de Dios, unida en comunión fraternal basada en el amor, aunque entre ellos pretendan colarse los que forman parte de la IGLesia que se santigua con la  mano derecha y esquilma al vecino con la izquierda.

La intolerancia, dogmatismo, prepotencia y codicia de la IGLESIA jerárquica contrasta con la flexibilidad, entrega, humildad y generosidad del pueblo de Dios que hace iglesia practicando el amor fraterno, la entrega al pobre y la redención del marginado, dando de comer al hambriento, vistiendo al desnudo, consolando al enfermo, liberando al oprimido y dando la cara por los desfavorecidos, mientras los jerarcas toman chocolate con churros en casa de los poderosos que forman la IGLesia, bendiciendo con el silencio sus fechorías.

Parece claro que Jesucristo fundó la iglesia hace 2014 años y que echó a los mercaderes del templo. Igualmente, existen pocas dudas sobre el evangelio que predicó para ser practicado por los cristianos, – presuntos seguidores de sus preceptos -, aunque para muchos la doctrina permanezca apolillada en las estanterías y esté todavía sin estrenar.

ASIA BIBI

ASIA BIBI

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El fundamentalismo religioso no ha puesto límites a sus castigos a lo largo de la historia, ni coto a las sentencias que han condenado a muerte sin redención a herejes y librepensadores, simplemente por expresar discrepancias y críticas a los dioses o a sus pastores, imanes o rabinos.

Giordano Bruno, Miguel Servet, Galileo y tantos otros, fueron víctimas de la intolerancia inquisitorial perdiendo la vida en una hoguera o su dignidad personal ante el pueblo, por obra y gracia de la santa doctrina católica, apostólica y romana, basada en el amor fraterno y la entrega de la vida al prójimo.

Hoy le toca pasearse por el corredor de la muerte ideológica, a la cristiana pakistaní Asia Bibi, condenada a la horca por blasfemar contra Mahoma, es decir, por no convertirse al islamismo, algo que la hubiera salvado de la sentencia de muerte.

La cosa empezó en 2009 cuando la campesina Bibi fue a buscar agua que contaminó e impurificó por tocarla siendo cristiana, y preguntar luego a sus compañeras qué había hecho Mahoma por ellas, comparando al profeta con Jesucristo que dio su vida por todos los seres humanos.

Las fundamentalistas que oyeron tan grave acusación al profeta la acusaron de insulto ante el imán local, quien la puso en manos del juez Naveed Iqbal para complacer su bonita idea de condenarla a la horca, ante la complacencia de los vecinos. Este es el resultado de la ignorancia popular y el abuso de poder.

Sólo la cultura nos salvará del fundamentalismo. Sólo el buen uso de la inteligencia nos librará de cuentos. Sólo desempolvando la razón seremos razonables. Y sólo la experiencia personal es el camino a seguir para lograr autonomía doctrinal, rechazando ideologías prefabricadas por quienes se benefician de ellas.

MARTES Y TRECE

MARTES Y TRECE

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Mal día hoy para los supersticiosos, es decir, para aquellos que aborrecen ver gatos negros de noche, espejos rotos, cuadros torcidos, sombreros en las camas, derramar sal o pasar debajo la escalera, porque creen en la maldición del número 13 desde que Jesucristo se sentó a la mesa con doce amigos para despedirse de ellos.

Creencias extrañas a la fe religiosa, sin evidencia científica y contrarias a la razón que se les supone a los seres racionales, pero que algunos hacen reales como la vida misma, al tiempo que otros se sonríen con tales certidumbres sin meditar mucho en su propio credo, aunque también repugne a la razón. Y no digo más, para evitar ofensas no deseadas por mí.

Todos caminamos con supersticiones a cuestas alimentando esperanzas imposibles y creyendo hechos virtuales que la realidad contradice cada día de la semana y del mes, sin tener en cuenta si es trece, catorce, quince o dieciséis, como obligó Muñoz Seca a decir en su venganza a don Mendo.

Yo, por ejemplo, mantengo la creencia mágica de que algún día las matanzas a bocajarro entre los seres humanos desaparezcan, a pesar de la tozuda realidad histórica vivida desde el quijadazo de Caín, y prefiero mirar para el lado opuesto, confiando más en la bondad humana que en la realidad.

Me sumo al grupo de ingenuos que se mantienen haciendo cola extramuros del paraíso terrenal que clausuró la serpiente, esperando que algún día abra de nuevo sus puertas y podamos entrar en él para gozar juntos de la vida, el tiempo que nos corresponda permanecer en ella.

Dejemos en paz a las meigas habitar en su misterioso mundo, sentémonos todos al fuego fatuo de la esperanza y conjuremos a los mochuelos, sapos y espíritus maléficos que nos rodean, para quedar libres del embrujamiento que expanden, origen de males sociales que padecemos, incinerando en el fuego todo lo detestable que nos rodea, para reír felices con las empanadillas de martes y trece.

CREDO, ANTICREDO Y TU CREDO

CREDO, ANTICREDO Y TU CREDO

El actual credo católico, como síntesis de fe, es una oración que contiene los principios esenciales de dicha la religión. Encontramos su origen en el Credo Niceo Constantinopolitano, fruto de los concilios ecuménicos de Nicea (325) y Constantinopla(381), donde se concretaron las respuestas de la Iglesia al Arrianismo, que negaba la divinidad de Jesucristo. Un segundo credo es el de los apóstoles, y ambos son la base de las tres principales doctrinas cristianas: católica, protestante y ortodoxa.

El credo católico exige creer en un solo Dios, que además es Padre y con sus inimaginables poderes ha creado el cielo, la tierra, todo lo que puede verse y hasta lo que no puede ser visto por el ojo humano. Este Padre tiene un hijo llamado Jesucristo que también es Dios, y no fue creado, sino engendrado por el Padre con su misma naturaleza. Vino del cielo para salvarnos, encarnándose en María, la mujer de un carpintero, por obra de un Espíritu Santo, haciéndose hombre. Este Hijo fue crucificado, muerto, sepultado, descendió a los infiernos, resucitó al tercer día, subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre, hasta que venga a juzgar a los que estén vivos y a los que hayan muerto. Los católicos también creen que el Espíritu Santo es Dios, que da la vida y que procede del Padre y del Hijo, mereciendo la misma adoración y gloria que ellos. Creen, finalmente, en la Iglesia, claro, que consideran única, santa, católica y apostólica. Confiesan también creer en un solo bautismo para el perdón de los pecados y esperan la resurrección carnal de los muertos y la vida eterna después de la muerte….

Todo esto sería increíble para una mente adulta que no hubiera sido colonizada doctrinalmente en la infancia, anulando una libertad de pensamiento para muchos ya inalcanzable.

También Buda tenía su credo, aunque aparentemente parezca un anticredo por su razonable invitación a la descreencia, recomendando creer solamente en lo vivido y experimentado, sin atender a los cuentos que durmieron a León Felipe:

– No creáis en nada simplemente porque lo diga la tradición, ni siquiera aunque muchas generaciones de personas nacidas en muchos lugares hayan creído en ello durante muchos siglos.

– No creáis en nada por el simple hecho de que muchos lo crean o finjan que lo crean.

– No creáis en nada porque así lo hayan creído los sabios de otras épocas.

– No creáis en lo que vuestra propia imaginación os propone cayendo en la trampa de pensar que Dios os lo inspira.

– No creáis en lo que dicen las sagradas escrituras, sólo porque ellas lo digan.

– No creáis a los sacerdotes ni a ningún otro ser humano.

– Creed únicamente en lo que vosotros mismos hayáis experimentado, verificado y aceptado después de someterlo al dictamen del discernimiento y a la voz de la conciencia.

Por último, recordemos que todos tenemos un credo, bien sea propio, prestado, adquirido o impuesto, pero creencias y descreencias nos acompañan, aunque muchos no le hayan dado forma escrita en un folio o en una pantalla, como este bloguero hizo meses atrás en la página “Algo de mí”.

LAUREL

LAUREL

Versodiario  15 :

Escabeche con laurel,                                                                                                                           y en asados y sofritos.                                                                                                                         Y de palmas los detritos                                                                                                                     para cruces  en la piel

LAUREL

Esta mañana, viniendo hacia casa, me encontré a una amiga católica de viejo cuño, con quien detuve mis pasos para oírle expresar su decepción porque había ido a la iglesia como buena creyente en busca de alguna rama de laurel para condimentar con sus hojas los exquisitos guisos que elabora, y ya no quedaba ni rastro de lauro en el templo porque los feligreses se había arrojado sobre los ramales como las moscas a la miel.

Pensaba yo hasta ese momento que al templo y a “la borriquilla” se iba para conmemorar la llegada de Jesús a Jerusalén para iniciar su clavario – en voz de Martínez Soria – a lomos de un borrico, pero no, estaba equivocado.

La primera de mis dudas fue aclarada con la utilidad descrita, porque eso explicaba que las ramas de olivo con que recibieron sus fieles a Jesucristo en el monte del mismo nombre, se cambiaran por ramas de laurel, más prácticas y útiles para los fieles en siglos posteriores al evento.

Conocida la utilidad de las aromáticas hojas facilitadas por este árbol de las Lauráceas, para condimentos y preparaciones farmacéuticas, me faltaba saber el empleo que podría darse a las amarillentas palmas empleadas también para dar la bienvenida al Maestro, que en mi juventud la fe colgaba durante meses en los balcones.

La única respuesta que me han dado es que esas palmas van directamente a la pira para que sus restos sean utilizados el Miércoles de Ceniza del próximo año, cuando el sumo sacerdote dibuje, con los residuos ya bendecidos, santificados y glorificados, una cruz en la frente de los feligreses, advirtiendo a los creyentes sobre la brevedad de la vida (Recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás);  solicitando el perdón al Altísimo (Concédenos, Señor, el perdón y haznos pasar del pecado a la gracia y de la muerte a la vida); o animándoles a la conversión para evitarles una eternidad calentita en las flamígeras calderas de don Pedro Botero (Arrepiéntete y cree en el Evangelio)

Me falta sólo entender el empeño de la Iglesia en proclamar el gesto de pobreza exhibido por el Señor ese día, entrando en Jerusalén montado sobre una humildísima borriquilla, cuando el resto del personal fue a recibirlo a pie por carecer de animales, carruajes o porteadores que los llevaran.