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UN RATO CON RATO

UN RATO CON RATO

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Menudo alboroto que la envidia española ha formado por el rato que pasó Rato hablando con su amigo supernumerario, obligándole a decir hoy en el Congreso de qué hablaron, sabiendo que no dirá nada como ya anticipó el Registrador ante las cámaras, antes de hacer un calvo a todos los ciudadanos, con guiño y sonrisa de conejo incluidos.

A mí también me gustaría hablar con Rato un buen rato, ya que hay pocas personas en el mundo que puedan informar mejor sobre la forma de hacerse millonario administrando dinero ajeno, ofreciendo humo envenenado sin despeinarse y con nariz de madera resistente a toda sierra moral que pretenda recortarla.

¿A quién no le gustaría hablar un rato con Rato para saber las verdaderas razones que condenaron a su padre a tres años de prisión?

¿Quién no querría hablar un rato con Rato para saber la forma de entrar y salir del FMI, sin que nadie sepa como entró y, sobre todo, cómo y por qué salió?

¿A qué preferentista no le gustaría hablar un rato con Rato para saber cómo engañar tocando la campana en la Bolsa y brindando con champagne?

¿A qué cliente de Bankia no le gustaría hablar un rato con Rato para saber cómo tener mágica tarjeta negra, conseguidora de lo imposible?

¿A qué empleado de Telefónica no le gustaría hablar un rato con Rato para saber cómo ser consejero americano con los bolsillos de la americana llenos de euros?

No seamos injustos con el Gran Gendarme dueño de la calle y dejémosle que hable el rato que quiera con Rato sobre epistemología, porque Rato este no es un ratero ….cualquiera, como bien saben los reptiles que se arrastran a su alrededor.

VERONA TRAJO AL FELÓN

VERONA TRAJO AL FELÓN

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En 1822 se reunieron en la ciudad italiana de Verona los representantes de países santíficamente aliados en alianza: Francia, Rusia, Inglaterra, Prusia y Austria, para preservar sus coronas tras las guerras napoleónicas y la defenestración del emperador francés, con grave daño para España y los españoles.

El Tratado de Verona establecía que los gobiernos representativos no eran propios de las monarquías, que la libertad de expresión perjudicaba a los monarcas y que la religión era la fuerza capaz de conseguir la obediencia de los vasallos a sus reyes, por lo que Luis XVIII decidió auxiliar a su sobrino Fernando «Felón», invadiendo España con cien mil guerreros libertadores, santificados y bendecidos en iglesias francesas.

En tal Congreso acordaron los salvadores universales restaurar el absolutismo en España en la persona del felonazo Fernando VII, cercado políticamente por Rafael del Riego, enviando a la piel de toro Cien Mil Hijos de San Luis el 7 de abril de 1823, que se pasearon por España desde Creus a Tarifa y desde Gata a Finisterre, instaurando en el país la azarosa y malhadada Década Ominosa.

De esa forma, consiguieron las naciones congresistas que nadie tocara sus coronas, garantizando el orden europeo que a ellas les interesaba, alejando a los incómodos liberales de tronos propios y vecinos, para que los ciudadanos se dejaran en paz de peticiones viciosas como exigir libertad, justicia, igualdad y otras zarandajas, tan molestas para el absolutismo que impusieron.

PRIM, PAM, PUM ¡FUEGO!

PRIM, PAM, PUM ¡FUEGO!

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El abrigo de piel de oso fue la causa de la muerte del general Prim el 30 de diciembre de 1870, cuando el trabucazo del asesino le destrozó el hombro dejando en su interior ocho balas y un boquete que se infectó con los restos del abrigo que llevaba la mañana del atentado, para protegerse de la fría nevada que caía sobre Madrid.

Juan Prim y Prats fue un militar y político liberal que presidió el Consejo de Ministros en plena Revolución Gloriosa de 1868, pagando con su vida la apuesta que hizo por entronizar en España la italiana Casa de Saboya con Amadeo I, olvidando que los republicanos de la Septembrina mantenían la pólvora en sus trabucos de grueso calibre.

A Prim le cupo el desgraciado honor de ser el primero de los cinco presidentes del Gobierno que han sido asesinados en España, desde Cánovas (1897) a Carrero Blanco (1973), pasando por Canalejas (1912) y Eduardo Dato (1921), sin que hasta el momento se sepa el nombre del arcabucero que le disparó en el coche de caballos donde iba con sus ayudantes.

Eso sí, sabemos que una de las balas fue disparada por los contrarios a la independencia de Cuba defendida por el General; otra por contratar a un rey, que además era italiano; la tercera, por los aspirantes a la corona española; y los últimos en disparar fueron sus enemigos los anarquistas.

Sospechas húbolas en torno al vinatero diputado extremista republicano José Paúl y Angulo que perdió la cabeza sentenciándolo a muerte en un artículo y advirtiéndole a Prim en los pasillos del Congreso que a cada cual le llega su San Martín, poco antes de que el General subiera al carruaje de la muerte.

GANDULES O ESTAFADORES

GANDULES O ESTAFADORES

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El Día de la Constitución es buen momento para reflexionar sobre la actividad de nuestros patrióticos padres políticos, teniendo en cuenta que los datos publicados en diferentes medios de comunicación revelan que solo el 12 % de los diputados y senadores tienen dedicación exclusiva al Parlamento y no perciben otros ingresos económicos por actividades privadas fuera de las Cámaras. Es decir, que el 88 % de los parlamentarios sacan dinero por otro lado, lo que permite llegar a tres posibles conclusiones:

Primero: Que la mayoría de los parlamentarios no trabajan todo lo que exige el cargo para el que fueron elegidos por los ciudadanos como representantes de los intereses populares, significando esto que son unos gandules por no cumplir su horario de trabajo, ni realizar adecuadamente con prontitud y acierto las tareas que tienen encomendadas.

Segundo: Que en los otros lugares donde hipotéticamente realizan su actividad, sea esta real o ficticia, pero colectiva, no trabajan el mismo tiempo que sus compañeros de trabajo, algo que les convierte en estafadores laborales y timadores profesionales, por lo que tendrían que ser expulsados del trabajo si tienen patrón o autoexcluirse del mercado laboral si son propietarios de consultorio o despacho propio, donde los “negros” hacen su tarea.

Tercero: Que en el Parlamento no haya trabajo suficiente para los 350 diputados y 266 senadores que sientan sus posaderas junto al soriano Posada y al pío Escudero, lo que obligaría a una reducción de “plantilla” mediante un EREP (Expediente de Regulación de Empleo Parlamentario) para adecuar el número de empleados a la demanda de trabajo que existe en la “empresa”.

En resumen: o los diputados y senadores trabajan más en el Congreso y Senado para justificar sueldo y privilegios, o se reduce el número de diputados y se suprime el Senado por falta de trabajo en dichas Instituciones, porque es incompatible el trabajo parlamentario con dedicar el tiempo a otros menesteres lucrativos personales.

No queremos representantes gandules o estafadores, por lo que exigimos desterrar los artículos 157.4, 159.3 c de la LOREG para que las actividades privadas de los parlamentarios no puedan ser autorizadas en comisión, quedando todos ellos en régimen de dedicación parlamentaria exclusiva a los ciudadanos que les han elegido para ello.

PREMIAR EL DELITO

PREMIAR EL DELITO

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Hay partidas presupuestarias institucionales que producen desconcierto, otras generan desasosiego, algunas reportan confusión, muchas sorprenden, la mayoría parecen abusivas en beneficio de los de siempre, pero que los ciudadanos tengamos que pagar las multas de tráfico de los coches oficiales de sus señorías parlamentarias, provoca indignación y urticaria social.

Efectivamente, el Congreso reserva varios miles de euros aportados por los ciudadanos para hacer efectivas las infracciones de tráfico cometidas por la flota de vehículos que utilizan los patrioteros padrastros de la patria, en sus desplazamientos de un sitio para otro, con la irritación añadida de los di-putados si el chofer se retrasa.

Si algún padrenuestro de la patria recibe una multa por aparcar en zona prohibida, la denuncia la pagamos usted y yo; si pisa el acelerador más de lo permitido activando un radar, el flashazo lo pagamos usted y yo; si el parlamentario levanta la voz ofendiendo a los agentes, el enfado de los gendarmes también lo pagamos nosotros.

Eso sí, cuando la sanción al diputado infractor comporta pérdida de puntos, no solo abonamos la multa y los recargos del anónimo pecador, sino que además nunca sabremos el nombre del infractor porque el Congreso se niega a darlo. Pero si no hay pérdida de puntos, el sacrificado Parlamento recurre la multa para ahorrarnos dinero, alegando que la infracción se cometió por motivos de seguridad personal del delincuente.

Es decir, que el sistema de pago aprobado por los infractores desde sus escaños espanta a la ley, insulta al sentido común colectivo, degrada el servicio público y ofende a la inteligencia, porque con privilegio tan detestable se premia el delito.

ALGO SE MUEVE EN CATALUÑA

ALGO SE MUEVE EN CATALUÑA

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El baile de cifras y la interpretación que cada cual hace de los resultados numéricos obtenidos en la consulta catalana, recuerda la afirmación de Borges advirtiendo que la democracia es un abuso lamentable de la estadística, donde los números permiten el manejo de voluntades opuestas a los resultados electorales de los vencedores.

El fracaso proclamado por quienes argumentan que dos tercios de silenciosos catalanes están en contra de la independencia, contrasta con la euforia de los que se abrazan celebrando el éxito del 80 % de vecinos representantes del tercio catalanista que quiere segregarse del resto del país, por considerar que están metidos en un negocio español que no les parece rentable.

Mientras unos y otros debaten sobre tales asuntos, sobrevuela por encima de toda discusión una realidad que nadie sensato puede obviar, porque algo importante se mueve en Cataluña que no puede resolverse con un plasma informativo, saliendo por la puerta de atrás de Congreso o manteniéndose en el centro de la escalera, confundiendo al personal sin saber si se sube o se baja.

La taurina figura del Tancredo inmóvil en el centro de la plaza, pretendiendo que el toro de la realidad social no se fije en él, es un grave riesgo que puede acabar en peligrosa cornada que se lleve por delante la femoral de la convivencia, provocando una hemorragia de irritación ciudadana de consecuencias históricas inimaginables.

VICTORIA KENT

VICTORIA KENT


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Fue el 22 de septiembre de 1987 cuando murió en el exilio americano a los noventa años, la abogada malagueña y diputada en las Cortes republicanas constituyentes de 1931, Victoria Kent, que compartió mítines con Unamuno, ocupo la Dirección General de Prisiones y fue la primera mujer que intervino en España en un consejo de guerra, defendiendo la absolución de don Álvaro de Albornoz.

Reformadora de las cárceles españolas para conseguir la rehabilitación de los presos, eliminó cadenas, suprimió grilletes, adecentó celdas, mejoró la alimentación, autorizó la libertad religiosa, concedió permisos por razones humanitarias, eliminó celdas de castigo, creó el Cuerpo Femenino de Prisiones, puso en marcha el Instituto de Estudios Penales y clausuró 114 cárceles porque no reunían condiciones que permitieran recuperan a los internos para la vida social, compartiendo el ideario de Concepción Arenal de odiar el delito y compadecer al delincuente.

Todo ello en su haber, pero las discusiones con Clara Campoamor, oponiéndose al voto de las mujeres por considerarlas insuficientemente preparadas para ello, advirtiendo que su incultura social y política las llevaría a votar masivamente a la derecha, le costó la salida del Congreso en noviembre de 1933, dedicándose durante la guerra civil a crear refugios para niños y a evacuarlos Francia, refugiándose en la embajada mexicana para huir del Gobierno de Vichy que la buscaba por orden de las autoridades franquistas.

Victoria Kent acabó muriendo en Nueva York en 1987, pero sus restos incinerados descansan en la ciudad de Redding perteneciente al estado de Connecticut, ocultando entre sus cenizas el arrepentimiento por rechazar el sufragio universal, en contra de sus convicciones, pensando que así evitaría el triunfo electoral de la derecha.