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Etiqueta: banqueros

NO ENTIENDO

NO ENTIENDO

A ver si alguien me lo explica, porque no entiendo.

El Banco Central Europeo llena sus arcas en Frankfurt con euros que le dan los Estados miembros de la Unión Europea, es decir, con dinero tuyo y mío, lector. Pero no puede prestar dinero a dichos Estados, sino a los bancos, porque así lo reglamentaron en Amsterdam en 1998, un grupo de políticos, siguiendo el dictado de los jefes del sistema financiero. Bien.

Esto significa que el BCE presta dinero a los bancos de los respectivos países al  1 % de interés para que las entidades financieras nacionales se lo represten a sus Estados respectivos al 6 ó 7 %, dándose la perversa paradoja de que quienes ponen el dinero pagan sustanciosos intereses a los bancos que le prestan su propio dinero, obteniendo estos centros de usura millones de beneficios en tan limpio estraperlo, que van a parar a los bolsillos de los banqueros.

Así, por ejemplo, en créditos a Portugal los bancos ganaron de intereses casi ¡¡cuatro mil millones de euros!! que se fueron directamente a las cuentas opacas de directivos, consejeros, asesores y accionistas correspondientes.

A ver si alguien me explica qué hacemos los ciudadanos impasibles y cruzados de brazos, ante semejante usura, injusticia, mentira y abuso.

A ver si alguien me explica el afán que tenemos los ciudadanos en ir cada cuatro años a las urnas para ser cómplices de nuestro propio exterminio.

A ver si alguien me explica el silencio y la resignación con que soportamos tantos escupitajos a nuestra dignidad, insultos al sentido común que nos asiste y estafa a los bolsillos que ya tenemos esquilmados.

DEL SUICIDIO AL HOMICIDIO

DEL SUICIDIO AL HOMICIDIO

La defensa que hacen del “sistema” los beneficiarios del mismo, y  los ajustes de pantalón que el Gobierno está imponiendo al pueblo, terminarán por conseguir que los ciudadanos arruinados por el modelo y los recortes acaben con los autores de ambos sin miramiento alguno, cambiando simplemente los suicidios por homicidios.

En principio, algunos desfavorecidos han optado por la autoinmolación a los pies del Partenón, el suicidio en las escalinatas romanas o la muerte lenta por objeción al copago farmacéutico, como ha hecho Agustí Aguilar, un jubilado con incapacidad permanente que morirá no tardando mucho por negarse a pagar las múltiples medicinas que necesita para sobrevivir.

Estos suicidios y los que están por venir, no han afectado a los dirigentes del sistema, sean políticos, banqueros o grandes empresarios, que se mantienen firmes en sus privilegiadas posiciones sin mover una pestaña, ni tener en cuenta el riesgo que corren si se invierte la voluntad de los suicidas.

Quiero decir que puede llegar un día en que estos ciudadanos desesperados decidan abandonar la vida acompañados por quienes les han puesto la soga al cuello. Pretendo avisar a la impasible clase dirigente del riesgo que corre si los suicidas que viajan al valle de Josaphat acuerdan llevarse por delante algún ministro, consejero de empresa o diputado que aplaudió la ruina, para dar utilidad a su muerte, garantizándose al tiempo un espacio eterno en el altar de mártires por redimir a sus hermanos de los depredadores.

AVISO A ELECTOREROS

AVISO A ELECTOREROS

El descontento de muchos ciudadanos libres e independientes que se acercaron a las urnas en las pasadas elecciones para votar cualquiera de los partidos electoreros, dirigido por electoreros, con espíritu electorero, compromiso electorero, incumplimiento electorero y engaño electorero, obliga a pensar que algo debe ir por derroteros indeseables en la vida política para que la decepción popular vaya en aumento.

Este es el riesgo de la ingenuidad electoral que hace beatos a pecadores y los sube a los altares. Una vez ocupada la peana sólo tienen cabida las reverencias de los fieles y las genuflexiones de los devotos. Los santos otorgan sus favores a quienes se les antoja, teniendo en cuenta el fervor demostrado por los suplicantes en sus oraciones, los regalos que éstos ponen sobre el altar del ofertorio y las promesas de lealtad hechas por los favores recibidos.

Pero nada de esto satisface a los arrepentidos que dieron su voto a uno de los partidos electoreros, sino todo lo contrario. La irritación va en aumento con cada sonrisa de los defraudadores, cada aplauso de los empresarios, cada respiro de banqueros y cada mirada al espejo de la oposición ensimismada en ella misma.

Tales hechos irritan sobremanera a los decepcionados como vemos cada día, donde la frustración a sobrepujado la esperanza, obligándoles a militar en el partido mayoritario de Independientes Defraudados, ganador indiscutible en las urnas si hoy tuvieran lugar unas elecciones, por voluntad propia de sus afiliados.

Los electoreros olvidan que el pensamiento libre y el sentido común de los ciudadanos no sigue el principio físico de la ley de inercia porque la lógica colectiva delata los sofismas y la ética ciudadana rechaza la mentira por muy serio, ceremonial, solemne y teatral que se ponga delante de la cámara el pinocho de turno.

No han valorado los electoreros que 10.361.756 de ciudadanos anularan su voto, votaran en blanco o, simplemente, no votaran, en las últimas elecciones. Ellos formaron un grupo que bien coordinado representaba hace unos meses la segunda “fuerza política” del país, a tan sólo 468.937 votos del ganador y con 3.387.876 de sufragios por encima del partido socialista. Pero que hoy ganaría por absoluta mayoría unas elecciones.

VENCER EL MIEDO

VENCER EL MIEDO

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Pocas emociones tiene más poder sobre nosotros que el miedo, ni existe argumento mayor para explicar algunos comportamientos. Tal emoción incontrolada se sostiene por la aversión instintiva que tenemos a todo aquello que pueda hacernos daño y perjudicarnos, siendo a veces desproporcionado el temor sentido en relación con la amenaza que lo genera.

Esto explica que el miedo haya sido hábilmente utilizado como ariete contra la insumisión y rebeldía de pueblos y personas, por dirigentes políticos, económicos y religiosos, con el fin de lograr sus objetivos, con el menor esfuerzo posible y máximo rendimiento.

De esta forma, el miedo ha sido el arma psicológica empleada por los dictadores para imponer su ley sembrando el terror entre los administrados, porque quien recibe amenazas de muerte en un Estado totalitario, admitirá en silencio grilletes y latigazos, pidiendo a su virgencita quedarse como está.

Los directores, gerentes y patrones saben que intimidando a los subordinados con despidos y traslados que amenacen su estabilidad profesional, económica y familiar, conseguirán la sumisión, explotación y obediencia de los temerosos empleados y funcionarios.

Incluso en la educación doméstica y escolar de la infancia se ha utilizado tradicionalmente el miedo que genera el “hombre del saco”, la turbación que producen las sanciones y el consiguiente desconsuelo a la falta de regalos mágicos reales, para conseguir que los temerosos niños sean buenos y complacientes a la voluntad de padres y educadores.

En mis tiempos adolescentes, muchos predicadores de la frustración nos amenazaban con perder la virilidad, contraer enfermedades extrañas y ser eternamente condenados al fuego del infierno, si no evitábamos las inevitables y placenteras masturbaciones al descubrir el sexo. Siendo entonces, y ahora, la amenaza del castigo el mejor argumento utilizado por muchos para conseguir sus objetivos.

Hoy día, políticos y banqueros están inoculándonos miedo en las venas para conseguir paralizarnos y ganarse nuestro aplauso resignado a unos recortes y austeridad que a ellos no les afecta, sin darnos tiempo a reaccionar porque han logrado limitarnos y atenazarnos, haciéndonos caer en la trampa de un miedo inexplicable, porque no existen razones para tenerlo mientras ellos sonrían.

Sin darnos cuenta, estamos frente a nuestro mayor enemigo, al irracional elemento causante de la desdicha general. Tenemos dentro del cuerpo social el origen de la infelicidad colectiva, el fantasma irreal que atenaza la esperanza en el futuro, el origen de nuestra resignación, la causa de nuestros males, y no hacemos nada por expulsarlo del cuerpo.

Es hora, pues, de actuar. Es hora de darnos cuenta que el miedo sólo tiene espacio en nuestra vida cuando abandonamos la razón. Esto quiere decir que para acabar con él debemos maridar la cordura con el firme propósito de vencer el miedo que nos oprime y salir a la calle para ganar el futuro.

QUISIÉRAMOS SABER

QUISIÉRAMOS SABER

Vuelan sobre nuestras cabezas como evangélicas lenguas de fuego algunas preguntas sin respuesta satisfactoria, que convierten los interrogantes en escabrosos enigmas pendientes de resolver, obligándonos a exigir una solución inmediata que nos libere de la ignorancia en que quieren mantenernos los propagandistas de respuestas sin sentido.

Muchos quisiéramos saber por qué tenemos que pagar un canon digital para que un grupo de estafadores judicialmente encausados se hagan millonarios con las recaudaciones que una ley abusiva nos obliga a pagar.

Quisiéramos saber por qué la justicia adapta su velocidad al infractor, se deja politizar en silencio con la cabeza sumida, permite que se escapen por las fisuras delincuentes de guante blanco y tolera resignada la burla de los políticos.

Quisiéramos saber por qué los ciudadanos no desempolvan guadañas, hoces y estacas dieciochescas frente a quienes les han llevado a la quiebra económica y moral, mientras los “delincuentes” siguen especulando con la ruina de los vecinos.

Quisiéramos saber por qué se escamotea el IVA, se ocultan trabajadores,  se falsean facturas, se cobran subvenciones indebidas, se hacen operaciones negras, se ocultando capitales, se crean empresas tapadera, es decir, se defrauda al Estado.

Quisiéramos saber por qué hay tanto politiquero suelto, tanto usurero en consejos bancarios, tanto especulador sin escrúpulos, tanta púrpura entre sagrarios, tanto empresario explotador y tanto pícaro por las esquinas de trabajo.

Quisiéramos saber por qué no se han descubierto vacunas contra el síndrome de la Moncloa, el partidismo político, el talibanismo religioso, la oposición irracional, el enfrentamiento sistemático y la hipocresía legalizada.

Quisiéramos saber por qué se mantiene una ley electoral que permite acceder a cargos públicos a imputados en casos de corrupción, al tiempo que cierra listas electorales prohibiendo a los ciudadanos elegir directamente sus representantes.

Quisiéramos saber por qué la jerarquía católica y los profesionales de la virtud que administran la fe de los creyentes, se encuentran tan alejados del pueblo sencillo que adoctrinan, del evangelio que predican y del Dios que patrocinan.

Quisiéramos saber por qué los 1,6 trillones de dólares que se utilizan en fabricar armamento, defender territorios y ¡pacificar guerras!, no se emplean en fomentar el desarrollo de los países pobres, como verdadero camino hacia la paz.

Quisiéramos saber, en fin, por qué el único ser racional que habita la Tierra no utiliza la razón para organizar un mundo más feliz, equitativo, justo, civilizado, pacífico, solidario y culto, donde podamos vivir con la dignidad que merecemos.

 

IMPUNIDAD

IMPUNIDAD

Cuando uno piensa lo que piensa, que suele coincidir con lo que no debe pensarse, piensa que el pensamiento de los ciudadanos diverge de lo pensado por jueces y políticos, suponiendo que éstos últimos piensen algo que no redunde en su propio beneficio.

¿Y qué pensamos los anónimos ciudadanos en estos momentos de frustración ante la impunidad que protege a los culpables de la situación? Pues que una diferencia importante entre el estado democrático que disfrutamos y el dictatorial que sufrimos, es que bajo el directorio no se autorizaba crítica alguna, y en democracia pueden denunciarse las injusticias y los abusos, aunque las sanciones sean nulas y los resultados idénticos bajo el imperio de cualquiera de los dos regímenes.

Jorge Díaz lo dejó muy claro en su “pancarta”, denunciando que la democracia permite al pueblo el uso de pancartas para protestar, con el fin de que todo quede igual. Lo cual ya es un paso adelante porque la autarquía también mantiene a los enviciados de guante blanco en sus puestos, pero sin autorizar la censura.

¿Dónde están, sino, los banqueros responsables de los puntiagudos chuzos que nos están cayendo encima? En su mismo sitio. ¿Qué ha sucedido con los políticos que incumplieron sus obligaciones auditoras? Nada. ¿Quién protege los millonarios beneficios de los especuladores sin escrúpulos? Banqueros y cajas fuertes.  ¿Dónde han ido a parar los escandalosos ingresos de corruptos constructores que han endeudado con sus ganancias a media España? En sus bolsillos. ¿Cuántos responsables de las Cajas de Ahorros arruinadas están en la cárcel? Ninguno.

No tenemos noticias hasta el momento del suicidio de algún banquero, ni de la deportación de los especuladores, ni de la ruina de constructores, ni de sentencias judiciales que nos liberen de los mangantes que anda sueltos por calles, oficinas, despachos y empresas.