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Etiqueta: amistad

LA SOBERBIA, DOLENCIA DE LOS TORPES

LA SOBERBIA, DOLENCIA DE LOS TORPES

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Engallarse altaneramente, estirar el gollete hasta salirse por el cuello de la camisa, falsificar la fe de nacimiento afirmando proceder de la pata del Cid, situarse fuera de la cuadrícula que cada cual tiene asignada, gritar en los mandatos, despreciar al adversario y ponerse calzas en los zapatos sociales aparentando mayor altura, son actitudes de personas acomplejadas, inseguras y mentalmente débiles que pretenden torpemente aparentar lo que no son y ponerse un peldaño por encima de su lugar.

Los individuos emocionalmente estables no deforman la realidad personal. Los ciudadanos sensatos no desequilibran su posición social. Las personas intelectualmente dotadas no necesitan disfrazar su altura para ser reconocidas en la historia. Los seres mentalmente fuertes, no demandan el préstamo de la opinión ajena. Quienes van sobrados de méritos propios, rechazan caretas y disfraces sociales, para recibir el aplauso que merecen.

Son los débiles soberbios quienes buscan fama dando brochazos a la Gioconda. Corresponde a los torpes vanidosos dinamitar valores humanos para evitar que otros hagan uso de ellos. Y aquellos que padecen enanismo mental han borrado del diccionario palabras como perdón, autocrítica y humildad, creyendo que así indultan su fatuidad.

Lo grave de la patología ensoberbecedora es que se trata de una enfermedad crónica sin tratamiento posible, caracterizada por una autosuficiencia vacua que lleva a la incompetencia crónica, asociada con alteraciones del pulso sociofamiliar y taquicardias amistosas capaces de bombear desprecio en los amigos, vilipendio en los vecinos y repulsa en los colegas.

Suelen padecerla los ignorantes que llegan al poder y el grupo de memos que se autosobrepone a los demás. Pero, sobre todos ellos, sufren esta dolencia los torpes incapaces de comprender que la sencillez y humildad abren de par en par las puertas del amor, la amistad, el entendimiento, la comprensión y el respeto.

REGRESO

REGRESO

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Tras el reencuentro de ayer con la hermanada familia infanto-juvenil, hoy toca el regreso al hogar con el alma engrandecida, las fuerzas repuestas y el corazón satisfecho, a pesar de los puntos negros que enturbiaron el sentimiento, porque una ausencia desafortunada y cuatro dolencias indeseables, impidieron a cinco amigos acudir al encuentro fraternal que cada año un “ángel” nos propicia.

Escribo estos renglones tachando ya un día del calendario, con la esperanza de sobrevolar el tiempo para cumplir el anhelo de encontrarnos otra vez en la explanada de la “puerta principal”, recontándonos de nuevo inolvidables recuerdos de los años compartidos, cuando la vida nos dio injustamente la espalda, negándonos la oportunidad de recorrer protegidos la vida, desde la  inocencia de los primeros años.

Feliz día nutrido de esperanza con borrachera de abrazos, sonrisas y bromas en humilde fraternidad, donde se arrinconaron fajines, cuentas corrientes y poderes extramuros, para compartir vocaciones de amistad con amigos hermanados en el colpicio, haciendo posible el milagro de pervivencia con yuntas de pupitre y complaciéndonos todos en la felicidad del encuentro.

No hubo más sombras que las ausencias de quienes se vieron forzados a privarse del acompañamiento mutuo, porque los enredos de la vida impiden muchas veces complacer los deseos, el espacio se empeña en alargarse incluso en las distancias cortas, un mal virus logra su objetivo o el peso de la vida no permite el desplazamiento con su carga.

Pero como ningún lugar está lejos para quienes hacen de la amistad, doctrina; de la lealtad, deber; de las fotos, relicario; y del compañerismo, hermandad; con nosotros estuvieron también los ausentes compartiendo una jornada feliz, mientras allende las tapias la vida urbana permanecía ajena a nuestra dicha, sin ver el fuego de amistad que ascendía en llamaradas fraternales al cielo otoñal, alumbrado por almas gemelas.

AMISTAD

AMISTAD

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Es la amistad un sentimiento que nace de la relación afectiva entre dos o más personas, cuando entre ellas comparten la intimidad que cada uno guarda en lo más profundo de su alma como reliquia sagrada, transferible únicamente a las personas que se aman. Esto implica que los amigos se entregan mutuamente una daga con la que pueden herirse mortalmente, convencidos que cada uno la utilizará en defensa del otro.

Es la confidencia del secreto reservado la que hace posible la amistad. Confidencia íntima que revela las notas más íntimas del diapasón personal, inalcanzables para quienes pretenden hurtarlas, como hizo saber el príncipe de Dinamarca a Rosencrantz y Guildenstern cuando estos confesaron desconocer los registros del caramillo.

Nace la amistad de inquietudes comunes, aficiones compartidas, sentimientos hermanados y generosidad recíproca, traducida en mutuo afecto personal, recíproca afinidad, desinteresada entrega y lealtad incondicional, que se fortalece en el tiempo con el trato personal.

Imprevisible y súbita en ocasiones como flechazo desprevenido, o lenta y sosegada en su crecimiento como una planta que necesita riego para fortalecerse, la amistad hace posible en encuentro de almas gemelas enlazadas por cariño resistente a todo seísmo que pretenda resquebrajar sus cimientos.

CAÑÓN DE LA ESPERANZA

CAÑÓN DE LA ESPERANZA

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Un amigo, que compartió conmigo sinsabores de orfandad y ahora degustamos juntos en la distancia las mieles de la amistad, me dice que lleva sobre los hombros del alma el cañón de la esperanza, siempre dispuesto a lanzar obuses contra todo aquello que pretenda limitar su felicidad.

Amante de la vida, optimista, viajero, enamorado y pacense catalán, lleva su paisanaje hasta los límites de la razón, el buen sentido y la solidaridad, que sus vecinos han olvidado en páginas de la historia alejadas de la realidad vivida por el país hermano, donde habita y comparte buen yantar y mejor libar con amigos del juvenil colpicio.

Cañón de la esperanza que defiende a cañonazo limpio, sabiendo que esa artillería le protege de cualquier ataque a la buenaventura que merece, tras pasar una vida luchando contra el infortunio y esquivando las piedras que la vida puso en su camino, desde aquella malhadada jornada en que la parca hizo presa en su corazón infantil.

Cañón de la esperanza que ofrece a quienes lo necesitan, con la donación que otorga el espíritu generoso de su sonrisa, la bondad acogedora de sus palabras, el estímulo del ánimo que transmite y el deseo de bienestar hacia los que con él se cruzan en la red virtual, pidiéndoles que se cuiden y guarden de la desgracia.

FRATERNIDAD REDENTORA

FRATERNIDAD REDENTORA

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Como un oasis en el áspero desierto de la insolidaridad que campea por el mundo, hemos clavado la tienda durante unas horas viejos amigos colegiales en odres de renovada amistad, formando una interminable cadena de manos fraternales, reforzada con eslabones de generosidad desconocida.

Respiradero feliz de la nostalgia que oxigena con aliento solidario vivencias de almas gemelas, conservadas en vientos añorados y ajenas a vulgares intereses, porque los gestos sinceros y las palabras hermanadoras unen promesas de esperanza que nutren burbujas de solidaridad imposibles de pinchar con el paso de la vida.

Regreso del “Infanta” redimido de dolor por abrazos sanadores recibidos de quienes en tiempos lejanos compartieron conmigo castigo, soledad, lágrimas y orfandad, que sucumbieron al compañerismo, la ayuda mutua, el abucheo a las sanciones, los “queos” preventivos, la suplantación de los ausentes en las interminables “listas” y las noches de insomnio en la primera “familia” para rescatar a los rezagados cada domingo.

Fraternidad redentora de temores, dolores, sinsabores y sudores. Nostalgia hecha realidad, detenida en el tiempo sin merma de verdad. Receta emocional para la resurrección que ingerimos a dosis anuales haciendo posible el milagro de una hermandad duradera.

Gracias por su amistad a Ramón, Domingo, Rafael, Carlos, Adolfo, Benitín, Juan Carlos, Fernando, José Vicente, Pocholo, Julio José, Serafín, Vitoriano, Ricardo, Miguel Ángel y Emiliano. Gracias a todos los Pepe-s, Felipe-s, Santiago-s, Manolo-s  Luis-es y Ángel-es. Gracias a los “nuevos”: José Antonio, Lola, José Manuel y Francisco Manuel. Gracias a Ángel Vicente por hacer hace posible el encuentro cada año. Y gracias a la “juncarejensa” Auxi, por ese libro dedicado que comenzaré a leer en cuanto rubrique esta página, con aura de felicidad.

NOSTALGIA REDENTORA

NOSTALGIA REDENTORA

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A veces nos encontramos con sonrisas de la vida cuando doblamos alguna esquina del tiempo, como me está sucediendo estos días en los que una charla al aire libre y la visita de unos amigos abren paréntesis en las preocupaciones diarias.

Primero fue el pueblo de Candelario, donde pasé la tarde hablando a los vecinos en la corrala municipal sobre la vida familiar de Unamuno, al atardecer de una calurosa tarde estival, antes de visitar la hipotética casa donde el rector pasó los últimos veranos de su vida.

Luego han venido amigos a redimir inquietudes cotidianas, con bonachonas sonrisas para amortiguar la calima que se ha echado sobre nosotros estos días, devolviéndome la hermandad compartida en tierras alpinas, porque la relación que mantuvimos y mantenemos va más allá de la amistad.

Nos encontramos en Zürich hace casi treinta años dando clase a jóvenes que hoy nos dirigen, y ni el tiempo ni la distancia ha podido deshacer nuestro hermanamiento, porque cuando la relación es sincera el espacio y los años se condensan eternamente en la historia compartida.

Nostalgia de noches interminables de vino y canciones en el lago Constanza, St. Moritz, Chatel, Friburgo,… Peregrinaciones continuas por ciudades europeas, entrañables paellas, inolvidables jornadas de esquí en paisajes de encanto, squash preludio de sauna y “pilonazo”, fiestas de vendimia y cerveza en Neuchatel y München, bromas en los tranvías, noches de Ateneo con el grupo de teatro MAMFAS que formamos y aventuras inconfesables que han venido a redimir la agitación del espíritu.

SIN PALABRAS

SIN PALABRAS

Así, sin palabras, me ha dejado un viejo amigo de cuyo nombre nunca voy a olvidarme, porque no hay suficientes voces en el diccionario para agradecer su gesto de afecto, su entrañable recuerdo y el desinterés con que ha dedicado su tiempo a quien nunca le ofreció nada.

Inestimable brote verde en tiempo seco de valores, cuando muchos pretenden comprar amistad en taquillas sin existencias ni restos de compañerismo. Apreciable cabo de luz en la penumbra de una hermandad deshabitada, cuando la generosidad huye espantada hacia el ocaso. Desprendida concesión que se niega a ser correspondida, cuando el intercambio mercantil de favores se oculta en las cloacas del interés mutuo y el mercadeo de amistades interesadas pretende, sin conseguirlo, oscurecer la fraternidad entre almas grandes ocupadas por sinceros afectos.

Sin esperarlo, ni presentirlo, ni merecerlo, ha entrado en mi vida el sencillo artesano con un hermoso canto a la amistad, al desprendimiento y al recuerdo de necesidades compartidas en un colpicio, del que sólo tengo memoria para recordar a quienes conmigo allí estuvieron, como es el caso de este corazón ambulante que desparrama su bondad por las calles de Madrid sin alardear de la generosidad que le sobra.

Agradezco las plumas de caña que conservaré sobre mi mesa de trabajo como una reliquia. Pero, sobre todo, agradeceré siempre junto Saint-Exupéry y su Principito las horas que me ha dedicado este amigo, porque es el tiempo que ha perdido elaborando las plumas lo que las hace importantes.