SINWERTGÜENZA

SINWERTGÜENZA

Siendo ya tertuliano en tertulias innombrables, el sociólogo Wert exhibió una desvergüenza acreedora de duras calificaciones por su falta de vergüenza. Vamos, que este ministro pilarista en más de una ocasión demostró ser un sinvergüenza, es decir, un hombre sin vergüenza, un atrevido, para entendernos, un osado o si preferís, un descarado.

Lo que desconocíamos quienes cambiábamos de canal cada vez que aparecía en televisión, era la ambición por incluir su nombre en el libro Guinness de los records como el peor ministro de educación de la historia de España, por gracia de su propia gracia, para desgracia nuestra.

Desde su estreno ministerial, leyendo públicamente y con descaro las páginas de un libro sobre educación para la ciudadanía, que no era tal libro de texto sobre educación para la ciudadanía, hasta ayer que por primera vez en la historia los 79 rectores de nuestras Universidades – todos, «hunos y hotros» -, le han dado con las puertas en las narices no acudiendo a la reunión del Consejo de Universidades, este personaje no ha dejado de dar golpes en la herradura.

Un hombre que quiere hablar, pero no negociar; que entiende las peticiones como chantajes; que falta descaradamente al respeto a los profesionales de la enseñanza; que ofende con sus declaraciones; que desprecia la comunidad universitaria; que incumple reglamentos; y que se quita el zapato para golpear en la mesa emulando a Kruschev, imponiendo sus disparates, no puede seguir al frente de un ministerio tan importante para el porvenir de España, en beneficio de la salud mental de la población y del futuro de la juventud.

Esperemos que Rajoy le quite pronto la cartera a este sociólogo, como hizo Arias con el ministro de Carrero autor del disparatado “calendario juliano”, porque es muy peligroso poner tijeras en manos de insensatos que pueden terminar clavándolas en la yugular de la educación, cortando por lo sano el más elemental sentido común.

Un comentario en «SINWERTGÜENZA»

  1. Aún recuerdo el famoso calendario , aún recuerdo cuando pasé obra gracia de haber nacido en 1960 (en todo siempre me pilla entre dos sillas, ni soy vieja ni soy nueva si sé que narices soy) de 3 de E.G.B a 4 de bachillerato «de toa la vida» como digo yo porque no sabian como iban a ser los nuevos planes de estudios.Gracias a la enciclopedia Alvarez y un puteado verano estudiando todo el día después de haber aprobado en junio mi curso, para examinarme en septiembre de 2 de bachiller que afortunadamente ( y un pimiento! con mi esfuerzo) aprobé. De modo que pasé de egb en en colegio a 3 ó 4 de bachiller, ni me acuerdo. Así que, salvo porque siempre me ha gustado leer (cosa de familia empezando por mi abuela materna) y siguiendo por mis padres y hermana 10 años mayor que yo y que nunca me censuraron lecturas, tengo unas lagunas sobre cosas de las más elementales que me averguenzan enormemente. Luego hice filologia porque no podían pagarme la carrera de Filosofia en Valencia (y mir tu dónde vivo ahora), lo que era y es mi pasión No era ni soy especialmente inteligente y mis notas no alcanzaban para una beca pero jamás suspendí un curso,incluse tuve algún sobresaliente. He leido mucha filosofia, ensayos, novelas, cuestiones de empresa, etc etc, pero soy una total amnesica en un montón de cosas. Ese es el resultado de los magnificos planteamientos sobre educación de toda esta ralea cortada por el mismo patrón. Y yo me escapo por una esquina aunque parezca soberbia.

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