CAMBIÓ PODER POR VIDA PADRE

CAMBIÓ PODER POR VIDA PADRE

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Sería reconfortante creer que el rey Eduardo VII renunció al poder por amor, pero la realidad parece bien distinta porque cuando se autodestronó mantuvo privilegios, sueldo y favores de rey, sin tener complicaciones de reinado que perturbaran la buena vida que se pegó tras abdicar un día como hoy de 1936, diciendo: “No puedo soportar la pesada carga de responsabilidad y desempeñar mis funciones como rey, en la forma en que desearía hacerlo, sin la ayuda y el apoyo de la mujer que amo”. Vale, pues.

Efectivamente, Edward reinó solamente 325 días porque una de las señoras casadas cautivadas por este mujeriego enfermizo, le convenció que vivirían juntos mucho mejor sin complicaciones cortesanas, como así fue desde que contrajo matrimonio con la doblemente divorciada Wallis Simpson, célebre estadounidense que compartiría con él los placeres de la vida y el ducado de Windsor.

Su simpatía con los nazis enervó al primer ministro Winston Churchill que montó a la pareja en un barco que los llevara a las Bahamas, donde Eduardo ejerció de gobernador, al olerse que Hitler contaba con él para reinar en el Estado fascista inglés que pretendía.

Tanto en las islas gobernadas como en su ajetreada vida europea, pasearon su amor por diferentes países, en fiestas millonarias, lujosas mansiones, viajes en el Oriente Express, castillos engalanados y hoteles de cuarenta estrellas, yantando, libando, cantando y bailando, con el dinero de los contribuyentes ingleses, desconocedores de sus excentricidades.

NO SE HAN BORRADO LAS FECHAS

NO SE HAN BORRADO LAS FECHAS

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A Manolo, compartiendo su doliente viudedad.

Titubea la llama de los cirios en el espacio que dejó la pupila enamorada de Ana María sobre las espadañas, tocando a muerta las campanas sin dar tiempo a la despedida, porque el antojadizo infortunio anticipó la separación con previo aviso imprevisible en las agujas del reloj, goteando lágrimas desconsoladas en la semilla fértil del amor y la ternura, ya irrecuperables en el destierro de la luz.

El silencio abandona su paradero para descender al luto de los brazaletes y solapas, y el ángel de las bodegas cotidianas olvidó acudir puntual a las copas de sobremesa, requerido por la pena de un adiós irremediable, sin encontrar consuelo en las amistosas cepas compartidas durante décadas con lisura de sonrisa y desenfadado humor filial.

Hoy vierten los capilares de la memoria un aliento húmedo que impide al milagro de la resurrección recuperar el himno que la sombra de la oblada custodia con invisible celo, entre rosarios terminales y reliquias adormecidas sobre las almohadas familiares.

Más tarde, la ausencia se hará costumbre sin más requerimiento, ni posible retorno, ni propuesta de salvación. Se aceptará el luto con resignación inevitable. Y un rosario interminable de sinembargos apadrinarán los nuevos desposorios del viudo con los hijos que comparten el dolor, mientras el crucifijo devuelve la esperanza en futuro encuentro con la mujer que anticipó su viaje, convencida del reencuentro feliz con quien gozó de la vida, compartiendo promesas de resurrección.

PAÍS DE ARENA

PAÍS DE ARENA

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El desarrollo de los pueblos depende del temperamento, personalidad y carácter distintivos de los ciudadanos que forman la colectividad nacional, es decir, que el futuro de un país está subordinado a la idiosincrasia de los sujetos que conviven intramuros de sus fronteras, según las hipótesis del marginalista Cournot.

Dicho esto, el porvenir que nos espera a los españoles es el que nos corresponde, – bueno o malo -, sin permitirnos albergar otras expectativas de aquellas que nos esperan, porque arrastramos desde hace siglos unos rasgos específicos distintivos de otros pueblos vecinos y lejanos, convirtiéndonos en seres peculiares de la piel de toro.

Parafraseando al presocrático Empédocles, me atrevo a simplificar diciendo que la materia prima constituyente de la raza hispana está formada por la combinación de elementos preconizadores de nuestra razón de ser, con el fatalismo otorgado por la envidia, el quijotismo, la soberbia, el cotilleo y la picaresca, como atributos básicos conformadores.

A pesar de ello, la creatividad, laboriosidad, solidaridad, sinceridad y generosidad, nos permitirían producir brotes verdes con facilidad, si no fuera porque los fraudulentos dirigentes políticos, sociales y financieros han convertido el suelo patrio en país de arena seca sin esperanza en inmediatos verdores a corto y medio plazo, porque los esquilmadores se han llevado a sus jardines particulares la tierra vegetal necesaria para que en ella aparezcan brotes verdes imposibles de florecer sobre la arena.

MI DÍA DE LA MADRE

MI DÍA DE LA MADRE

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No simpatizo con los “Días de…” porque entiendo que todas las jornadas son días de la infancia, de la paz, el hambre o los derechos humanos, con mérito propio para hacer realidad diaria lo que pretenden recordar cada uno de ellos, el día que tienen asignado.

Pero entre todos esos días, guardo especial recuerdo al día de la madre, aunque jamás haya podido homenajearla ese día ni los trescientos sesenta y cuatro restantes, compartiendo festividad y consuelo con cientos de hermanos adoptivos en el Colegio Infanta María Teresa, que todavía guarda intratapias inolvidables recuerdos de mi infancia y primera juventud.

Allí celebré con fraternales amigos de colpicio el “Día de la madre” cada 8 de diciembre durante los quince años que convivimos juntos, hasta que en 1965 alguien decidió cambiar esa celebración al primer domingo de mayo, sin doblegar mi voluntad, ya que permanezco inmóvil en mi sitio, recordando a las madres de mis compañeros, un día como hoy de cada año.

Simple homenaje a las enlutadas madres viudas de mis confraternales amigos, que lloraban la ausencia del marido y el alejamiento del hijo por obligada subsistencia, sumándose a ellas las abuelas y tías tutoriales que habían tomado el relevo de las madres ausentes, por fatal destino de la desgracia injusta.

Sencillo ofrecimiento patrocinado por la dirección del colegio para materializar el abrazo a las madres en humilde tarjeta descarada, que silueteaba en negra sombra al padre ausente aparentando una presencia en la mesa, imposible de alcanzar porque el destino había cerrado las puertas al amparador reencuentro.

Sobre la cartulina dejábamos estrofas dictadas y enviábamos besos con palillero, humedeciendo el plumín en tintero dolorido por una orfandad, siempre injusta, desigual y a destiempo, pero nunca merecida por el manojo de almas que nos arracimábamos en torno a la obligada celebración litúrgica.

GANDULES O ESTAFADORES

GANDULES O ESTAFADORES

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El Día de la Constitución es buen momento para reflexionar sobre la actividad de nuestros patrióticos padres políticos, teniendo en cuenta que los datos publicados en diferentes medios de comunicación revelan que solo el 12 % de los diputados y senadores tienen dedicación exclusiva al Parlamento y no perciben otros ingresos económicos por actividades privadas fuera de las Cámaras. Es decir, que el 88 % de los parlamentarios sacan dinero por otro lado, lo que permite llegar a tres posibles conclusiones:

Primero: Que la mayoría de los parlamentarios no trabajan todo lo que exige el cargo para el que fueron elegidos por los ciudadanos como representantes de los intereses populares, significando esto que son unos gandules por no cumplir su horario de trabajo, ni realizar adecuadamente con prontitud y acierto las tareas que tienen encomendadas.

Segundo: Que en los otros lugares donde hipotéticamente realizan su actividad, sea esta real o ficticia, pero colectiva, no trabajan el mismo tiempo que sus compañeros de trabajo, algo que les convierte en estafadores laborales y timadores profesionales, por lo que tendrían que ser expulsados del trabajo si tienen patrón o autoexcluirse del mercado laboral si son propietarios de consultorio o despacho propio, donde los “negros” hacen su tarea.

Tercero: Que en el Parlamento no haya trabajo suficiente para los 350 diputados y 266 senadores que sientan sus posaderas junto al soriano Posada y al pío Escudero, lo que obligaría a una reducción de “plantilla” mediante un EREP (Expediente de Regulación de Empleo Parlamentario) para adecuar el número de empleados a la demanda de trabajo que existe en la “empresa”.

En resumen: o los diputados y senadores trabajan más en el Congreso y Senado para justificar sueldo y privilegios, o se reduce el número de diputados y se suprime el Senado por falta de trabajo en dichas Instituciones, porque es incompatible el trabajo parlamentario con dedicar el tiempo a otros menesteres lucrativos personales.

No queremos representantes gandules o estafadores, por lo que exigimos desterrar los artículos 157.4, 159.3 c de la LOREG para que las actividades privadas de los parlamentarios no puedan ser autorizadas en comisión, quedando todos ellos en régimen de dedicación parlamentaria exclusiva a los ciudadanos que les han elegido para ello.

CRUZANDO EL RUBICÓN

CRUZANDO EL RUBICÓN

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Cuando Julio César decidió cruzar con sus tropas el arcilloso río Rubicón, sabía que la guerra civil sería inevitable, algo que no nos sucederá a partir de hoy a los once salmantinos que ayer cruzamos el metafórico rubicón con un proyecto en la mano, la ilusión en el alma, el esfuerzo a la espalda y la esperanza en el corazón, poniendo en marcha la Asociación de Amigos de Unamuno en Salamanca, a la que esperamos se sumen todos los simpatizantes de don Miguel.

Empresa con felices consecuencias garantizadas porque serán muchas las manos que nos ayudarán a cruzar el Tormes de orilla a orilla, donde nos esperan generosos espíritus que tomarán con nosotros los remos para navegar sobre las aguas del río, cristalino espejo donde se retratan las doradas torres cuando pasa solemne Unamuno bajo el puente viejo dejándonos su vida, obra y pensamiento.

Todo ello sucederá mientras la esperanza descanse tranquila en el curso de la vida, haciendo crecer el recuerdo de don Miguel lento y seguro, como las encinas del campo charro, recibiendo de nuestras seculares piedras la fe, paz y fuerza para el espíritu, como nos dejó escrito el poeta del alto soto de torres salmantinas, provocando en nosotros el empeño de complacer su eterno deseo, diciendo lo que Unamuno ha sido en la tierra adoptiva donde abandonó su vida en manos del misterioso hogar del Padre Eterno.

ORO MOSCOVITA Y BERLINÉS

ORO MOSCOVITA Y BERLINÉS

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Con la expresión “el oro de Moscú” no me refiero al oro que atesora la capital rusa en la caja fuerte de su Estado, sino a los lingotes del preciado metal que salieron del Banco de España camino de la Unión Soviética al comenzar la guerra civil del 1936, por orden del ministro de Hacienda, Juan Negrín.

Dinero en especie aurífera utilizado para pagar la ayuda rusa a la causa republicana española, porque el apoyo soviético no salió gratis al Gobierno de Largo Caballero, aunque algunos piensen que se trasladó el 72,6 % del tesoro público al país siberiano para salvarlo de las garras franquistas y otros piensen que tal evasión fue un gran fraude republicano.

Todo quedó claro en 2006 durante la exposición organizada por el Banco de España para conmemorar sus 150 años de existencia, donde se expuso por primera vez el acta de aprobación de salida hacia el puerto de Cartagena de tales reservas bancarias auríferas, el 26 de octubre de 1936, llegando a Odessa seis días después en las bodegas de cuatro buques soviéticos.

Reservas formadas por 510 toneladas en oro en monedas, cuyo valor actual sería de unos 12.000 millones de euros, alcanzando la estimación numismática los 20.000 millones, pues había dieciséis clases de monedas en oro: pesetas, francos belgas, franceses y suizos; marcos, florines, pesos mexicanos, argentinos y chilenos; libras esterlinas y gran cantidad de dólares.

El gobierno republicano vació los sótanos del Banco de España en la caja fuerte del staff soviético estalinista, a cambio de materiales, tanques, municiones, víveres, medicinas y apoyos logísticos militares, comprando Franco oro nazi berlinés para las estanterías, que luego tuvo que vender en Nueva York para sufragar la deuda contraída con los Estados Unidos en la posguerra.