Un hogar no se construye con arcilla, piedra caliza, hierro forjado, madera y bassanita, sino con ladrillos de esfuerzo compartido, cemento solidario, ventanas de libertad, techo sostenido entre todos y puertas abiertas a un amor duradero alimentado diariamente con miguitas de tolerancia, respeto, comprensión, perdón y potitos de generosidad que ayuden a superar diferencias, problemas y sinsabores.
Tras escuchar las palabras enlagrimadas de una amiga, compruebo que cuando el desamor llega de puntillas y sin previo aviso, entonces sabotea el bienestar con espinas en la mano; ocupa distraídamente todo el espacio interior; cierra las puertas por dentro; clausura las ventanas; abre rendijas al insomnio; sella los respiraderos; paraliza la voluntad; ennegrece el futuro; nubla la vista; y pone vertical la vida de quien se mantiene en el amor.
No comparto que al jefe y al cliente haya que darles siempre la razón, aunque no la tengan. Pero menos acepto a las personas que se consideran siempre en posesión de la verdad absoluta, que jamás reconocen sus errores, ni hacen autocrítica, ni se disculpan, porque el síndrome de Hubris que padecen les lleva a un ego enfermizo y al desprecio de las opiniones ajenas.
OTOÑO
Tempraneando ayer por la ribera del río, vi al otoño desnudando la chopera mientras volaban al sur las aves, estornudaba el campo las primeras setas, se alcoholizaba la flor del vino en las bodegas, campanilleaban los higos y trepaba la yedra envuelta en musgo silencioso al compás titilante de las gotas de rocío en las junqueras, sin percibir el letargo silencioso de la niebla adormecida en la nostalgia del verano.
GANDHI
Calvo, débil, frágil, delgaducho, vegetariano y en taparrabos, Gandhi fue el libertador de la India, sin dar un solo grito. El integrador de castas disgregadas en esclavos, parias y bárbaros. La voz que clamaba en defensa de los musulmanes en tierra hindú. Y el valiente anciano que luchó pacíficamente por la paz durante los setenta y ocho años que vivió entre nosotros, dejándonos como herencia la huelga de hambre como método de lucha social y resistencia a la opresión. Con este pequeño ser aprendimos que la conciencia personal justifica la desobediencia civil, caminando trescientos kilómetros hasta llegar a la costa para coger el puñado de sal que daría a los hindúes el derecho a poseerla.
INFANCIA
La infancia es la edad de la inocencia y la obediencia; la juventud es incertidumbre y rebeldía; entre 40 y 60 años domina la certeza, el dogmatismo y poderío; pero quienes van delante de estos los miran sonriendo sabiendo que llegarán donde ellos están, con la templanza, tolerancia, capacidad de perdón y humildad que en su efímero trono no sospechan.
EMIGRANTES
Sueñan los emigrantes al sur del Sahara con tierras de promisión que alejen sus estómagos de la hambruna y terminan desgarrados en concertinas, colgando en ellas el sueño redentor de la indigencia. Su delito: nacer en el sur. Su ambición: sobrevivir. Su pecado: ninguno. Su error: dejarse engañar. Su ingenuidad: confiar en otros hombres. Su esperanza: comer algo cada día. Su destino: la pobreza. Su realidad: el fracaso en la redención de la injusta indigencia que los condena, en un mundo sobrado de alimento recursos para todos.