DAD, PIDE EL ABAD

DAD, PIDE EL ABAD

Por fin un dirigente de la Iglesia Católica ha hablado al pueblo desde el púlpito sobre la crisis que está arruinando a la feligresía. Ha sido el reverendo Munilla, obispo de San Sebastián, quien ha levantado la voz en defensa de los más desfavorecidos por la crisis, pero no para movilizar a la grey del Señor contra los recortes que desgracian a las familias, como hizo Rouco en su condena del matrimonio homosexual. No.

Tampoco ha denunciado a los responsables de la crisis, a los verdaderos culpables de la tragedia que viven sus parroquianos, sino que ha acusado a éstos de cómplices y pecadores, afirmando que “la crisis es un pecado del que todos hemos sido cómplices”, confundiendo pecado con delito y culpando a los inocentes fieles de complicidad inexistente.

Tampoco ha hecho amago el obispo de estimular a jueces y fiscales terrenales para que hagan valer la justicia contra los autores de la catástrofe. No. Ni siquiera se le ha ocurrido apelar a la implacable justicia divina para condenar a los estafadores.

Este dirigente de la organización más rica del mundo, ha tenido el descaro de sumarse a los durísimos recortes del Gobierno, pidiendo a los devotos católicos que se priven de la paga extraordinaria y la entreguen a una subcontrata de la multimillonaria Iglesia que imparte bendiciones y consejos.

Si el fundador de la empresa levantara la cabeza y viera el negocio que sus seguidores han montado partiendo de unas redes descompuestas, una barquichuela con vías de agua, dos panes y cuatro peces, comprendería que sus milagros fueron bromas sin importancia comparados con el emporio que ha levantado la Iglesia redentora de los pobres.

Disculpemos al pastor Munilla porque su misticismo, dedicación a la oración y entrega a los pobres le impiden advertir que los bienes terrenales, inmuebles, templos, tesoros, riquezas, obras de arte y subvenciones de la Iglesia resolverían el problema del hambre en el mundo, la pobreza del sur, el subdesarrollo crónico, las enfermedades endémicas y todas las crisis que hubiera en la galaxia durante el próximo milenio, sin necesidad de pedir más sacrificios a quienes apenas les queda sangre en las venas.

ME DUELE SIRIA

ME DUELE SIRIA

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No nos bastaron a los españoles las tres guerras civiles del siglo XIX para comprender que las diferencias ideológicas entre familias y vecinos no podían resolverse a tiro limpio en una fratricida guerra incivil, y nos despachamos años después con una nueva barbarie difícil de catalogar y definir.

La provocación vino de la derecha incivilizada en las cuatro ocasiones, perdiendo en tres de ellas y saliendo victoriosa a las cuarta, con unas consecuencias que todavía padecemos quienes no tuvimos arte ni parte en ello.

Hoy en Siria sufren asadistas y rebeldes las mismas atrocidades que padecieron nuestros antepasados, haciendo que se nos encoja el alma con las sanguinarias imágenes que nos ofrece a diario la televisión.

Me duele Siria por la injusta sangre que están derramando los inocentes en ese matadero. Me duele Siria por la barbarie que se está apoderando de los corazones inocentes. Me duele Siria por el abuso de quienes ordenan las matanzas desde alfombrados despachos. Me duele Siria por lo que tiene de inhumano, irracional y brutal toda guerra. Y me duele Siria porque vivo el sufrimiento y la angustia de dos amigos sirios que comparten la vida con nosotros.

Uno mi dolor a los del médico Raduan y el filólogo Omar, conmovidos por la tragedia que están viviendo sus familiares en la tierra que les vio nacer, destilando lágrimas desesperadas mientras sus padres, hermanos, parientes y amigos, huyen despavoridos de la matanza provocada por vesánicos machetes, irracionales balas, cañonazos enloquecidos y bombardeos indiscriminados.

Soy enemigo militante de la guerra, pero fortalezco mi actitud cuando los machetazos y tiros son entre hermanos y vecinos,  porque nada envilece tanto al ser humano como una salvaje guerra civil.

Uno mi dolor al de Omar y Raduan. Sufro con los sirios que buscan a sus familiares en las apestosas morgues. Condeno a los países que negocian con la muerte. Maldigo las cruzadas liberadoras de la nada y reniego de mi condición humana.

A MÍ, QUE ME REGISTREN

A MÍ, QUE ME REGISTREN

Echar la culpa a otros gusta más a los conservadores que el chocolate con churros a los párrocos en casa de los ricos feligreses a media tarde.

En un tiempo pasado, achacaban las desgracias patrias a una conjunción de judíos, masones y marxistas, dando como probado y propagado por los ideólogos del régimen, que el franquismo era víctima inocente de la guerra civil, de las cartillas de racionamiento y de la emigración masiva de españoles.

Con la llegada a la pseudocracia fue la CIA culpable de algunos de nuestros males, al parecer por meterse a desarreglar entuertos donde nadie la había llamado.

Más adelante, los males sufridos en el país eran debidos a la herencia de corrupción felipista cedida por el gobierno del cambio rosado. Por cierto, todavía estamos esperando algunos cambios prometidos por ellos, después de 22 años de gobierno socialista.

En la actualidad, los culpables de todos los males que exoneran de responsabilidad a los conservadores, son múltiples y variados. De una parte está el legado de Zapatero, receptor de todos los dardos habidos y por haber, siendo responsable también de las últimas lluvias y de que se le cayera el bolígrafo a mi pescadera. También la insolidaridad de los funcionarios, ha llevado al gobierno a su demonización. Y, por último, en un alarde de paroxismo, el señor Montoro culpaba el otro día de la situación que padecemos a la UniónEuropea, por no hacer lo que debía hacer.

No obstante, parece claro que la realidad es bien distinta, pues en todo lo que ahora está sucediendo tienen bastante culpa el propio Gobierno que dispara responsabilidades a todo lo que se mueve, estimulado por la incompetencia y sumisión de sus miembros, que han optado por la vía fácil de la obediencia debida, sin pensar mucho en las consecuencia de sus decisiones.

JUSTICIA DESIGUAL

JUSTICIA DESIGUAL

El problema que tienen los magistrados al juzgar y condenar a políticos corruptos, estafadores profesionales, defraudadores crónicos y ladrones engominados, es que las salpicaduras pueden llegar donde los poderosos salpicados no quieren que lleguen.

Y hacen bien en pretender impedir que la justicia escudriñe la verdad y castigue a delincuentes con negocios tan rentables, aunque no les preocupe gran cosa la pequeña condena que pueda caerles encima porque la cárcel se abandona pronto, la descalificación moral pasa enseguida y el dinero queda en casa.

Así son las cosas, hasta que a los jueces se les hinchen las puñetas y pongan sentencias ejemplares, agilicen juicios pendientes interpuestos en el Supremo por grandes estrellas del timo institucional y pongan a cada cual en el sitio que le corresponde.

Es frecuente que los códigos penales queden reservados para uso exclusivo contra personas socialmente marginadas y seres desdichados que viven en un mundo concebido al servicio de los poderosos, aunque la intención de su todopoderoso creador fuera contraria a esta realidad.

Somos muchos los que vemos las cárceles como reservorios de estiércol, inventadas por el sistema para encerrar en ellas a ladrones que roban gallinas para subsistir o que distraen sábanas de los almacenes para hacer pancartas.

Ello gracias al demagógico supuesto de que la ley es igual para todos, menos para quienes proclaman solemnemente este cínico eslogan.

EJEMPLARIDAD

EJEMPLARIDAD

Esa es la clave y así lo ha entendido François Hollande al decir en la televisión francesa que el problema de los políticos con los ciudadanos “es una cuestión de ejemplaridad”. Tal vez por eso, él y todos los ministros se han rebajado un 30 % el sueldo, algo más a los diputados y un 40% a los funcionarios de alto nivel, recuperando así 4 millones de euros para la escolarización y sustento de hijos de madres solteras.

Desaparición de privilegios a los políticos y eliminación del nepotismo, son otras recetas que está aplicando Hollande en el país vecino para demostrar a los ciudadanos que si hay que sacrificarse, los políticos han de tomar la delantera al pueblo. Tal vez por eso ha subastado los coches oficiales y dedicado los beneficios al «fondo de bienestar».

Igualmente, ha aumentado el 75 % la tributación a los que ganan más de 5 millones al año, utilizando los beneficios para contratar el 1 de septiembre a 50.000 profesores, suprimiendo también la subvención directa de 2,3 millones a la enseñanza privada que empleará en construir 3.700 escuelas de primaria. Finalmente, ha establecido un «bono cultural» eximiendo de impuestos a los libreros que contraten licenciados en paro.

Algo muy diferente a lo que está sucediendo en España, donde nuestros putos padres políticos, quiero decir padres políticos putativos, mantienen los mismos sueldos, idénticos privilegios y abusivo enchufismo para hijos, maridos, hermanos, parientes y amigos, en Instituciones públicas y empresas privadas influenciadas por los padrinos.

Queridos políticos, están ustedes jugando con dinamita de elevada pureza y la sordera que están manifestando a la demanda social de ejemplaridad, acabará estallando en sus manos haciendo que los detritus lleguen a la Antártida, si continúan insultando al pueblo y despreciando el sentido común de los ciudadanos.

SÓLO ME INTERESAN LAS PERSONAS

SÓLO ME INTERESAN LAS PERSONAS

Entre todas las opciones posibles para justificar ciertas opiniones ajenas sobre pensares y sentires del patrón de esta bitácora, cobran ventaja dos de ellas sobre las demás: o tengo malas explicaderas o algunos de los que se acercan a estas páginas tienen lesionadas las entendederas.

Ayer tuve que repetir lo que ya he dicho muchas veces, y hoy proclamo una vez más: sólo mantengo la confianza en personas concretas, que tienen nombres y apellidos bien definidos. Seres humanos con huellas digitales específicas, identificado el rostro, gestos propios, personalidad única y comportamiento ejemplar.

Mis filias y fobias de antaño, mis viejos compromisos militantes y mi fe en las organizaciones humanas, se han diluido en experiencias y desengaños, es decir, que  mis simpatías colectivas y afiliaciones grupales, han pasado a mejor vida.

No creo en programas electorales, ni en los partidos políticos, – sean del signo que sean -, ni en sus dirigentes, porque he conocido sinvergüenzas en todos los bandos, interesadas adhesiones, cobardes silencios y detestables actitudes. Tampoco espero nada de las organizaciones sindicales, por mucho que sus siglas se acerquen a mi vocación social. Ni confío en organizaciones benéficas o corporaciones pretendidamente altruistas.

Sabed que no me preocupa, ni me inquieta, ni me separa de las personas la ideología política o religiosa que profesen, sino sus comportamientos reales y actitudes manifiestas. Envidio las virtudes de quienes las tienen, intento seguir el ejemplo de las personas ejemplares, trato de imitar la solidaridad de los vecinos solidarios, comparto con los amigos su lucha por la igualdad, participo de su empeño por defender al débil, hago mío su compromiso con la justicia y desprecio asqueado con ellos a los estafadores, corruptos, politiqueros y especuladores.

Todavía mantengo intactos mis principios de juventud y todos los ideales que han movilizado mi espíritu a lo largo de la vida. Bueno, todos, no. Un buen día abandoné las pilas bautismales, porque la experiencia y la razón me impidieron sumergirme en ellas, pero disfruto de buenos amigos clérigos y seglares de diferentes creencias.

ENANISMO MENTAL

ENANISMO MENTAL

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El enanismo es una anomalía en el crecimiento físico por la que quienes la padecen tienen una talla inferior a la media de la raza humana, provocada en algunos casos por cretinismo, como deficiencia congénita autosómica recesiva de la glándula tiroidea. Los pobres enanos han sido utilizados a lo largo de la historia como bufones para hacer reír a la gente con sus bufidos.

Pero no son estos respetables seres humanos a los que quiero referirme, sino a los listillos enanos mentales que nos rodean, aunque su talla corporal les permita jugar de pívots en la NBA americana. Hablo de los incapaces que pretenden disimular su bajo nivel de competencia poniéndose de puntillas y estirando el cuello, con intención de aparentar lo que nunca llegarán a ser.

Hablo de los deficientes que pontifican desde alturas que no les corresponden y lanzan sus bufidos contra sombras que se mueven a su alrededor, alentados por un egoísmo incontrolable y coreados por palmeros aún más ignorantes que ellos.

También el cretinismo afecta a estos enanos mentales incidiendo en su inteligencia de forma especial, provocando en ellos estupidez desmedida, idiotez creciente y una ostensible falta de talento que les impulsa a la provocación y comisión de errores, al tiempo que un bloqueo en la transmisión de los impulsos neuronales les impide reconocer los desaciertos, solicitar indulgencia por los yerros y rectificar las mentiras.