EL «SISTEMA»

EL «SISTEMA»

Estamos dominados por un “sistema” que ha impuesto su método, donde impera el dominio de unos países sobre otros y de unas personas sobre otras, sin que los perjudicados se rebelen contra él, ni los beneficiarios del mismo agradezcan los servicios prestados a los remeros que sudan en las galeras de sus barcos para que ellos viajen felizmente en cubierta, tomando el sol y bebiendo piña colada.

Evito hablar de clases sociales para no herir castos oídos de puritanos capitaleros y eludir la crítica de sus palmeros publicistas, acusándome de utilizar un lenguaje trasnochando y perdido en la historia, por real que sea el desequilibrio existente entre el palacete y la chabola; el yate y la patera; el avión y la bicicleta; los sueldos millonarios y las limosnas; el caviar ruso y el mendrugo; la hartura y la hambruna.

El “sistema” ha convertido al vecino en enemigo; el amor en estraperlo; la solidaridad en rapiña; los trabajadores en utensilios; la competencia en peldaño de ascenso; el poder en ángel de la guarda; y el dinero en becerro de oro al que adorar cada noche antes de dormir y reverenciar por la mañana al salir de casa.

MORIR CURADO

MORIR CURADO

Durante 2.500 años, los médicos pretendieron curar neumonías, melancolías, reumatismos, apoplejías, roturas óseas, neurosis y hasta los dolores de cabeza, sangrando a los pacientes a tajazo limpio o con sanguijuelas, para librar los cuerpos enfermos de la mala sangre.

Es obvio que las sangrías no conseguían otra cosa que debilitar a los pacientes hasta acabar con su vida en muchos casos, convirtiéndose así en la peor peste, aunque los médicos que las aplicaban mostraran su satisfacción afirmando que los enfermos morían curados. Esto explica los millones de sanguijuelas vivas que compraban todos los países cada año.

Hoy las sangrías no tiñen de rojo los hospitales, ni los sangradores llevan bata blanca. Hoy las sanguijuelas tienen forma humana y ocupan despachos protegidos por leyes que les benefician. Hoy las sangrías expelen fluidos incoloros con amargo sabor a lágrima.

Hoy los sangradores lucen trajes de alpaca y almas de trileros mientras nos sangran, afirmando que nos están curando, aunque sepan que moriremos desangrados a causa de la disentería política, la hidropesia parlamentaria, la dispepsia bancaria, la hipocresía religiosa, el mamostesio institucional y la estafaresia corruptiva, sin que ellos se apliquen una lavativa para facilitar la salida de la mierda moral que llevan dentro.

DENUNCIA AL JUEZ PEDRAZ

DENUNCIA AL JUEZ PEDRAZ

El mismo sindicato que se tiró a la yugular del juez Garzón, ha desplegado la artillería legal contra su amigo Santiago Pedraz, denunciándole ante el Consejo General del Poder Judicial por haber cometido presuntas faltas graves en su Auto de sobreseimiento de las acusaciones policiales contra los cabecillas de las manifestaciones frente al Congreso.

Entienden los denunciantes que el juez ha ido más allá de lo permitido en un Auto judicial, escribiendo inadmisibles comentarios sobre políticos y policías. Bien por los sindicalistas. Estoy de acuerdo con ellos y apoyo su denuncia, porque basta ya de rojerío progresista que pretende decolorar el tradicional azulón de la judicatura.

Efectivamente, la afirmación del juez sobre la clase política calificándola como “decadente” representa una grave e inmerecida valoración de la misma, rechazada por la inmensa mayoría de la población que considera ejemplar el comportamiento de la “casta”, y así la valora en las encuestas del CIS, poniéndola a la cabeza en los baremos de las mayores preocupaciones ciudadanas, por su destacada honradez, capacidad de trabajo, vocación de servicio, demostrada competencia, generosidad sin límites, escaso salario y carencia de privilegios.

Se excede igualmente el juez en el Auto, al decir que la policía se extralimitó en sus funciones, porque determinados miembros de los cuerpos de seguridad están autorizados por ley a invadir estaciones cuando se les antoje, golpear indiscriminadamente a los ciudadanos que esperan trenes en los andenes, romper tabiques nasales a sospechosos, maltratar a quienes ya están reducidos y arrastrar ancianos por el suelo.

Comete una grave ofensa el juez al decir que la policía exageró el delito en el atestado, porque la determinación de los manifestantes estaba clara: asaltar el Congreso como hizo Tejero, dar un golpe de Estado y hacerse con el poder. Bastaba con ver las guillotinas portátiles que portaba cada manifestante, y el rechazo popular que tuvieron de la ciudadanía, pues la inmensa mayoría de españoles no acudimos a la manifestación madrileña porque estamos de acuerdo con las medidas tomadas por el Gobierno, como tan sabiamente dijo el presidente del mismo.

Dicho esto, sólo cabe esperar que la sensatez de los miembros del Consejo les conmine a rechazar la denuncia, porque el sentido común es algo muy necesario cuando los cambios de presión política y temperatura mercantil modifican las variables termodinámicas sociales, provocando agitación en las partículas del recinto por elevación de la temperatura financiera.

LO SIENTO, TENGO QUE MATARLE

LO SIENTO, TENGO QUE MATARLE

Se cumplen hoy cuarenta y cinco años de la captura y asesinato en Bolivia de Ernesto Che Guevara. Ídolo popular y romántico guerrillero que pretendió llevar hasta el último rincón del tercer mundo, la revolución cubana.

El ordenante de su muerte fue el agente dela CIA Félix Rodríguez y el ejecutor el sargento Terán, cumpliendo ambos un mandato de la autoridad que les exoneraba de toda responsabilidad. Tiene gracia. Ninguno de los tres fue siquiera juzgado, librándose de toda culpa el ordenante, el intermediario y el ejecutor.

Tal vez, las últimas palabras que el médico asmático Guevara escuchó fueron las del sicario Rodríguez, cuando le dijo: “Mi comandante, lo siento, son órdenes superiores”. Llamó entonces al sargento y señalándole el cuello le ordenó: “Dispare de aquí para abajo, porque se supone que este hombre ha muerto en combate”.

Terán disparó dos ráfagas de metralleta, cayendo el Che al suelo con las piernas rotas y el corazón destrozado.

Esto sucedió un triste, inolvidable y sangriento 9 de octubre de 1967, cuando las balas concedieron vida eterna al mito y los oprimidos del mundo juraron una venganza social que aún permanece en la sala de espera, porque el miedo ha paralizado sus voluntades  y la antorcha revolucionaria del Che sigue apagada, rodando por el suelo camino de la nada.

COMPROMISO DE CONCIENCIA

COMPROMISO DE CONCIENCIA

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La noción de conciencia es múltiple, variable y escurridiza, pero ha de ser consecuente con el modo de pensar de cada cual. Por eso remuerde a quien la traiciona, provocándole el desasosiego que siempre acompaña a la decepción personal.

Pero de ahí no pasa el daño, porque el perjuicio que reporta al traidor su remordimiento, se ve compensado con el beneficio que recibe.

Tal es el caso de los militantes de partidos políticos que votan decisiones de las cúpulas dirigentes, en contra de su conciencia.

O el de los militares, obligados a matar a hipotéticos “enemigos”, cumpliendo órdenes de quienes nunca han empuñado un arma contra otro ser humano.

O los policías que reprimen indiscriminadamente con desmedida violencia a porrazo limpio y certero bolazo, manifestaciones de ciudadanos que piden trabajo, pan y justicia.

O el verdugo que ajusticia a un reo, sin conocerlo siquiera, cumpliendo una sentencia o sometiendo su voluntad a una orden externa.

Son objeciones de conciencia conculcadas sin justificación alguna, por mucho que los autores apelen a la obediencia debida, porque ante la muerte y la opresión no hay justificación que tranquilice las conciencias honradas, solidarias y humanitarias, que pagan con el insomnio eterno su claudicación.

CONDENAS REDENTORAS

CONDENAS REDENTORAS

Ante la pasividad e inoperancia de políticos, cómplices y beneficiarios de la situación en que nos encontramos, no queda otra opción que confiar en el justicia y el honrado valor de quienes tienen que administrarla, para salir a flote del lodazal donde estamos embarrados.

Es absurdo pedir a los decadentes políticos que se hagan el harakiri eliminando sus privilegios, reduciéndose el sueldo, suprimiendo dietas, borrando el Senado, uniendo ayuntamientos y erradicando la corrupción política, porque su vocación, aficiones e intereses, van en sentido opuesto.

A los indignados, decepcionados y frustrados ciudadanos sólo nos quedan dos opciones posibles para  dignificar la vida política, es decir, apenas hay dos caminos a seguir para rearmar éticamente la sociedad y salir cuanto antes de la crisis: reproducir los sucesos de 1789 o mordernos los puños y confiar en la justicia.

Mantengo la convicción de que quienes formamos el pueblo aceptaremos gustosos todo lo que se nos eche encima, por duros que sean los sacrificios demandados, si quienes los exigen dan ejemplo de renuncia y austeridad.

Tengo la certeza de que los ciudadanos caminaremos silenciosos por la vía dolorosa, si los ladrones nos acompañan con su condena cuestas, tras devolver los miles de millones que han robado con la mayor desvergüenza.

Estoy convencido que si el juez Fernando Andreu  logra que terminen en la cárcel los 33 consejeros políticos y sindicalistas de Bankia, con Rato, Acebes y Olivas a la cabeza, acusados todos ellos de apropiación indebida, estafa, falsedad y fraude, habremos dado un gran paso para superar la depresión que nos han provocado los estafadores.

Si, además, el magistrado consigue clarificar los créditos de Bankia a los partidos políticos y las indemnizaciones recibidas por los mandatarios de la entidad, al tiempo que todo el dinero evaporado se condensa de nuevo en la caja, este será el gran brote verde que estamos esperando.

Si los jueces que tienen sobre la mesa de sus despachos los casos «Urdangarín», «Gürtel», «Berzosa», «Alcorcón», «Millet», «Campeón», «EREs», «Matas», «Pretoria», «Malaya», etc. consiguen evitar a los encausados enfermedades debidas a la radiación solar ultravioleta, poniendo a los «presuntos» un siglo a la sombra, esos infinitos brotes verdes de limpieza ética harán del secarral español, un vergel.

CONDICIONES PARA SER POLÍTICO

CONDICIONES PARA SER POLÍTICO

Un veterano y experimentado político español, acreditado en la historia por su inigualable currículo político, tras dedicar su vida a la gestión pública, llegando a ser tres veces presidente del Gobierno, ministro de varias carteras, presidente del Congreso y del Senado, alto ejecutivo institucional y algunas cosillas más por el estilo, dejó escrito en sus «Reflexiones y recuerdos», que “los sentimentales y los místicos no sirven para el ejercicio del poder”.

Razones poderosas debía tener don Álvaro de Figueroa para decir esto, y gratitud le debemos quienes no encontrábamos explicaciones ni argumentos para determinar con precisión las condiciones que debían tener los políticos para ejercer el poder. Pero atendiendo a la sabia voz del Conde de Romanones, ahora ya lo tenemos claro.

Según este Grande de España, para ser político hay que carecer de sentimientos, es decir, deben tenerse entrañas contaminadas y carecer de la vida espiritual, conciencia moral y compromiso ético, propio de los místicos.

Bien, pues en España podemos presumir con orgullo de tener los mejores políticos de la galaxia, suponiendo que los marcianos se rijan por los mismos comportamientos de los «decadentes» políticos terrícolas.

El señor conde nos ha dejado claro qué personajillos ejercen el poder, explicándonos el porqué las personas con sentimientos nobles y honrada vida espiritual, viven alejadas del cínico mundo político, interesado, codicioso, avariento y perverso, hasta el insulto.

¡Ah!, se me olvidaba. Un amigo, compañero, filósofo y honrado concejal popular que volaba a lomos de la gaviota sobre un pueblo cercano a Salamanca que “tiene tren, pero no tiene tranvía”, le oyó un día a su jefe de filas, – antiguo alcalde de la ciudad charra y hoy en el cementerio de elefantes -, que la ética no tenía espacio en la política, cuando el modesto edil apelaba a la moral pública con ocasión de un problema en el Consistorio.