MARTES Y TRECE

MARTES Y TRECE

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Unknown

Si pudiera, hoy me casaría y embarcaría rumbo al estrecho de Magallanes, para convencer a los supersticiosos de que nada ocurre casándose o embarcándose un martes y trece como hoy, porque las supersticiones son creencias absurdas, irracionales y falsas, por mucho que la tradición popular siga imponiéndolas a los ingenuos, con la misma fuerza que las promesas electorales.

A las supersticiones se añaden otros supuestos hechos que mueven la fe de las personas o determinan sus sentimientos, por muy tozuda que sea la realidad mostrada por la historia durante los milenios que la Humanidad lleva caminando en sentido contrario a las increíbles creencias de algunos bienintencionados vecinos.

La evidencia científica y la vida real no bastan para convencer a los supersticiosos del sinsentido y la falta de racionalidad que acompaña a sus credulidades, por mucho que la realidad de los hechos demuestren diariamente lo contrario a sus convicciones, corroborada por la propia historia personal de cada cual.

Pero bueno, como no puedo casarme ni embarcarme, aseguro que hoy romperé un espejo, pasaré debajo de escaleras apoyadas en las paredes, derramaré sal y aceite, invertiré el pan en la mesa, buscaré un gato negro, me reuniré con doce amigos para sumar trece contertulios, abriré un paraguas en mi casa y, si fuera mujer en menstruación, haría mayonesa, regaría las plantas y daría de comer a los animales.

Lo que no haré hoy ni nunca será apagar la vela que tengo encendida a San Pancracio, ni omitiré a “Jesús” en los estornudos, ni dejaré de santiguarme al salir de casa, ni mataré golondrinas, porque estas fueron quienes le quitaron a Jesucristo las espinas de la corona cuando fue crucificado en el Calvario….

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