DESEOS
Quisiera que la inteligencia colectiva no se dejara embaucar con manipulaciones informativas y líderes de barro, en turbias pantallas televisivas.
Quisiera que la altanería de quienes ejercen el poder con sus caprichos y desatinos fuera desterrada por la rebeldía de las pancartas.
Quisiera borrar las cruces que tienen en la frente los disidentes y librepensadores, exhortando al combate a los estigmatizados.
Quisiera que las mentiras oficiales, el engaño institucional y los cambalaches municipales, movilizaran la voluntad popular contra los insultos al sentido común.
Quisiera bienestar general para todos, ganado con trabajo honrado, y no la satisfacción de los depredadores, fruto de una especulación sin escrúpulos.
Quisiera que la administración, sanidad y educación del Estado se dignificara por la competencia profesional de los funcionarios, sin el nepotismo que todo lo deshonra.
Quisiera que la verdad tuviera mayor zancada que la mentira; que la solidaridad uniera lo que disgrega la ambición; y que el esfuerzo sustituyera al pelotazo.
Quisiera ver la educación a la cabeza de los presupuestos generales del Estado, porque su palabra bastará para salvarnos.
Sólo la cultura nos llevará al diálogo que evite la confrontación; a la negociación que anule la imposición; a la empatía que elimine el sectarismo; y al reino de Dios en esta tierra, lejos de ficticios paraísos evangélicos.