ELECTOREROS ( I I )
Hablaba en mi última entrada de los electoreros, y con ellos voy a seguir recordando que entre las habilidades físicas de esta subespecie humana, destaca la capacidad natural para trepar en cualquier medio hasta lo más alto, sin escatimar pisotones, trampas, zancadillas, codazos, empujones, aplausos, cabezadas y besamanos.
Si a los electoreros les preguntan por el paro, ellos hablarán del temporal en el Cantábrico. Cuando están en el gobierno, culpan a la oposición de sus desgracias; pero si están congelados en la oposición se dedican a poner estacas en la rueda del gobierno. Participan en cursos de fotogenia y son grandes actores, aunque exijan que en el guión no figuren las palabras: autocrítica, error, ni perdón. ¡Ah!, y siempre consideran que los ciudadanos somos tontos útiles a su servicio.
Los electoreros se pasan la vida jugando una partida de ajedrez perpetua. Sólo buscan asillonarse a base de ganar posiciones hasta derrocar al “rey”, aunque para ello tengan que quitarle el caramelo a un huérfano. A su alrededor no ven personas, sino peldaños donde pisar hasta llegar al trono, sin importarle un comino la sociedad que pretenden gestionar.
A pesar de ello, ahí vamos los demás cada cuatro años a las urnas para darles el voto que no merecen, sabiendo que suman poder restando nuestras posibilidades de gestión y multiplicando sus beneficios, mientras nos dividen a los demás detrás de sus pancartas.
Amigos de este blog, tomad un lápiz y anotad el decálogo del buen electorero para que lo enseñéis en los mítines a los fanáticos que asisten a ellos con cataratas políticas en los ojos de la sinrazón. Aquí lo tienes:
1 . Te amaras a ti mismo sobre todas las cosas.
2. No pondrás tu nombre en las fechorías que hagas.
3. Santificarás los días que hagas grandes negocios.
4. Honrarás a tu familia dándoles buenas colocaciones.
5. No matarás, pero enviarás a otros que lo hagan por ti.
6. No cometerás actos impuros que puedan ser descubiertos.
7. No robarás más de lo que puedas cada día.
8. No dirás nunca la verdad y falsearás el testimonio del enemigo.
9. No tendrás pensamientos ni deseos impuros porque sólo dan beneficio las acciones.
10. No codiciarás los bienes ajenos, te los llevarás directamente sin codicia.
Intentando parafrasear a Epiménides, un electorero ironizaba el otro día diciendo que todos ellos eran unos mentirosos. Vaya por Dios, amigos. Si esto es verdad, significa que todos los electoreros mienten; pero si es mentira se confirma el embuste permanente de los electoreros.