CINCO ROSAS IN MEMORIAM

CINCO ROSAS IN MEMORIAM

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Eran las diez y media de la noche cuando un grupo de pistoleros a sueldo irrumpió un día como hoy de 1977 en el despacho laboralista situado en el número 55 de la madrileña calle de Atocha, dispuestos a dirimir las diferencias ideológicas a balazo limpio, saliéndoles el tiro por la culata y dejando la moderna historia española marcada con cinco asesinatos que representan la página más negra de la transición a la democracia.

Los descerebrados Albadalejo, Cerrá, Juliá y Caravaca, inmortalizaron con su salvajada a los abogado Enrique, Luis, Paco, Serafín y Ángel, que permanecerán en la memoria del sindicalismo como ejemplo de trabajo, generosidad, entrega y sacrificio por la clase trabajadora, sin recibir nada a cambio, porque eran tiempos en que no había sindicalistos en las organizaciones obreras.

El ejemplo de dolor contenido mostrado por Comisiones Obreras y la templanza política del Partido Comunista, evitaron la respuesta que la izquierda dio al asesinato del teniente Castillo en 1936, porque ambas organizaciones estaban comprometidas con la democracia y la paz en España, por mucho que los revisionistas se empeñen en lo contrario y convenzan a los ingenuos con sus falsos argumentos.

Triste día para la vida de familiares, amigos, vecinos y compañeros políticos de los cinco asesinados, pero jornada grande para la democracia porque la barbarie de los matarifes tuvo el efecto de dar el verdadero pistoletazo de salida a la transición española.

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