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Mes: agosto 2014

¿QUIÉN PREVARICA?

¿QUIÉN PREVARICA?

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En plena calima veraniega, siguen agitadas las entrañas judiciales por el libelo de sesenta folios con apariencia de recurso, que el fiscal anticorrupción de Palma, don Pedro Horrach Arrom, escribió contra el juez Castro, donde cada tres renglones y el del medio le acusa de prevaricador, incluyendo en sus páginas descalificaciones personales sin justificación alguna, como petición de inocencia para la única persona de la galaxia que desconocía las andanzas de su marido, aunque se beneficiara de ellas, con una desmemoria digna de todo asombro.

Conviene recordar que la Fiscalía Anticorrupción, es una fiscalía especial dentro del Ministerio Fiscal, encargada de investigar y conocer los procesos graves que afectan a delitos económicos y otros, cometidos por funcionarios públicos en el ejercicio de sus cargos, relacionados con la repugnante corrupción, debiendo el fiscal provincial obediencia a la cadena de fiscales superiores que llegan hasta el Fiscal General del Estado, nombrado por el Gobierno.

Como ciudadano ajeno al Derecho, pero con capacidad mental reconocida, buen entendimiento, suficiente cultura y larga experiencia vital, tengo serias dificultades para comprender la negativa de la Fiscalía Anticorrupción a que Rajoy declarara en el caso Bárcenas, no entiendo su oposición a investigar las preferentes en Caja Madrid, Bankia y Bancaja, rechazo el carpetazo que dio al borrado de discos duros en el PP, deploro la autorización a que Iñaki Urdangarín mantuviera el pasaporte y, finalmente, censuro su oposición a la imputación y posterior procesamiento de la infanta Cristina, porque se trata simplemente de aclarar en juicio la verdad, no de precondenar a la imputada.

Salvando las distancias ideológicas y temporales del caso, recordemos que la Inquisición puso más interés en defender el poder de la jerarquía civil y religiosa que la pureza evangélica, haciéndonos dudar si la Fiscalía vela por el cumplimiento del artículo 124 de la Constitución, que le atribuye la misión de promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley, o mira más para el establishment de los grupos dominantes, palacios y moncloas, porque si fuera así sería la Institución más prevaricadora del Estado.

CASTIGO A LOS APLAUSEROS

CASTIGO A LOS APLAUSEROS

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A la nueva Ley de Seguridad Ciudadana le sobran inclementes condenas a ciudadanos que van detrás de las pancartas pidiendo trabajo, justicia, sanidad y educación, por una parte, y le faltan por otra, severos castigos para los cómplices de corruptos que aplauden a estos a las puertas de los juzgados, los vitorean por la calle, minimizan sus abusos y piden su indulto en la Moncloa.

El articulado de esta Ley debe incorporar la identificación policial, detención y aporreamiento de los aplauseros, entendiendo que se trata de mercenarios comprados para el vasallaje o cómplices de las fechorías realizadas por los condenados aplaudidos, pues los sinvergüenzas solo pueden ser apoyados por mesnaderos ocasionales y asalariados que se han beneficiado de sus corruptelas.

De no ser esto así, habitaríamos en un país aquejado por una grave enfermedad mental incurable, porque solo la esquizofrenia social y el masoquismo personal puede llevar a los ciudadanos a vitorear públicamente a quienes han dilapidado su dinero, impagado lo que ellos pagan, metido mano en la hucha común, practicado nepotismo o abusado del amiguismo con descarado cinismo, en perjuicio de los trisómicos sociales que les aplauden.

Quienes piden el indulto del condenado Fabra no pueden ser otros que los beneficiados de sus corruptelas o los bipolares. Los que aplauden a Messi al ser condenado por defraudador son mercenarios o imbéciles esféricos que pagan con su escaso salario los servicios públicos que el jugador disfruta sin pagar la cuota que le corresponde. Los charangueros que acompañan al trombonero Baltar por las calles de Orense, forzosamente han de ser algunos de los cientos que enchufó en la Diputación. Y los firmantes de la petición de indulto para el “minutero” Chema del Nido son los que mucho tienen que agradecerle.

Cuesta entender que ciudadanos demócratas con cariotipo sin alteraciones cromosómicas, sean palmeros de sinvergüenzas que les han despreciado con sus trampas, empobrecido con sus corruptelas, humillado con abusos de poder y engañado con falsas promesas en los procesos electorales, por lo que todos los cómplices y beneficiados aplauseros deben pasar por los banquillos.

ENTRAÑABLE FRASEOLOGÍA MATERNA

ENTRAÑABLE FRASEOLOGÍA MATERNA

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Igual que existen diccionarios jurídicos, taurinos, científicos, sanitarios y marinos, tienen las madres una fraseología propia y exclusiva, que manejan a diario con soltura, resignación, curiosidad o malestar, según los momentos cotidianos en que la utilizan para dirigirse con amor fraternal a los jovenzuelos y jovenzuelas que ha parido, recordadas hoy en esta bitácora con humor filial.

Fraseología transmitida durante siglos, de generación en generación, por ósmosis histórica y sin aprendizaje alguno, que vienen empleando las madres desde que la primigenia Eva le dijo a Caín “me tienes harta con tus tonterías”, y a su otro hijo Abel le gritó: “¡deja en paz a tu hermano!”.

Desde entonces hasta nuestros días, cada mamá ha prevenido a su hijo diciéndole “te vas a caer” cuando el chiquillo hace equilibrio; “ese chico no me gusta”, a la adolescente enamorada; “mira a ver con quien andas”, al joven descontrolado; “me tienes hasta el moño”, en momentos de enfado; o “estoy harta de ser tu criada”.

Propio de las madres es acabar una reprimenda censurando que “te entra por un oído y te sale por el otro”; amenazando con “que sea la última vez”; advirtiendo que “me tienes harta”; cuestionando “¿qué te has creído?”; y preocupada por la capacidad sensorial del joven preguntándole “¡¿estás sordo?!”, “¿cuántas veces lo tengo que repetir?” o “¡¿no ves dónde pisas?!”. Eso sí, cuando llega la sanción rematan las madres con aquello de que “me duele a mí más que a ti” o “cuando tengas hijos te vas a acordar de mí”.

Las sentadas ante el televisor se resuelven preguntando “¿es que no tienes deberes?”; también tienen remedio infalible contra el tedio: “¿estás aburrido?, pues ordena tu habitación que está hecha una leonera”. Y si el hijo no hace caso, llega inevitablemente la amenaza: “cuento hasta tres…”.

Ante los viajes piden: “llama cuando llegues”. Si suena llamada o mensaje en el móvil, no falta la pregunta “¿quién era?”. Pero si el hijo sale de casa, las propuestas son muy variadas: “abrígate”, “hasta las doce y ni un minuto más”, “¿con quienes vas?”; “a ver qué haces”. Y si mal regresa el-la joven, el recibimiento se acompaña con “qué horas son estas de venir” o “esta casa no es una pensión”.

Al preguntarle donde se encuentra algo, la madre responderá: “donde siempre” o “donde lo hayas dejado tú”. Su preocupación por la alimentación y salud le hará decir: “come, anda; come y calla”, “tómate el zumo que se le van las vitaminas”, “ponte las zapatillas y no andes descalzo”, “lávate las manos” o “¿te has limpiado los dientes?”.

Finalmente, si el hijo -o la hija, claro – se queja, la madre responderá “ni jo, ni ja”, y si pide explicaciones oirá: “porque lo digo yo, y basta”. A las que se añaden: «apaga la luz», «cierra el grifo», «llevas tres horas en la ducha», «pon la mesa», «no soy tu esclava». En mis tiempos amenazaban: «como me quite la zapatilla, te pongo el culo como un tomate»….

INJUSTO ASESINATO DE LOS ROSENBERG

INJUSTO ASESINATO DE LOS ROSENBERG

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Ser comunista en la época del macartismo tenía más peligro que meterse en la bañera con una docena de gremlins, porque el alcohólico senador era poco melindroso en cuestión de chamuscar a rojos en la silla eléctrica, como hizo con el matrimonio Rosenberg en junio de 1953, acusándoles de pasar hipotéticas informaciones a los rusos sobre la bomba atómica, que años después se demostró ser falso, cuando los judíos Julius y Ethel ya habían sido achicharrados en la prisión estadounidense de Sing-Sing.

La desclasificación de los documentos relativos al caso, demostró la falsedad de los testimonios aportados por los testigos de cargo presionados por el FBI en sus interrogatorios para que dijeran lo que McCarthy quería oír, poniendo en evidencia concluyentes pruebas de que el ingeniero eléctrico Julius y la frustrada actriz-cantante Ethel no habían cometido el delito por el que fueron electrificados, con cierta dificultad porque la señora tuvo que soportar tres descargas para que oliera a chamusquina el recinto.

Se confirmó que los secretos militares revelados por Rosenberg no tuvieron nada que ver con las bombas atómicas fabricadas por los rusos para igualarse con los estadounidenses en armamento militar de destrucción masiva quitándole la exclusiva a los yanquis, cuando las dos Coreas andaban a garrotazo limpio y los americanos estaban enfrascados en cazar brujas por los rincones.

Bastó a los jueces la sospecha y al Gobierno la duda razonable, para condenar sin paliativos a pena de muerte a la pareja por si acaso, incinerando por lo sano la inocencia que proclamaron los acusados sobre las acusaciones que echaron en sus espaldas los cómplices de dos asesinatos que permanecen impunes en la historia de un país sin aparentes fisuras democráticas.