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CRÓNICA DE UNA CATÁSTROFE ANUNCIADA

CRÓNICA DE UNA CATÁSTROFE ANUNCIADA

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Los herederos de Michel de Nôtre-Dame han acertado en sus profecías al cumplirse las predicciones de tales Nostradamus, aunque ninguno de ellos sea astrólogo provenzal ni tengan origen judío, recibiendo el aplauso de sus seguidores por el acierto en las catástrofes predichas por ellos.

Las siniestras profecías de los agoreros comienzan a cumplirse con el súbito apagamiento del Sol, la caída de meteoritos sobre la corteza terrestre, el galope de los jinetes apocalípticos, la desaparición de la atmósfera, el deshielo de los casquetes polares y la inversión del giro de la Tierra, provocándose catástrofes superiores a las previstas por el gran profeta del cataclismo.

La victoria de los antipatriotas está convirtiendo España en un sinvivir, un sindiós, un sinpaz y una sinvergonzonería. Desde que los luciferes ocupan las poltronas, el sol ya no sale por Antequera sino por Tiananmen, corre sangre por las calles y se fornica en los bancos municipales, manteniéndose la castidad más pura en los consejos de administración de las entidades financieras.

Arden los conventos, monjas on fire van de tuiteras, comeniños que desayunan infantes cada mañana, bíblicas Sodoma y Gomorra han cobrado vida en las ciudades gobernadas por diabólicas fuerzas impositoras de la barbarie, el fornicio, la molicie, el vicio, la holganza, el robo y la mudanza.

SOCIEDAD EN ESTADO DE COMA

SOCIEDAD EN ESTADO DE COMA

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Basta echar un vistazo por encima, sin profundizar en la realidad que envuelve nuestra existencia cotidiana, para darnos cuenta que la sociedad se encuentra en estado de coma, sobreviviendo con la respiración asistida que recibe de un pequeño grupo de justos que la salvan de la condenación eterna, como sucedió con los diez santos evocados por Abraham ante Dios, para evitar que éste destruyera las corrompidas Sodoma y Gomorra.

La sociedad acusa una severa pérdida de conciencia ética por falta de sensibilidad, compasión y bondad en la mayoría de los dirigentes perteneciente a una rara especie, autocalificada de racional, sin que la grave patología que sufrimos tenga remedio alguno, y la quiebra sistémica generalizada se antoje inevitable, si las togas no lo evitan.

Sólo un valiente compromiso de la justicia con la moral, puede rearmar éticamente la sociedad y sacarnos del lodazal donde nos hundimos cada día más, empujados por quienes multiplican gérmenes malignos con su cinismo social, falta de escrúpulos y voraz canibalismo de los depredadores, con una exhibición de impunidad ofensiva.

Actualmente se reproducen, sin castigo, en tribunas políticas, financieras y mercantiles, las cínicas y demagógicas palabras pronunciadas por Alphonse Gabriel, más conocido por Scarface Capone, es decir, Al Capone en 1931: “Hoy día la gente no respeta nada. Antes poníamos en un pedestal, el honor, la verdad y la ley… La corrupción campea en la vida. Donde no se cumple otra ley, corrupción es la única ley. La corrupción está minando este país”.

Lo que no sabía este mafioso gánster sifilítico, vendedor de antigüedades, es que días más tarde la justicia americana lo enviaría a la prisión de Alcatraz, como muchos esperamos que haga la justicia española, facturando a diferentes “carabancheles” a todos los corruptos, estafadores, politiqueros, yernos y banqueros,  que hoy tiene entre sus dientes.

ESTADO DE DERECHO

ESTADO DE DERECHO

Un Estado de Derecho se caracteriza por someter todas las acciones políticas, laborales, sociales y personales, a las leyes vigentes, respetando la independencia de los tres poderes del Estado, así como el principio de legalidad y el de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Demasiado hermoso para ser realidad, porque es otra la verdad.

Nadie duda que las leyes sean públicas, estables y defensoras de los derechos ciudadanos. Tampoco puede negarse la legalidad de su aprobación, la honradez con que se administran y su implementación. Lo que no está tan claro es que hayan conseguido plenamente los dignos objetivos que se proponen, a la vista de los resultados obtenidos.

Hay demasiadas vías de agua en las leyes, demasiada ingeniería financiera en las operaciones mercantiles, excesiva ingenuidad en los tribunales de justicia, mucho leguleyo con la toga al hombro, mentiras amañadas para escapar de la justicia, sobrada desvergüenza en los desvergonzados y abundante cemento armado en la cara de los políticos como para que el Estado de Derecho supere al Estado de Corrupción.

A pesar de ello, debemos confiar en los tribunales de justicia y tener con ellos la misma generosidad que Yavé tuvo con Abraham cuando negociaban la salvación de Sodoma, y conformarmos con ver en la cárcel de por vida a diez sinvergüenzas de los que hoy pisan moquetas con el alma corrompida, por muy saneada que tengan su cuenta corriente.