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A LA CAZA DEL COLETAS ROJO

A LA CAZA DEL COLETAS ROJO

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Se ha planificado la caza del coletas rojo con una estrategia planificada en despachos que retemblaron la noche electoral viendo el millón doscientas mil coletas de los que quieren «poder», ondeando al viento democrático.

Esto explica los disparos verbales lanzados desde frentes políticos y mediáticos contra la incipiente organización de «poderosos» y el honor de su líder, tras las pasadas elecciones europeas.

La actitud de los cazadores revela un nerviosismo propio de políticos acríticos, prepotentes y confiados, que vuelan sobre una gaviota con el ala quebrada o se tapan las narices por el hedor que desprenden los pétalos mustios de una rosa descolorida.

Los injustificados ataques, graves insultos y profundas descalificaciones hechas a una persona cuyo delito ha sido exponer sus ideas, hace que inevitablemente mi voluntad ampare al vapuleado, cumpliendo así la vocación que siempre he tenido por las causas justas y defensa del débil.

Los perdedores electorales han puesto en marcha una maquinaria político-mediática con el único objetivo de tirar por el suelo un proyecto nuevo, refrescante, renovador y comprometido, que hace temblar las bases de un sistema que solo beneficia a quienes dirigen el cotarro, con el aplauso incomprensible de los sufridores que apoyan la causa que les perjudica.

No he votado a “Podemos”, pero los injustos balazos que están recibiendo sus dirigentes me obligan a blindar las almenas del castillo donde se están fortificando, enviándoles mi aplauso por su aparición en la vida pública y dándoles las gracias por la corriente de aire fresco que nos han enviado a los decepcionados con tanto politiquero sin agremiar que han desprestigiado a los políticos.

No hablamos de los rogelios dóciles y apijotados, sino de profesores universitarios con talento, reflejos intelectuales y destacado expediente académico, que se han tirado al ruedo sin capote ni temor a ser envestidos por un morlaco resabiado que ya ha pasado por todas las plazas políticas y ha ocupado chiqueros en consejos de administración.

Pero estad tranquilos, seudócratas, porque si los votantes son frikis, su líder Pablo Iglesias es proetarra, y el resto de la parentela son ególatras, ayatolás, populistas, chavistas, estafadores y demagogos, entonces no hay nada que temer, porque el pueblo no tiene un pelo de tonto y acabarán votándolos algunos millones más.

ESPIRAL EN EL NAUFRAGIO

ESPIRAL EN EL NAUFRAGIO

Los aficionados a las matemáticas saben que la espiral geométrica es una línea curva que gira alrededor de un punto y se aleja cada vez más de él. Pero como ciudadanos sabemos que esa línea tiene poco que ver con la espiral de dolor y frustración que están padeciendo los socialistas desde el día que se abrieron las urnas.

A partir de ahí, los jardineros de la rosa no se conforman con cabrearse entre ellos, sino que llevan semanas desorientando al personal con sus idas, venidas, silencios y esperas, llevándose en el trasiego a los supervivientes del cataclismo hasta el redil de las tinieblas políticas, donde sólo se escucha llanto y crujir de dientes.

No es posible la vida política sin crítica democratica a la gestión del gobierno, por eso necesitamos con urgencia un antídoto contra el aturdimiento de la futura oposición que en su irrefrenable huida hacia adelante se aleja en espiral de la realidad, envuelto en la confusión ideológica.

De momento tenemos suerte porque las palabras no han perdido para nosotros su significado, aunque algunas opiniones intenten confundirnos aromatizando la rosa con pestilentes maniobras, sin solución posible.

Se mire por donde se mire, no hay disolvente capaz de licuar tanta desilusión en los votantes socialistas a causa del emplaste que están preparando en Ferraz, donde la tensión aumenta de forma tan incontrolada que sus detritos ya nos están salpicando a todos, hermanando la espiral de tensión interna con la de frustración externa.

Ante tal futuro sólo cabe pedir un máster en sentido común para los sacerdotes que ofician esta ceremonia de la confusión. Sí, porque no hay tratamiento para el autismo social que padecen algunos dirigentes, caracterizado por un ensimismamiento y desinterés total por lo que sucede extramuros del nº 70 de Ferraz,  donde tiene su injerto la rosa que está desgastando la ilusión de sus leales simpatizantes.

La falta de empatía con el pueblo, unida a la frustración por la derrota, produce en algunos cabecillas tensión en los músculos faciales, aceleración de latidos y desencajamiento de maníbulas como preludio de los exabruptos que proyectan contra las paredes domésticas de quienes no están de acuerdo con ellos. Las consecuencias de tal sofoco son el atragantamiento, las náuseas y los vómitos provocados por quienes se pasan el día echando excrementos y culpas en platos ajenos, sin darse cuenta que son ellos mismos los cocineros del fracaso.

Las ideas obsesivas que acumulan ciertos líderes aumentan el desengaño, construyendo el enfado sobre el enfado, porque cada pensamiento negativo excita aún más el precedente, cerrando las puertas a la razón y generando un irrefrenable deseo de acabar con los disidentes. No perciben que ese alejamiento en espiral de la realidad los hunde poco a poco en el pozo cada vez más profundo de la frustración.

La única solución es huir a campo abierto para ver desde allí la realidad del bosque en el que se encuentran perdidos. Pero no pueden porque están presos de una obcecación que les atenaza. En su caso no cabe la solución del anuncio televisivo, pues no hace bien al país ver a la oposición por el suelo para calmar la ambición incontrolada de sus líderes. Espiral que va transformándose en círculo vicioso, incapacitándoles para romper el eslabón que les devuelva al mundo real en que habitan la mayoría de los mortales.

Sólo un curso intensivo de inteligencia social puede sacar del abismo a la nomenklatura socialista que ha ido del fracaso electoral al sufrimiento por el camino más corto, simplemente por ser cejijuntos emocionales, dispuestos a sacrificarlo todo al precio que sea, para evitar pagarse de su bolsillo los billetes de regreso a Cantabria, Barcelona y Sevilla.

HONGOS EN LA ROSA

HONGOS EN LA ROSA

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El desarrollo de la rosa depende de la tierra donde se asiente y de los cuidados que reciba. No es lo mismo mantenerla a oscuras con las ventanas cerradas, donde no sobrevive, que airearla al sol para que aromatice instituciones y despachos, donde goza de diferente salud, según la mano que la sostenga o la solapa que la luzca, porque no todo es fragancia y lozanía en esta delicada flor.

Sufre la rosa enfermedades que le afectan sobremanera, producidas por hongos de diferente condición, conocidos vulgarmente como hongolíticos, que son los responsables del 98 % de las enfermedades que padece. Por citar un ejemplo, ahí está la gravísima botritis, producida por viejos hongos de color decolorado, que fueron rojos en un principio. Tibios como el vino tinto, pero muy resistentes a los cambios de temperatura e inmunes a los fungicidas. Además, les sobra fuerza para afincarse en el capullo de la rosa, resistiendo bien los cortes de las navajas albaceteñas que se han llevado por delante otros hongolíticos menos dañinos que ellos.

Otras enfermedades de esta flor se manifiestan con manchas negras en las petaloquetas debido al sectarismo. Y no faltan casos en que el silloneo de unos pocos provoca agujeros espaciales internos por donde el hongolítico absorbe los elementos que pretenden librarse de él.

La proliferación de espejos en el tallo les impide ver los errores propios, ocasionando la pudrición del capullo. Situación que sólo puede evitarse retirando con urgencia los pétalos afectados, aunque éstos se mantengan enraizados con garfios al hongolítico central que los sustenta, rodeado por núcleos celulares protectores, que, a su vez, éste protege. Además, suelen ser resistentes a los fungilíticos habituales porque las electobacterias son impenetrables a la coraza que protege su himenio.

Tales hongolíticos son como herejes que corrompen el rosal desde dentro obstruyendo sus conductos libertarios, mientras aparentan salvar la planta de mayores males. Secretan influencia a través de sus glándulas digitales y suelen hipotecar voluntades facilitando a los hospederos la digestión política de sus beneficios. Es decir, se alimentan osmolíticamente, absorbiendo nutrientes materiales allí donde pueden chupar sin ser vistos. Bienes que luego disuelven en un líquido seroso indetectable, sin que nadie se entere, porque son eficaces descomponedores primarios de las rosas y difíciles de ver en superficie, con el veneno siempre dispuesto a inocularlo en las yugulares de los disidentes.

Llegados a este punto, ya sólo cabe la poda radical de la planta para salvar de la enfermedad al rosal entero, cortando por lo sano el tallo e injertando nuevos esquejes o replantando un nuevo rosal que dé capullos sanos, para que todo el que quiera pueda llevárselos a casa, sin la vergüenza de que las visitas se mofen por decorar la casa con rosas mustias. La única precaución que se debe tomar es no fertilizar la nueva planta con estiércol procedente del rosal podado, para evitar contagios.

También se debe favorecer la circulación de aire fresco que renueve el ambiente llevándose los malos humos que tanto contaminan; y un buen drenaje en el suelo para que el agua de riego se lleve los posibles hongolíticos que aparezcan como herederos del primigenio ya eliminado. ¡Ah!, y mucho cuidado con las heladas porque las bajas temperaturas pueden mantener en estado de hibernación los pétalos enfermos, para resucitar cualquier día con ánimo de seguir contaminando los nuevos rosales.