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QUEBRADIZOS PILARES SOCIALES

QUEBRADIZOS PILARES SOCIALES

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Parafraseando a Groucho Marx, propongo algunos pilares quebradizos que considero sustentadores de la sociedad actual, aceptando que quien esté en desacuerdo con ellos pueda cambiarlos por otros, que tendrán la validez que los discrepantes quieran otorgarles.

Entre los posibles asientos inestables donde reposa la vida española, propongo cuatro de ellos con carácter preferente: incultura, desmemoria, indiferencia y contumacia, abriendo las puertas a todas las proposiciones que quieran añadirse a estas cuatro rotaspatas sustantivas, responsables de nuestros males.

Incultura, porque la ignorancia es la causa de muchos males endémicos tradicionalmente instalados en este país, pues el desconocimiento y la falta de reflexión colectiva es aprovechada por los depredadores para beneficiarse de la torpeza ciudadana, en ámbitos políticos y religiosos, sin que los manipulados puedan hacer nada para evitar abusos y mentiras de los explotadores mentales.

Desmemoria, porque el olvido de tragedias pasadas y descalabros colectivos no ha evitado la repetición de los mismos tropezones como hubiera sucedido guardando memoria de ellos, lo que explica las sucesivas guerras civiles padecidas durante siglos, los repetidos engaños en los programas electorales, la ingenua credulidad de mentiras institucionales y la reproducción encadenada de los mismos errores.

Indiferencia en la clase dirigente ante las desgracias ajenas, porque la empatía no es una de sus virtudes ni la solidaridad forma parte de sus mandamientos sociales, estando todos los miembros de la banda dominados por una codicia desmedida, el engaño por bandera, la ambición de poder en el norte de las urnas y la prestidigitación del garrapiñe en el orden del día de todas sus reuniones.

Finalmente, la contumacia de los perversos es la clave de su victoria, aunque los contumaces se lleven por delante todo lo que encuentran a su paso, menos a ellos mismos que resisten, porque la experiencia demuestra que en esta tierra triunfan los que persisten en sus envites, los que provocan temporales y  dan empujones, porque los sufridores se lo permiten.

SOPLAR Y SORBER,…. SÍ PUEDE SER

SOPLAR Y SORBER,…. SÍ PUEDE SER

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La perversión del refranero castellano por parte de algunos dirigentes políticos, financieros, eclesiásticos y sociales, es la causa de la profunda crisis que sufren los desfavorecidos que viven al sur de la vida, ajenos a la recuperación que pasea orgullosa sus beneficios por el norte, donde habitan los privilegiados, ignorando la existencia de los sureños.

Sabido es que la ingenuidad popular ha creído siempre que soplar y sorber no puede ser, según el proverbio que niega la posibilidad de realizar ambas acciones simultáneamente, creyendo que no es posible que quien sopla sorba, algo que es falso porque los mandamases realizan las dos acciones al mismo tiempo, compatibilizando lo que parecía incompatible.

Soplan las papeletas electorales para hacerlas volar fuera del alcance de la democracia, y al mismo tiempo sorben beneficios inalcanzables para los demás.

Soplan sobre las cajas de las Cajas para limpiarlas de billetes, y al mismo tiempo sorben codiciosamente indemnizaciones multimillonarias en los despachos.

Soplan las togas incómodas, los disidentes y las denuncias, al tiempo que sorben voluntades judiciales, sumisas lealtades y trituradoras de documentos.

Soplan sobre las redacciones de los medios de comunicación, al tiempo que sorben noticias comprometedoras sobre la basura guardada bajo las alfombras.

Soplan las neuronas de los cerebros incondicionales, al tiempo que sorben sus voluntades para hacer con ellas tantas capas como sayos visten los descerebrados.

Soplan la venda de la Justicia para que vea bien a los sopladores y los exculpe, al tiempo que sorben sentencias condenatorias de los soplistas.

Soplan personal docente, sanitario y social de los colegios, hospitales y hogares, al tiempo que sorben asesores, amigos, familiares y servidores personales.

INEXPERTA CARMELA

INEXPERTA CARMELA

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Algunos dirigentes políticos de «huno» y «hotro» lado, van más despistados por la vida pública que los daltónicos en semáforos, sin que los compañeros sensatos de sus partidos les orienten sobre el camino a seguir para que den menos golpes en la herradura y más en el clavo, porque sus descalificaciones son peligrosos bumerangs que terminan golpeándoles en la cabeza.

Después de las almendras amargas encontradas entre los almendrucos por madurar que acompañan a Carmena en el Ayuntamiento dispuestos a nutrir de bondades a los madrileños, ahora resulta que la magistrada no sirve como regidora porque le falta experiencia política, algo que lejos de ser un inconveniente, es el mayor valor que atesora y lo que permite confiar en ella.

Dios nos libre de la experiencia de Gobierno exhibida por los profesionales de la política durante las décadas que nos han gobernado, según hemos podido comprobar con asombro creciente, desconcierto inexplicable, rebeldía contenida, indignación silenciosa y resignación laica, sin ser indultados de tanta frustración.

Recordamos como la etapa más limpia y comprometida de la política española moderna, la protagonizada por los neófitos que hicieron posible la transición, los Pactos de la Moncloa, el consenso, la generosidad, el compromiso, la concordia, y otros valores que comenzaron a rodar por el suelo cuando la experiencia política se adueñó de los corazones y comenzaron las luchas intestinas, aparecieron hermanos en despachos sevillanos, se contrataron las basuras madrileñas, comenzaron a financiarse ilegalmente los partidos, la corrupción tomó carta de naturaleza y tantas otras fechorías aparecieron, inexistentes en los primeros balbuceos democráticos.

No queremos políticos experimentados, porque la experiencia nos demuestra que conduce a la profesionalización política, a la torre de marfil, a la sordera social, a la corrupción, al amiguismo, a la prepotencia, al descaro, a privilegios inmerecidos, a falta de control competencial, a gandulería, a mentira institucional y a cuantos vicios quiera añadir el lector.

Qué suerte tienen los madrileños, barceloneses, valencianos y tantos otros vecinos de pueblos y ciudades, de tener a la cabeza del municipio un alcalde sin pedigrí político, porque su mayor delito será el error, si este se produce – cualidad del ser humano -, pero no habrá ninguneo vecinal, ni abuso, nepotismo, corrupción, mamoneo, desprecio ciudadano, holgazanería y codicia, como sabemos por experiencia de quienes estrenaron cargos públicos hace lustros.

DATOS SONROJANTES

DATOS SONROJANTES

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Cuando ciertos políticos, periodistas, opinadores, banqueros y tertulianos dan cifras improvisadas en los debates que mantienen, cierro los ojos para no ver el crecimiento de su nariz, y pongo cera en los oídos para no escuchar los desatinos y errores que cometen, unas veces fruto de la sinrazón, otras del cinismo, en ocasiones por ignorancia y en muchos casos estimulados por la cara dura que tienen, presentando a España como un inexistente paraíso multicolor, desmentido por los datos reales que a todos nos avergüenzan.

Basta echar un vistazo a la realidad de las cifras para contemplar un panorama diferente al ofrecido por demagogos mediáticos, recordándoles a los profetas de la bonanza el informe del INE (Instituto Nacional de Estadística) relativo a la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV), donde puede verse que los ingresos medios de los hogares españoles se redujeron un 2,3 %, en contra de lo afirmado por tales sesudos tertulianos.

Por otro lado, el porcentaje de población en riesgo de pobreza ha llegado al 22,2 %, lo cual es más que preocupante porque este indicador mide la desigualdad social, es decir, las personas que tienen bajos ingresos en relación al resto de la población. Y en cuanto al dato de AROPE relativo a la exclusión social, – que combina riesgo de pobreza, carencia material y bajo empleo -, se sitúa en el 29,2 % de la población residente en España

También Cáritas niega la virtualidad del espejismo presentado por estos visionarios, advirtiéndonos que no bebamos en él mientras caminamos por el pedregoso desierto de la insolidaridad, explotación y codicia donde estamos metidos, por obra y gracia del capitalismo deshumanizado apoyado por una política al servicio del poder financiero.

Esta organización caritativa y humanitaria asegura que España es el segundo país de la Unión Europea con mayor índice de pobreza infantil, superado solo por Rumanía, siendo la gente más vulnerable quien está pagando las consecuencias de la crisis, alcanzándose igualmente el 24,9 % de abandono escolar prematuro, porcentaje que duplica a la media europea.

Si miramos al desempleo, el sonrojo da paso al bochorno viendo el sufrimiento y desánimo de la “generación perdida”. Pero si ponemos atención en los salarios entonces nuestra cara se arrastra por el suelo al comprobar que el 12 % de quienes trabajan no pueden escapar de la pobreza.

Finalmente, la revista de investigación médica British Medical Journal denuncia que el gasto sanitario en España es de los más bajos de la UE, lo que imposibilita la comprensión de los recortes sanitarios que tan gravemente están perjudicando a la salud de los ciudadanos españoles.

LA OTRA «I» DE SEGISMUNDA

LA OTRA «I» DE SEGISMUNDA

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Cuando los dirigentes políticos se rodean de amiguetes incultos, incapaces, incompetentes e ignorantes, en lugar de buscar personas cultas, capaces, competentes y formadas, ocurre lo que le ha sucedido a la señora Botella en su último acto institucional como alcaldesa madrileña, al colocar una placa sobre el sepulcro de Cervantes, donde figuraba una frase de su obra “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”. No, perdón, de “Segismunda”, en opinión del cultureta de turno, sea este promotor o receptor.

No ha encontrado mejor forma doña Ana Botella para abandonar la alcaldía por la puerta de atrás, que hacerlo con esta grave negligencia, porque es ella la culpable y responsable de la vergonzosa desculturización exhibida. Culpable por su elección del sabio colaborador que tomó la decisión de cambiar el texto enviado por la RAE o no vio el error de la Academia; y responsable, sin castigo penal pero sí político, porque tenía la obligación de revisar la placa antes de inaugurar el sepulcro.

Cervantes no descansará en su nuevo albergue terrenal en la iglesia de San Ildefonso del Convento madrileño de las Trinitarias, mientras su entrañable y querida Sigismunda no recupere su puesto en el título de la obra más querida por el autor, por encima de su afecto al caballero de la Mancha.

Patético resulta leer los discursos de los asistentes al acto, elogiando la obra de un escritor desconocido para todos los panegeristas allí presentes, que consiguieron hacer retemblar los restos de Cervantes en su refugio.

ELECCIONES

ELECCIONES

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Hoy es jornada de reflexión para los indecisos, y de campaña encubierta por ficticios ejercicios espirituales políticos para quienes tienen claro su voto, permaneciendo los afiliados y simpatizantes de los partidos a la expectativa de las decisivas palabras que mañana pronunciarán las urnas, al cierre de los colegios electorales.

Bien, pues un “ciudadano en blanco” amigo mío, lleva días tratando de convencerme sobre la opción que él va a tomar de seguir el lúcido camino abierto por Saramago en el ensayo que dio continuidad a su trabajo sobre la ceguera, como necesario gesto revolucionario en el momento actual.

Alguien apreciado por mí, me pide ser interventor en una mesa de su partido, olvidando que no estoy partido sino entero y libre, sin disposición a dar la cara por nadie si ello me obliga a perder el certificado de orejisano que he mantenido durante toda mi vida, fortalecido por la independencia que da la experiencia.

Una carta impersonal que han depositado en mi buzón postal, me pide que vote al partido político que me la envía, sin tener en cuenta a qué persona han dirigido la misiva, porque de saberlo se habría ahorrado el esfuerzo de enviarla y el ridículo por su petición, pues el deseo expresado es tan inútil como el esfuerzo de los peces por volar.

Llegan a mi correo electrónico mensajes virtuales de amigos pidiéndome que vote el proyecto de progreso avalado por los ciento y pico años de hipotética honradez que representan, garantizándome que pasearé feliz por el nuevo jardín de sociales rosas que están plantando, tras haberlo descuidado durante tantos años.

También, un compañero de antiguas luchas sindicales, cuando los sindicalistos estaban por llegar a las secciones sindicales, me propone ayudar con mi voto a un partido que fue lo que nunca volvió a ser desde su aparición en los carteles publicitarios de la nueva pseudocracia, recuperada con la muerte del dictador.

Finalmente, ha pegado un martillazo en mi mente pretendiendo segar a golpes de hoz mi voluntad un buen colega, recordándome viejas coincidencias ideológicas partidistas de olvidados tiempos de abrazos pro amnistía, hoy extinguidas en la memoria por la realidad de los hechos.

Simplemente, amigos, me acercaré mañana a la urna de mi colegio electoral, con la indignación el alma, la decepción por a flor de piel, la esperanza en el futuro intacta y la seguridad personal de que mi voto irá a la cesta de la única opción que a mi juicio merece llevárselo.

CARENCIA DE IDIOCIA

CARENCIA DE IDIOCIA

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Oyendo las declaraciones de algunos líderes políticos del colorín parlamentario y extraparlamentario, escuchando a sindicalistos y atendiendo sofismas de “cajeros”, llegamos a la conclusión de que todos ellos nos consideran idiotas, con un grado de atrofia mental que preocupa en los gabinetes psiquiátricos del mundo mundial.

De no ser esto cierto, es decir, si los líderes políticos, sindicales y financieros, sospecharan que somos personas con inteligencia normal, sensibles al insulto, excitables con la mentira, rebeldes al abuso, agresivos contra el cinismo, bien memoriados, difíciles de manipular, indignados con privilegios inmerecidos, hastiados de holgazanes, intransigentes con los electoreros y levantiscos ante las injusticias, actuarían de manera diferente a como lo hacen.

Pero no. Nada de eso saben, o lo saben pero no se lo creen, o creen saberlo sin conocerlo, que todo es probable. Ello explica la existencia de ciertas intenciones de voto a partidos de esta partitocracia absolutista, donde quienes guisan en el figón político, también se comen los platos que preparan, permitiendo a los manducadores de mentiras que recojan las migajas que caen al suelo.

Hoy más que nunca es obligado ver con ojos sin cataratas electorales, escuchar sin audífonos manipulados, leer sin miopía política y activar la memoria, para ir a las urnas mirando hacia atrás sin ira, pero con las ideas claras sobre quienes pueden ayudarnos a ganar el futuro que merecemos.

Y quienes no encuentren en los carteles electorales los líderes que anhelan ni el partido de su complacencia, más vale que sigan los pasos del Ensayo sobre la lucidez de Saramago y acudan a las urnas con la papeleta en blanco, antes que acomodarse en el error de votar por inercia a un partido que no merece su voto domiciliado, parafraseando el pensamiento del presidente Roosevelt sobre el dictador Somoza: «ya sé que son unos hijos de puta, pero son mis hijo de puta».