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GEORGES MOUSTAKI

GEORGES MOUSTAKI

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Ha huido el apátrida Moustaki a una tierra sin tierra, empapada de libertad eterna y vuelo sostenido, rompiendo los grilletes que le atenazaban a un mundo secuestrado por voluntades de exterminio y condenado a galeras, haciendo irrespirable el aire a quien se dejó los pulmones cantando libertades, en una sociedad donde siempre fue extranjero.

Judío errante, peregrino libertario, pastor griego y vagabundo en un planeta abandonado de principitos y sin posibilidad de redención para un alma de meteco que deambuló, guitarra en mano, por los rincones de la verdad, en busca de la imposible redención del purgatorio donde ahora habita.

Eterno adolescente con la melena al viento buscando almas gemelas donde saciar el amor, bebiendo años hasta morir viviendo en la eternidad del sueño imposible y redimiendo libertades ajenas a golpe de canción sobre la fuerza bruta que nos ha reducido al infierno social donde el dolor habita.

Perdedor de amigos para ganar espacio, entregando a la libertad la camisa, cediendo sus costumbres y acompañando la soledad con canciones, mientras ganaba sonrisas al aire fresco de la aventura protectora de quebrantos y sanadora de heridas, con fuerzas para romper amarras y perderse por caminos abandonados recogiendo rosas de los vientos y rayos libertarios de luna llena.

A todos nos espera el extranjero universal en la noche eterna del humo, con una copa de vino griego en la mano, cigarro en boca y abrazado a su guitarra cantando coplas con Brassens y la Piaf, mientras el mundo sigue girando a ritmo de secuestros, fronteras y barricadas de dolor.

MAESTRO JOSÉ LUIS SAMPEDRO

MAESTRO JOSÉ LUIS SAMPEDRO

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La Vanguardia me trae la noticia de la resurrección y vuelta al mundo de Sampedro, porque San Pedro ha prohibido la entrada a José Luis en el cielo reenviándolo a la tierra con todo su eterno y fraternal legado para que sea celemín que ilumine en el camino hacia la redención de los oprimidos, los débiles y desfavorecidos que luchan por una justicia social que amenaza con no llegarles nunca.

Noventa y seis años de vida plenamente vivida, que se expandirán más allá de las cenizas de su esquelético cuerpo abandonado al fatal destino que le rondaba desde hacía tiempo. Ayer Sampedro salió a recibir la muerte con un granizado de Campari en la mano que pidió a su querida Olga, mientras la guadaña remoloneaba por los alrededores de la casa esperando que terminara la copa y diera las gracias a quienes le acompañaban, antes de dormirse en brazos de la parca.

Pero este Sampedro de carne y hueso, humanista, ilustre sabio, valiente predicador, honrado ciudadano y abanderado de valores eternos, seguirá custodiando las llaves del reino de la solidaridad, del compromiso y la verdad, con su etrusca sonrisa como bandera de amante lesbiano en permanente renacer de octubre junto a la vieja sirena, para decirnos que escribir es, ante todo, vivir la balada del agua.

Hoy no cabe una lágrima entre nosotros, ni queja o lamento alguno ante lo inevitable, porque la palabra de José Luis habitará siempre entre nosotros, recordándonos que todo lo hizo como mejor pudo en su larga historia, pidiéndonos que vivamos la vida plenamente en libertad, igualdad y fraternidad.

NO ES FÁCIL VIVIR ASÍ

NO ES FÁCIL VIVIR ASÍ

Un amigo que compartió conmigo dorado exilio en Suiza, me ha confesado su deseo de abandonar definitivamente la tierra que le vio nacer y marcharse a vivir al país helvético. Huir de España en definitiva, para despedirse de la vida entre aromas de honradez política, seguridad ciudadana, libertad democrática y responsabilidad profesional.

Algo que comparto, aunque el apego a mi familia y terruño me impidan tomar esa decisión, sabedor de que hay otros mundos mejores que este, fabricado por  unos padres políticos putativos que llevan años mirándose al espejo, haciendo de la piel de toro una antesala de estercolero.

Sin haber podido superar el shock cultural que le produjo el regreso a España, este amigo me confesaba estar harto de que en su patria ni siquiera los funcionarios  administrativos funcionen como debían funcionar; que los centros de enseñanza no liberen el pensamiento; los jueces exculpen a los poderosos; el Gobierno indulte a los corruptos; y los policías apaleen indiscriminadamente a ciudadanos que piden trabajo, pan y justicia.

Cansado está mi colega de que las ruinas bancarias se socialicen; el dinero de las grandes fortunas pase las fronteras con más facilidad que los ciudadanos honrados; los políticos de todo signo incumplan impunemente las promesas electorales; los periodistas vayan del ronzal de sus amos; los medios de comunicación corten la comunicación; y los ciudadanos voten pero no elijan.

Por mi parte, sólo me resta desearle suerte en ese nuevo exilio, forzado por su desencanto personal con un país resignado a la desdicha, donde medran los bueyes 
en sus páramos y un yugo ha caído 
sobre el cuello humillado del pueblo, como cantaría hoy Miguel Hernández.

OBJECIÓN DE CONCIENCIA

OBJECIÓN DE CONCIENCIA

Hacen espinosa la decisión de objetar, los principios de libertad, conciencia y ley que conforman la negativa a obedecer mandatos contrarios a las propias convicciones personales, en ciudadanos con pensamiento libre que viven en un país organizado con leyes promulgadas por sus vecinos.

Es, pues, la objeción de conciencia el principio moral que sustenta la rebelión ciudadana, cuando las personas se niegan a cumplir leyes artificiales con fecha de caducidad, contrarias a universales leyes naturales que determinan los comportamientos humanos.

¿Tienen los poderes públicos capacidad para exigir a los funcionarios del Estado el cumplimiento de leyes dictadas por ellos, si éstas son contrarias a las convicciones personales de quienes deben cumplirlas?

¿Merecen sanción quienes se niegan a traicionar su íntima conciencia, incumpliendo dictados externos, leyes y órdenes de sus vecinos, que confrontan y colisionan con su personal modo de sentir, vivir y creer?

¿Merece arresto un policía que se niega a reprimir manifestaciones ciudadanas que piden pan, trabajo y justicia para los hambrientos, parados y desahuciados, objetando razones de conciencia?

¿Merece suspensión un juez que se inhibe o evita el desahucio de un ciudadano desesperado, negándose a cumplir una ley centenaria, injusta y caduca, rechazada por su conciencia y ética profesional?

¿Merece sanción un médico que atiende a un “sin papeles” contraviniendo el eufemístico “Decreto Ley de medidas para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud”, siguiendo el código deontológico dictado por su conciencia?.

CENSURA TARDOFRANQUISTA

CENSURA TARDOFRANQUISTA

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La prohibición de grabar imágenes sobre las manifestaciones ciudadanas, recuerda la censura franquista promovida por el director general de seguridad del régimen, don Gerardo Caballero, cuando prohibió en el artículo 10 de la “Cartilla del Censor” toda correspondencia en la cual se manifestara: “clara o veladamente, situaciones de angustia de la nación por escasez de elementos, artículos de comer, beber o arder, censura de actuación de cualquier ramo del Estado, agitaciones de orden público o político, críticas a la Administración, derrotismo” o cualquiera acción que pudiera mermar el prestigio del sistema Nacionalsindicalista.

No perciben los censores del actual régimen que la democracia desautoriza sus pretensiones; los medios de comunicación contravendrán sus órdenes; y los ciudadanos impedirán que se pongan puertas al mar de la libertad, por mucho que los recortadores se empeñen.

En el año 2012 es imposible reproducir la eficaz red de censura postal, telegráfica, telefónica y radiofónica impuesta en 1941 por los 107 censores del régimen franquista que estaban repartidos en Centros de Censura por toda España, habilitados para impedir la difusión de imágenes y noticias que perjudicaran al Directorio militar.

A pesar de ello, entristece la pretensión del Gran Hermano y decepciona su intención de jugar con la libertad de expresión por estéril que sea su proyecto, pues hoy cada ciudadano lleva una cámara en el bolsillo y una pancarta reclamando libertad en la recámara del su alma democrática, dispuesta a ser disparada contra los censores anacrónicos trasnochados.

LA SAL DE LA LIBERTAD

LA SAL DE LA LIBERTAD

Cuando Mahatma Gandhi se puso en 1930 al frente de la marcha de la sal, las ironías, desprecios y burlas de los periódicos hindúes redactados en inglés, fueron unánimes, porque los británicos habían prohibido a los nativos consumir su propia sal, a pesar de ser mejor y más barata que la importada de Liverpool.

Pero aquel hombre diminuto, delgado y miope, que semidesnudo caminaba apoyado en un bastón, inició su andadura hacia el mar con un pequeño grupo de peregrinos al que se fueron añadiendo miles de ellos, en tan sufrida, valiente y arriesgada caminata.

Cuando llegaron al mar tras un mes de marcha, cada uno de ellos cogió testimonialmente un puñado de sal con la única intención de violar la ley, en un acto de desobediencia civil contra el imperio británico, que condujo finalmente a la independencia de la India en 1947, aunque en aquel intento muchos insumisos cayeron ametrallados por fusiles ingleses y más de cien mil acabaron en las cárceles.

El poder siempre ha temido y condenado la desobediencia civil porque su aparición lo aniquila, pero cuando el desprecio y la hambruna llaman a la puerta solo cabe la rebeldía.

SECUELAS DE UN ASALTO

SECUELAS DE UN ASALTO

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La libertad con cargos que el juez ha decretado para los atracadores de los supermercados pone en evidencia la gravedad del comportamiento que tuvieron tales delincuentes, aunque la acusación judicial de “robo con violencia” sea redundante en sus términos y no acabemos de entenderla, pues en la propia definición de robo se incluye la violencia para que sea tal robo, junto a la segunda cualidad que lo define: la toma para sí de lo ajeno. Vamos que los atracadores han sido los beneficiarios del robo perpetrado y merecen el castigo correspondiente.

Igualmente, no cabe duda que se trata de un asalto porque los maleantes acometieron impetuosamente la fortaleza entrando en ella escalando las defensas, según definición del diccionario. Pues que paguen también por ello.

Esto explica el acuerdo de todas las encuestas en recoger idénticas opiniones de los españoles, con resultados que van desde la mayoría absoluta que está de acuerdo con los despreciables “sateros”, hasta quienes opinan lo contrario. ¿Casualidad? ¿Manipulación? ¿Trampas? No. Realidad de un país que tiene el privilegio de estar entre los diez más pobres de Europa.

Lo tranquilizador de los hechos, lo verdaderamente importante que a todos debe consolarnos es que los ciudadanos heridos en el asalto ya han sido dados de alta y se encuentran convaleciendo en sus casas.

Lo que debe estimularnos es que los policías consiguieron desarmar a los delincuentes arriesgando sus vidas, y ya les han requisado las armas blancas, negras y amarillas, empleadas en el asalto.

Lo que debe tranquilizarnos es que se hayan concedido 50 millones de euros a cada uno de los propietarios de los supermercados para que levanten un nuevo comercio en el lugar donde estaba el que fue destrozado y demolido por los asaltantes.

Lo que debe animarnos es la respuesta contundente que ha dado la Iglesia católica condenando a los forajidos por dar de comer a los que pasan hambre.

¡Ah! Y lo que no debe avergonzarnos es vivir en un reino donde los grandes estafadores, defraudadores y delincuentes de guante blanco, campan impunemente por sus respetos, mientras los siervos se hacinan en las cárceles por llevarse un mendrugo de pan para salir de la hambruna.