Navegando por
Etiqueta: Iglesia

PRIMER AUTO DE FE

PRIMER AUTO DE FE

400px-Francisco_rizi-auto_de_fe

Un día como hoy de 1481 se enfrentaron por primera vez inquisidores y herejes en una plaza sevillana, para que estos adjuraran de sus pecados y se reconciliaran con la Iglesia Católica, como testimonio aleccionador para los osados creyentes que se atrevieron a decir algo en contra de la doctrina oficial.

Si las justificaciones del acusado durante el Auto de Fe no satisfacían a los oyentes que presenciaban tan humillante, injusto y temible espectáculo, el reo era conducido ante el tribunal inquisidor que sentenciaba al culpable a tortura, hoguera o estrangulamiento por malpensante y hereje.

Tan detestables ceremonias debieron resultar divertidas a los inquisidores y asistentes al deplorable espectáculo, pues esa primera experiencia fue repitiéndose por diferentes ciudades y pueblos durante siglos, para regocijo de inquisidores y monarcas abducidos por la religión católica.

Aquel primer Auto de Fe celebrado en Sevilla acabó con seis herejes acusados de un gravísimo delito contra la Humanidad, pues eran falsos conversos judaizantes, es decir, despreciables hebreos que habían fingido convertirse al catolicismo, pero mantenían sus costumbres, ritos y tradiciones judías.

Uno de los ajusticiados en la horca de Buena Vista fue el conspirador millonario Diego de Susón, delatado por su hija Susona, pagando con su vida el dinero y los bienes que le fueron confiscados por la Iglesia tras ser ejecutado, mientras su hija confesaba arrepentida su pecado y se retiraba a un convento, mereciendo su recuerdo una calle en la toponimia urbana junto al Real Alcázar de Sevilla.

EL VALOR DE DISCUTIR

EL VALOR DE DISCUTIR

476views

images

Nuestra larga historia está jalonada de ejemplos donde la intransigencia ideológica ha pintado de sangre los dinteles de muchas puertas, desdibujado rostros en las fotografías y tiznado de negrura el alma de los críticos contra el pensamiento dominante, sometiendo la voluntad de los divergentes a pelotones de fusilamiento, piras inquisitoriales y exclusiones sociales.

Discutir es examinar atentamente una cuestión entre varias personas alegando respetuosamente cada cual las razones sobre su parecer respecto a la materia objeto de análisis, algo que define el nivel intelectual y educativo de las personas que discuten.

A los españoles nos falta capacidad para la discusión templada en los debates, la argumentación razonada, el diálogo civilizado, el respeto a otras ideas y el silencio cuando interviene el oponente, sobrándonos instinto de porfía, afición a la bronca, dominio del insulto, exceso de mordacidad, tendencia al griterío y fáciles descalificaciones.

El poeta Guerra Junqueiro afirmaba con cierta ironía que “quienes ven todo claro, son espíritus oscuros”, y los españoles debatimos ocasionalmente con clarísimos argumentos más oscuros que la cueva de las Múcheres, que nos lleva a dogmatizar por mimetismo con la actitud de la Iglesia ante lo desconocido.

Vivimos un clima de intransigencia que nos impide encontrar el camino de la verdad porque el apasionamiento lo impide, la soberbia lo prohíbe y la prepotencia pone barreras a la inteligencia, espantando el sentido común y la cordura con sus gritos.

Son muchas las ocasiones en que las disputas no pretenden llegar al encuentro con el opositor, ni conceder al discrepante la parte de verdad que le corresponde, olvidando que en las palabras del adversario hay siempre una parte de verdad por pequeña que ésta sea, con capacidad para desesterilizar discusiones que sólo pretenden salvaguardar el amor que cada uno tenemos a nosotros mismos, aunque no nos merezcamos tanto amor propio.

Los intolerantes tienen especial capacidad para metamorfosearse en moluscos bivalvos, que se encierran en las dos herméticas valvas de su concha impidiendo que penetre en ellos la más leve posibilidad de encuentro con ideas contrarias a las suyas, para evitar ser devorados por los argumentos contrarios.

DIVORCIO DE IDA Y VUELTA

DIVORCIO DE IDA Y VUELTA

411views

Captura de pantalla 2014-10-23 a las 05.57.54

Pocas leyes han sufrido tantos vaivenes como la del divorcio, pues desde el Código Civil de 1889 que establecía en su artículo 52 el matrimonio indisoluble, hasta la vigente Ley 15/2005, pocas normativas legales han ido y venido tantas veces como esta ley, pasando de manos conservadoras a progresistas, hasta acabar en un consenso razonable aceptado por todos, incluidos los ortodoxos de la Rota.

El primer apoyo constitucional al divorcio llegó con la Segunda República, aceptando la disolución matrimonial si las alegaciones del cónyuge demandante eran justas y no arbitrarias, algo que liberaba a la mujer de las imposiciones monárquicas precedentes, oponiéndose la Iglesia a ello porque el matrimonio era sagrado e indisoluble para ella.

Tras largos debates parlamentarios, la Ley del Divorcio fue aprobada el 25 de febrero de 1932 por mayoría absoluta de la Cámara, manteniéndose vigente siete años, pues el 5 de octubre de 1939 los vencedores de la guerra publicaban en el BOE su ley derogatoria, declarando nulas todas las sentencias de divorcio dictadas, a petición de una de las partes, y devolviéndola al tradicional catolicismo “hasta que la muerte os separe”, porque todos los españoles eran católicos, incluso quienes no lo eran.

Finalmente, la cordura se impuso a la intransigencia y el sentido común a la realidad, porque no puede mantenerse unido lo que ya está separado ni mezclar aceite y agua, por mucho pegamento religioso que los obispos echaran en 1981, advirtiendo que el divorcio era el mal de España, pensando que la ley obligaba a ello, sin percibir que quien no quiere no se divorcia.

SÍ HAY DINERO

SÍ HAY DINERO

Captura de pantalla 2014-10-14 a las 05.39.05

Nos llega desde hace tiempo un mensaje intenso, obstinado y desapacible, con textura de sonsonete horadante, mentira pulida, apreciable desprecio y mordaz ironía, pretendiendo justificar los recortes sociales con el falso argumento de que “no hay dinero” para fármacos, pizarras y muletas, cuando en realidad sobra dinero en las arcas públicas para desterrar el Estado del malestar donde nos han metido los catastrofistas de la redención, en un país donde sobra especulación y falta altruismo; hay exceso de corrupción y déficit de honradez; aumenta la codicia y mengua de la solidaridad.

Prepotentes politiqueros dominados por el yoísmo, contaminados de nepotismo, intoxicados de incompetencia y protegidos de impunidad social, política y judicial, institucionalizaron el despilfarro municipal y agotaron las arcas autonómicas, con obras faraónicas tan millonarias como innecesarias, sobreaumentaron los salarios, infestaron de asesores las instituciones y llenaron a rebosar sus cofres privados.

Tenemos inconsistentes autonomías uniprovinciales que deben integrarse en las regiones históricas a las que pertenecieron. Inservibles diputaciones con actividades ficticias donde se emboscan los beneficiados por las mismas, gastándose 22.000 millones de euros. Ayuntamientos disgregados exigiendo unificación. Un Senado inoperante, “cementerio de elefantes”, que gasta 55 millones de euros al año. Y miles de altos cargos y asesores de la nada, cuyo oficio es recoger el sobre a final de cada mes.

Inadmisibles son las subvenciones a los partidos políticos, sindicatos, Iglesia y patronal, que unido al fraude fiscal admitido sin reservas por quienes tienen la obligación de evitarlo, representa una sangría multimillonaria cuya erradicación evitaría los recortes que están sufriendo quienes no merecen semejante castigo. Baste recordar que según Eurostat, en 2010 nuestros ingresos fiscales representaban el 32,9 % del PIB, mientras la media europea estaba en el 40,2 %, lo que significan 80.000 millones de euros que nos salvarían de la quiebra, si el Ministerio de Hacienda se pusiera en marcha.

En cambio, el fisco presiona seis veces más a los “pringaos” de la clase media que a las grandes fortunas, olvidándose de reformar la fiscalidad para eliminar la Sicav y todas las rendijas por donde se escapan defraudadores legales e ilegales, que ayudarían a pagar intereses de una aplastante deuda pública, haciendo posible la ansiada democracia económica que todos anhelamos, porque en los últimos 20 años se ha multiplicado por seis el dinero evadido a paraísos fiscales y la mitad de multinacionales que cotizan en el Ibex tienen allí empresas para eludir impuestos

El filántropo multimillonario Warren Buffet, cuarto hombre más rico según la revista Forbes de 1913, ha dejado clara la situación diciendo: “La lucha de clases sigue existiendo, pero es la mía la que va ganando”, pidiendo en el New York Times el 15 agosto 2011, que los Estados Unidos dejaran de «mimar» con exenciones fiscales a los más acaudalados, proponiendo aumentar los impuestos a multimillonarios como él, siendo impensable que suceda esto en España.

DESDE LA INCREENCIA

DESDE LA INCREENCIA

a

La Iglesia católica conmemora hoy la festividad de San Francisco de Asís, y muchos amigos y amigas me felicitan en el día de mi santo que yo agradezco sentidamente, aunque no celebro la onomástica desde que monté sobre el caballo que derribó a Pablo de Tarso el día de su conversión al cristianismo, abandonando quimeras en almohadas infantiles aquella jornada.

Como le sucedió al poeta de Tábara, a mí también me han dormido con todos los cuentos y sé todos los cuentos, creyéndomelos en la edad de la inocencia sin prevenir que tales creencias me llevarían a la incredulidad que mantengo desde que la razón me despertó del sueño que mecía mi juvenil ingenuidad.

Mis oídos han escuchado fantásticas historias de ángeles, demonios, resurrecciones, cielos, infiernos, condenas, perdones, dogmas y milagros, de suerte que la tierra donde algunos se pierden es conocida por mí hasta el último de sus rincones, desde que abandoné mi ciega credulidad adolescente en misteriosos misterios que negaba mi razón.

Deshinché la graciosa fe impuesta sin demandar esa gracia, la plegué cuidadosamente, la planché con la razón, la plastifiqué al vacío y la deposité en el cofre donde duermen el sueño eterno todos los cuentos, juntos al hombre del saco que se llevaba a los niños malos, igual que el infierno absorbía los pecadores.

Comparto la austera vida del santo que me da nombre, su vocación de hermanamiento, la prodigalidad de hacer favores, el tiempo dedicado a la meditación, la disponibilidad para la ayuda, el empuje solidario y algo menos su radical pobreza. Estoy alejado del resignado dolor sufrido por las llagas. Y nada me dicen sus estigmas, su fe y la santidad que le ha sido reconocida.

Para atender al vecino que sufre, defender al débil, ayudar al necesitado, luchar por la justicia, solidarizarse con los desafortunados y ser moderadamente feliz, no se precisan premios celestiales, ni absoluciones sacramentales, ni indulgencias plenarias, ni bendiciones apostólicas, ni amenazas infernales, porque basta con mantener la fe en el ser humano, luchar por un mundo más solidario y defender la vida en todas sus formas.

Con este equipaje en bandolera he sobrellevado las mareas anímicas, superado tempestades espirituales, suprimido disfraces, soportado golpes, olvidado traiciones personales, desentrañado falsas mentiras y esquivado encantadores de serpientes, pero también he reído hasta el llanto, amado sin condiciones, disfrutado de la vida y soñado con un mundo feliz, aunque sea tan irrealizable como la credulidad abandonada.

Hoy me consuelo mirando cada día los dos cipreses que planté cuando nacieron mis hijos, en la seguridad de que al emprender el gran viaje que a todos nos espera, ellos harán un mástil con su tronco para navegar por la vida, lo que me da fuerzas para seguir amando la vida que con ellos me espera junto a los que van de camino a mi lado.

TEMPLOS DE DIOS

TEMPLOS DE DIOS

Unknown

Acompañando a unos amigos a visitar la catedral salmantina, pregunté a una de las compañeras por qué se santiguaba al entrar en el templo al tiempo que inclinaba la rodilla en tierra, si ella era el verdadero templo del Dios vivo y no la arquitectura que visitábamos, por consagrada que estuviera.

Mi comentario dio pie a una larga conversación en la que esgrimí los mismos argumentos que dejo a esta bitácora, como reflejo de lo que pienso y siento, con intención de mostrar mi verdad desnuda y al descubierto, sin pedir que sea compartida, ni aplaudida, pero sí respetuosamente comprendida.

Llama la atención que Dios no se encuentre en ninguno de los miles de templos repartidos por toda la Tierra, por mucho que algunos se empeñen en llamarlos “casas de Dios” como si en ellos habitara el Todopoderoso, aprovechando su don de ubicuidad y el pan ácimo consagrado que se guarda en custodias y sagrarios.

El extenso y meritorio documento titulado “Catecismo de la Iglesia Católica”, cuya versión latina final fue revisada y hecha pública por el cardenal Ratzinger el 15 de agosto de 1997, recoge la doctrina católica sin aclarar a los pecadores cuál es el templo de Dios ni dónde está ubicado.

Parece claro, sin embargo, que ninguna Iglesia arquitectónica es templo de Dios, pues Él mismo se lo dice a los fieles en Los Hechos de los Apóstoles (7,48): “El Dios Altísimo no vive en templos hechos por la mano de los hombre”. Entonces, si Dios no habita en construcciones humanas, el empeño en edificar iglesias durante siglos tiene que ser para facilitar la reunión de creyentes y realizar cultos comunitarios. Para creernos esto, basta comprobar que en los evangelios no se alude a construcción de templo alguno.

Siguiendo la metodología doctrinal de Astete y Ripalda, preguntamos: ¿En qué templo está Dios?: En Jesús mismo, su Hijo, como nos dice San Juan (2, 19-21): “Jesús les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré. Dijeron luego los judíos: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú en tres días lo levantarás? Mas él hablaba del templo de su cuerpo”.

El mismo San Pablo, en la Primera Carta a Los Corintios (6,19), dice a sus feligreses: “¿O no sabéis que vuestros cuerpos son templo del Espíritu Santo, que habita en vosotros y que habéis recibido de Dios?”

Que ningún creyente se engañe, porque Dios no está en las iglesias ni en los sepulcros blanqueados. Habita en los crédulos que practican su doctrina, no en quienes visitan rutinariamente los templos o se dan golpes de pecho en ellos sin amar a sus hermanos hasta dar su vida por ellos, como dicen que hizo el Hijo de Dios, inmolándose por la redención del género humano.

Esas artísticas construcciones son buenos espacios de reunión para presentar y consagrar a los creyentes ante la comunidad católica, como dice San Lucas (2, 22). Lugares donde impartir catequesis según narra el mismo evangelista (2, 46). Punto de encuentro para celebraciones, donde acudía Jesús para celebrar las grandes fiestas judías (Lucas 2,41). Y casa de oración y plegarias comunitarias, según palabras de Mateo (21, 13).