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Etiqueta: homosexuales

PODER FÁCTICO

PODER FÁCTICO

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Nadie ignora que a los tres poderes del Estado: ejecutivo, legislativo y judicial, se añaden otros poderes en la sombra que influyen decisivamente sobre ministros, parlamentarios y jueces, afectando a las resoluciones que toman los miembros de esos tres colectivos.

No es intención del poder fáctico gobernar de iure porque le basta con ejercer el poder de facto, usurpando voluntades democráticas con su enorme capacidad de penetración en órganos de poder, algo que le permite maniobrar y presionar en su propio beneficio, influyendo en las decisiones de gobierno, provocando leyes favorables a ellos, contaminando sentencias y estimulando mandatos a su favor en quienes están autorizados por el voto ciudadano para dictarlos.

Ejercer este poder al margen de los cauces democráticos es un vicio viciado en sí mismo, haciendo a los viciadores y viciados merecedores del mayor desprecio social, aunque las leyes lo permitan y el ultraje moral no afecte a los protagonistas, al ver cumplidas sus ambiciosas aspiraciones y codiciosas pretensiones.

Banca, empresa, sindicatos, iglesia y medios de comunicación son cinco “lobitos” destacados, a quienes se suman lobbies y cabildeos menores, como gremios profesionales, patronales, ecologistas, fundaciones, homosexuales, foreros y wikipedistas sesgadores de información en beneficio propio.

Cometen los poderes fácticos pecados comunitarios impunes a todo castigo, en una sociedad maniatada por normas dictadas por ellos al oído de los legisladores, mientras los “dictadores” permanecen escondidos en la sombra de las urnas para no ser vistos, ocultando su vocación de gobierno en las alfombras de los despachos, donde compran voluntades de quienes deben gobernar en beneficio del pueblo que los ha elegido para ello.

De tal situación resulta que los poderes fácticos representan una de las grandes perversiones del sistema democrático, que lleva a la corrupción en puertas giratorias, consejos de administración, bajo palio, detrás de las pancartas y en infracabeceras informativas, con poco esfuerzo y contrastada eficacia, a base de cinismo, usurpación, opacidad y cobardía, porque niegan apocadamente ejercer un poder ilegítimo, -de facto y en la sombra-, que no merecen ni les corresponde, violando sin violencia física aquello que se opone a sus deseos, desde invisibles tronos plutocráticos, eclesiales, informativos y mercantiles.

EUGENESIA OLVIDADA

EUGENESIA OLVIDADA

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La eugenesia social pretendía mejorar las claves genéticas humanas con técnicas manipulativas para conseguir una raza más inteligente, fuerte y sana, que degeneró en su hermana gemela, impidiendo el nacimiento de personas inferiores para los manipuladores, con el fin de economizar dinero y recursos.

Con semejante pretexto se aplicaron métodos de exterminio olvidados por gran parte de la población mundial que mira para otro lado, sin recordar lo sucedido en hospitales con ciudadanos pertenecientes a grupos humanos despreciables para los matarifes, sin importarle demasiado a una sociedad acomodada que prefiere no recordar.

Fue el Estado norteamericano de Indiana quien dio el primer paso en 1901 promulgando una ley de eugenesia a la que se sumaron años después treinta Estados del mismo país, autorizando a esterilizar todas las personas que no formaran parte del redil socialmente normalizado.

Inicialmente se trataba de impedir que los deficientes mentales tuvieran descendencia, pero más tarde entraron en el saco el grupo de teóricos pervertidos sociales, entre los que se encontraban asesinos, discrepantes, gitanos, meretrices, judíos, violadores, alcohólicos, drogadictos, homosexuales y otras subespecies humanas calificadas como “degeneradas” por quienes ordenaban los tratamientos esterilizadores.

En Europa, fue Alemania la primera que se sumó a las esterilizaciones masivas para higienizar la sociedad y alcanzar la pureza racial perseguida por el Tercer Reich. Pero no sólo fueron los teutones nazis seguidores de la antigua ley indiana, también el Gobierno de Suecia ha reconocido que sesenta mil suecos fueron esterilizados, aplicando una ley de los años treinta que fue derogada en 1976.

SERES INVISIBLES

SERES INVISIBLES

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Le contaba Glaucón a Sócrates, mientras paseaban de madrugada por las calles del Pireo, que un pastor encontró un anillo, lo insertó en su dedo y pasado un tiempo se dio cuenta que nadie le veía, porque aquel anillo mágico lo hacía invisible a los ojos de los vecinos.

Esta antigua historia nos explica por qué caminan a nuestro lado por las aceras tantas personas invisibles, con el anillo del olvido en el dedo sin que percibamos su presencia; por qué la justicia ignora su paradero; por qué el Parlamento no habla de ellos; y por qué las púrpuras los abandone a su mala fortuna.

Pero sabed que se cruzan con nosotros invisibles mujeres torturadas por sus parejas, que sufren castigo en el silencio de las alcobas.

Toman el autobús con nosotros invisibles homosexuales que reprimen en silencio sus preferencias sexuales, para evitar el desprecio.

Trabajan en la puerta de al lado inmigrantes sin papeles, que ocultan su identidad para evitar ser deportados a la miseria de sus países de origen.

Compartimos ascensores comerciales con meretrices que esconden la explotación de los proxenetas por temor a ser golpeadas y torturadas.

Tenemos en nuestras aulas niños invisibles que sufren abusos sexuales de repugnantes pederastas que lucen corbata y guante blanco.

Nos sentamos en los bancos municipales al lado de ancianos que comparten la soledad en la sala de espera del gran viaje sin que nadie les despida en el andén.

Estos y otros muchos seres humanos son invisibles a nuestros ojos porque la frecuencia con que emiten su radiación de dolor, no es registrada por nuestro receptor de sensibilidad.

ESCRACHES Y DACHAU

ESCRACHES Y DACHAU

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El exceso verbal de Cospedal calificando de «nazismo puro» los escraches, obliga a pedir a la Popular Secretaria General que no juegue con el sufrimiento ajeno ni haga perversas comparaciones, porque los escraches nada tiene que ver con los nazismo, como ha reconocido el presidente del Tribunal Supremo y demuestra la historia que hoy llega a esta bitácora para censurar la incontinencia verbal de la señora.

En marzo de 1933, el jefe de la policía de Múnich, Heinrich Himmler,  inauguraba en la ciudad bávara de Dachau el primer campo de concentración para prisioneros políticos, construido sobre una fábrica de municiones abandonada al noreste de la ciudad, haciendo que su servicio al nazismo fue imparable, pues en sus cuatro primeros años de muerte pasó de 4.800 prisioneros a 13.000, todos ellos comunistas, socialdemócratas, opositores a la cruz gamada y “carroña humana” como gitanos, testigos de Jehová y homosexuales, mezclados con delincuentes comunes.

Los nazis dieron su golpe de suerte a este campo de vergüenza en noviembre de 1938, durante la triste “noche de los cristales rotos”, aislando en Dachau 10.000 judíos de un plumazo, para que con ellos se entrenaran la temida SS con macabros experimentos médicos, protegidos por una valla electrificada, dos zanjas y un muro con siete torres de vigilancia rodeando el campo.

Mejoró sus instalaciones en 1942 con cámaras de gas, crematorio y fábricas de armamento donde trabajaban 30.000 prisioneros condenados a trabajos forzados, hasta que el tifus comenzó a diezmar reclusos, debido al hacinamiento y escasas condiciones sanitarias del recinto mortuorio.

Finalmente, hace hoy sesenta y ocho años, el 29 de abril de 1945 los militares estadounidenses liberaron a los 68.000 prisioneros allí encerrados y cada uno de ellos dejó escrita una carta a todas las personas que mimetizaron en 2013 aquella salvajada con los escraches, utilizando el nazismo como calderilla política para su ataque a los desahuciados que esperan turno en la antesala del suicidio.

INMIGRACIÓN EN AMÉRICA

INMIGRACIÓN EN AMÉRICA

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Madrugadoras ondas han traído hoy a mi mesa de trabajo la protesta de varios norteamericanos quejosos con los inmigrantes que llegan a los Estados Unidos porque, según ellos, merman sus salarios, dañan las condiciones laborales, perjudican la convivencia y ponen bombas en las calles, como sucedió en Boston, por lo que pedían la expulsión inmediata de los inmigrantes pobres, como ya hicieron en el siglo XIX, alegando argumentos bien sabidos.

Efectivamente, ya en 1882 el Congreso americano aprobó una Ley de Exclusión prohibiendo la entrada a personas de origen étnico diferente a los propietarios del territorio, provocando una hostilidad popular creciente hacia los inmigrantes chinos, africanos y latinoamericanos, fácilmente identificables por el color de su piel y los rasgos faciales, que trabajaban en condiciones indignas, recibiendo escaso salario, desprecio, maltrato y explotación de los patronos.

En la nómina y las condiciones laborales estuvo el origen de La Ley de Contratación de Trabajo de 1885, promulgada para evitar la mano de obra barata, irritante para las organizaciones de trabajadores americanos de aquel tiempo, que protestaron por considerar tales contrataciones perjudiciales a sus intereses, ya que rebajaban los salarios y quebrantaban las condiciones laborales conquistadas.

Hasta 1917 se impusieron tasas especiales a los inmigrantes y se incrementaron los controles fronterizos, calificando como indeseables a todos aquellos que eran una carga pública para el Estado, como: enfermos, lisiados, débiles mentales, analfabetos, epilépticos, prostitutas, homosexuales y mendigos, permaneciendo aún vigente la exclusión de algunos de ellos en el momento actual.

AMENAZAS CONTRA LA PAZ

AMENAZAS CONTRA LA PAZ

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La portada de La Gaceta (de los negocios) del sábado 15 de diciembre, anunciaba en grandes titulares la advertencia del Papa al mundo en el que viven los que se están muriendo de hambre y los desahuciados que se suicidan, sobre las tres grandes desgracias que asolan a la humanidad y serán causa de próximas guerras: los hijos no deseados, fruto de violaciones y trisomías; las muertes dignas de los enfermos terminales y los casorios homosexuales.

Yo pensaba que el origen de todas las guerras, – frías, calientes y templadas -, estaba en la codicia humana, el fanatismo, la ignorancia, la ideología y las creencias religiosas. Especialmente éstas últimas, que han llevado al matadero a millones de “fieles” e “infieles” en sangrientas guerras a lo largo de la historia. Pero no, estaba equivocado.

Según el representante diplomático, ideológico y religioso de Dios en la tierra,  actualmente amenazan la paz “el aborto, la eutanasia y el matrimonio gay”, algo que debe ser cierto porque este santo es infalible en su cátedra por la gracia de Dios y sabio por naturaleza divina.

Sólo cabe agradecerle al tuitero de la cuenta @pontifex, que nos haya sacado del error en que vivíamos, convencidos que era la ambición depredadora, el abuso codicioso, la corrupción política, la usura especulativa, la injusticia social, la mortal hambruna, la explotación laboral, las enfermedades curables privadas de curación, el cinismo institucional, la pobreza, la miseria, el desprecio y la pederastia de prelados y clérigos de su iglesia, algunos de los elementos que estaban amenazando la paz en el mundo.

ARGUMENTOS PARA LA FE

ARGUMENTOS PARA LA FE

No fueron las “las cinco vías de Santo Tomás”, ni las historias contadas por los evangelistas, ni las decisiones conciliares, ni tampoco las catequesis infantiles, los argumentos que convencieron a muchos creyentes de los dogmas y la doctrina católica, sino el fuego eterno del  infierno aderezado con la felicidad perpetua del cielo, junto al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo, los ángeles y los familiares muertos que allí esperaban.

Seis siglos de Inquisición hicieron el trabajo sucio de la fe llevando al redil del buen pastor las incrédulas, desobedientes y rebeldes ovejas que iban por la senda del vicio, decretando los capelos impositivas páginas contra herejes, insumisos, brujas, homosexuales y paganos, que ardían en hogueras públicas presididas por la autoridad eclesiástica.

Los argumentos empleados por inquisidores para convencer incrédulos, obtener reconversiones a la fe y autoinculpaciones de pecadores, eran muy variados en sus “razones”, pues iban desde los collares de púas hasta péndulos rompehuesos, pasando por torniquetes estrujadedos, planchas aplastacabezas y sillas con pinchos.

A tan persuasivos métodos se añadían las garras de hierro para desgarrar la carne, agujas que penetraban lunares, tenazas al rojo vivo, camas que se estiraban hasta descoyuntar piernas y brazos, fuego en los pies y toneles llenos de excrementos donde sumergían a los indeseables.

Los herejes, homosexuales y putas tenían reservada la “pera” que dilataba las bocas de los blasfemos, el ano de los sodomitas y la vulva de las amantes de satanás, hasta desgarrar fauces, anos y vaginas, mientras que las adúlteras eran mejor tratadas pues los verdugos se conformaban con triturarles las tetas y pezones con unas pinzas, para que confesaran o se convirtieran a la fe.

 Sencillos métodos empleados por sayones para conseguir que el torturado dijera lo que el martirizador quería oírle decir, si deseaba salir del sótano inquisitorial con la bendición apostólica en el cuerpo destrozado, el rosario en una mano y el cielo en la otra.