Navegando por
Etiqueta: hartura

¿ CULTURA O TORTURA ?

¿ CULTURA O TORTURA ?

346views

aHoy comienza en Madrid la feria taurina más taurina de todas las fiestas taurinas, que se alargará durante ¡31 días!, hasta el domingo 8 de junio con los “miuras”, dando pie a este antitaurino para desahogarse con los amigos que se acercan a este blog, sabiendo que muchos de ellos son grandes aficionados y  defensores de esta fiesta, que no sé por qué se llama nacional.

En el rancio debate sobre la “fiesta nacional” que los interesados y aficionados califican de cultura, y el resto de ciudadanos como tortura, me uno al segundo grupo tras permanecer durante mis juveniles años en el primero de ellos, comprometido con un festejo que ahora se me antoja degollina.

Torear es el esfuerzo baldío de toreros, con capotes, banderillas, muletas y estoques, por embellecer la matanza pública de un hermoso animal nacido para el sacrificio en plaza pública, ante ciudadanos enardecidos por la lucha desigual que libran sobre el albero, toros y toreros.

Orgía festiva en la que participan dos especies animales con parecido instinto y diferente racionalidad, – para deleite de seres humanos supuestamente racionales -, con quiebros y engaños mortales para la víctima, que es arrastrada, tras la matanza, al desolladero por mansos cuadrúpedos.

Lidiar al toro es prepararlo para la muerte cierta, debilitándolo lentamente con progresivos castigos y burlas disfrazadas de colores, hasta completar el rito ancestral de la carnicería con un estoconazo, entre júbilo colectivo, pasodobles y flamear de pañuelos en los tendidos pidiendo desorejar al toro para entregar los apéndices como trofeo al enlucido matarife.

Es el torero, mitológico supermán de pacotilla, sin cualidades sobrehumanas ni poderes excepcionales, que pone sus testículos sobre los aficionados cuando sale triunfante a hombros de la plaza, simbolizando el éxito ante quienes llevan a cuestas su fracaso anacrónico, desfigurado, sangriento y cruel.

El animal sacrificado es un tótem mitológico que la tribu de ganaderos y toreros exhibe como protección de sus intereses ante los aficionados que alimentan con palmas, “olés” y gritos un espectáculo que se hace basura en los despachos, enjaules y chiqueros, antes de oscurecer con sus trajes de luces la podredumbre de “sobres”, manipulaciones, “afeitados” y drogas a los astados, antes del festejo, como denuncian las plataformas antitaurinas

Más que arte hay “harte”; más que silencio, hartura; y más que cultura, tortura. Espectá-culo donde el toro agoniza paulatinamente en los veinte minutos de lidia, impidiéndome callar entre la indiferente mayoría que se niega a participar en la verbena enrojecida que solo beneficia a una selecta minoría.

ESCRACHE

ESCRACHE

Unknown

Hemos tomado de los bonaerenses y montevideanos el término escrache para expresar la hartura del pueblo ante la falta de respuestas políticas a las justas reivindicaciones ciudadanas. Este método consiste en realizar acciones directas frente a los dirigentes políticos para forzarles a reaccionar, una vez agotadas todas las peticiones civilizadas y formas reivindicativas legales.

El colectivo de personas afectadas por la estafa de las “preferentes” amargó el café al popular Marcial Martín en la estación de Atocha, obligándole a salir escoltado de la cafetería por varios policías que le protegían de la pobre anciana estafada que consiguió finalmente cruzar unas palabras con él.

Situación parecida se ha producido ante el domicilio de los señores Gallardón, Oyarzábal y González Pons,  por parte de miembros de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, para recordarles el millón y medio de firmas entregadas en el Congreso pidiendo la dación en pago y el alquiler social, declarando el diputado Pons que así no van a convencerle para que vote a favor de la propuesta ciudadana.

Pero el vicesecretario de Estudios y Programas del PP debe poner más atención en el contenido que en el recipiente, y reflexionar sobre el estado de indignación que se está apoderando de muchos ciudadanos ante la falta de respuesta política a sus problemas, porque nadie lleva gratuitamente las peticiones a esos extremos, ni se suicida sin causa grave que provoque su inmolación.

La situación se está haciendo insostenible para millones de ciudadanos que sobreviven en la indigente pobreza del mendrugo, y quienes gobiernan deben saber que cuando las personas no tienen nada que perder están dispuestas a perderlo todo, sin importarles demasiado que alguien les acompañe en su último viaje.

CERRADO POR HUELGA, DISCULPEN EL SILENCIO

CERRADO POR HUELGA, DISCULPEN EL SILENCIO

Si se cierran las aulas, se cancelan quirófanos, se retrasan sentencias, se vacían oficinas, se anulan transportes y se paran las máquinas, no puede rellenarse con voz propia la página de esta bitácora, porque la solidaridad con los desfavorecidos y parados destierra la palabra.

Disculpen, pues, el silencio y atiendan a la voz de Unamuno que hoy tomo prestada porque mi palabra huelga, recordándoles lo que el maestro dijo en el Círculo Mercantil de Salamanca, el jueves 14 de febrero de 1901:

«Las huelgas, como la guerra, son un mal necesario, que hay que afrontar muchas veces, aun con la convicción de la derrota, por los beneficios futuros. Jamás tendrán término, pues las peticiones de los obreros estarán siempre en relación con los beneficios de los capitalistas, y su objetivo final es la desposesión de los capitalistas y la creación de una nueva sociedad. Hay que mirar estas cuestiones con serenidad y valor, y hay que convencerse de que, si pan y catecismo son muy buenos, no son malos carne y ciencia. El progreso sólo se consigue con la lucha, y en ésta hay que persistir hasta que todos los hombres sean libres e iguales, y acabemos con el hambre, haciendo desaparecer también la hartura».

EL «SISTEMA»

EL «SISTEMA»

Estamos dominados por un “sistema” que ha impuesto su método, donde impera el dominio de unos países sobre otros y de unas personas sobre otras, sin que los perjudicados se rebelen contra él, ni los beneficiarios del mismo agradezcan los servicios prestados a los remeros que sudan en las galeras de sus barcos para que ellos viajen felizmente en cubierta, tomando el sol y bebiendo piña colada.

Evito hablar de clases sociales para no herir castos oídos de puritanos capitaleros y eludir la crítica de sus palmeros publicistas, acusándome de utilizar un lenguaje trasnochando y perdido en la historia, por real que sea el desequilibrio existente entre el palacete y la chabola; el yate y la patera; el avión y la bicicleta; los sueldos millonarios y las limosnas; el caviar ruso y el mendrugo; la hartura y la hambruna.

El “sistema” ha convertido al vecino en enemigo; el amor en estraperlo; la solidaridad en rapiña; los trabajadores en utensilios; la competencia en peldaño de ascenso; el poder en ángel de la guarda; y el dinero en becerro de oro al que adorar cada noche antes de dormir y reverenciar por la mañana al salir de casa.