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CARTA A LOS JÓVENES

CARTA A LOS JÓVENES

He pasado mi vida con vosotros y en vosotros mantengo la esperanza de victoria en la lucha que tenéis contra la degeneración moral, la falta de solidaridad, la corrupción política y el abuso financiero, que han llevado a la frustración a una sociedad defraudada, engañada e indignada con la situación impuesta por los beneficiarios de la catástrofe.

Os escribo para deciros lo que nunca pude imaginar, porque jamás pensé que algún día tendría que pediros perdón en nombre de la generación que está cercenando impunemente vuestro porvenir, hipotecando el futuro que os pertenece y provocando el fracaso de un sistema que devora toda esperanza, como Saturno hizo con sus hijos.

Os escribo porque estáis a tiempo de evitar que el maleficio llegue también a vuestros hijos y a los hijos de vuestros hijos, actuando contra los mantenedores de una plutocracia que sólo a ellos beneficia, por mucho que quieran embaucaros con falsas necesidades de sacrificios que a ellos no alcanzan, y amenazas de hecatombes inexistentes.

Os escribo porque sólo de vosotros puede venir el renacimiento de la esperanza colectiva en una sociedad más libre, justa y solidaria y el resurgir de un nuevo amanecer, porque a los jóvenes honorarios como yo nos falta el empuje y la generosidad que a vosotros os sobra, para hacer posible la utopía de un mundo más humano, alejado del mercantilismo feroz y la especulación más voraz.

Os escribo para animaros a coger con fuerza los remos de la barca en la que estamos a punto de naufragar y a remar contracorriente para invertir el rumbo que imponen quienes llevan el timonel, dejándose llevar y sin realizar más esfuerzo que el sostenerse en la falsa amenaza de que sin el actual sistema acabaríamos ahogados.

Os escribo estos días de concentraciones callejeras sabiendo lo mucho que os tocará hacer y sufrir en horas tan duras, donde la valentía marcará vuestro destino si conseguís desterrar la perversión ética y estética que se ha extendido entre la reducida casta de privilegiados que dirigen nuestras vidas en beneficio de las suyas.

Os escribo confiando en que vosotros haréis la revolución pacífica que abrirá nuevos horizontes a la siguiente generación, como han hecho siempre los jóvenes a los largo de la historia. Pero usad la inteligencia en vuestra lucha para evitarle trabajo a las porras y los jueces. Estad atentos a esquiroles y reventadores. No caigáis en provocaciones. Y demostrad a los escépticos que no sois perroflautas despreciables, ni porroflautas adormecidos, ni alérgicos al agua, ni estudiantes perpetuos, sino jóvenes comprometidos dispuestos a cambiar un sistema político, social y económico que os está dando con las puertas en las narices.

ESPIRAL EN EL NAUFRAGIO

ESPIRAL EN EL NAUFRAGIO

Los aficionados a las matemáticas saben que la espiral geométrica es una línea curva que gira alrededor de un punto y se aleja cada vez más de él. Pero como ciudadanos sabemos que esa línea tiene poco que ver con la espiral de dolor y frustración que están padeciendo los socialistas desde el día que se abrieron las urnas.

A partir de ahí, los jardineros de la rosa no se conforman con cabrearse entre ellos, sino que llevan semanas desorientando al personal con sus idas, venidas, silencios y esperas, llevándose en el trasiego a los supervivientes del cataclismo hasta el redil de las tinieblas políticas, donde sólo se escucha llanto y crujir de dientes.

No es posible la vida política sin crítica democratica a la gestión del gobierno, por eso necesitamos con urgencia un antídoto contra el aturdimiento de la futura oposición que en su irrefrenable huida hacia adelante se aleja en espiral de la realidad, envuelto en la confusión ideológica.

De momento tenemos suerte porque las palabras no han perdido para nosotros su significado, aunque algunas opiniones intenten confundirnos aromatizando la rosa con pestilentes maniobras, sin solución posible.

Se mire por donde se mire, no hay disolvente capaz de licuar tanta desilusión en los votantes socialistas a causa del emplaste que están preparando en Ferraz, donde la tensión aumenta de forma tan incontrolada que sus detritos ya nos están salpicando a todos, hermanando la espiral de tensión interna con la de frustración externa.

Ante tal futuro sólo cabe pedir un máster en sentido común para los sacerdotes que ofician esta ceremonia de la confusión. Sí, porque no hay tratamiento para el autismo social que padecen algunos dirigentes, caracterizado por un ensimismamiento y desinterés total por lo que sucede extramuros del nº 70 de Ferraz,  donde tiene su injerto la rosa que está desgastando la ilusión de sus leales simpatizantes.

La falta de empatía con el pueblo, unida a la frustración por la derrota, produce en algunos cabecillas tensión en los músculos faciales, aceleración de latidos y desencajamiento de maníbulas como preludio de los exabruptos que proyectan contra las paredes domésticas de quienes no están de acuerdo con ellos. Las consecuencias de tal sofoco son el atragantamiento, las náuseas y los vómitos provocados por quienes se pasan el día echando excrementos y culpas en platos ajenos, sin darse cuenta que son ellos mismos los cocineros del fracaso.

Las ideas obsesivas que acumulan ciertos líderes aumentan el desengaño, construyendo el enfado sobre el enfado, porque cada pensamiento negativo excita aún más el precedente, cerrando las puertas a la razón y generando un irrefrenable deseo de acabar con los disidentes. No perciben que ese alejamiento en espiral de la realidad los hunde poco a poco en el pozo cada vez más profundo de la frustración.

La única solución es huir a campo abierto para ver desde allí la realidad del bosque en el que se encuentran perdidos. Pero no pueden porque están presos de una obcecación que les atenaza. En su caso no cabe la solución del anuncio televisivo, pues no hace bien al país ver a la oposición por el suelo para calmar la ambición incontrolada de sus líderes. Espiral que va transformándose en círculo vicioso, incapacitándoles para romper el eslabón que les devuelva al mundo real en que habitan la mayoría de los mortales.

Sólo un curso intensivo de inteligencia social puede sacar del abismo a la nomenklatura socialista que ha ido del fracaso electoral al sufrimiento por el camino más corto, simplemente por ser cejijuntos emocionales, dispuestos a sacrificarlo todo al precio que sea, para evitar pagarse de su bolsillo los billetes de regreso a Cantabria, Barcelona y Sevilla.

REALIDAD DE UN CUENTO NAVIDEÑO

REALIDAD DE UN CUENTO NAVIDEÑO

En tiempos de juventud acostumbraba yo a escribir cuentos navideños con final feliz, en los que narraba siempre la pobreza y abandono de algún niño que en tales fechas recibía como regalo el venturoso milagro redentor de su indigencia. Pero la vida pasa por encima de uno, endureciendo el corazón con una realidad desconocida a la que se tiene cuando apenas se han cumplido veinte años y el futuro se antoja tan desesperanzador como incierto.

Pasados los años, mi vida se ha unido a la del poeta y, como a él, a mí también me han dormido ya con todos los cuentos y creo saber el desenlace de todos ellos, incluso del que nos devuelve a la detestable nada de donde procedemos, origen de ficticios encantamientos.

El cuento navideño de este año guarda en su fardel un dolor que voy a revelaros, para que estéis prevenidos viendo cortar las barbas del vecino. Veréis.

Hace muchos años, en un país no lejano, la madre Revolución dio a luz dos hermanas a quienes la nodriza Historia puso los nombres de Izquierda y Derecha, muriendo la madre del parto en la misma habitación donde falleció Monarquía, mientras las hijas de la primera quedaban solas en el mundo, al pairo de la vida y sin protección materna.

Para sobrevivir en España, tuvieron que luchar entre ellas durante años, pero como Derecha recibió más leche que Izquierda, pudo mamar con más Violencia, y de un quijadazo envió a su hermana al sur de la vida, quedándose ella con toda la ubre.

Izquierda peregrinó por el desierto durante cuarenta años con sus respectivas noches, hasta que fue recogida en un pesebre por Sor Democracia, que le invitó a compartir mantel con pródigas Elecciones, donde sus sobrinas, Urna y Papeleta, repartieron voluntades con desigual fortuna durante años.

Agotada Democracia por efecto de los partos, decidió echarse a dormir, permitiendo a Depredador desvalijar los bolsillos de sus nietos más desvaforecidos, incapaces de despertarla pues Judicatura había perdido la campanilla de poner orden en la sala alfombrada con piel de toro, y Mitra preparaba su matrimonio de conveniencia con Derecha, en presencia de Banca, que pagó el banquete y viaje de novios.

Fue testigo de la boda el Hijastro de España, quedándose millones Hijos gritando a la intemperie y viendo con impotencia como muchos Indignados se daban cabezazos contra los muros sin encontrar la puerta de salida, aturdidos por negros porrazos al servicio de escaños, báculos y sillones.

Irritados y magullados, acudieron al Tribunal de la Farsa con sus hijos naturales: Crispación y Rabia, sufriendo durante la vista del juicio Manipulación y Confusión, sobrinos bastardos de Corrupción, que apelaron a sus abuelos: Represión y Dictadura, llevando como testigo a Mentira, una furcia sin escrúpulos que había ofrecido sus servicios de meretriz en el autobús de Prepotencia a los copilotos Engaño y Abuso, camino de Parlamento.

Una vez encontrada Libertad en los confines del reino donde fue abandonada, Paciencia se recluyó en la pensión Desesperanza, sin confiar que un milagro repusiera a Honestidad en su sitio, mientras Frustración se dedicaba a compartir, casa por casa, con Impotencia, la amargura de los parados que en aquellas navidades no fueron felices, ni comieron perdices y siguieron soportando que los Depredadores les dieran con sus sobras y desprecio en las narices.

DESIGUAL COMBATE

DESIGUAL COMBATE

La asistencia obligatoria a clase diaria en la escuela gratuita de la vida, no facilita el aprendizaje en cabeza ajena ni ayuda a comprender que la victoria de David sobre Goliat es un cuento bíblico que nada tiene que ver con realidad.

Hemos de saber que combatir con desiguales fuerzas sólo conduce a la derrota del más débil, porque la diferencia se resuelve siempre a favor del corpulento, por mucho que el primero corra o se enrosque impotente en el rincón, mientras el equipo de matones al servicio del patrón le rompe los huesos a puñetazos.

Quienes han sufrido flagelaciones públicas injustas en medios de comunicación, saben bien de qué hablo, pero quienes no hayan sido todavía abofeteados desde las pantallas de televisión, ondas de radio o páginas de periódicos han de saber lo que sufre el fustigado cuando un medio de comunicación agrieta cínicamente la fama de un honrado ciudadano y además envía cobardemente a la papelera las réplicas del ofendido ocultando al público su verdad, al tiempo que sigue apaleándole hasta dejarle noqueado en el suelo sin haberle concedido la palabra, envuelto en la mayor  indefensión y lamiéndose las heridas con impotencia y frustración.

Sabed todos que la coz al aguijón concluye siempre con la cojera perpetua del ingenuo mentecato que pretende dañar el puntiagudo acero de la maldad contenida en el criticado todopoderoso, que no tolera ni el roce de la más leve insinuación.

Enseña la vida que la utilización pública de las personas concluye siempre con la ruina del monigote. Pero también advierte que la manipulación es preludio del insomnio porque la vileza de quien la practica sólo merece el descanso eterno.

No es cierto que hacer de la verdad privada mentira pública beneficie a quien practica tan detestable oficio, porque mantener la verdad en leal intimidad otorga lo que en taquilla alguna puede comprarse, y la traición a la amistad sincera  sólo lleva al desprecio colectivo de la gente honrada.

Por ello, no es “tiempo de silencio” frente a los dominantes medios, en este espacio de liberal griterío. No es tiempo de callar la mierda, podredumbre, corrupción, cambalaches, maldades y envidias, que deambulan por algunas redacciones y despachos, aunque el cuarto poder fumigue las personas que dicen palabras elevadas en decibelios que sobrepasan lo autorizado por quienes dominan las rotativas, ondas y pantallas.

EMBAUCADORAS LUCES

EMBAUCADORAS LUCES

Me comentaba sus preocupaciones una amiga interina a la que no han contratado este año, porque se avecinaban días consumistas heredados de la irrepetible época de bonanza pasada, temiendo ella no poder llevar el despilfarro a la altura en que lo mantuvo en tiempos bíblicos de vacas gordas.

La conversación con esta compañera me devolvió a la infancia cuando el manjar de Nochebuena era un pollo de corral en pepitoria, degustado en ocasiones con una vela encendida porque se había ido la luz. Y los niños, sólo los niños, recibíamos un regalo la noche de Reyes en forma de mecano, motorista de lata, juego de pin-pon, rompecabezas, pelota de goma o parchís.

A este obsequio familiar se añadía el juguete elaborado por nosotros mismos, destacando sobre todos ellos el patinete hecho con rodamientos que afanábamos en los talleres mecánicos, y el aro con su “guía” de grueso alambre, que fabricábamos con la base de una herrada metálica.

Con la llegada de mis hijos se incorporó el Papá Noel a la fiesta y se multiplicaron los regalos en ambas fechas, no alcanzando su ilusión a la nuestra, aunque tuvieran que abandonar la habitación para dejar espacio a los obsequios.

El interés y la angustia de mi amiga por cumplir la imposible misión de estar a la altura de años pasados, me hace revelarme contra el banal consumismo que nos invade en tiempos de penuria para tantos vecinos.

Y pienso en la frustración de quienes desean participar en este teatro de vanidades sin tener entrada para ello, como es el caso de la amiga que hoy protagoniza esta página.

¿Qué decirles a todos ellos si la dramaturgia, que tanto ha prestigiado la literatura hispánica, se encuentra estos días en su momento álgido, de oro? Qué digo de oro, de diamante. Pero de diamante en bruto, sin pulir. Así, bruto; de bruto, de beneficio neto y necio, que actúa sin moderación, sin clase, sin razón, sin forma y sin estilo, porque los genes y hábitos adquiridos en años de bonanza obligan a ello, aunque muchos terminen colgados del abismo en la vertical de enero.

Están llamando a la puerta las mojigangas, los protocolarios deseos de felicidad y las teatrales escenas navideñas con figurantes ridículos y extravagantes alardeando de solidaridad, mientras la realidad desnuda de la miseria merodea por los arrabales, zulos y chabolas, soportando el desprecio de los escaparates.

Pocos detectarán las morcillas introducidas en el texto por los beneficiarios del enorme intercambio que se avecina Pero lo más real será el espectáculo de títeres y marionetas que representaran a diario quienes se dejan manipular por los tramoyistas que mueven entre bambalinas los hilos de sus incondicionales polichinelas.

JEFECILLOS

JEFECILLOS

Todavía algunos desprecian la importancia que tiene en todas las organizaciones humanas, la persona que golpea la voluntad de sus subordinados con el bastón de mando. Esto tan obvio, es negado por quienes se empeñan en mantener que lo fundamental son las mimbres, sin darse cuenta que éstas no saben hacer los cestos.

No sé de ningún aparato automecánico que funcione si un motor no activa su movimiento. Ni he montado en vagones, por lujosos que sean, que circulen si una locomotora no tira de ellos. Esto ocurre en nuestra vida social, política, empresarial y doméstica, incluso. Cualquier organización humana será lo que quiera su jefe que sea y llegará donde la inercia la lleve si el responsable no hace nada para evitarlo.

En las organizaciones políticas, a los jefes acostumbran a llamarse líderes; en las entidades bancarias, presidentes; en los hospitales, gerentes; en los centros educativos, directores; y en las pequeñas empresas, simplemente, eso, jefes. Conociendo como conozco a ciertos líderes, presidentes, gerentes, directores y jefes, no me extraña que las organizaciones y departamentos que dirigen anden manga por hombro y que sucedan en ellas las cosas que suceden.

El jefe impregna la organización con sus propios valores. Pero si carece de ellos, se irá devaluando lenta y progresivamente hasta convertirse en un erial. No puede exigirse aquello que no se da. Bueno, perdonad, exigirse sí, pero será difícil obtener lo demandado. Tened en cuenta que nadie puede dar lo que no tiene y algunos jefes tienen poco que dar. Sin pretender que esto sirva de consuelo a quienes sufren la espuela de un jefecillo, deben saber que su caso no es excepcional, sino todo lo contrario. ¿Qué servicio médico, por ejemplo, tiene reconocido prestigio? El que está bien regido y en manos de facultativos con indudable competencia profesional.

Y no basta con que el jefe sea el más enterado en la materia de su competencia, eso bastaría si trabajara solo en una celda. Ha de ser un buen gestor, tener facilidad para las relaciones, buena comunicación, ser emocionalmente inteligente, capaz de conformar un grupo de trabajo eficaz, saber rentabilizar las habilidades de cada subordinado en beneficio del proyecto común y tener las cualidades personales de un líder natural. ¿Es este el caso de tu jefe, amigo? ¿No? Pues a sufrir la frustración de tenerlo encima de ti el tiempo que permanezca en el cargo, que puede ser hasta la eternidad profesional. En tal caso, no te librarás de recibir órdenes absurdas, abusos de autoridad para encubrir su incompetencia y propuestas de trabajo que degradarán tu inteligencia. No obstante, si un día te pide que recojas agua con una criba, mándalo a la mierda.

A pesar de todo, debes saber que el déspota incompetente no queda exento de culpa y pena, porque el día que le piquen el billete, recibira muecas en vez de sonrisas y el teléfono dejará de sonar, recordándole la miseria de su reinado.

Este es el drama que está viviendo un personaje que fue todopoderoso en el departamento que gobernaba, al abandonar su despótico sillón. Decepcionado y triste, me confesaba el otro día cuando lo encontré paseando por la ciudad con su carga de soledad a la espalda, que la gente se cruzaba de acera para no saludarle.

Tal sino que espera al jefecillo que oculta su incompetencia en el nombramiento que tiene colgado en su oficina. Así acabará quien considera que la vida se reduce a un despacho de mando, y piensa que el poder es eterno, porque sólo el afecto es capaz de traspasar las fronteras del alma y ayudar a que la vida discurra serena y feliz hasta ser llamados al valle de Josaphat.

ES HORA DE HABLAR

ES HORA DE HABLAR

La inevitable asistencia a clase diaria en la escuela de la vida, no facilita el aprendizaje de actitudes comprometidas con la verdad, sino todo lo contrario. Aprendemos en cabeza ajena que la victoria de David sobre Goliat es un cuento bíblico que nada tiene que ver con realidad.

Así, sabemos que combatir con desiguales fuerzas sólo conduce a la derrota del más débil, porque la diferencia se resuelve siempre a favor del corpulento, por mucho que el primero corra o se enrosque impotente en el rincón, mientras el equipo de matones al servicio del patrón le rompe los huesos a puñetazos.

Quienes han sufrido flagelaciones injustas, saben bien de qué hablo, pero los que no hayan sido todavía abofeteados han de saber lo que sufre el fustigado cuando el poder agrieta cínicamente la vida de un honrado ciudadano y además envía a la papelera las réplicas del ofendido ocultando al público su verdad, al tiempo que sigue apaleándole hasta dejarlo noqueado en el suelo sin concederle la palabra, envuelto en la mayor indefensión y lamiéndose las heridas con impotencia y dolida frustración.

Sabed todos que la coz al aguijón concluye siempre con la cojera perpetua del ingenuo mentecato en su intento por dañar el puntiagudo acero de la maldad contenida en el poderoso, que no tolera ni el roce de la más leve insinuación.

Enseña la vida que la denuncia pública del trampero concluye siempre con la ruina del monigote. Pero también advierte que la manipulación es preludio del insomnio porque la vileza de quien la practica sólo merece el descanso eterno.

A pesar de tales riesgos, ha llegado el momento de levantar las alfombras institucionales y desempolvar la verdad, aún a costa de los latigazos que espera a quienes lo hagan.

Es tiempo de convertir la mentira oficial en verdad pública, mostrando al mundo la mierda oculta en bastidores, porque el engaño sólo beneficia a quien practica tan detestable oficio, merecedor del mayor desprecio por parte de la gente honrada.

Es tiempo de liberar temerosas cadenas que someten la voluntad de los débiles a la fuerza de los dominantes, ahogando en el mutismo sus denuncias.

Es tiempo de airear la podredumbre, corrupción, cambalaches, maldades y envidias, que deambulan por mesas de negociación, redacciones de periódicos, consejos de administración y despachos políticos.

Es tiempo de señalar públicamente con el dedo a los protagonistas de la miseria moral que se extiende imparable por la sociedad, con una impunidad que sorprende al espíritu más ingenuo.

Es tiempo de pedir a los medios de comunicación que rompan el pacto de silencio y abran las ventanas al pueblo para que éste pueda  arrojar al vertedero la porquería que guardan en los cajones.

Es tiempo de confiar en que los honrados militantes de los partidos rompan la disciplina y levanten la veda que les prohíbe denunciar las corruptelas internas, dejando al pairo a compañeros enviciados que tanto daño hacen a la honradez de muchos.

Ha llegado la hora de que honestos vecinos pierdan el miedo a la fumigación por decir palabras elevadas en decibelios, más allá de lo autorizado por quienes dominan la sociedad.