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Etiqueta: felicidad.

PLACERES OLVIDADOS

PLACERES OLVIDADOS

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                                                                                    A los amigos de mi generación, con afecto.

El progreso nos ha traído confort y longevidad, pero se ha llevado por delante pequeños placeres olvidados, imposibles de recuperar, por mucho empeño que pongamos en conseguirlo, pues las llaves que abren el cofre donde se revitalizan los recuerdos se han perdido en el fondo marino de la historia.

Sorprende que en esta era de la comunicación social domine la incomunicación personal, reine el silencio más absoluto en las distancias cortas y miremos con prevención al vecino, mientras caminamos perdidos entre la muchedumbre como fantasmas solitarios, acosados por una gentío que vuela a velocidad de vértigo hacia la nada buscando el arca perdida de la felicidad, sin detenerse a contemplar una flor, dibujar una sonrisa, recrearse en la luz, acariciar el viento y redoblar la canción, recuperando la vocación de ser cada cual.

Lejos queda el placer olvidado que reportaban las complacientes pequeñeces vitales que llegaban envueltas en pétalos de amapolas y violetas silvestres, a ritmo de campana y titilante lamparilla, versos de la vida escritos con pluma de ave humedecida en lágrimas de felicidad compartida.

Lejos quedan los sabores perdidos de vendimias otoñales y primaveral fruta fresca, cuando las uvas hacían el milagro del vino familiar y los tomates, fresas, melocotones y ciruelas, sabían a lo que eran, sin contaminaciones con fertilizantes, insecticidas y pesticidas que adulteraran aromas y sensaciones en el paladar.

Lejos quedan los complacientes pucheros familiares cocinados con mimo, a fuego lento y carbón vegetal, apacentados con agua de manantiales naturales que llegaba a la mesa con la frescura otorgada por el botijo, acompañando la olla común el pan candeal recién horneado al calor doméstico.

Lejos quedan las tertulias nocturnas al fresco en las puertas de las casas, redentoras de la calima veraniega, donde se congregaban los vecinos a conversar y compartir la vida, mientras los chiquillos jugaban al escondite, compartían comba con las niñas y correteaban sin peligro por las callejas.

Lejos quedan las invernales reuniones familiares en torno al brasero cisco, oyendo silbar el viento en la ventana y compartiendo alegrías, dolores, consejos, esperanzas y proyectos. Entrañable diálogo, conversación abierta y vínculo robado al trajín de la jornada, compartido por padres, hermanos y abuelos sobre un hule con sabor a confidencia.

EL BARBERO ADENOID HYNKEL

EL BARBERO ADENOID HYNKEL

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Sir Charles Spencer Chaplin permitió que un barbero judío suplantara al súper-mandamás Adenoid Hynkel en el discurso que dirigió al ejército alemán en 1940, vigente en la actualidad sin más cambios que modificar los soldados destinatarios de la arenga, por ciudadanos torturados con desahucios, “preferentes” y recortes impuestos a golpe de decreto por gobiernos sometidos a la dictadura financiera, de la que muchos dirigentes políticos forman parte, obedientes al dictado germánico.

En su discurso, el barbero “Hynkel” nos recuerda que la codicia ha envenenado la convivencia, levantando barreras de odio en la población y empujando a muchos ciudadanos a la miseria, pobreza y abandono, en medio de un cinismo insultante ligado a una inteligencia dura y seca que nos lleva a pensar mucho y sentir poco.

Más que dinero necesitamos humanidad y más que inteligencia, bondad; porque sin esas cualidades la vida se vuelve violenta, llevando a millones de seres humanos a la desesperación, víctimas de un sistema que arruina, tortura y condena a la pobreza a personas inocentes.

Por eso debemos mantenernos unidos si queremos vencer la codicia de los mercados, desterrar el abuso, extinguir la explotación, derrocar a los dictadores financieros, y reconquistar el poder democrático que nos han robado. Continuemos, pues, la lucha contra quienes nos desprecian, nos esclavizan, reglamentan nuestras vidas y nos dicen qué tenemos que hacer, decir y sentir. Alejemos de nosotros a quienes nos barren el cerebro, nos ceban, nos tratan como a ganado y como carne de cañón. No nos entreguemos a individuos inhumanos, hombres máquina, con cerebros y corazones de máquina, porque no somos ganado ni máquinas, sino Hombres.

En nombre de la democracia, luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los adultos un trabajo, a la juventud un futuro y a la vejez seguridad.

Con esas promesas, los gobernantes subieron al poder. Pero mintieron; nunca han cumplido sus promesas ni nunca las cumplirán. Los gobernantes son libres sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. «Luchemos para liberar al mundo. Para derribar barreras nacionales, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo solidario donde la ciencia y el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad. Ciudadanos, en nombre de la democracia, debemos unirnos todos».

CARTA A UN EXALUMNO PARADO

CARTA A UN EXALUMNO PARADO

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Mi inolvidable Raúl:

Difícil se me hace explicarte la contradicción que supone compartir el desánimo y la desesperación que destila tu carta y mantener los consejos que que me oíste decir en clase durante los años que pasamos juntos, que hoy repito sin quitar una coma porque sigo creyendo en los valores que siempre he defendido, por mucho que te cueste aceptarlos en la situación que te encuentras.

Sigo creyendo que con dinero no puede adquirirse nada que valga la pena, como la amistad, el amor o un soplo de felicidad, porque las esencias de la vida no se venden en taquilla alguna, aunque ahora me llegue tu queja por invitarte a soñar en un mundo que nada tiene que ver con el ambiente que predomina a tu alrededor.

No, Raúl, sigue haciendo caso a este viejo profesor y organiza tu vida en torno a valores que te ayuden a salir del entorno decadente que te envuelve, moralmente empobrecido y éticamente arruinado, donde la traición, el abuso, la desvergüenza y la mentira campan por sus respetos, violando las fronteras de la honestidad, el honor, la dignidad y la verdad.

Debes saber que comerciar en la vida con platos de lentejas a cambio de valores duraderos, sólo conduce a la desdicha, aunque luzcan el dinero y la fama su belleza disfrazada en el escenario, antes de tornarse en llanto, soledad y desconsuelo cuando se apagan las candilejas y baja el telón.

No, Raúl, no creo que te hubiera ido mejor afiliándote a un partido para garantizarte un buen futuro sin esfuerzo, como dices en tu carta, porque las servidumbres personales son muchas y escasa la libertad de pensamiento, en un dominio de mentira y codicia, sometido a la ambición de poder, que mutila sentimientos nobles inundando el alma de miseria.

Tampoco debes lamentarte, en estos momento de negro futuro, de haber optado por el duro camino del esfuerzo sin buscar atajos en cartas patrocinadoras, porque el trabajo te abrirá camino y al buzón de tu vida llegarán cartas de amistad sincera y amor compartido, que compensarán la falta de liquidez en tu cuenta corriente.

No dejes que el desánimo anude tu voluntad a la derrota, ni tires la toalla, y sigue estudiando, leyendo y luchando para ganar el futuro que mereces, gozando de tu pequeña, abrazando a tu mujer, enganchado a la vida y manteniendo los valores que compartimos, porque la felicidad doméstica vale más que todas las sonrisas de porcelana que recibas.

Persevera en el esfuerzo, confía en tus posibilidades, afánate y no te canses de bregar cuando apenas llevas unos años combatiendo con la vida, por mucho que la amarga realidad del paro haya llamado a tu puerta, sin tener cuenta el título de ingeniero que ganaste a base de renuncia y sacrificio.

No cabe, Raúl, el desánimo ni la desesperación, aunque te toque sudar en tierra extraña como me sucedió a mí durante muchos años, para ganar el futuro que deseas entregarle a tu familia, porque te sobra fuerza interior para hacerlo, entusiasmo para lograrlo y el amor incondicional de las personas que te quieren, entre las que me encuentro.

Recibe un abrazo de tu profesor, que no te olvida.

DÍA MUNDIAL DE LA ESPERANZA

DÍA MUNDIAL DE LA ESPERANZA

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En el Día Mundial contra el Cáncer, hablo de esperanza de vida, olvidando la inevitable muerte que nos espera a todos, incluidos los afectados por el cáncer del cáncer, porque todos tenemos una cita inevitable con la dueña de la vida, mereciendo esta dama negra el desprecio por seducirnos a todos con su desencanto.

Dolorosa sentencia impuesta por el destino cuando traspasamos el umbral de la vida en el vientre materno, al formarse un embrión con características morfológicas de la especie humana. En ese instante ya queda rubricada nuestra condena, sin que hayamos hecho mérito alguno para merecerla ni tengamos posibilidad de indulto, aunque la envidiable fe de los creyentes les lleve a la inmortalidad en paraísos de felicidad perpetua.

Sea como fuere, hagamos de este día del cáncer la jornada mundial de la esperanza, llevando nuestra voluntad más allá de la detestable enfermedad neoplásica que multiplica las células de forma anormal e incontrolada, y extirpemos los tumores sociales malignos que se han extendido como una mancha de aceite, pintando de negro la esperanza.

Alejemos a quienes piden la muerte de los ancianos para ahorrar gasto sanitario. Recortemos el poder a los que recortan la investigación científica que podría librarnos del cáncer. Aparquemos en el desierto a los que convierten la vida en un infierno anticipado. Borremos del mapa social la insolidaridad y ocupémonos en ganar la vida, auténtica batalla que merece la victoria, porque el cáncer no es más que una de las múltiples causas por la cual abandonamos la existencia.

Conquistemos, pues, la vida sabiendo que la muerte es invencible, tomándonos cada mañana un vaso que contenga dos chorritos de generosidad, tres gotas de altruismo, cuatro pellizcos de honradez, cinco cucharadas de empatía y seis cazos de solidaridad.

OFERTAS DE LA VIDA

OFERTAS DE LA VIDA

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Anticipándose muchos años a las ofertas comerciales de enero, la vida nos hace propuestas desequilibrando las posibilidades de adquirirlas, pues la desigualdad de oportunidades que ofrece determina fatalmente el destino de cada una de ellas, quedando las bicocas para unos pocos, y los saldos para la mayoría invisible que va por el mundo, porque quien no tiene, no es, ni se le mira.

Ofrece la vida banquetes ceremoniales con sabrosos manjares a poderosos, que son llevados a la mesa por quienes tienen que conformarse con pasar la lengua por los platos al terminar el festín.

Ofrece la vida poltronas de terciopelo y despachos con dosel, a una selecta casta de seudócratas, a quienes lustran los zapatos de madrugada un cortejo de siervos sin pedigrí que son utilizados por ellos como alfombras.

Ofrece la vida mitras, casullas y báculos de oro a ministros divinos que imparten bendiciones y predican bienaventuranzas a quienes que se dejan la piel rescatando infieles que seguirán arrodillándose al paso de los capelos.

Ofrece la vida techo a quienes le sobran palacios, mientras entrega planchas oxidadas de hojalata para que construyan chabolas los que sirven a señores feudales del siglo XXI en sus lujosas mansiones.

Ofrece la vida piña colada en la cubierta de lujosos yates a financieros de la estafa, mientras los esclavos que abrillantan la cristalería de bohemia toman vino amargo en la bodega con vasos de plástico.

Pero también ofrece la vida papeletas de felicidad que el dinero no puede comprar, y garantiza la muerte en igualdad de condiciones para todos, sin mirar a la cuenta corriente ni al poder de cada cual.

ORGULLO Y ERROR GENERACIONAL

ORGULLO Y ERROR GENERACIONAL

Que nadie vea tinte vanidoso en el orgullo que tengo de pertenecer a mi generación, hoy jubilada por el colectivo de ciudadanos que forma la nueva savia bruta que circula por los vasos leñosos de una sociedad en decadencia.

Orgullo de ser miembro de una gran familia que trabajó con austeridad, sacrificio y generosidad en la construcción de su propia vida, siendo pobres, pero honrados, en medio de un camino empedrado y lleno de trampas, donde una caída significaba el quebranto de la esperanza.

Combate diario tuvimos, no agotado en nuestra propia salvación, ya que prolongamos la lucha más allá de la autorredención, haciendo por nuestros hijos el trabajo que a ellos correspondía, en un intento de evitarles lo que debíamos promover y dándoles la protección, el dinero, los caprichos y lujos que a nosotros nos faltaron.

Tantas dificultades, renuncias, privaciones y sacrificios padecidos, nos hicieron jurar a Dios que nuestros hijos no pasarían por semejante calvario, y ese fue el gran error de mi generación, pues con esa decisión eliminamos en ellos los valores  que a nosotros nos permitieron salir del pozo en que nos abandonó la posguerra. Principios de vida entre los que se cuentan:

  1. La felicidad no se compra en una taquilla.
  2. El dinero no se obtiene vareando las ramas de un negrillo.
  3. Los vecinos son barandillas de apoyo, no peldaños que pisar.
  4. La amistad genera mayores beneficios que las rentas.
  5. El éxito profesional depende del esfuerzo.
  6. Las cuentas corrientes y las poltronas no son valores eternos.
  7. Las urnas dan poder, pero no sentido común ni sabiduría.
  8. Los banqueros no son profesionales de la virtud.
  9. El endeudamiento vanidoso conduce a la ruina.
  10. El dinero fácil pone el camino difícil.

 

MANDA DIOS Y DIOS DIRÁ

MANDA DIOS Y DIOS DIRÁ

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Felicidad y complacencia produce que los líderes políticos españoles más líderes de todos los líderes, proclamen su obediencia ciega a los mandatos divinos y la sumisión incondicional a los deseos del Todopoderoso, porque siendo así ganaremos el futuro, saldremos de la crisis, viviremos felices, comeremos perdices y daremos a los incrédulos con los huesos en las narices.

Obedecer los mandatos celestiales es la única salvación que tenemos al alcance de la mano. Por eso, Rajoy exigió tantas veces durante su travesía del desierto que se hicieran las cosas “como Dios manda”, aunque ahora que él está en el monte Sinaí del poder haya olvidado sus mandatos y no haga lo que Dios manda, porque Dios nunca mandaría las plagas que está mandando Rajoy al pueblo inocente de pecado.

Al lado del gallego, se arrodilla ante Dios en el reclinatorio político el compañero Rubalcaba, en espera de oír la voz de Dios para decidir si se presenta o no a las próximas elecciones primarias. Sabemos esto, porque al preguntarle ayer si será candidato a las elecciones internas del partido, su respuesta fue: “Dios dirá”.

Pues que Dios diga lo que tenga que decir y mande lo que tenga que mandar, que nuestros políticos están esperando sus órdenes para hacer lo contrario de lo que ordene Yahvé, como sucede con sus mandamientos, uno de los cuales prohíbe decir falsos testimonios y mentir.