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CARTA ABIERTA A «ESOS» ¿POLICÍAS?

CARTA ABIERTA A «ESOS» ¿POLICÍAS?

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Me gustaría encabezar esta carta con una frase de saludo como es habitual, pero no voy a hacerlo porque a ustedes ni les quiero, ni les estimo, ni les respeto, sino todo lo contrario, les detesto, subestimo y menosprecio, por traerme el recuerdo de 1967 cuando fui salvajemente golpeado por los «grises» en el descampado del Paraninfo de la Ciudad Universitaria por pedir libertad y derechos civiles secuestrados en la dictadura.

No merecen ustedes lucir el uniforme que visten porque sus actitudes pertenecen a otra época y sus comportamientos están más próximos a la chulería y abuso de proxenetas, que a garantes de la seguridad pública como les enseñarían en la academia de Ávila, aunque faltaran a clase ese día por estar durmiendo la borrachera de prepotencia que todavía les dura.

Son ustedes mercenarios de un poder político en decadencia, aunque mantenga la capacidad para explotar el temor, comprando sus voluntades con platos de lentejas. Son ustedes verdugos ejecutores de órdenes dictadas por los mismos inquisidores que les condenan a la pobreza. Son ustedes la mano de hierro de quienes jamás se quitan los guantes blancos. Son ustedes el instrumento que utilizan los beneficiados del sistema para protegerse del pueblo que clama justicia. Son ustedes los que custodian el blindaje económico, social y político de quienes acabarán arrojándoles a las tinieblas.

A los ciudadanos nos queda el consuelo de saber que son minoría entre los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Y sabemos también que ocultan su maldad bajo el cobarde pretexto de la obediencia debida. Pero no engañan a nadie, porque el ensañamiento con que ustedes han actuado, la arbitrariedad de sus detenciones y el abuso de autoridad ejercido, no se justifican bajo el amparo de ninguna orden, por déspota que sea quien dirige sus voluntades.

Los jefes que les pagan el sueldo cada mes con el dinero de los apaleados conocen sobradamente sus limitaciones neuronales. Saben bien que a ustedes les falta valor y les sobra fuerza bruta. Y saben también que carecen de la sensibilidad que les rompa el corazón cuando arrastran por el suelo a un anciano, estrangulan a una joven, pisotean con sus espuelas la mano de alguien ya reducido, aplastan el ojo de un esposado en el suelo o le rompen el tabique nasal a un vecino que lucha por sus derechos.

Derechos constitucionales que están siendo barridos sin justificación alguna, con su inestimable ayuda. Derechos básicos que le llevarían a ustedes y sus familias a tener una vida digna, hoy en peligro porque se la están robando aquellos por los que ustedes le parten la cara a los demás, mientras los responsables brindan con Moet Chandon, sin importarle el llanto indignado que cruje a la puerta, porque ya se encargan ustedes de secar las lágrimas a garrotazo limpio.

Han demostrado con sus actuaciones una incapacidad manifiesta para el ejercicio de la función que tienen encomendada. Han evidenciado una falta de respeto a los derechos ciudadanos merecedora de sanción. Y han castigado tan desproporcionadamente al «enemigo» que ya no hay camino para la reconciliación, por mucho que ahora la obediencia debida hiera sus conciencias, por escasa que sea la moral que profesan.

Avergüenzan ustedes a la gran mayoría de sus compañeros de profesión, porque han hecho estremecer al país con las brutales imágenes de apaleamientos a ciudadanos cuyo delito era pedir justicia, democracia y empleo. Sonroja ver el linchamiento indiscriminado de ciudadanos que esperaban un tren, paseaban por la calle o hacían su trabajo periodístico. Y abochorna ver a sus jefes aplaudir la barbarie que ustedes han protagonizado.

Por ello, merecen el desprecio de los parados, el abucheo de los funcionarios, la crítica de los periodistas, el ultraje de los obreros, la ira de los indignados, las pedradas de los jóvenes, el zapatillazo de las madres, la condena de los desahuciados, la repulsa de los profesores, el desaire de los jubilados, la indiferencia de los médicos y la sentencia de los jueces, pues el ensañamiento de sus actuaciones les excluye de la raza humana.

Quiero recordarles finalmente que la Ley Orgánica 4/2010, de 20 de mayo, del Régimen disciplinario del Cuerpo Nacional de Policía, tipifica como falta muy grave en su Artículo 7, apartados c), d) y o): el abuso de atribuciones que cause grave daño a los ciudadanos; la práctica de tratos inhumanos, degradantes, discriminatorios o vejatorios a los ciudadanos, y la obstaculización grave al ejercicio de las libertades públicas. Y les advierto que estas faltas, según el Artículo 10 de dicha Ley, pueden llevarles a la separación del servicio, a la suspensión de funciones y al traslado forzoso.

Pero ustedes saben que no pasará nada de esto porque los políticos beneficiarios de su violencia les protegerán injustamente con la impunidad que no merecen.

DIES IRAE

DIES IRAE

La liturgia social invita hoy a los ciudadanos a celebrar el Dies Irae alrededor del templo del pueblo, con las manos blancas en alto y son de paz indignada, aunque la lideresa política manchega se haya empeñado en poner cartucheras a los indignados, pistolas a los parados  y cananas de cuatreros a pacíficos ciudadanos, hartos de verla a ella y todos los politiqueros chupar cada día con más fuerza de las ubres del Estado.

“Día de la Ira” que la Iglesia presta hoy al pueblo para que cante el himno de Tomás de Celano en versión laica, recordando a los representantes populares que es tiempo de dimisión y renuncia. Tiempo de liberar la democracia que tienen secuestrada en el Parlamento y en los Consejos de Administración bancaria. Tiempo de devolver al pueblo lo que es del pueblo.

Eso es lo que piensan, sienten y desean todos los ciudadanos que no están chupando del sistema y viven en el fango, es decir, la inmensa mayoría de españoles. Los mismos que se salvarán cuando la trompeta llame a todos al juicio democrático final y el pueblo acuda a la Misa de Requiem que se celebrará por todos los políticos que nos gobiernan, aunque muchos se empeñen en decir que no son todos los que están y el pueblo añada que no son todos los que están… en el Congreso, porque hay muchos depredadores fuera de los escaños, en cargos que no merecen.

Esta es la realidad del 25-S y no la que pretenderán hacernos creer mañana los políticos y medios de comunicación a su servicio, mostrando las actitudes violentas que desplegarán los descerebrados y mercenarios que hoy darán pie a los beneficiarios del sistema para justificar con argumentos torticeros lo injustificable, porque les conviene que los árboles impidan ver el bosque formado por millones de ciudadanos hartos de mentiras, abusos y desprecios.

NO ENTIENDO

NO ENTIENDO

A ver si alguien me lo explica, porque no entiendo.

El Banco Central Europeo llena sus arcas en Frankfurt con euros que le dan los Estados miembros de la Unión Europea, es decir, con dinero tuyo y mío, lector. Pero no puede prestar dinero a dichos Estados, sino a los bancos, porque así lo reglamentaron en Amsterdam en 1998, un grupo de políticos, siguiendo el dictado de los jefes del sistema financiero. Bien.

Esto significa que el BCE presta dinero a los bancos de los respectivos países al  1 % de interés para que las entidades financieras nacionales se lo represten a sus Estados respectivos al 6 ó 7 %, dándose la perversa paradoja de que quienes ponen el dinero pagan sustanciosos intereses a los bancos que le prestan su propio dinero, obteniendo estos centros de usura millones de beneficios en tan limpio estraperlo, que van a parar a los bolsillos de los banqueros.

Así, por ejemplo, en créditos a Portugal los bancos ganaron de intereses casi ¡¡cuatro mil millones de euros!! que se fueron directamente a las cuentas opacas de directivos, consejeros, asesores y accionistas correspondientes.

A ver si alguien me explica qué hacemos los ciudadanos impasibles y cruzados de brazos, ante semejante usura, injusticia, mentira y abuso.

A ver si alguien me explica el afán que tenemos los ciudadanos en ir cada cuatro años a las urnas para ser cómplices de nuestro propio exterminio.

A ver si alguien me explica el silencio y la resignación con que soportamos tantos escupitajos a nuestra dignidad, insultos al sentido común que nos asiste y estafa a los bolsillos que ya tenemos esquilmados.

FUERTE DESPLIEGUE POLICIAL

FUERTE DESPLIEGUE POLICIAL

En poco tiempo, acabaremos hartos los ciudadanos de leer en los periódicos y escuchar en emisoras de radio y televisión la frase “fuerte despliegue policial”, porque las movidas populares que se avecinan van a requerir de fuertes medidas de seguridad para contener la justificada ira del pueblo.

 Los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que sufren como el resto de la población los salvajes recortes que no llegan a los causantes de la crisis, verán incrementado sensiblemente su trabajo sin recibir compensación alguna porque sus despliegues por calles, Instituciones y sedes de partidos, van a ser diarios.

Eso hará que los servicios de urgencia de los hospitales se saturen de policías heridos y ciudadanos contusionados con motivo de las actuaciones policiales, que van a proliferar este otoño como setas propias de la época.

En los calabozos de comisarías y juzgados se hacinarán los cientos de detenidos por los agentes que formarán el fuerte cordón policial encargado de reprimir manifestaciones, sentadas y protestas de la población, harta de soportar el peso de una crisis que han provocado aquellos que no se ven afectados por la catástrofe.

Pero nadie se ha preguntado qué pasará si los propios guardias civiles y policías se quitan los cascos y las defensas con que golpean a sus vecinos y se unen a ellos, para ir juntos a por los depredadores y politiqueros que no han cedido aún ninguno de sus privilegios, en un alarde de desprecio y falta de ejemplaridad que ofende al más común de los sentidos.

DE LA CONTRADICCIÓN A LA INSUMISIÓN

DE LA CONTRADICCIÓN A LA INSUMISIÓN

Llevo tiempo anunciando lo inevitable y mis palabras rebotan en las puertas de los despachos destinatarios de las mismas. He hablado sobre la necesidad de ejemplificar los sacrificios para evitar la rebeldía del pueblo, pero los políticos no se dan por enterados. He anticipado agresiones a dirigentes sociales, pero los cargos públicos mantienen tapones en los oídos. Incluso he prevenido sobre el riesgo de tomar medidas demagógicas que sólo consiguen irritar a la población.

Pero en lo que más he insistido ante el desmadre gubernamental, es en el riesgo de insumisión ciudadana que puede llevar a la quiebra del Estado de Derecho, porque las vueltas de tuerca al pueblo desde sillones aterciopelados sólo puede conducir a la desobediencia civil y militar.

La contradicción que están viviendo los policías y guardias civiles apaleando a quienes defienden sus derechos, los de esos cuerpos, enviados a reprimirlos por quienes vuelan sobre la tragedia que a ellos amenaza, no puede acabar más que en la insumisión, por mucho que amenacen con medidas disciplinarias y despidos, quienes nunca serán despedidos ni castigados.

Que la desobediencia está llamando a nuestra puerta lo acredita la insumisión de la policía alemana de Frankfurt, quitándose el casco y uniéndose a los manifestantes contra el capitalismo, que tenían orden reprimir.

Y a la insumisión de los cuerpos de seguridad se añadirán el resto de cuerpos de la función pública, hartos de soportar desprecios y recortes por parte de quienes nunca utilizan las tijeras contra ellos mismos.

ABSOLUTISMO DEMOCRÁTICO

ABSOLUTISMO DEMOCRÁTICO

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Lo característico de un Estado Democrático es que el pueblo interviene en las acciones de gobierno, no que los ciudadanos voten en las urnas a un partido político para que haga durante cuatro años cuanto se le antoja, sin tener en cuenta la opinión ciudadana, como sucede con las leyes de caza promulgadas sin contar con las perdices.

De seguir las cosas por el camino que van, soportaremos con los pantalones en los tobillos una grave perversión política que, amparándose en las urnas, convertirá el Estado Democrático en Estado Absoluto, gracias al recuento de papeletas, como viene sucediendo en la moderna historia de España, con el famoso rodillo democrático.

Es peligroso para el sistema convertir la mayoría absoluta en un gobierno absoluto, olvidando a los propios votantes y a los ciudadanos que optaron por otras alternativas de gobierno. Es peligroso sacrificar a los vecinos obligándoles a caminar por senderos de espinas con pretextos y cuentos orientales, mientras se abren autopistas a defraudadores, banqueros y corruptos, enriquecidos con el dinero y sacrificios que ahora se piden a quienes viven a la intemperie.

Tener mayoría absoluta no otorga sabiduría infinita ni posesión de la verdad única, sino poder, mucho poder, pero sin garantía de acierto en las decisiones que se toman, por mucho que se exhiban los votos obtenidos en la solapa

ESTADO DE DERECHO

ESTADO DE DERECHO

Un Estado de Derecho se caracteriza por someter todas las acciones políticas, laborales, sociales y personales, a las leyes vigentes, respetando la independencia de los tres poderes del Estado, así como el principio de legalidad y el de igualdad de todos los ciudadanos ante la ley. Demasiado hermoso para ser realidad, porque es otra la verdad.

Nadie duda que las leyes sean públicas, estables y defensoras de los derechos ciudadanos. Tampoco puede negarse la legalidad de su aprobación, la honradez con que se administran y su implementación. Lo que no está tan claro es que hayan conseguido plenamente los dignos objetivos que se proponen, a la vista de los resultados obtenidos.

Hay demasiadas vías de agua en las leyes, demasiada ingeniería financiera en las operaciones mercantiles, excesiva ingenuidad en los tribunales de justicia, mucho leguleyo con la toga al hombro, mentiras amañadas para escapar de la justicia, sobrada desvergüenza en los desvergonzados y abundante cemento armado en la cara de los políticos como para que el Estado de Derecho supere al Estado de Corrupción.

A pesar de ello, debemos confiar en los tribunales de justicia y tener con ellos la misma generosidad que Yavé tuvo con Abraham cuando negociaban la salvación de Sodoma, y conformarmos con ver en la cárcel de por vida a diez sinvergüenzas de los que hoy pisan moquetas con el alma corrompida, por muy saneada que tengan su cuenta corriente.