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Etiqueta: despilfarro

NOCHEMALA

NOCHEMALA

Hagamos público esta Nochebuena nuestro recuerdo a quienes vivirán otra nochemala, sin haber nada para merecerla, por culpa del azar que los trajo a la vida en pobre cuna, o por capricho del injusto destino que embridó su historia personal, encristalándola en espacio de dolor, abandono y soledad.

Apaguemos un minuto las multicolores luces artificiales que iluminan las calles, para ver la penumbra de las velas en los campos de refugiados, enlodados por lluvia mezclada con llanto de los expatriados.

Vaciemos por un minuto los presuntuosos escaparates de superfluo lujo, y pongamos sobre ellos la manta cálida del recuerdo a quienes duermen en portales, bancos municipales, andenes de estaciones o chabolas al descubierto.

Acallemos los mostradores comerciales dominados por la extravagancia del despilfarro, y pongamos sobre ellos el rostro de los sinrostro, enlagrimado de dolor y miedo a la subsistencia más allá del siguiente minuto de su vida.

Silenciemos los altavoces que jalean con zambombas y panderetas villancicos que cantamos un día con quienes se anticiparon a nosotros en el gran viaje, y saquemos de los cajones las fotos en sepia para abrazarlos.

Pongamos sordina a los brindis por la salud, y acerquémonos al silencio opaco de los hospitales donde se apiñan familiares en torno al enfermo cuyas enloquecidas células caminan sin rumbo, poniendo en entredicho su vida.

Demos, finalmente, continuidad a esta noche de fraternidad compartida, que llega a nosotros con billete urgente de vuelta a la inevitable realidad de cada día, sin renunciar a sentar en nuestra vida a quienes no tienen mesa donde sentarse, ni afanes que compartir, ni amigos para estrechar, porque el amor ha pasado de largo por su puerta negándose a habitar entre ellos.

PUNTUALIDAD

PUNTUALIDAD

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Pocas actitudes expresan mejor el respeto que nos debemos unos a otros, como llegar puntuales a las citas concertadas. Y nada hay más considerado hacia un colectivo, como satisfacer el compromiso contraído con él en relación a la hora establecida para el inicio de la actividad, ya se trate de una reunión, un concierto, la salida de un tren, el comienzo de un espectáculo o cualquier hecho que congregue personas a una hora prefijada de antemano.

En puntualidad, los españoles no ocupamos posiciones aventajadas en el ranking mundial, ni apuntamos maneras que justifiquen optimismo en este aspecto, pues no parecemos dispuestos a mejorar para erradicar el sambenito que tanto castiga a las personas que sufrimos esperas injustificadas de quienes pretender justificar lo injustificable con justificaciones que nada justifican.

Confieso incomodarme más de lo conveniente cuando espero en las citas concertadas, porque siento que el tardío compareciente me roba un tiempo del que nunca voy sobrado, sabiendo que nada tiene más valor que el tiempo, haciendo imperdonable dicho hurto, por mucho arrepentimiento que muestre quien se retrasa, resistiéndome a tolerar la impunidad de los retrasados, porque no existe despilfarro mayor que perder el tiempo o “matarlo” esperando a quien no comparece a la hora convenida.

Esto sucede en todas las esperas, porque el tiempo que se dedica a menester tan detestable, no puede emplearse en nada útil ni existe posibilidad de recuperarlo o de reciclarlo para otros usos, porque el tiempo pasa, es único, irreversible e irrepetible, como la vida. Por eso, cuando se pierde va directamente a la papelera de Cronos junto a los hijos devorados por éste, convirtiendo en desperdicio uno de los valores más preciados.

Si bien es cierto que sólo pierde el tiempo el que no lo aprovecha, no es menos cierto que cada uno utiliza su tiempo según le conviene, pero siempre aprovechándolo a su gusto para realizar la actividad que le venga en gana. Pero todos estamos de acuerdo que cuando se está esperando, lo único que se hace es esperar, y el tiempo se va irremediable por el sumidero de la vida, ante la imprevisible llegada del “esperado”.

¿DEMAGOGIA, SEÑOR DIPUTADO?

¿DEMAGOGIA, SEÑOR DIPUTADO?

Paro

En un momento de enajenación mental transitoria, tan frecuente en ciertos políticos, uno de ellos ha declarado que es demagógico hablar de millones de parados porque todo el mundo sabe que no es cierto debido al trabajo negro que la encubre, añadiendo que nadie se come los puños de hambre en este país, lo cual es cierto porque no es posible llegar con los dientes a esa articulación.

Si él y los que con él mueven los hilos de las marionetas que deambulan por la piel de toro, dicen que «España va bien», será que tienen razones para negar una realidad que hace daño a la vista. Pero querríamos que este visionario nos respondiera a una pregunta, al hilo de sus declaraciones sobre la demagogia que existe con el paro en su país, que casualmente es el nuestro, para que mire hacia donde está verdaderamente el engaño.

¿Es demagógico decir que con el dinero despilfarrado en obras faraónicas paralizadas; con los euros que gastamos en el inoperante cementerio de elefantes que representan el Senado y las innecesarias Diputaciones; con el dinero robado a las instituciones por los corruptos y con los eurazos entregados a las Cajas de Ahorro junto a multimillonarias indemnizaciones a los cajeros y pensiones vitalicias otorgadas por ellos mismos, se hubieran evitado todos los injustos recortes en sanidad, educación, justicia y dependencia?

Demagogia es lo que usted hace, señor diputado, con un cinismo que espanta incluso a los propios depredadores que comparten con usted mantel.

PROPUESTA ARZOBISPAL

PROPUESTA ARZOBISPAL

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Mirando para Grecia, retomamos hoy la propuesta hecha por el utielano arzobispo de Valencia, don Antonio Cañizares, de vender bienes de la Iglesia y destinar presupuesto diocesano para ayudar a los pobres, pidiendo a los feligreses que entreguen diezmos para los desfavorecidos con el fin de fortalecer la caridad de clérigos y seglares, en el ámbito eclesiástico, rogándoles al mismo tiempo implicación para superar el paro, promoviendo iniciativas que generen empleo, porque los desfavorecidos son “la opción preferencial de la Iglesia”, según sus palabras.

Dicho esto, conviene advertir al monseñor que la sociedad caritativa, misericordiosa y compasiva, tiene que dar paso al Estado Laico de Bienestar, con obligación de promoverlo quienes fueron elegidos para ello, sin destruirlo con pretextos ofensivos al sentido común y argumentos lacerantes para la sensibilidad de quienes nada tienen que ver con el Estado de Corrupción, la Política Dilapidadora y el Politiqueo de Favores que domina las Instituciones públicas y las Cajas Rotas por el despilfarro.

Bien está la intención del cardenal, pero más nos gustaría verlo en la trinchera social detrás de las pancartas, defendiendo la vida de los enfermos sentenciados a muerte, con la misma fuerza que luchó la jerarquía eclesiástica en las calles contra el aborto y en defensa de la vida fetal, porque si merece condena acabar con la vida de un ser que está por nacer, igual o mayor condena merece la muerte del padre o madre de ese hijo que se espera, por carecer de cuidados, comida que lo sustente, médicos que lo atiendan y fármacos que los curen.

Es buena la propuesta del cardenal pidiendo a su grey que ofrezcan o compartan pisos con madres solteras, con embarazadas que no quieran abortar o con mujeres que sufran malos tratos, pero mejor sería denunciar, condenar y luchar contra los salvajes desahucios especulativos que ponen a esas mujeres en la calle, sin compasión alguna.

Finalmente, más que pedir a los feligreses entregar diezmos personales para los pobres, convendría que Cañizares impusiera duras penitencias, excomulgara y negara bendiciones a los políticos corruptos, mentirosos y pluriasalariados que gozan de poder y privilegios, inalcanzables para el resto de los mortales, aunque no sea condecorado con la medalla de oro de la Comunidad valenciana, como lo ha sido Rouco en la de Madrid.

CON SENTIMIENTO APÁTRIDA

CON SENTIMIENTO APÁTRIDA

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Sufrimos indigestión autonómica, por culpa de quienes atropellaron el artículo segundo de nuestra Constitución en tiempos de prisas democráticas y concesiones caprichosas basadas en forzados consensos rechazados por el sentido común.

Como apátrida nacido en mi tierra, atribuyo gran parte de la pandemia social que se extiende por la piel de toro al reparto autonómico, en vista de las fatales consecuencias que ha tenido para los ciudadanos la fragmentación territorial en diecisiete comunidades autónomas a las que se suman dos ciudades más, con sus asambleas correspondientes.

Diecisiete parlamentos, diecisiete Gobiernos, diecisiete Consejos Consultivos, diecisiete cajas de ahorros sociales transformadas en ruinosos bancos autonómicos, decenas de instituciones, cientos de edificios e infraestructuras y miles de cargos políticos dispuestos a pegar tiros al aire con pólvora del pueblo, no es el mejor camino para gestionar eficazmente una administración al servicio de los ciudadanos que la sustentan, según han demostrado los hechos.

El exceso de gasto, los abusos, la inoperatividad, el despilfarro, la corrupción, el cortijerismo, la ineficacia y el dispendio público evidenciado durante años, ha concluido en una crisis de la que el pueblo ha sido el gran perjudicado, porque la relación productividad / coste / servicio, de las autonomías, está descompensado, en beneficio únicamente a quienes en ellas han vivido del cuento, desde que se estableció el mapa territorial fruto de “pactos autonómicos” – ¡ojo! – nunca refrendados por el pueblo.

Con sentimiento apátrida propongo borrón y cuenta nueva, eliminando los espacios territoriales uniprovinciales y limitando las competencias de las  autonomías multiprovinciales a estructuras administrativas básicas y funcionales, para que los ciudadanos no sufran consecuencias negativas derivadas de cesiones competenciales en materia educativa, judicial y sanitaria.

DESPILFARRO INTELECTUAL

DESPILFARRO INTELECTUAL

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He asistido a la jubilación de un buen amigo catedrático de la Universidad salmantina, y a la despedida de una joven investigadora que marchaba a Berlín para hacer realidad su sueño de perder las pestañas en un laboratorio, buscando solución para esa enfermedad innombrable que a todos entumece con su presencia.

Si grave es tirar por la borda los conocimientos y experiencia de quienes han regido la sociedad, más penoso es el despilfarro económico e intelectual que representa la huida de jóvenes talentos al extranjero después de haber invertido recursos humanos y materiales en su formación, sin obtener de ellos el rendimiento que merece la inversión realizada.

Unos y otros, jóvenes investigadores emigrados y adultos experimentados jubilados, son el paradigma de una sociedad que camina a tientas hacia un futuro menos esperanzador del que cabría esperar si aprovecháramos mejor los recursos humanos que despreciamos como si fueran objetos inservibles.

Injustificado despilfarro intelectual impuesto por derrochadores que bostezan en el Senado, juegan al Candy en el Congreso, dilapidan el erario en medalagonismos, lideran la corrupción y gozan de sueldos, complementos y dietas, inalcanzables para el resto de los mortales que pagamos sus privilegios y sufrimos sus caprichos.

AUTONOMÍAS

AUTONOMÍAS

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Camino de casa, me detuve ayer a charlar con mi estimado amigo Felipe que me dio su opinión sobre el reparto territorial, afirmando que las autonomías eran culpables de la ruina del país, porque no han cumplido debidamente su objetivo fundacional, multiplicando infructuosamente el gasto público en beneficio de los pescadeiros que se han forrado en ese río revuelto, despilfarrando al mismo tiempo los bienes ajenos.

Según este indignado amigo, habría que borrar del mapa todas las autonomías surgidas en aquel aciago y presuroso reparto de la tarta territorial, devolviéndolas todas al redil nacional, no por su condición borreguil sino para corregir los problemas y la ruina que han generado.

Opina este colega que las autonomías han vaciado la caja común en edificios, sueldos, dietas, despachos, consejeros, parlamentarios, asesores, funcionarios, coches, chóferes, guardaespaldas, etc., sumando con ello la carga impositiva a los ciudadano, el despilfarro, la multiplicidad de parlamentos, el exceso de gobiernos, la masificación de funcionarios y el mangoneo en los «Bancos autonómicos», llamados eufemísticamente Cajas de Ahorro.

Excesivo gasto -según él- inmoral abuso, robo institucionalizado y politiqueo de la peor calaña, que ha pervertido el objetivo de servicio y respeto a la idiosincrasia regional pregonado por los patrocinadores del reparto, en su intento de retomar los debates parlamentarios republicanos, interrumpidos por la salvaje guerra incivil.

Considera este amigo, que los miles de millones de euros invertidos en las autonomías hubieran estado mejor empleados en promover empresas, mejorar infraestructuras, fomentar el empleo, incrementar el bienestar ciudadano, crear hospitales y levantar centros educativos, siendo ahora la situación distinta para todos los ciudadanos que habitan en esas zonas geográficas de la piel de toro.

Al final de la conversación, Felipe preguntó: ¿Dime, Paco, quiénes se han beneficiado realmente de la política autonómica? Respondiendo él mismo a la pregunta de forma clara y contundente: los vecinos politicolistos y su corifeo de líquenes a los que se añadieron algas y hongos para aprovecharse de ello, parasitando al pueblo.

Esta fue su opinión, para sorpresa del bloguero que la difunde.