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CRISIS SOBRE RUEDAS

CRISIS SOBRE RUEDAS

Por si todavía quedaba algún ingenuo españolito perdido entre las sombras más oscuras de los rincones del reino, sin enterarse de lo que sucede ni considerarse víctima inocente de la crisis, envío esta noticia a su retiro para  demostrarle lo contrario.

Salvo los habitantes de inopia, todo hijo de vecino sabe que están sufriendo la crisis quienes no la provocaron, mientras los responsables de la misma toman piña colada bajo una palmera, en hermosas playas de las Seychelles.

No son las palabras más o menos acertadas del párrafo anterior quienes hablan por mí, sino la realidad de los hechos constatados por las agencias de viajes y por las ventas de vehículos a motor, quienes descubren la realidad de la vida a los inmóviles papanatas.

El dato es contundente:  la venta de coches correspondientes a las gamas media y baja, es decir, los que compran la mayoría de ciudadanos, ha disminuido un 17,7 % durante el año 2011 que hemos abandonado en la cima, mientras vamos descendiendo a la sima que nos espera en diciembre de 2012.

En cambio, la venta de coches de lujo, es decir, aquellos que compran banqueros, herederos, especuladores y millonarios, ha subido durante el mismo año un 83,1 %, sin que el nuevo gobierno pestañeara, ni la oposición haya movido un dedo en los volantes, paralizada como está políticamente, ocupando el tiempo en cocinar amargos platos para sus militantes y amigos, con añejos condimentos ya caducados hace tiempo.

El resumen es que la crisis va sobre ruedas para los especuladores del sudor ajeno, los beneficiarios de las huchas ciudadanas y los corruptos inmunes a los juzgados. Pero lleva rodando por el suelo a millones de parados con mendrugos de pan en los bolsillos; a emigrantes sin posibilidad de redención; y a enfermos en listas de espera hacia la muerte.

LA BURBUJA DE «INDIGNADOS» E INDIGNADOS

LA BURBUJA DE «INDIGNADOS» E INDIGNADOS

Politiqueros, banqueros y especuladores nunca tomaron en serio la burbuja inmobiliaria que los expertos anunciaban, porque sabían que toda la mierda derivada de su inevitable explosión nunca llegaría a salpicarles, y tenían razón.

Ahí siguen los miembros de esos tres colectivos ocupando suntuosas viviendas, brindando con Moet Chandon, navegando en yates de lujo, viajando en coches de gama alta y multiplicando sus ingresos, mientras los inocentes sufridores de sus acciones se hacinan bajo plásticos tras el desahucio, beben agua en los regatos, flotan en lodazales, viajan hacia la nada en las oficinas del paro y multiplican el dolor, la impotencia y la indignación, padeciendo injustamente las consecuencias de una crisis en la que no tuvieron arte ni parte,  que terminará por llevarlos a las barricadas.

La sordera de los parlamentarios, el abuso de los consejos de administración y la indiferencia de los estraperlistas continúan soplando la burbuja de “indignados” e indignados, sin percibir que su explosión les pondrá contra las cuerdas, impidiendo que salgan ilesos de la deflagración que se avecina, por ignorar que la paciencia tiene un límite y la resignación no es eterna.

En esta ocasión los explotadores rodarán  por el suelo al silbo de la revolución, porque es muy extensa la amargura, excesivo el agravio, demasiada la aflicción y profundas las llagas del alma. Sabed, granujas de guante blanco y buitres de la miseria, que un hispano herido tiene más peligro que un león hambriento y en estos momentos son millones los españoles indignados que están heridos y al acecho.

¿CULPABLES?

¿CULPABLES?

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Cobra fuerza la teoría de que son “culpables” los chinos de la crisis económica que estamos padeciendo en el mundo occidental, y tal vez sea verdad. No porque los chinos sean culpables de nada, sino por la lección de economía y  trabajo que la dictadura del proletariado está dando a las democracias occidentales.

Todo viene de la persistencia en el tiempo de bajos intereses  bancarios, provocándose con ello desmedidas inversiones empresariales en construcciones a granel y concesiones masivas de créditos hipotecarios a los ciudadanos para comprar chaletes, bemeuves, cruceiros, tomtones, ipades, aifones y tuveplasmas, sin el debido control por parte de nadie, entre otras cosas porque no fue posible hacerlo ya que los chinos impedían la subida de intereses comprando deuda americana.

Es decir: superinversión + hipotecas basura y complementos = crisis de 2008.

La historia es que el enorme déficit público de los Estados Unidos obligó a este país a emitir deuda pública a elevado interés que fue adquirida en su mayoría por Hu Jintao, al tiempo que maridaba el yuan con el dólar hasta la muerte, para favorecer las exportaciones chinas.

Si a esto añadimos que los chinos trabajan como chinos, no como los occidentales; que tienen sueldos chinos, no occidentales; que los productos que fabrican y venden son chinos, no importados; que las grandes multinacionales exponen con orgullo el “made in China” en sus productos; y que todo el dinero que ganan los chinos lo ingresan en bancos chinos, es fácil comprender que cualquier día compren el mundo con los tres billones de dólares que tienen en divisas extranjeras, ganadas una a una con su esfuerzo mientras nosotros llamamos a restaurantes chinos para reservar mesa y acudimos a las nueve de la tarde los domingos a bazares chinos para comprar un sacapuntas.