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EL MONSTRUO CAPITALISTA

EL MONSTRUO CAPITALISTA

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Por trasnochado que parezca el término capitalista, la situación actual obliga a calificar de monstruoso el capitalismo especulativo que domina el mundo, arrinconando valores humanos y principios morales en el desván del olvido, como se abandonan desperdicios en los estercoleros.

En tal capitalismo, la indiferencia ocupa el espacio de la empatía; silencia el individualismo la hermandad; desplaza la usura a la generosidad; los decretos anulan la justicia social; el desinterés claudica ante la voracidad; la avaricia vence al desprendimiento; el altruismo sucumbe a la codicia; y el egoísmo nubla la solidaridad con la fuerza de un tornado que amenaza el bienestar común.

Sufrimos la voracidad de los buitres especuladores carentes de escrúpulos morales, dispuestos a rapiñar todo lo que encuentren a su paso, especulando con la miseria ajena y abusando del poder que la injusta legalidad les otorga con leyes favorecedoras que un imparable y peligroso incremento de la quiebra social.

El monstruo capitalista especulativo va por libre y circulando sin limitación alguna por las autopistas mercantiles y financieras, apeándose solo para caminar por los barrizales sociales con botas de tachuelas pisoteando lo que encuentra a su paso, sin que el poder político pueda detenerlo porque se ha constituido en Estado por encima de los Estados, para gobernar el mundo con infinito poder invisible, sin pasar por las urnas.

La crisis financiera ha vaciado las despensas de muchos ciudadanos, arruinado el pequeño comercio, expulsado del empleo a millones de trabajadores, desplomado la dignidad humana y quebrando el alma del pueblo inocente que ocupa la aldea global sufriendo las consecuencias de la tragedia, multimillonando la crisis a los multimillonarios que especulan sin escrúpulos con la pobreza de los vecinos.

ELECTROCUTACIÓN SOCIAL

ELECTROCUTACIÓN SOCIAL

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Con estupor, indignación y electrofobia recibimos ayer noche los escupitajos insolidarios lanzados por el presidente de la patronal eléctrica desde la pantalla televisiva contra todos los ciudadanos, pero muy especialmente contra sus congéneres más pobres, débiles y desamparados. Salivazos proyectados con una frialdad especulativa propia del más feroz e inmisericorde capitalismo.

Elogió de forma complaciente y sin escrúpulos los seis mil millones de beneficios obtenidos por las empresas eléctricas el último año, al tiempo que defendía con uñas y dientes la negativa empresarial a pagar el descuento en la factura del “bono social” para el 15 % de las familias en situación de pobreza energética, que afecta principalmente a niños, ancianos y enfermos crónicos.

Sabiendo que los beneficios de las compañías eléctricas alcanzaron el pasado año la obscena cifra ya citada, el señor Montes puso la sangre boca arriba a los espectadores al comparar la venta de coches con el negocio energético, aparentado desconocer que la compra de un vehículo no es comparable a la adquisición de un producto comercial básico para la subsistencia, pues sin electricidad no hay vida ni posibilidad de subsistencia.

La electrocutación social masiva de ciudadanos sin recursos económicos y su clara intención de llevar ante la justicia a los reenganchadores que agonizan socialmente, recuerda la fumigación y exterminio de judíos en los campos de concentración, con el agravante de ser propuesta la condena a muerte por hipócritas representantes populares que accedieron al poder con las papeletas electorales de los condenados a la silla eléctrica empresarial.

Acabó el jefe de Unesa sorprendiendo con su ignorancia sobre los impuestos que pagan las empresas eléctricas y el dinero que tienen en paraísos fiscales, pero defendió que el 62 % de la factura eléctrica se debe a “políticas ajenas”, sin darse cuenta que dichas políticas tal vez hayan sido diseñadas por los actuales consejeros de las empresas beneficiarias.

No olvidemos que Aznar, Martín Villa, Miguel Roca Elena Salgado y Pedro Solbes, aconsejan las políticas comerciales de Endesa. Miguel Boyer cobra de Red Eléctrica. Croissier y Jon Imaz están en la nómina de Repsol. Acebes en Iberdrola. Marcelino Oreja en Enagas. Y Felipe González ha anunciado su salida de Gas Natural tras muchos años sirviendo a sus intereses.

EN ESPERA DE LO INEVITABLE

EN ESPERA DE LO INEVITABLE

La incautación que el capitalismo neoliberal está haciendo de nuestros derechos y propiedades, nos obliga a recordar que pertenecemos a una sociedad donde la igualdad de oportunidades, el reparto equitativo de la riqueza, la justicia social y los derechos constitucionales deberían ser los cuatro puntos cardinales que limitaran nuestra existencia comunitaria.

Pero el torpedo que ha lanzado la especulación financiera a la línea de flotación social, los cañonazos de la usura contra la pobreza, el egotismo político en las tribunas sociales, la codicia de politiqueros en las poltronas y la inoperancia de la justicia en los tribunales, ha llevado el tonelaje de esperanzas que habíamos acumulado durante años a la fosa oceánica de la resignación, la sumisión y el silencio.

Los conservadores… de lo ajeno; los amigos del orden establecido, por ellos; los patriotas de su patrimonio; los demagogos patrioteros; y los depredadores de bienes ajenos, se preguntan espantados dónde queremos llegar, sin darse cuenta que sólo ha empezado a caminar hacia ellos el grupo de vanguardia que ocupa la primera línea de fuego.

El resto miramos el porvenir con inquieta emoción y sangre enardecida porque no estamos dispuestos a legar a nuestros hijos un país herido de muerte y en estado de coma por la ambición de unos pocos, el olvido de los capelos, la corrupción institucional, el abandono sindicalisto y la incapacidad de los políticos que reclaman orden sembrando desorden y exigiendo el cumplimiento de órdenes en colisión con los derechos constitucionales y la conciencia colectiva, mientras recrean el paladar bancario con manjares inmerecidos.

CRÍTICOS SOCIALISTAS

CRÍTICOS SOCIALISTAS

Con alentadora esperanza recibí la noticia de la conferencia política alternativa a la dirección federal del PSOE que se ha reunido este fin de semana en el colegio mayor San Juan Evangelista, para buscar una salida al enrosque de este Partido, tan partido. Pero los resultados de la misma han incrementado mi decepción y desesperanza en un futuro progresista, liberal, solidario y comprometido con la redención social que estamos necesitando.

Somos muchos los decepcionados por el centrismo en que ha desembocado el socialismo español, echando de menos el giro a la izquierda que proponen los críticos patrocinadores del relevo a los megaterios dormidos en colchones ideológicos, más próximos a la derecha que a una izquierda comprometida con los valores que dice representar.

Pero nos decepciona oír a los críticos que pidan internamente para el Partido aquello que nos niegan a los ciudadanos, porque nosotros también queremos elecciones generales con listas abiertas para elegir a nuestros representantes, como ellos demandan en la elección del secretario general.

Igualmente, también los ciudadanos deseamos que los políticos se vuelvan a casa después de dos mandatos, como los críticos demandan a sus dirigentes internos, ahora ocupados en fotografiar las andanzas de los “alternativos”, para ver si alguno se ha movido demasiado y sale borroso en la foto.

Los ciudadanos también queremos democratizar las Instituciones y los comportamientos; esperamos que el partido de la honradez, demuestre de una vez que es honrado; que la igualdad de oportunidades tome cuerpo en gestión política; que la competencia no se mida por el tiempo que el carnet del partido ha permanecido en la boca de los aspirantes; y que los valores tradicionales de la izquierda salgan del museo de tiempo y se den un paseo por la sociedad para limpiar la insolidaridad, el abuso, la explotación, el nepotismo, la incompetencia, el cinismo y la corrupción que campa por sus respetos.

Pero no vemos que se tengan en cuenta nuestras propuestas, y esto nos preocupa porque urge el tiempo del cambio si no queremos que los valores tradicionales de la izquierda se vean suplantados por un feroz capitalismo financiero que ya ha comenzado a cavar fosas en las avenidas de las ciudades y  callejas de los pueblos.

Queremos políticas reales que nos proporcionen el bienestar que merecemos. Políticas para el siglo XXI llevadas a cabo por quienes merecen llevar un bastón de mano en la mano. Queremos participar en las decisiones que afectan nuestro futuro, más allá del día electoral. Queremos, en definitiva, que nos gobiernen políticos veraces que, lejos de crearnos problemas, nos los resuelvan.

GENE SHARP I I

GENE SHARP I I

El noventa por ciento de los ciudadanos del mundo necesitamos leer la segunda parte del libro de Gene Sharp, a la vista del éxito mundial obtenido con la primera parte de la obra en países como Birmania y Egipto, por citar dos de ellos entre la decena que ya se han beneficiado de sus tesis.

Con su primer ideario “De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación” ha conseguido liberar a muchos pueblos de funestas dictaduras, predicando la revolución pacífica, desde su Institución Albert Einstein con sede en Boston.

Ahora le toca escribir la segunda parte. Tiene que decirnos Gene cómo pasar de un sistema capitalista sin futuro a otro nuevo sistema que haga más felices a la mayoría de los humanos, recurriendo para conseguirlo a las pacíficas armas que han puesto patas abajo a muchos regímenes totalitarios.

La respuesta a la inevitable decadencia del capitalismo sólo puede venir de mentes como la de Sharp, si no queremos hundirnos en la mierda antes de lo previsto y sin posibilidad de redención futura.

Algo que fue bueno en el contexto del siglo XV, cuando surgió el capitalismo al hilo de los intercambios marinos y la transformación de las fuerzas productivas, ya no sirve para el siglo XXI. Algo, como el dinero, que fue instrumento de cambio en su época, se ha convertido en referente obligado para este capitalismo feroz que convierte en mercancía hasta los valores morales más esenciales.

Todo ello en un marco institucional soportado en tres pilares deteriorados, donde la política, la religión y la economía especulativa ya han dicho todo lo que tenían que decir en la historia de la humanidad. Soportes obsoletos y rancios que no merecen el poder que tienen y han de ser sustituidos por odres nuevos.

Si estamos viviendo una crisis originada por deudores que no pagan a especuladores, la solución no pasa por limitar las posibilidades de trabajo y recursos de los insolventes, sino en promover nuevas áreas productivas que fomenten el mercado laboral y permitan a los entrampados pagar su deuda, sobre la base de que sin gasto no hay producción, sin producción no hay dinero y sin dinero es difícil pagar empréstitos.

Digo esto, como buen español, que sin entender de ello me permito la licencia de opinar, ejerciendo un derecho que a nadie perjudica porque no decido nada. Quien tiene que darnos una solución a la crisis del capitalismo es Sharp, o alguien como Gene Sharp, a quien cedo la palabra.

AMOS DEL MUNDO

AMOS DEL MUNDO

Cada palmo de tierra perdido en el campo tiene un propietario, pero la Tierra pertenece a unos cuantos amos del mundo, desde que los mercados y las empresas se extendieron hasta alcanzar una dimensión universal más allá de las fronteras nacionales, con transformaciones económicas globales, fruto de un capitalismo feroz amparado en las democracias liberales, una vez que cayó el comunismo occidental y se dio por concluida la guerra fría.

En poco tiempo, quedaron subsumidas las economías locales en grandes multinacionales, liberándose una circulación de capitales favorecedora de la enfermiza sociedad de consumo que padecemos, gobernada por transacciones financieras, cuentas corrientes y depósitos bancarios en manos de unos pocos privilegiados, que se reúnen periódicamente para mejorar la forma de engordar sus nutridas huchas con el sudor de la gran mayoría silenciosa, admiradora de los responsables de su tragedia.

La nota más característica de este mundo económicamente globalizado no es el beneficio común, sino la desigualdad y el retorno al siglo XVIII, en medio de un sectarismo que fracciona a los humanos en dos partes excesivamente desequilibradas, debido a la salvaje especulación de un mercado carente de solidaridad, en el que pueden quitarse caramelos a los huérfanos sin mover una pestaña, ni sentir remordimiento alguno.

Urge un rearme ético y la unión solidaria de los pueblos para frenar los beneficios y la especulación, derivada de una ambición desmedida y desvergonzada, porque de no hacerlo seremos devorados irremediablemente por el grupo de codiciosos que realmente gobierna el planeta, aunque a los demás nos dejen jugar con las urnas electorales en irreales democracias occidentales.

Y no soy yo quien esto dice, sino el profesor suizo Jean Ziegler desde su prestigiosa vicepresidencia del Consejo Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.