TORTAZO, BOFETADA O PUÑETAZO
Los medios de comunicación han dado la noticia de la agresión sufrida por el presidente del Gobierno, calificándola de bofetada o tortazo, cuando en realidad se ha tratado de un puñetazo en toda regla académica, propinado por un intolerante visionario iluminado con propia vesania, al que salvarán de un castigo mayor sus diecisiete años.
Tortazo, bofetada y puñetazo, “ese es el orden, Sancho” que diría el de Tábara, porque el tortazo como bofetada en la cara es aclarado como golpe dado en el carrillo con la mano abierta, estando ambas calificaciones muy alejadas del golpe propinado en la cara a Rajoy por el «orgullosso» radical que le ha dado en el parietal con el puño de la mano, calificado como puñetazo por la Academia.
Nada hay que justifique una agresión personal en el mundo racional donde hipotéticamente vivimos, asistido por la razón que a todos nos define. Nada hay que disculpe una agresión, sea esta verbal o física, venga de donde venga y la practique quien la practique, confirmándose que el ejercicio de la violencia física pertenece al mundo de la sinrazón, pudiéndose calificar como irracionales a los sujetos que la practican.
Es fácil, pues, concluir que los seres irracionales que ejercen o promueven la violencia, deben ser excluidos de la sociedad donde habitan las personas racionales, sin miramiento de edad, oficio o parentesco, porque no hay violencia menor ni merece indulgencia quien se abre paso en la vida a puñetazo limpio, navaja en mano o con pistola en cartuchera.