HOY TOCA ASUNCIÓN

HOY TOCA ASUNCIÓN

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No debemos confundir ascensión con asunción, porque la primera se refiere a la subida de Jesucristo al cielo en presencia de sus discípulos después de tranquilizarles anunciándoles el envío del Espíritu Santo, y la asunción que hoy toca celebrar conmemora la subida de la Virgen María en cuerpo y alma al cielo. Ahí queda esa verdad indiscutible.

La Asunción fue proclamada dogma de la Iglesia Católica por Pío XII el 1 de noviembre de 1950, convirtiendo una creencia tradicional en verdad incuestionable, que no puede dudarse, ni replicarse, ni exigirse prueba de veracidad o test de fiabilidad, establecida por la Iglesia con un sentido práctico, cuya enseñanza forma parte del más puro adoctrinamiento.

Se trata, pues, de una verdad revelada por Dios que la Iglesia impone a sus fieles en ejercicio de su autoridad y magisterio, exigiéndoles adhesión ciega por mucho que la razón se niegue a aceptarla ni exista prueba alguna de ello, porque nadie ha encontrado el cielo ni el cuerpo de la Virgen en dos mil años de búsqueda infructuosa.

El recurso de dogmatizar las creencias ha sido utilizado por la Iglesia a lo largo de su historia para suprimir cualquier duda doctrinal en los creyentes sobre sus propuestas teologales, zanjando de un plumazo problemas de fe ante la incertidumbre popular sobre principios religiosos de capital importancia para sostener la creencia del pueblo de Dios.

Esta situación provoca que cada día sea mayor el rechazo intelectual a una religión dogmática, basada en incomprensibles verdades absolutas impuestas por la Iglesia, como la que hoy paraliza el país para celebrar que el cuerpo de María se encuentre en paradero desconocido después de dos mil catorce años, sin que los miembros de la Asociación Memoria Católica hayan dado con su tumba, ni Paco Lobatón sepa donde está, en caso de encontrarse viva.

DÉFICITS PARA SALVAR EL DÉFICIT

DÉFICITS PARA SALVAR EL DÉFICIT

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Preocupa a los políticos de todos los colores que nuestro déficit público esté por encima del 7 % del Producto Interior Bruto, lo que representa unos 73.000 millones de euros que se están pretendiendo enjugar aumentando otros déficits vitales más importantes que el de las macrocuentas del Estado, con grave deterioro de la convivencia social y el bienestar ciudadano.

No es bueno para el país reducir el déficit económico aumentando el déficit juvenil que expulsa del país a nuestros jóvenes, porque en ellos está el futuro que ahora desprecian quienes cierran con el cemento armado de su cara dura la salida del túnel, mostrando una irresponsabilidad histórica que merece la condenación a eterna a galeras.

No es bueno para el país reducir el déficit público transformando en morgues los hospitales, abriendo escuelas en barracones, dotando los juzgados con lapiceros sin punta o poniendo esterillas en el suelo para los discapacitados, sino persiguiendo el fraude fiscal, anulando la Sicav, evitando los refugios de pisos vacíos, devolviendo las autonomías uniprovinciales a su lugar de origen, eliminando senadores, reduciendo miles de concejales y suprimiendo las subvenciones a partidos, patronal, sindicatos y fundaciones.

Con eso bastaría para superar todos los déficits económicos imaginables, pero no se hace nada en esa dirección, pudiendo hacerlo todo, lo cual obliga a pensar en segundas intenciones ocultas a los ciudadanos que están pagando las cuentas de los platos rotos por quienes sonríen en la cubierta de los barcos con una piña colada en la mano, mientras en la bodega sudan sangre los inocentes remeros.

JEAN ZIEGLER

JEAN ZIEGLER

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Este suizo, orgullo de la raza humana, es de los pocos intelectuales comprometidos con la redención de la humanidad, sin llevar cruces en el pecho ni aparentar ser lo que siempre ha sido en los cincuenta años que lleva dejándose la piel por defender la justicia social y una equitativa distribución de la riqueza.

A sus ochenta años, este doctor en Derecho y Ciencias Económicas por la Universidad de Berna, profesor de sociología en las Universidades de Ginebra y Sorbona de París, Relator Especial de la ONU para la Alimentación y parlamentario suizo, mantiene el espíritu luchador que tuvo en su juventud contra la banca suiza por colaborar con los nazis a la expropiación judía.

Siendo vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, hizo temblar los cimientos del capitalismo y el poder financiero denunciando que la deuda de los países desfavorecidos era delictiva e ilegítima, al estar generada por “un orden mundial criminal y caníbal, donde las pequeñas oligarquías del capital financiero deciden de forma legal quién va a morir de hambre y quién no. Por tanto, estos especuladores financieros deben ser juzgados y condenados, reeditando una especie de Tribunal de Núremberg”.

Ziegler condujo a Ernesto Guevara por las calles de Ginebra cuando el Che acudió a esa ciudad en 1964 para intervenir en la Conferencia del Azúcar, y algo debieron hablar en el coche, para que este viejo profesor propusiera ocupar masivamente los bancos, nacionalizarlos y confiscar los arrogantes bienes y sobradas riquezas robadas por los especuladores financieros, para compensar todo el sufrimiento que han causado a la población mundial.

MILICIA EN EL CASTILLO

MILICIA EN EL CASTILLO

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Hay fechas inolvidables en la vida de las personas que para los demás pasan desapercibidas, como me sucede a mí con el 12 de agosto de 1974 – ¡Dios!, hace ya cuarenta años – en que fui injustamente arrestado mientras «veraneaba» de milicio en el gaditano castillo de San Sebastián, donde pasé los tres meses de verano recluido, curtiéndome como un gladiador para una guerra que solo existía en la mente de quienes vivían de la milicia.

Los cincuenta y cinco universitarios llegados de toda España a esa fortaleza, compartimos penalidades de infeliz recuerdo, con actividades de obligado cumplimiento que nada tenían que ver con el oficio que nos esperaba allende las almenas, sometidos a una disciplina “nunca bien entendida ni comprendida” que no tenía valor alguno si era grata y llevadera, pero que revestía de mérito su cumplimiento cuando las órdenes se cumplían, aunque repugnaran la razón.

Orden cerrado con la escopeta al hombro, orden abierto rodando por el suelo, carreras a toda hora, clases dislocadas sin pies ni cabeza, guardias cada cinco días, marchas nocturnas de veinte kilómetros, canciones artilleras, arrestos a discreción y cañonazos sin ton ni son con el “8,8” y el “15,24 de costa” desde las troneras del castillo, sobre hipotéticos enemigos convertidos en blancos móviles marinos.

Todo ello, en medio de pequeños oasis de reposo y olvido, como el reparador baño antes de comer en la playa privada de la fortaleza, el descanso en la sobremesa para escribir a la novia desde lugar apartado, la reconfortante merienda vivificada, las escapadas por Cádiz en busca de lo que se busca cuando el cuerpo pide buscarlo tras cambiar ropa militar por civil en el váter de un bar cercano y los cucuruchos de pescaíto frito con cerveza, que se compraban en las freidurías callejeras.

EL VIRUS EN CASA

EL VIRUS EN CASA

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Bueno, amigos, pues ya tenemos el virus del ébola en casa, ante la inquietud de la población, incrementada por las declaraciones de algunos facultativos de La Paz negando que se pueda garantizar al 100% que el virus no salga  a pasear por la calle de Alcalá con la fiebre almidoná y la guadaña apoyá en la cadera.

Anticipando el sincero deseo que pronta recuperación de los misioneros repatriados y larga vida para ellos, la situación creada por la decisión gubernamental de traerse a los afectados con el virus, bien merece cinco reflexiones al respecto, obviando la opacidad de la operación, el gasto real que ha representado y las comidas playeras de Ana Mato mientras muchos ciudadanos sirven polémicos platos sobre la mesa.

  1. Se trata de un arriesgado precedente con inevitable tinte discriminatorio para futuros casos de ciudadanos españoles que exijan el mismo tratamiento oficial, como ya ha sucedido con la fallecida Emma Rodríguez, que pidió sin éxito ser repatriada desde Argentina por la neumonía atípica que padecía, o la hermana Pascalina, compañera de los repatriados Miguel Pajares y Juliana Bonoha, que acaba de morir por el virus sin ser repatriada, igual que todos los que han quedado abandonados a su suerte en Monrovia y Liberia.
  2. La desproporción del esfuerzo, discriminación, riesgo y gasto, se podría haber compensado enviando al lugar de origen ayuda humanitaria, hospitales de campaña y medicinas para atender a todos los afectados, luchando in situ contra la pandemia, en vez de intentar salvar a dos privilegiados hijos de Dios, dejando al resto desangrarse, esperando que los atienda su Padre.
  3. Lejos del “sálveme yo y que se fastidien los demás”, es una grave irresponsabilidad desplazar el virus de un sitio para otro, sometiendo a la población a un riesgo innecesario para el beneficio conseguido, ya que los enfermos pueden recibir en su lugar de origen cuidados similares, salvo los paliativos, preludio de lo indeseable.
  4. Por otro lado, el brutal gasto del traslado, pagado por nosotros mientras se hacinan enfermos en los pasillos hospitalarios a temperaturas insoportable, se caen techos de las habitaciones, se cierran plantas, faltan medicamentos y se reduce personal sanitario por falta de dinero, bien podía haberlo pagado la millonaria y especuladora orden religiosa a la que pertenece, Hospitalarios de San Juan de Dios, que su Sicav, Finanzas Quercus, contaba en 2001 con 12 millones de euros en tesoro público, 1,16 millones en renta fija del Banco de Santander y su empresa de gestión sanitaria factura 25 millones de euros anuales.
  5. Ser misionero tiene graves riesgos que forman parte de su comprometida vocación, expresada por el agustino José Luis Garayoa que se está dejando la vida por los demás en Sierra Leona: «Tengo miedo, pero me quedo aquí porque quiero. Si marchara, mis noches se llenarían de pesadillas al sentirme traidor a mi pueblo. Así que, con ébola o sin él, no pienso alterar en lo más mínimo mi salida del país. Los misioneros no solemos ser nunca los primeros en abandonar el barco. Tampoco ahora. Si, como dice el Papa Francisco, el pastor debe de oler a oveja, conviviendo cerquita de ellas, con mucha más razón deberá estar presente si el lobo las ataca. Solo el asalariado huye cuando ve llegar el peligro. El buen pastor es el que da la vida por las ovejas. Y ese es el amor que de Jesús de Nazareth aprendí».

JUGAR AL MUS

JUGAR AL MUS

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Confieso que disfruto más ganando un envite a pares con dos ases que escribiendo cuartetas, y el regusto cobra sabor de almíbar celestial si desde el postre gano milagrosamente un órdago a juego con treinta y cuatro, después de dos descartes y desatendiendo el sensato consejo de mi compañero.

El problema es que solo ocasionalmente he tenido ocasión de gozar estos lúdicos placeres en las cinco décadas que llevo disputando “grandes”, “chicas”, “pares” y “juegos” sobre el tapete verde y siempre con amigos, porque el mus fue inventado para reír con buenos escuderos y llevar con deportividad las tomaduras de pelo y los faroles sufridos, tras la derrota.

Es medular el estímulo vital que proporciona el mus a todos los aficionados a tan aristocrático carteo tabernario, inventado para jugar, más que para ganar, del que forma parte el ruido, la chanza, el chascarrillo, la farsa y el farolillo, entre los musleros que practican este juego tan humanizante y divertido, que pide inteligencia, serenidad, psicología, audacia y sentido del humor.

El muslari vasco Miguel de Unamuno decía ver poesía en los aldeanos que merendaban y jugaban al mus, porque este bridge de las tabernas era para él verso, rito, magia, encanto, seducción, y, sobre todo, engaño, broma y desconcierto en los ignorante mirones que desconocen sus secretos.

A quien no haya degustado sus mieles, le advierto que los compañeros de pareja no se guiñan el ojo con pretensiones deshonestas, ni levantan las cejas por asombro externo, ni se sacan la lengua con burla, ni se muerden el labio inferior de rabia, ni levanta un hombro por deformidad congénita, ni mueven la boca hacia un lado por dolor, ni cierran los ojos por sueño.

El aspirante a muslero debe saber que “un envite es un convite” sin tener “las de Perete”, aunque los adversarios vayan “al tran tran” simulando “la de Hontanares” o la “zorra con tres rabos”, pensando que “ya está la rata en la lata”, tras dar “el corte del capullo” para quitar “la mano con un pimiento” y “chiquita reventona” acompañada de “escopeta y perro”, jugándose el “tapete”, “la raya”, “el caldero” o “la iguala” sin tener el “solomillo” de “la niña bonita”.

Pero “con juego y pares, corta el mus y no repares” o “con tres ases de primera corta el mus y vocifera”, pidiendo al compañero que “recoja la herramienta” y se dé “mus sin verlas”, mientras los adversarios se quejan del “cartonaje” y de “estar puestos por el ayuntamiento” antes de ser enviados “a llorar a los paúles”, “al cuarto de llorar” o “al muro de las lamentaciones”, en espera de mejor cartulario y de que “llueva menos” con un “pase negro” para replicar con “la mano de un niño” o “los dientes del choto”.

EL ÍDOLO JUVENIL DE COSIDÓ

EL ÍDOLO JUVENIL DE COSIDÓ

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Mantienen los jóvenes la antigua costumbre de colgar en las paredes de su habitación algunos posters sobre personajes, hechos o ideas compartidas por ellos, siendo estampas de mi juventud: el abrazo ciudadano de amnistía, el Principito y dos pósters elaborados por mí con el “El viaje definitivo” de Juan Ramón y el “No volveré a ser joven” de Biedma, para recordarme que debía aprovechar la juventud viviéndola intensamente, junto a la frase “Todo es imperfecto”, para sosegar mi afán perfeccionista.

Otros jóvenes, en cambio, ponían su atención en determinados personajes que admiraban, convirtiéndolos en ídolos a seguir, ideologías a difundir y sentimientos que compartir, llevándose la palma el famoso retrato del Che Guevara que decoró tantas paredes juveniles en época de sequía de libertades.

Pues bien, hemos sabido por boca del politólogo Juan Carlos Monedero – compañero de estudios en la Facultad madrileña de Políticas del actual director general de la Policía -, que el joven Ignacio Cosidó tenía en su habitación un gran póster del caudillo Franco como ídolo en de juventud universitaria, según pudo constatar el ideólogo del 15-M en las visitas que hizo a don Ignacio en su casa.

Pero que ningún demócrata se alarme pensando en la perduración eterna del pensamiento franquista en la ideología del jefe policial, como demuestran sus actitudes de gobierno, propuestas legales y compromisos absolutamente democráticos y respetuosos con los derechos ciudadanos, según evidencian las actuaciones policiales, la Ley de Seguridad Ciudadana y los cuatro cambios que ha hecho del jefe de los policías anticorrupción hasta encontrar la persona apta para luchar contra ella.

A tales comportamientos democráticos se añade el cambio la dotación policial de pelotas de esponja a cambio de las duras bolas de goma que explotan globos oculares y vacían las cuencas de los ojos de rebeldes anarquistas que pretenden acabar con el sistema. La imposición de una policía más “patriótica” para defender la patria de los ataques internos llevados a cabo por antiespañoles que ocupan las calles pidiendo lo que no merecen. La detención de peligrosos agitadores piqueteros laborales Y el justo apresamiento de los desestabilizadores que llevan insignias republicanas en las solapas.