MOHANDAS KARAMCHAND GANDHI
Mi amigo Ángel Urruchi me envía desde Aubergenville unas hermosas y comprometidas reflexiones que deseo compartir con los seguidores de este blog, como señal de afecto a todos los confidentes de mis cotidianos latidos volanderos y devaneos mentales.
Al parecer, un día que Mahatma Gandhi paseaba por las calles de Nueva Delhi con un grupo de amigos, uno de ellos le preguntó cuáles eran, a su juicio, los factores que destruían al ser humano y le apartaban de la felicidad, a lo que el maestro de la paz le respondió sin vacilar:
La política sin principios
El placer sin compromiso
La riqueza sin trabajo
La sabiduría sin carácter
Los negocios sin moral
La ciencia sin humanidad
La oración sin caridad.
Además, Gandhi aseguraba al amigo que la gente era amable con él, porque él lo había sido antes con la gente; que las personas estaban tristes, cuando él estaba triste; que todos le querían, cuando él amaba a los demás; que las personas eran malas, cuando él las odiaba; que sonreían, si él reía; que el mundo era feliz cuando él se sentía feliz; que la gente se enojaba, si él estaba enojado; que las personas eran agradecidas, si él mostraba agradecimiento.
En resumen, amigos, que la vida es un gran espejo, y la actitud que tomemos ante ella será la misma que tomará la vida con nosotros.
Para comprobarlo basta con empatizar un poco con el vecino incómodo, saludar al que pretende amargarnos la vida, ser generosos con quien nos envidia y hacernos solidarios con los desfavorecidos. ¡Ah!, y como decía Gandhi, «el que quiera ser amado, que ame».