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Autor: Francisco Blanco Prieto

BORGES EN CAMPAÑA

BORGES EN CAMPAÑA

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Fue Borges muy criticado por una frase pronunciada en desafortunado momento, pues Videla acababa de dar un puñetazo a la mesa llevándose por delante la democracia argentina y llenando la historia de dolientes desaparecidos que Ernesto Sábato hizo público con Raúl Alfonsín, pidiendo que «Nunca más» se repitiera tan brutal exterminio.

Respetemos a los políticos e indultemos a Borges, entendiendo que sus palabras pretendían condenar las actitudes antidemocráticas de los politiqueros, cuando dijo aquello de que “la democracia es un abuso de la estadística”, en la entrevista realizada en 1976 por Bernardo Neustadt, tres meses después del golpe militar de Videla en Argentina, que derrocó a Estela Martínez de Perón.

Seamos generosos con Jorge Luis y consideremos estas palabras como otra de sus grandes ironías, dirigida en este caso a los electoreros, al continuar diciendo: “ La mayoría de la gente no entiende de política y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que son los políticos nacionales. Estos señores que van desparramando su retrato, haciendo promesas, a veces amenazas, sobornando, en suma. Para mí ser político es uno de los oficios más tristes del ser humano. Esto no lo digo contra ningún político en particular. Digo en general, que una persona que trate de hacerse popular a todos parece singularmente no tener vergüenza. El político en sí no me inspira ningún respeto”.

CENTRÉMONOS

CENTRÉMONOS

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Algún fenómeno inexplicable de mecánica circular le ha sucedido a los partidos políticos que todos giran al centro en cuanto vislumbran la posibilidad de ocupar sillones institucionales, siguiendo los pasos de la extinta Unión de Centro Democrático, la vieja Democracia Cristiana o desaparecido Centro Democrático y Social, por citar tres precedentes cercanos del centrismo español.

Así, tenemos al Partido Popular – heredero directo de los tres citados -alardeando de ocupar por vocación natural y méritos propios, el centro-derecha de la política española, sin explicarnos dónde han ido a parar todos los partidos de extrema derecha aparentemente desaparecidos, ni justificar la política de derechas que aplica.

Igualmente le ocurre al socialismo desde su renacimiento en 1979, girando al centro con apellido de izquierda y movimientos cinético-sociales semejantes a los ciclones que se desplazan a bajas presiones populares hasta diluirse, cuando las corrientes turbillonarias se convierten en pacíficos flujos laminares, sin pisar los adoquines donde brotan las revoluciones que caminan con rudimentarios garrotes hacia palacios, parlamentos y consejos de administración.

La naciente agrupación ciudadana de Ciudadanos que ambiciona sentar las posaderas en aterciopeladas poltronas públicas, reitera cada día de campaña su empeño en convencernos de su genuino pedigrí centrista, alejado de los extremos y combativo con hipotéticos partidos radicales de uno y otro signo.

La ciclogénesis social de cambio climático político anunciada por los «poderosos» que coreaban consignas revolucionarias, ha quedado en apacible tormenta veraniega al verse cerca de las cúpulas institucionales descafeinando su proyecto inicial con digodiegos, en preocupante desconcierto, aspirando a un descaste que los ha encastado.

Tal vez, todo comenzó con la sesentona “gauche divine” de la pana y la descamisa, que se transformó en “gauche de vino” o “de whisky”, según los casos, centrando, contaminando, durmiendo y abandonando la ideología revolucionaria por la andorga, en un disfrazado camaleonismo, sin que muchos ciudadanos percibieran su cambio de su piel.

Pero a los izquierdistas decepcionados les queda la opción de buscar alguna oportunidad en el Registro de Partidos Políticos de noviembre de 1992, entre quienes aglutinaron la Plataforma Cívica que obtuvo los siete millones de votos antimilitaristas, estimulantes para el cuervo ingenuo.

IMAGINE LENNON

IMAGINE LENNON

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Hace hoy 35 años que el demenciado Mark David Chapman liquidó con cinco malditos disparos por la espalda al joven de 40 años John Wiston Lennon, cuando el famoso músico de rock entraba con su esposa en el neoyorquino edificio Dakota donde vivían, sin percibir que uno de sus fans, – “cristiano renacido” y consumidor de marihuana, cocaína, LSD, heroína, mezcalina y barbitúricos -, estaba apoyado en el arco de entrada a las viviendas del número 1 de la calle 72.

El hombre que nos pidió imaginar un mundo sin propiedades, ni países, religiones, infierno, hambre, ni codicia. Quien nos hizo soñar con un mundo hermanado y en paz, donde todos pudiéramos compartir lo que existe en él. La persona que negó hubiera razones para matar o morir, murió asesinada a balazo limpio, por medalagonismo de un fanático desquiciado.

Lennon hizo su último viaje terrenal al Hospital Roosevelt en un coche de policía, sin posibilidad de recuperar los latidos de su corazón porque una de las balas asesinas le había destrozado la aorta, liberando toda la sangre de su cuerpo herido por la locura de quien sufre cadena perpetua en la cárcel neoyorquina de Attica, alejado del resto de los internos por su propia seguridad.

Hoy caminamos, con el espíritu en la mano y el dolor a la espalda, millones de personas al lado de quienes irán a la cita de cada año con John Lennon en el Central Park de Nueva York, junto al mosaico que recuerda al Beatle, para dejar velas y flores sobre la inscripción de «Imagine» que recuerda al músico asesinado.

POLITICIDAS

POLITICIDAS

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Todas las encuestas confirman el descenso en picado del PP, la decadencia constante del PSOE y el declive de sus respectivos líderes políticos, sin que ninguno de ellos haya reconocido los errores cometidos, entonado el «mea culpa», ni explicado las razones de las caídas, aunque todos las sepamos.

Los sondeos de opinión vaticinan importantes cambios a partir del 20-D, pero los politicidas de uno y otro bando no se dan por enterados, dispuestos a despeñarse por el acantilado a empujones de papeletas electorales, considerando que aún tienen patente de corso para hacer cuanto les plazca llevando en la boca el salvoconducto de varias décadas de gobierno alternativo.

Estos politicidas han condenado al PPSOE a galeras del olvido, porque el despotismo, la sordera social, el insulto a la inteligencia, la impunidad, el abuso, la farsa, el engaño, la prepotencia, los Eres y la corrupción, no gustan a los votantes, sabedores que muchas ballenas mueren varadas en las playas por seguir a la desorientada timonela hacia el suicidio.

Tales politicidas se caracterizan por tener una visión psicopolítica divergente del pueblo y dominada por una borrachera de poder al beberse de un trago las urnas durante décadas, sin pensar que tal embriaguez podría alimentar expectativas irreales fruto de la distorsión mental que padecen tras décadas de dominio, sin prevenir que un día enmudecerían de frustración y amargura.

FELIZ ENCUENTRO

FELIZ ENCUENTRO

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Consultaba nuestro hombre documentos en un archivo junto a otros investigadores, cuando puso su mirada en él una mujer, antes de abrir el cuaderno de notas donde apuntar los datos que buscaba, disimulando la vista alrededor del lugar elegido para trabajar con gestos indescifrables que retenían su atención, más allá de la tarea que allí había reunido casualmente a los dos.

Retiró la vista del rostro de la mujer para continuar el trabajo, pero su instinto percibió la atrapadora mirada femenina, quedando irremediablemente sometido a los ojos que insistentemente le miraban con un descaro que aumentó su timidez, obligándole a una entrega mayor en la transcripción del manuscrito que tenía entre manos.

Mirando sin mirar; hablando sin hablar; gesticulando sin moverse; y esperando sin esperar nada, fue atraído irremediablemente por ella, con los sentidos en punto muerto y licuando el pensamiento, mientras intentaba concentrarse en localizar la fecha que buscaba, sin prevenir que iba a encontrarse con recuerdos inolvidables en aquel inesperado encuentro.

Debió de pasar más tiempo de los pocos segundos percibidos por él, cuando se le acercó la mujer y sentándose a su lado le preguntó con voz evocadora si era él quien ella suponía que era, respondiendo el hombre con un titubeo que la hizo sonreír y a él enrojecer, sin atreverse a decir más palabras que su dudosa respuesta.

Le pidió salir fuera de la sala para hablar con más libertad, y sin dudarlo se fue tras ella, magnetizado por una curiosidad inquietante y atracción inexplicable que le alteraba el pulso y entorpecía sus pasos, ante la mirada indiferente de los cuatro investigadores que continuaron en su puestos, desinteresados por lo que a ellos le sucedía.

Al salir, ella encendió el cigarro y comenzó a expresarle la mayor gratitud que imaginarse pueda, imposible de reproducir, porque el sentimiento de afecto expresado por aquella mujer rozaba la amistad más pura, que se hizo recuerdo imborrable en el alma de aquel hombre, aunque él ya se hubiera olvidado de aquella alumna, para quien fue, sin pretenderlo, guía de su vocación poética, estímulo para su vida, memoria en sus hijos, voz de conciencia limpia, actitud honrada y ejemplo de fortaleza para luchar en la vida, según palabras de la mujer.

Guardad, amigos, estas confidencias, porque si no las hubiera escrito hoy con prisa emocionada, jamás hubieran visto la luz en esta bitácora.

¿UNIVERSITARIOS? SÍ, POR FAVOR

¿UNIVERSITARIOS? SÍ, POR FAVOR

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La convocatoria oficial del institucionalizado macrobotellón que colapsará la ciudad el próximo jueves día 10 con cincuenta mil jóvenes nativos y foráneos dispuestos a todo, es buen momento para reflexionar sobre la escasa aportación cultural que hacen a nuestra ciudad los treinta mil estudiantes universitarios que tenemos entre nosotros.

Su mínima participación en conferencias, exposiciones, recitales poéticos, sesiones teatrales, presentaciones de libros y otras actividades culturales que se desarrollan en la ciudad, contrasta con su masiva implicación en fiestas y saraos discotequeros, sin que esto signifique crítica al charangueo propio de espíritus juveniles, pero sí cierta decepción por el desinterés hacia la cultura de muchos jóvenes que se encuentran en el máximo nivel de su formación intelectual.

Ser estudiante universitario implica algo más que la ingestión de conocimientos académicos para regurgitarlos en exámenes y alcanzar un título que dé trabajo, aunque esto no siempre se consiga. Ser estudiante universitario exige un compromiso con la cultura, propio de quienes tendrán la responsabilidad de dirigir la sociedad futura. Por eso, aspiramos a que los treinta mil universitarios que conviven con nosotros actúen de catalizadores culturales extramuros de la Universidad, más allá de las aulas escolásticas.

Sorprende la falta de compromiso de muchos estudiantes universitarios – no todos, porque siempre hay excepciones dispuestas a negar la regla –  por su formación integral fuera del recinto universitario, entregados al bullicio, fornicio, droguicio y alcoholicio, como evidenciarán en la Plaza Mayor miles de ellos el día 10 con un vaso en la mano y lo que corresponda en el bolsillo.

Es de dominio público entre nativos y foráneos que la Universidad es la gran “industria” salmantina, los estudiantes máximos consumidores de festejos y el gremio de la hostialería recaudador del patrimonio que los jóvenes dejan en discotecas y tabernas repartidas por todos los rincones y esquinas de la pequeña Roma.

El problema de muchos jóvenes universitarios no es el inevitable bullicio, necesario fornicio y sobrado alcoholicio que practican, porque tales ritos iniciáticos son propios de la condición humana. El problema es que muchos no sientan la necesidad intelectual de hacerle un espacio a la cultura entre el grito, el trago y el polvete.

CASTOS Y CASTA

CASTOS Y CASTA

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La generalización es antesala del error, pues no todos los curas son pederastas, ni todos los jueces mercaderes de escalafón, ni todos los funcionarios gandules, ni todos los gitanos trileros, ni todos los políticos forman parte de la casta aunque la mayoría sean “castizos”, muchos desciendan de linajes casticeros heredados y todos formen una privilegiada especie singular, separada del resto de los mortales.

Dentro de la casta en la que algunos pretenden meter a todos ellos, conviene distinguir los castos políticos de la casta indecente de politiqueros, porque nada tienen en común unos con otros, aunque los primeros callen y no sean capaces de enviar a los segundos a las tinieblas donde solo escuchen su propio llanto y el crujir de sus dientes.

Forman los políticos castos un pequeño sector necesario en la sociedad, siendo la esperanza de los ciudadanos que estos no se adulteren con gandulería, incompetencia, prebendas y favores, disfrutando solamente del honroso y excepcional privilegio de servir a los ciudadanos, por su mayor capacidad para gestionar la comunidad en la que viven.

Es, pues, obligación de los votantes evitar que la casta ocupe poltronas, dando paso a castos políticos dispuestos a dignificar la vida pública, vengan de donde vengan, porque también merecen una oportunidad quienes no han tenido ocasión de mostrar la «castidad», aunque su inexperiencia no les inmunidad contra el adulterio político.